* «Dios nunca se agota. Me siento como si hubiese abierto una rendija de mi corazón a Dios y Él lo ha invadido todo, …lo está invadiendo, porque queda mucho por hacer. Siempre pide un poco más para dar muchísimo más a cambio. Me sorprende la desproporción con que paga Dios lo que hacemos por Él. Yo he puesto en las manos de Nuestra Madre las riendas de mi vida y Ella ha conseguido que me rinda a la voluntad de Dios”
Ana María Lapeña / Hogar de la Madre / Camino Católico.- La hermana Ana María Lapeña creció en una familia creyente pero poco practicante. Siempre ha tenido una pasión grande por la verdad y la coherencia. Cuando vio la falta de coherencia entre lo que se enseñaba y lo que se vivía en relación a la fe, se rebeló contra la Iglesia. Desilusionada con la vida y convencida de la amargura que le esperaba en su vida, no quería ni casarse ni tener hijos ni ser vieja, y decidió que estudiaría para hacer alguna contribución a la sociedad y después se suicidaría.