El Santo Padre Francisco ha salido hoy a la plaza de San Pedro a saludar a los fieles, al final de la Misa del Domingo de Ramos, y les ha deseado una feliz Semana Santa / Foto: Vatican Media, 13-4-2025
* «Os agradezco mucho por vuestras oraciones. En este momento de debilidad física me ayudan a sentir aún más la cercanía, la compasión y la ternura de Dios. Yo también rezo por vosotros y os pido que encomendéis conmigo al Señor a todos los que sufren, especialmente a los afectados por la guerra, por la pobreza o por los desastres naturales. En particular, que Dios acoja en su paz a las víctimas del derrumbe de un local en Santo Domingo, y sostenga a sus familiares»
El Papa Francisco saludando a los cardenales al final de la Misa de hoy, domingo de Ramos / Foto: Vatican Media
13 de abril de 2025.- (Camino Católico) El Evangelio del Domingo de Ramos narra a Jesús caminando hacia la cruz, «con sentimientos y corazón de niño», frágil como hombre, fuerte en el abandono al Padre: son los sentimientos que los creyentes deben hacer suyos. En el Ángelus del domingo que abre la Semana Santa, Francisco, en el texto preparado y difundido como en las últimas semanas, invita a los fieles a que, ante los «dolores físicos y morales», sea la fe la que ayude a «no ceder a la desesperación, a no encerrarse en la amargura, sino a afrontarlos sintiéndose envueltos, como Jesús, por el abrazo providencial y misericordioso del Padre».
Además, el Santo Padre agradece a los fieles sus oraciones por su salud y pide oraciones por las víctimas de las guerras, de la pobreza y de las catástrofes naturales, con el pensamiento puesto también en los que perdieron la vida en el accidente de Santo Domingo. Hace un llamamiento para que Sudán «ponga fin a la violencia» y «emprenda vías de diálogo y no falten ayudas esenciales a la población». El texto completo escrito por el Papa Francisco es el siguiente:
El Papa Francisco saludando a los 40.000 fieles que han asistido a la Misa del Domingo de Ramos, en la plaza de San Pedro/ Foto: Vatican Media
PAPA FRANCISCO
ÁNGELUS
Texto preparado por el Santo Padre
Domingo de Ramos, 13 de abril de 2025
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy, Domingo de Ramos, en el Evangelio hemos escuchado el relato de la Pasión del Señor según san Lucas (cf. Lc 22,14-23,56). Hemos escuchado a Jesús dirigirse varias veces al Padre: «Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya» (22,42); «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (23,34); «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu» (23,46). Indefenso y humillado, lo hemos visto caminar hacia la cruz con los sentimientos y el corazón de un niño agarrado al cuello de su padre, frágil en la carne, pero fuerte en el abandono confiado, hasta a dormirse, en la muerte, entre sus brazos.
Son sentimientos que la liturgia nos llama a contemplar y a hacer nuestros. Todos tenemos dolores, físicos o morales, y la fe nos ayuda a no ceder a la desesperación, a no cerrarnos en la amargura, sino a afrontarlos sintiéndonos arropados, como Jesús, por el abrazo providencial y misericordioso del Padre.
Hermanas y hermanos, os agradezco mucho por vuestras oraciones. En este momento de debilidad física me ayudan a sentir aún más la cercanía, la compasión y la ternura de Dios. Yo también rezo por vosotros y os pido que encomendéis conmigo al Señor a todos los que sufren, especialmente a los afectados por la guerra, por la pobreza o por los desastres naturales. En particular, que Dios acoja en su paz a las víctimas del derrumbe de un local en Santo Domingo, y sostenga a sus familiares.
El 15 de abril será el segundo triste aniversario del inicio del conflicto en Sudán, con miles de muertos y millones de familias forzadas a abandonar sus casas. El sufrimiento de los niños, de las mujeres y de las personas vulnerables grita al cielo y nos implora que actuemos. Renuevo mi llamamiento a las partes implicadas para que pongan fin a la violencia y emprendan caminos de diálogo y a la Comunidad internacional, para que a la población no le falten las ayudas esenciales.
Y recordemos también al Líbano, donde hace cincuenta años comenzó una trágica guerra civil: que con la ayuda de Dios pueda vivir en paz y prosperidad.
Que llegue por fin la paz a la martirizada Ucrania, a Palestina, Israel, la República Democrática del Congo, Myanmar, Sudán del Sur. Que María, Madre, Virgen de los Dolores, nos conceda esta gracia y nos ayude a vivir con fe la Semana Santa.
Francisco
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