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jueves, 17 de abril de 2025

María Magdalena García: «Soy odontóloga, tuve mi consultorio, quería algo en mi corazón, pero no sabía qué, fui a un retiro y ví que el Señor me quiere aquí como monja salesa y he hecho mi profesión perpetua»


María Magdalena García Ventura trabajó durante años como odontóloga y ha hecho su profesión perpetua en las salesas de Granada / Foto: Arzobispado de Granada.

* «El Señor como nos conoce a todos perfectamente, de la misma manera, Él siempre está tocando la puerta. Como la cita de Apocalipsis 3: ‘Mira que estoy llamando a la puerta, si me abres entraré y comeremos juntos, tú conmigo, yo contigo’. Y es así cuando el Señor toca. Y uno escucha la voz, y atiende. Ahora, para escuchar la voz, sí, uno tiene que estar en una en una disposición de paz, de tranquilidad, de silencio. El Señor siempre busca lo escondido, el silencio para habitar» 

Camino Católico.- María Magdalena García Ventura trabajó durante años como odontóloga en su país hasta que ingresó como postulante en las salesas de San Salvador. Años después, destinada en Granada (España), acaba de realizar su profesión perpetua el Domingo de Ramos. 

“Mi vocación es una vocación tardía y gracias a Dios que existe la Orden de la Visitación, porque nuestro Santo Padre, pensando precisamente por una inspiración del Espíritu Santo, quiso que esta orden aceptara a personas de más de 35 años, sin un margen de edad límite específico”, relata la contemplativa en una entrevista publicada por la Archidiócesis de Granada.

- ¿Cómo se siente?

- Pues estoy más que feliz, más que agradecida con nuestro Señor por toda su misericordia que ha tenido conmigo, porque la vocación es un llamado de nuestro Señor. Estoy muy feliz por eso, porque Él se ha fijado en mí, me llamó y aquí estoy.

- ¿Qué significa una profesión solemne, hermana?

- Nosotras cuando entramos al monasterio hacemos una serie de pasos: el postulante, el aspirantado, el postulantado, el noviciado y llega a la profesión temporal. En la profesión temporal se hace la profesión de votos, de pobreza, castidad y obediencia, pero por un tiempo específico. El Santo Padre determinó que fueran cinco años de profesión temporal, para que se madurara más en el espíritu de la Visitación, en el espíritu de la contemplación y de esa manera ya decidir plenamente una entrega para toda la vida con nuestro Señor y hasta la eternidad. Entonces, eso significa la profesión solemne, en que yo ya soy toda, toda completita de nuestro Señor el resto de mi vida y la eternidad.

- ¿Y cómo se ha venido preparando en este tiempo?

- He estado en un periodo de ejercicios espirituales en los cuales trato de ahondar y profundizar más nuestra espiritualidad, el carisma de la contemplación, el fervorizar más el amor a la Santa Eucaristía, en la unión de nuestro Señor en mi vida diaria, en la vida de entrega constante, de oblación constante para la Santa Iglesia y para Él.

- ¿Cómo descubrió esta vocación a la vida contemplativa?

- Mi vocación es una vocación tardía y gracias a Dios que existe la Orden de la Visitación, porque nuestro Santo Padre, pensando precisamente por una inspiración del Espíritu Santo, quiso que esta orden aceptara a personas de más de 35 años, sin un margen de edad límite específico. 

María Magdalena García Ventura en su profesión perpetua en las salesas de Granada / Foto: Arzobispado de Granada.

Yo soy odontóloga y dentro de mi vida tuve mi profesión, tuve mi consultorio, trabajé en una universidad, trabajé en una clínica parroquial y cuando mi mamá se enfermó, yo conocí el monasterio de la Visitación a través de la Guardia de Honor. Vivía ya una vida de comunión parroquial en El Salvador, en la parroquia de la Virgen de Guadalupe, y ya habían pasado cinco años que yo estaba congregada ahí, como seglar, conociendo el monasterio de la Visitación. 

Me invitaron un día a las charlas de la Guardia de Honor, y en la primera charla, cuando me hablaron del amor de Dios ahí, algo me pasó, una cosa que yo hasta me sorprendí, porque dije, pues si tengo tantos años de estar en comunidad y ya me vendieron el carisma y cómo ahora estas palabras de este señor que me dio la charla hacen algo en mí, un click, del amor de Dios. 

Eso hizo que yo continuara yendo a la formación de Guardia de Honor, me hice Guardia de Honor, gracias a Dios, y luego comencé un apostolado a través de la misma Guardia de Honor a diferentes pueblos de mi país, a llevar la devoción del Sagrado Corazón de Jesús.

En eso estaba cuando le dije yo a una de las madres que yo sentía algo en mi corazón que era más que hacer el apostolado de llevar esa devoción, sino que quería algo, pero no sabía qué.

Entonces, me dijo ella, ¿por qué no haces un retiro espiritual aquí? Dile a nuestra madre, que era la superiora, que te admita a un retiro. Entonces, yo dije, “bueno, sí, voy a ir”. Y le pregunté y dije: “Mire madre, yo no sé qué es lo que siento, pero yo quisiera, pues, algo más que solamente llevar la devoción del Sagrado Corazón, pero no sé qué es”. 

Entonces, me dijo ella: “Sí, ¿por qué no haces un retiro? Vas a estar con nosotras aquí, vas a entrar al claustro y vas a hacer oración con nosotras, vas a oír mesa con nosotras”. Para mí fue una sorpresa, porque yo pensé que los retiros eran únicamente afuera, en la parte externa.

María Magdalena García Ventura  es muy feliz en las salesas de Granada / Foto: Arzobispado de Granada.

Llegó el día del retiro, que iba a ser tres días nada más. Recuerdo muy bien que era un viernes, que estaba expuesto nuestro Señor, y cuando yo llegué, realmente lo único que vi fue a la custodia con nuestro Señor, que era una custodia chiquitita; no me acuerdo ni de las hermanas que estaban ahí, ni nada más. Entonces, yo entré y ya comenzamos la oración, y toda una oración de silencio, y de contemplación, que yo en ese momento no sabía ni qué era eso. 

Luego ya el segundo día, cuando ya estuve en oración, porque nos llevan a un área donde estamos solas con el Sagrario, y recuerdo que me habían dado unas lecturas. Recuerdo muy bien el Sagrario, el cuadro de la Virgen de Guadalupe, un cuadro de San José y un Cristo, y entonces, de repente, yo leyendo las lecturas vi Apocalipsis 12-1, donde habla de la mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y dije yo, “pues es la Virgen de Guadalupe, que siempre me ha estado siguiendo por todos lados”, y dije, “bueno Señor, pero yo qué es lo que estoy buscando ahí afuera, si lo que yo quiero está aquí adentro”. Ya después de eso, hablé con nuestra madre y le dije “madre mía, yo pienso que el Señor me quiere aquí”.

Luego pasó mucho tiempo, porque pasaron tres años después de ese retiro, yo siempre frecuentando el monasterio. El día en que me admitieron fue un 31 de mayo, día de la Visitación. Después que pasaron muchos, muchos años, nuestra madre aquí del monasterio de Granada pidió ayuda con hermanas allá al monasterio de San Salvador. Yo dije que quería venir a ayudar acá, tanto espiritualmente como físicamente, y aquí estoy.

- El Señor llama del modo más imprevisto.

- A cada quien tiene su forma de llamar realmente, depende de cada persona en particular. Él como nos conoce a todos perfectamente, de la misma manera, Él siempre está tocando la puerta. Como la cita de Apocalipsis 3: “Mira que estoy llamando a la puerta, si me abres entraré y comeremos juntos, tú conmigo, yo contigo”. Y es así cuando el Señor toca. Y uno escucha la voz, y atiende.

Ahora, para escuchar la voz, sí, uno tiene que estar en una en una disposición de paz, de tranquilidad, de silencio, y por eso es muy bueno hacer retiros de vez en cuando, retiros vocacionales. El Señor siempre busca lo escondido, el silencio para habitar. Entonces, nosotros venimos a constituir como un remanso de paz para el Señor. Nuestra alma está abierta para Él, para que pueda venir en nosotros y descansar de tantas cosas que pasan afuera, de tantos agravios que se le hacen, de tantas persecuciones. Y en nosotros, en la vida consagrada, puede encontrar ese amor, esa consolación y esa reparación que Él quiere.

- ¿Cómo viven en el monasterio esta Semana Santa, tan importante para los cristianos?

- Asistiendo siempre a todos los actos de la Santa Madre Iglesia y aparte nosotras viviendo momentos de oración más intenso, momentos de silencio, de acompañamiento a nuestro Señor. Ya el Jueves Santo se hace el monumento donde está nuestro Señor dentro de un sagrario y se hace una vigilia de toda la noche y para acompañarlo a Él en su dolor, el momento en que representa eso, el momento en que está Él en la cárcel, en el calabozo, y que después ya va a ser llevado allá a la crucifixión. Entonces, todo eso nosotros lo vivimos intensamente, más que todo con oración, con silencio y buscando siempre acompañar y compartir al Señor en todo y a la Virgen Santísima.

sábado, 14 de octubre de 2023

Peggy Deleray: «Con la gracia del Espíritu Santo escuché que como actriz debía testimoniar a Dios, dedicar mi vida a Él y consagrarme en las Carmelitas Seglares»      


*
 «En 2018 descubrí que no había recibido el sacramento de la confirmación. En efecto, resulta que la profesión de fe había sido una prioridad en la parroquia de mi infancia. No me sorprendió que el Espíritu Santo quisiera purificarme y guiarme con este nuevo nacimiento. Por tanto, recibo este sacramento en la catedral de Notre-Dame-de-Paris. Maravilloso recuerdo, porque cuando el arzobispo puso su mano sobre mi hombro, escuché esta voz interior: ‘Siempre estaré contigo’.  Recibí la unción del Señor, que me hizo sentir todo el amor de Dios» 

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jueves, 16 de septiembre de 2021

Mary Healy, teóloga, ora por sanación y explica en el Congreso Eucarístico que «en la universidad  Dios estaba lejos, me sentía vacía y sola y lo encontré estudiando teología»

 


Camino Católico.-  En el Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Budapest la teóloga estadounidense Mary Healy ha compartido su conmovedor testimonio, el 9 de septiembre, en el que ha descrito los milagros de curación espirituales y físicos que Dios realiza en las vidas de muchas personas y como pese a que ella se alejó de Dios ahora vive como laica consagrada después de una profunda conversión, tal y como puede visualizarse en el vídeo superior de la transmisión en directo de la EWTN . Además hace una oración de sanación.

Mary Healy explica que de pequeña nació en una familia “católica de domingos” pero que cuando tenía 12 años sus padres participaron en un retiro de los Cursillos y ambos “tuvieron un encuentro personal con Jesús que los cambió radicalmente”.

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lunes, 8 de febrero de 2021

Fabienne Padel es viuda consagrada y la guió una certeza: «Dios me ama, sea lo que sea lo que me pase o lo que haga. Él no me manda pruebas que no pueda soportar»

 


* «El Espíritu Santo me dio el don de la confianza. Y después de esa gran conmoción, a medida que pasaban los días, mi vínculo con el Señor era cada vez más más bello, más íntimo. Cuando me piden que dé un testimonio, suelo decir que ser viuda no es una vocación, contrariamente al matrimonio, que lo es más allá de la muerte. La viudez es mi condición de vida, no la he elegido. Sin embargo, sí que elegí consagrarme al Señor, entregarle lo fundamental, como hizo la viuda del Evangelio. Esto se traduce en el voto de castidad, una vida de oración y de servicio a la Iglesia; soy una laica en misión eclesial, delegada diocesana de pastoral juvenil y de pastoral vocacional de mi diócesis. Cuando les conté a mis amigos que me iba a consagrar, alguno me lanzaron esta frase terrible: ‘Pero ¿no quieres rehacer tu vida?’. Afirmo que uno no rehace su vida, sino que la continua. Y yo he seguido mi camino permaneciendo fiel a Marc, estando presente en mi familia y ofreciéndome al Señor. Como todos, tengo mi bagaje de cruces -a veces me pesa la soledad-, pero predomina la alegría. Hago mías las palabras del salmo 29: ‘Cambiaste mi luto en danzas, me desataste el sayal  y me has vestido de fiesta; te cantará mi alma sin callarse. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre’»

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domingo, 3 de enero de 2021

Montse Medina, 36 años, fundó una Startup, socia de Deloitte, lo deja todo para ser monja: «Quiero que el Señor sea mi único Dios, y no el dinero. El Señor me llama a amarle con todo mi ser»

 * «Yo le decía al Señor: Mira lo bien que he aprovechado tus talentos. Pero sintiendo un profundo conocimiento de la suciedad de mi alma, me percaté de mi mal entendimiento con respecto a la ansiada “perfección” que buscaba en las cosas del mundo, y cuánto más me acercaba a ella, más me alejaba de la verdadera: la perfección del alma que consiste en hacer la voluntad de Dios, verdadera plenitud para la que hemos sido creados. Hundida en mi miseria, sin saber qué hacer con todos mis pecados he comprendido que el Señor lo perdona todo porque Él es todo bondad y misericordia. Ahora quiero dejarlo todo por seguir a este Dios que ha conquistado mi corazón. Es una deuda de amor lo que vivo… aunque sé que por mi parte esa deuda siempre estará por saldar. No puedo servir a dos señores. El Señor, nuestro Dios, es el único Señor»

Montse Medina, en su etapa en EEUU

* «La inquietud de mi alma me ha llevado a buscar la Voluntad de Dios en comunidades católicas, en voluntariados, hasta planeé fundar una ONG…, pero no encontraba la Paz en ninguno de estos proyectos. Ahora, secundando la llamada a ofrecerme al Señor en la vida consagrada contemplativa, he encontrado la Paz del corazón. Creo que desde esta vocación podré ayudar a tantos que buscan a Dios sin saber dónde y cómo encontrarlo. La Iglesia y la Comunidad de Monjas contemplativas que me acogen me regalan un hogar donde vivir con sencillez evangélica el seguimiento de Cristo en fraternidad. Soy consciente de que es un gran riesgo el que corro dejándolo todo para entrar en un Monasterio… pero la vida vale la pena cuando se arriesga en la búsqueda del Bien. Y “sé de quién me he fiado” (2Tim 1, 12). Por ello he tomado la decisión más importante y al mismo tiempo más sencilla de mi vida. He decidido, sin ningún remordimiento, dejar de invertir en mi futuro terrenal y empezar a invertir en mi futuro para la vida eterna. Puesto que dejo el mundo para servir y hacer la Voluntad de Dios, tengo la certeza de que el Señor misericordioso suplirá con creces mi falta con aquellos a quienes estoy dejando por Él. No dejo el mundo, propiamente, sino lo mundano. Y quiero entregar mi vida en oración y ofrenda por todos aquellos a quienes Dios ama»

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sábado, 12 de marzo de 2016

Laura Alicia Zamora, misionera Verbum Dei: «Busqué a Dios… hasta que lo encontré»


* «Ante el sagrario le decía al Señor: «No sé qué va a ser de mí, pero si Tú no me respondes, sí que no sabré qué va a ser de mí». No sabía que se podía conocer a Dios, que se podía dialogar con Él, y que él me daba respuestas»

* «Dios es capaz de llenar una vida. Lo que más me impresiona de Dios es su llamada y su confianza en medio de cualquier debilidad. Como dice la Palabra, «me dedicaré a haceros el bien, con todo el corazón, con toda el alma»»