P. Carlos García Malo / Camino Católico.- Por dos veces durante el año, la Iglesia conmemora los dolores de la Santísima Virgen que es el de la Semana de la Pasión y también hoy, 15 de septiembre Nuestra Señora de los Dolores.
Ayer día 14 se celebró la Exaltación de la Santa Cruz “en la que se muere para vivir; para vivir en Dios y con Dios, para vivir en la verdad, en la libertad y en el amor, para vivir eternamente”, como dijo alguna vez San Juan Pablo II. María vivió los dolores de la Pasión de Cristo pero a la vez el gozo de la salvación de la humanidad entera.
En la vida de los santos se narra que San Antonio Abad, al ser atacado por terribles tentaciones del demonio, hacía la señal de la cruz y el enemigo huía. Desde ese tiempo, se dice, que se hizo costumbre el hacer la señal de la cruz para librarse de males.
Otro hecho de lo poderoso y sagrado de este signo lo mostró la Santísima Virgen María, quien al aparecerse por primera vez a Santa Bernardita y al ver que la niña quiso santiguarse, nuestra Señora se persignó muy despacio para enseñarle que es necesario hacerlo calmadamente y con más devoción.
Oremos a Nuestra Señora de los Dolores Santa Cruz para que interceda por nosotros en los momentos difíciles y de cruz de nuestra vida y exaltemos la Cruz de Cristo por su gloriosa victoria sobre el maligno:
Frase escandalosa dirigida a la Madre de Dios y no por eso menos certera.
Dolores de María que le acompañaron cual pasión de la Virgen: nacimiento de Jesús en un pesebre sin poder darle la hospitalidad que se merece al Hijo de Dios; huida a Egipto huyendo de un martirio prematuro que aún no era su tiempo; el niño perdido en el templo sin saber durante tres jornadas dónde estaba el salvador del mundo; habladurías malintencionadas en Nazaret por los milagros y enseñanzas de Jesús… y la pasión de Cristo que es también tu pasión, madre.
No te privaste de ningún sufrimiento y acompañaste a tu Hijo hasta los pies de la cruz.
Madre, permítenos hoy ser tu consuelo y apoyo.
Ser hijos buenos que busquen con la oración del Santo Rosario amortiguar tu dolor y el desprecio de los hombres por las cosas del Cielo.
Santísima Virgen de los Dolores. Ruega por nosotros.
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Madero Santo donde el Malvado encuentra su derrota definitiva.
Con orgullo y agradecimiento tantos cristianos adornan sus cuellos y te llevan siendo testigos de la victoria del Amor frente al odio y el pecado.
Oh, Cruz gloriosa que no desmerezcamos tus méritos y ayúdanos a cargarte cuando nos visites.
Te alabamos, oh Cristo, y te bendecimos.
Que por tu santa Cruz redimiste el mundo.
Amén.
P. Carlos García Malo
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