Elige tu idioma

Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada pinchando en la imagen:

domingo, 3 de enero de 2021

Montse Medina, 36 años, fundó una Startup, socia de Deloitte, lo deja todo para ser monja: «Quiero que el Señor sea mi único Dios, y no el dinero. El Señor me llama a amarle con todo mi ser»

 * «Yo le decía al Señor: Mira lo bien que he aprovechado tus talentos. Pero sintiendo un profundo conocimiento de la suciedad de mi alma, me percaté de mi mal entendimiento con respecto a la ansiada “perfección” que buscaba en las cosas del mundo, y cuánto más me acercaba a ella, más me alejaba de la verdadera: la perfección del alma que consiste en hacer la voluntad de Dios, verdadera plenitud para la que hemos sido creados. Hundida en mi miseria, sin saber qué hacer con todos mis pecados he comprendido que el Señor lo perdona todo porque Él es todo bondad y misericordia. Ahora quiero dejarlo todo por seguir a este Dios que ha conquistado mi corazón. Es una deuda de amor lo que vivo… aunque sé que por mi parte esa deuda siempre estará por saldar. No puedo servir a dos señores. El Señor, nuestro Dios, es el único Señor»

Montse Medina, en su etapa en EEUU

* «La inquietud de mi alma me ha llevado a buscar la Voluntad de Dios en comunidades católicas, en voluntariados, hasta planeé fundar una ONG…, pero no encontraba la Paz en ninguno de estos proyectos. Ahora, secundando la llamada a ofrecerme al Señor en la vida consagrada contemplativa, he encontrado la Paz del corazón. Creo que desde esta vocación podré ayudar a tantos que buscan a Dios sin saber dónde y cómo encontrarlo. La Iglesia y la Comunidad de Monjas contemplativas que me acogen me regalan un hogar donde vivir con sencillez evangélica el seguimiento de Cristo en fraternidad. Soy consciente de que es un gran riesgo el que corro dejándolo todo para entrar en un Monasterio… pero la vida vale la pena cuando se arriesga en la búsqueda del Bien. Y “sé de quién me he fiado” (2Tim 1, 12). Por ello he tomado la decisión más importante y al mismo tiempo más sencilla de mi vida. He decidido, sin ningún remordimiento, dejar de invertir en mi futuro terrenal y empezar a invertir en mi futuro para la vida eterna. Puesto que dejo el mundo para servir y hacer la Voluntad de Dios, tengo la certeza de que el Señor misericordioso suplirá con creces mi falta con aquellos a quienes estoy dejando por Él. No dejo el mundo, propiamente, sino lo mundano. Y quiero entregar mi vida en oración y ofrenda por todos aquellos a quienes Dios ama»

Leer más... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario