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sábado, 14 de octubre de 2023

Peggy Deleray: «Con la gracia del Espíritu Santo escuché que como actriz debía testimoniar a Dios, dedicar mi vida a Él y consagrarme en las Carmelitas Seglares»      


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 «En 2018 descubrí que no había recibido el sacramento de la confirmación. En efecto, resulta que la profesión de fe había sido una prioridad en la parroquia de mi infancia. No me sorprendió que el Espíritu Santo quisiera purificarme y guiarme con este nuevo nacimiento. Por tanto, recibo este sacramento en la catedral de Notre-Dame-de-Paris. Maravilloso recuerdo, porque cuando el arzobispo puso su mano sobre mi hombro, escuché esta voz interior: ‘Siempre estaré contigo’.  Recibí la unción del Señor, que me hizo sentir todo el amor de Dios» 

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jueves, 16 de septiembre de 2021

Mary Healy, teóloga, ora por sanación y explica en el Congreso Eucarístico que «en la universidad  Dios estaba lejos, me sentía vacía y sola y lo encontré estudiando teología»

 


Camino Católico.-  En el Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Budapest la teóloga estadounidense Mary Healy ha compartido su conmovedor testimonio, el 9 de septiembre, en el que ha descrito los milagros de curación espirituales y físicos que Dios realiza en las vidas de muchas personas y como pese a que ella se alejó de Dios ahora vive como laica consagrada después de una profunda conversión, tal y como puede visualizarse en el vídeo superior de la transmisión en directo de la EWTN . Además hace una oración de sanación.

Mary Healy explica que de pequeña nació en una familia “católica de domingos” pero que cuando tenía 12 años sus padres participaron en un retiro de los Cursillos y ambos “tuvieron un encuentro personal con Jesús que los cambió radicalmente”.

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lunes, 8 de febrero de 2021

Fabienne Padel es viuda consagrada y la guió una certeza: «Dios me ama, sea lo que sea lo que me pase o lo que haga. Él no me manda pruebas que no pueda soportar»

 


* «El Espíritu Santo me dio el don de la confianza. Y después de esa gran conmoción, a medida que pasaban los días, mi vínculo con el Señor era cada vez más más bello, más íntimo. Cuando me piden que dé un testimonio, suelo decir que ser viuda no es una vocación, contrariamente al matrimonio, que lo es más allá de la muerte. La viudez es mi condición de vida, no la he elegido. Sin embargo, sí que elegí consagrarme al Señor, entregarle lo fundamental, como hizo la viuda del Evangelio. Esto se traduce en el voto de castidad, una vida de oración y de servicio a la Iglesia; soy una laica en misión eclesial, delegada diocesana de pastoral juvenil y de pastoral vocacional de mi diócesis. Cuando les conté a mis amigos que me iba a consagrar, alguno me lanzaron esta frase terrible: ‘Pero ¿no quieres rehacer tu vida?’. Afirmo que uno no rehace su vida, sino que la continua. Y yo he seguido mi camino permaneciendo fiel a Marc, estando presente en mi familia y ofreciéndome al Señor. Como todos, tengo mi bagaje de cruces -a veces me pesa la soledad-, pero predomina la alegría. Hago mías las palabras del salmo 29: ‘Cambiaste mi luto en danzas, me desataste el sayal  y me has vestido de fiesta; te cantará mi alma sin callarse. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre’»

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domingo, 3 de enero de 2021

Montse Medina, 36 años, fundó una Startup, socia de Deloitte, lo deja todo para ser monja: «Quiero que el Señor sea mi único Dios, y no el dinero. El Señor me llama a amarle con todo mi ser»

 * «Yo le decía al Señor: Mira lo bien que he aprovechado tus talentos. Pero sintiendo un profundo conocimiento de la suciedad de mi alma, me percaté de mi mal entendimiento con respecto a la ansiada “perfección” que buscaba en las cosas del mundo, y cuánto más me acercaba a ella, más me alejaba de la verdadera: la perfección del alma que consiste en hacer la voluntad de Dios, verdadera plenitud para la que hemos sido creados. Hundida en mi miseria, sin saber qué hacer con todos mis pecados he comprendido que el Señor lo perdona todo porque Él es todo bondad y misericordia. Ahora quiero dejarlo todo por seguir a este Dios que ha conquistado mi corazón. Es una deuda de amor lo que vivo… aunque sé que por mi parte esa deuda siempre estará por saldar. No puedo servir a dos señores. El Señor, nuestro Dios, es el único Señor»

Montse Medina, en su etapa en EEUU

* «La inquietud de mi alma me ha llevado a buscar la Voluntad de Dios en comunidades católicas, en voluntariados, hasta planeé fundar una ONG…, pero no encontraba la Paz en ninguno de estos proyectos. Ahora, secundando la llamada a ofrecerme al Señor en la vida consagrada contemplativa, he encontrado la Paz del corazón. Creo que desde esta vocación podré ayudar a tantos que buscan a Dios sin saber dónde y cómo encontrarlo. La Iglesia y la Comunidad de Monjas contemplativas que me acogen me regalan un hogar donde vivir con sencillez evangélica el seguimiento de Cristo en fraternidad. Soy consciente de que es un gran riesgo el que corro dejándolo todo para entrar en un Monasterio… pero la vida vale la pena cuando se arriesga en la búsqueda del Bien. Y “sé de quién me he fiado” (2Tim 1, 12). Por ello he tomado la decisión más importante y al mismo tiempo más sencilla de mi vida. He decidido, sin ningún remordimiento, dejar de invertir en mi futuro terrenal y empezar a invertir en mi futuro para la vida eterna. Puesto que dejo el mundo para servir y hacer la Voluntad de Dios, tengo la certeza de que el Señor misericordioso suplirá con creces mi falta con aquellos a quienes estoy dejando por Él. No dejo el mundo, propiamente, sino lo mundano. Y quiero entregar mi vida en oración y ofrenda por todos aquellos a quienes Dios ama»

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sábado, 12 de marzo de 2016

Laura Alicia Zamora, misionera Verbum Dei: «Busqué a Dios… hasta que lo encontré»


* «Ante el sagrario le decía al Señor: «No sé qué va a ser de mí, pero si Tú no me respondes, sí que no sabré qué va a ser de mí». No sabía que se podía conocer a Dios, que se podía dialogar con Él, y que él me daba respuestas»

* «Dios es capaz de llenar una vida. Lo que más me impresiona de Dios es su llamada y su confianza en medio de cualquier debilidad. Como dice la Palabra, «me dedicaré a haceros el bien, con todo el corazón, con toda el alma»»