* «Conocí a Jesús gracias a la Virgen María. Primero la conocí a ella en las navidades del 2017 y a partir de ahí, por devoción a ella, mucha formación, y ángeles que me han acompañado conocí a Jesús, Señor mío y Dios mío. Mi vocación, en pocas palabras, se definiría como una obra del Espíritu Santo, Su Obra. Este gran proceso de discernimiento es mi pequeño “Fiat”, es un dejarse hacer por la mano del Divino alfarero. Puede sonar poético, pero es mucho más sencillo de lo que parece. Cuando el Señor “me buscaba” yo era una chica del mundo más. El verdadero protagonista en esto siempre suele ser Él, y de Él digo sin ningún miedo a equivocarme, que Él me amó primero, que ha tenido y tiene infinita paciencia y que todo lo hace bien. Miro atrás y no hay nada, para lo que no me ha preparado»