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sábado, 13 de septiembre de 2025

Matrimonio esperaba un hijo en la India: «La ecografía no detectó los latidos del corazón, rezamos al venerable Isidoro Zorzano y en otra prueba ya había los latidos normales; fue un milagro y la doctora dijo: ‘Dios es bueno?»

El matrimonio, familiares y amigos rezaron una novena al venerable Isidoro Zorzano, en la imagen, después que la primera ecografía no mostrará el latido del bebé  

* «La doctora, con más de 25 años de experiencia, nos explicó que cuando no había latido, normalmente nunca volvía a presentarse. Insistí en preguntar si existía alguna probabilidad, aunque fuera mínima, pues me aferraba a la esperanza. La respuesta fue clara: no había ninguna posibilidad, salvo un milagro… Dios ha sido inmensamente bueno con nosotros en este episodio. Aunque sabemos que aún nos esperan siete meses de embarazo, nadie podrá quitarnos este momento en el que escuchamos fuerte y claro el corazón de nuestro bebé» 

Camino Católico.-  Un matrimonio en Bangalore (India) recibió una noticia desoladora: en la ecografía de su segundo embarazo no se detectaban los latidos del corazón. Gracias a la intercesión del venerable Isidoro Zorzano, todo cambió. Lo cuenta uno de los esposos, que dirma con las iniciales N.N. en el portal del Opus Dei en donde relata todo el proceso que vivieron:

«Para nosotros, fue realmente un milagro concedido por la intercesión de Isidoro»

El 27 de junio de 2023, mi esposa y yo acudimos al médico tras dar positivo en la prueba de embarazo. Después de una breve consulta, el doctor de un prestigioso hospital de Bangalore (India) nos felicitó: estábamos esperando a nuestro segundo hijo. El siguiente paso sería realizar una ecografía para comprobar que todo marchaba bien con el bebé.

Tres días después hicimos la ecografía, y el médico nos informó de inmediato que debíamos ver a nuestro ginecólogo lo antes posible, pues no se detectaban los latidos del corazón. A la mañana siguiente acudimos a la consulta y nos confirmaron que no había ninguna posibilidad de que el latido apareciera. La doctora, con más de 25 años de experiencia, nos explicó que cuando no había latido, normalmente nunca volvía a presentarse. Insistí en preguntar si existía alguna probabilidad, aunque fuera mínima, pues me aferraba a la esperanza. La respuesta fue clara: no había ninguna posibilidad, salvo un milagro.

Mi esposa, mi suegra y yo salimos de la consulta incrédulos. Lo que siguió fueron incontables lecturas en Internet, consultas con varios médicos y, sobre todo, pedir a nuestros seres queridos que rezaran a Dios por un milagro. Mientras pensaba en todo lo que podía haber fallado —quizá el escáner no se había hecho bien, tal vez la doctora no interpretó correctamente el informe, o la máquina utilizada no funcionaba adecuadamente— cada pequeña esperanza se desvanecía frente a la seguridad con la que la especialista había afirmado que el latido no reaparecería.

El 10 de julio nos programaron otra ecografía, más como confirmación del diagnóstico anterior que como una verdadera esperanza. Fue entonces cuando un querido amigo me habló de la novena al venerable Isidoro Zorzano. Decidimos rezarla juntos hasta el día 9, víspera de la exploración decisiva.

Ese día acudimos a otro hospital, con otro radiólogo y otro ginecólogo. Llegó nuestro turno para el escáner y, tras quince angustiosos minutos con mi esposa dentro de la consulta, la doctora finalmente me llamó: con enorme sorpresa, se veía claramente el latido del corazón de nuestro bebé (170 latidos por minuto, perfecto para su edad). Para nosotros, fue realmente un milagro concedido por la intercesión de Isidoro.

Llevamos ambos informes a nuestra nueva ginecóloga, que tampoco podía creer los resultados contradictorios y quiso confirmar personalmente lo que tenía en sus manos. Lo único que dijo fue: «Dios es bueno». Y así es: Dios ha sido inmensamente bueno con nosotros en este episodio. Aunque sabemos que aún nos esperan siete meses de embarazo, nadie podrá quitarnos este momento en el que escuchamos fuerte y claro el corazón de nuestro bebé.

Espero que este testimonio sea de ayuda para muchos otros que rezan a nuestro Dios amoroso, especialmente a través de nuestros amigos en el Cielo, como Isidoro Zorzano.

N.N. – India

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