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viernes, 19 de diciembre de 2025

Benjamín vivía en la calle, era drogadicto, pero acabó encarcelado y pidió el bautismo: «Aunque estoy en prisión, Dios me ayuda y responde a mis oraciones; siempre está ahí; gracias a Él a quien amo más que a nada»

Dibujo que representa a Benjamín en los brazos de Cristo / Amicie de Lamothe

* «Siempre he sentido que hay un Dios… Recé a Dios por primera vez, y alguien vino, me dio de comer y me invitó a comer. Supe que Dios era real, que había escuchado y respondido a mi oración»                            

Camino Católico.- En París, una iniciativa de ayuda callejera dio origen a una amistad inesperada pero crucial: la de Alix, una estudiante católica de 20 años, y Benjamín, un joven destrozado por la vida en la calle y las drogas. Un fuerte vínculo se forjó entre ellos, hasta el día en que Benjamín, tras las rejas, pidió ser bautizado. Alix se convirtió en su madrina, guiando su conversión paso a paso y demostrando que la fe se encuentra donde menos se espera.

"Nos merecemos todos nuestros encuentros", dijo una vez François Mauriac. ¿Fue el encuentro de Alix y Benjamin un giro del destino, un camino de la Providencia? La amistad que floreció de allí sin duda tiene el sello de la gracia. Nada parecía capaz de unir el camino de una joven estudiante católica con el de un joven drogadicto de la calle; y, sin embargo...

Noviembre de 2023. El frío, la humedad y la lluvia vuelven a ser los tristes compañeros de los parisinos. Nada disuade a Alix, de 20 años, de recorrer las calles de la capital, en el barrio de Saint-Lazare. Como cada semana, participa en patrullas de ayuda social con una organización benéfica. Estudiante de filosofía y ciencias políticas, esta joven vibrante es de las que aborrecen la inacción. Apasionada por la fotografía, los viajes y las peregrinaciones, se nutre de encuentros, conexiones sinceras y su fe. "Soy un poco fanática religiosa", dice entre risas.

Con su grupo, se encontró con Benjamín. El joven tenía solo 18 años, y parecía que el peso del mundo recaía sobre sus hombros. Afirmaba haber huido de su hogar familiar tras sufrir un intento de incesto y violencia relacionada con su homosexualidad. "No había hablado con nadie en tres días", cuenta Alix a Aleteia. "Nos dijo que había rezado al 'Dios cristiano' pidiendo ayuda. Para él, nuestra llegada fue verdaderamente providencial".

Adicciones

Alix escuchó atentamente mientras Benjamin le abría su corazón, conmovido por la dura realidad que había enfrentado durante varios meses. "Para no dormir a la intemperie y tener un techo, aunque solo fuera por una noche, a veces recurría a la prostitución", explicó Alix.

Impulsada por un impulso interior, decidió invitar a Benjamín a su casa para una cena con sus amigos. "Siempre había querido tener 'el lugar del pobre', un plato extra para recibir a alguien necesitado. Inmediatamente sentí que era él a quien debía invitar", recordó Alix.

¿Era una locura invitar a un desconocido, alguien familiarizado con sustancias ilícitas, a su casa? Un poco. Mucho. "En eso estamos de acuerdo", reconoció, "pero confié en mi instinto". Y así, Benjamín, duchado y vestido con ropa holgada de Alix, se sentó a la mesa con unos diez amigos alegres. "Nos reímos mucho, jugamos a las cartas... Un momento de verdadera alegría compartida".

Pero estos breves momentos de inocencia no fueron suficientes para borrar la adicción de Benjamin a las drogas. Alix, cuyo ser querido también luchaba, se sintió doblemente afectada. "De camino a misa, recé con mucha intensidad. Le dije a Dios: 'Benjamín quiere mejorar. Dale una oportunidad'".

Al mismo tiempo, el joven le envió un mensaje: "Recé y dejé las drogas", escribió. Cautelosa ante tal afirmación, Alix quiso creerle. Consiguió una habitación en un albergue juvenil y lo llevó a misa. Las recaídas fueron frecuentes, pero Benjamin luchó con valentía. Hasta que dejó de comunicarse durante tres meses.

"Gracias por entrar en mi corazón, mi vida, mi alma"

Finalmente recibió una carta: Benjamin llevaba encarcelado por robo y agresión en Fleury-Mérogis desde marzo de 2023. Había recibido una condena de cinco años, dos de los cuales debía cumplir. Comenzó una correspondencia. A través de ella, Alix percibió un profundo cambio en el corazón de su joven protegido.

En lugar de distanciarlo de Dios, la dura prueba de la prisión parecía acercarlo cada día más a Él. "Siempre he sentido que hay un Dios", escribió en una conmovedora carta que Alix compartió. El joven describió su vida cotidiana en la calle y explicó que estaba "harto de esa vida".

"Recé a Dios por primera vez, y alguien vino, me dio de comer y me invitó a comer. Supe que Dios era real, que había escuchado y respondido a mi oración".

"Esta persona se llama Alix, es como una hermana para mí (...)", escribió Benjamin. "Aunque estoy en prisión, Dios me ayuda y responde a mis oraciones. Siempre está ahí (...) Gracias a nuestro Señor, a quien amo más que a nada".

Estas palabras, escritas de una sola vez y rodeadas de palabras tachadas y corazones, revelan la fe sencilla e infantil de Benjamín. En octubre de 2024, solicitó el bautismo, tras una reunión con el capellán, quien le contó a Alix sobre su ansia por aprender y conocer a Cristo. Recibió el bautismo un año después en prisión, junto con la Eucaristía. Detrás de él estaba su madrina, Alix. "Había traído una sudadera blanca, una vela... Fue muy conmovedor volver a verla en este gran día", confiesa.

Su improbable pero perdurable amistad sobrevivió a las calles, las drogas, la prisión, meses de silencio y los desafíos de la conversión. Es un encuentro que sigue animando a Alix cada día, como confiesa con serena dignidad:

"Hubo momentos en que mi fe flaqueó, y ver a Dios obrar en la vida de Benjamín fue un gran consuelo. A veces, lo único que me impulsaba era mi promesa de orar por él a diario".

Una disciplina del corazón, un hilo tenue que la anclaba en la fidelidad, incluso cuando el final parecía demasiado lejano para verlo.

Formación de capellanes de prisiones

Desde su encarcelamiento, Benjamín ha escrito mucho. Su escritura torpe y espontánea llena las páginas de confidencias, preguntas, pequeñas historias de la vida cotidiana y oraciones. "Recibo cartas cada dos semanas y le respondo", dice Alix.

Cartas de Benjamin a Alix / Foto: Alix G.

Esta historia, que pudo haber sido solo un encuentro fugaz durante una patrulla de asistencia social en la calle, sigue dando frutos hoy. Profundamente afectada por esta conexión, Alix decidió involucrarse aún más. "Empecé a formarme como capellana de prisión", explica.

Está descubriendo un mundo duro, desconocido, a veces perturbador, pero profundamente humano.

"La prisión es la encarnación de Cristo entre los pobres, los marginados, aquellos que han cometido el mal y son salvados por Dios. Los presos necesitan esto, una mirada humana sobre ellos. Es un mundo extremadamente violento, pero uno donde la esperanza arde con fuerza como brasas".

Benjamin escribe regularmente a Alix / Foto: Alix G.

miércoles, 27 de noviembre de 2024

Mauricio Estrada estuvo en la cárcel por narcotráfico y ahora produce cacao de clase mundial: «En prisión conocí a Dios que me llamó a la libertad y pude cambiar mi vida obedeciendo lo que la Palabra de Dios dice»

Mauricio Estrada Príncipe estuvo en la cárcel por narcotráfico y ahora, “gracias a Dios”, produce cacao de clase mundial / Foto: Cortesía de Mauricio Estrada

* «Empecé a reconocer a Dios, a caminar y viví con él, fui bendecido en el penal y empecé a sobresalir, empecé a cambiar, mi comportamiento y comprendí que el hombre en drogas toda su vida vive con una maldición porque solamente se dedica a comercializar veneno»

Vídeo de EWTN en el que Mauricio Estrada Príncipe cuenta su testimonio de conversión en la cárcel

* «Yo le dije a Dios: yo no quiero estar en drogas. Yo quiero tener un trabajo digno para llevarles un pan a mis hijos y decirles que es fruto de un trabajo digno con el que Dios nos bendice. De esa manera abandoné las plantaciones de coca, todo lo ilícito»

 Camino Católico.-  “Hay un refrán que dice con el mazo dando y a Dios rogando, entonces yo creo que cuando un hombre trabaja, se esfuerza, allí está la mano de Dios”, afirma Mauricio Estrada Príncipe a  EWTN, hombre de 59 años que estuvo preso por narcotráfico y que ahora siembra, en la Amazonía de Perú, cacao aromático orgánico de clase mundial, que se exporta a Francia para hacer el mejor chocolate.

Mauricio, casado desde hace 22 años y padre de cuatro hijos, comparte su historia con EWTN Noticias: una vida marcada por la pobreza, algunas decisiones desafortunadas y el regreso a Dios que le permitió transformarlo todo.

Mauricio Estrada Príncipe con su esposa y dos de sus hijos / Foto: Cortesía de Mauricio Estrada

La pobreza y las malas decisiones

“Vengo de una familia muy pobre económicamente. A los 16 años asumí la responsabilidad de mi hogar. Tengo cinco hermanos y una hermana. Mi papá me enseñó a trabajar pero no me enseñó a soñar”, relata Mauricio Estrada.

“Empecé a buscar sustento y dejé de estudiar”, prosigue y recuerda que “en esos tiempos había oportunidad de sobresalir económicamente, por allá por el año 1980, donde el narcotráfico en la zona donde vivía comenzó a crecer: todo el mundo trabajaba en eso y yo también, pero no con el deseo de ser traficante o meterme en las drogas, sino para llevar un pan a mi hogar”.

Mauricio Estrada en su fundo en Ucayali / Foto: Cortesía de Mauricio Estrada

“Me involucré totalmente con el narcotráfico, sin haber aprendido ninguna cosa más, hasta que caí preso en la frontera, en Iquitos, involucrado con una banda de impacto”, confiesa Mauricio Estrada”.

El regreso a Dios

“Gracias a Dios, la prisión me separó de todo y allí aprendí a valorar la vida, las personas, el tiempo: aprendí a conocer a Dios, aprendí a ejercer mi fe” cuenta Estrada, quien había sido condenado a 25 años de cárcel, aunque pudo salir antes.

En la prisión, cuenta, él y otros reclusos comprendieron que eran “peligrosos, pero Dios nos llamó a la libertad y podemos cambiar nuestras vidas obedeciendo lo que la Palabra de Dios dice”.

Mauricio Estrada Príncipe con su hija / Foto: Cortesía de Mauricio Estrada

Allí, gracias al acompañamiento de algunos animadores que visitaban la cárcel y a algunos sacerdotes que iban ocasionalmente, “empecé a reconocer a Dios, a caminar y viví con él, fui bendecido en el penal y empecé a sobresalir, empecé a cambiar, mi comportamiento y comprendí que el hombre en drogas toda su vida vive con una maldición porque solamente se dedica a comercializar veneno”.

Mauricio Estrada salió de la cárcel a los 36 años, aún soltero, con la idea clara de formar un hogar, “ya preparado para ser esposo”. “Gracias a Dios he podido escalar de donde estaba”, agrega.

“Yo le dije a Dios: yo no quiero estar en drogas. Yo quiero tener un trabajo digno para llevarles un pan a mis hijos y decirles que es fruto de un trabajo digno con el que Dios nos bendice. De esa manera abandoné las plantaciones de coca, todo lo ilícito”.

Mauricio Estrada Príncipe junto a su esposa y dos de sus hijos / Foto: Cortesía de Mauricio Estrada

La alternativa del cacao aromático orgánico

El cacao aromático orgánico apareció en su vida allá por el año 2012, una actividad a la que dedica, según narra, el 80% de su tiempo de trabajo. El otro 20% lo invierte en la crianza de peces.

Mauricio admite que por ese entonces el cacao orgánico no se veía como una alternativa rentable, pero poco a poco él y otros empezaron a dedicarse a la siembra del fruto del que se obtiene el chocolate.

El local de la cooperativa Colpa de Loros en Ucayali / Foto: Cáritas del Perú

“Muchos se resistieron y algunos se siguen resistiendo y viven una vida caótica (…) Ahora casi el 90% de la selva de Ucayali somos cacaoteros”, precisa.

Mauricio Estrada, excocalero, padre de familia y productor de uno de los mejores cacaos del mundo, comparte con EWTN Noticias: “Hoy soy bendecido, mi fe siempre está viva. Tengo buenas ideas para seguir construyendo mi hogar, mis hijos y la sociedad también”. Por eso reza con frecuencia el Rosario en familia y “buscamos a Dios todos los días, por las mañanas”.

La cooperativa Colpa de Loros y Cáritas del Perú

Mauricio Estrada comparte que pudo ingresar luego como socio de la Cooperativa Colpa de Coros, que agrupa a unos 500 productores de cacao orgánico en Ucayali, quienes reciben capacitación y acompañamiento por parte de diversos agentes de Cáritas del Perú, en colaboración con la institución Food for the Poor (Comida para los pobres), que financia el proyecto.


Algunos productores de cacao aromático orgánico de la cooperativa Colpa de Loros / Foto: Cáritas del Perú.

Según señala su sitio web, Food for the Poor es una institución que no hace distinción de religiones o creencias. Se fundó en 1982 con la intención de responder al “deber moral” de “vestir y alimentar a los pobres (Mateo 25:40)” para “preservar la dignidad humana y cuidar de los necesitados”. Realiza diversos proyectos de ayuda y desarrollo en varios países de Latinoamérica como Haití, República Dominicana, Honduras, México, Colombia, Guatemala, El Salvador, Ecuador, Panamá y Perú.

Mauricio Estrada, que ahora es colaborador del consejo administrativo de la cooperativa, agradece la intensa labor de Cáritas del Perú para producir cacao que es “un alimento muy bueno y hay que prepararlo muy bien. Agradezco a la cooperativa y gracias a las ONGs que nos apoyan”, añade.

La labor de Cáritas del Perú

Jorge Gordillo Lázaro, coordinador del proyecto, explica a EWTN Noticias que el trabajo en Ucayali comenzó en 2022 con Food for the Poor y la cooperativa Colpa de Loros, que se formó en 2015 tras la invitación de la empresa chocolatera francesa Kaoka, que compra en su totalidad la producción del cacao aromático orgánico, que debe además cumplir altos estándares de calidad como la no utilización de fertilizantes sintéticos o químicos.

“Desde el año 2015 a la fecha solamente la cooperativa ha podido llegar a vender grano de cacao en un promedio de 500 a 600 toneladas, de las 1800 toneladas que requiere Kaoka. Sin embargo Kaoka sabe bien que en sus orígenes estos productores no han sido cacaoteros sino que son excocaleros, a quienes se les ha erradicado su cultivo de hoja de coca”, explica el coordinador.

Kaoka, señala su sitio web, es una empresa francesa productora de un chocolate de gran calidad, con 30 años de experiencia, comprometida con la protección del medio ambiente. Además del Perú, el cacao que utilizan se siembra en Ecuador, Sao Tomé y República Dominicana. En colaboración con los productores de cacao en estos años han logrado sembrar más de 750000 árboles.

La zona en la que están establecidos los 500 productores cacaoteros de Colpa de Loros se encuentra en el distrito de Nechuya, en la provincia de Padre Abad, región Ucayali, y en otros distritos de Padre Abad como Curimaná, San Alejandro, Von Humboldt y otros que pertenecen a la región de Puerto Inca, Huánuco.

Cooperativa Colpa de Loros: Plantas para ser sembradas / Foto: Cáritas del Perú.

La idea de la cooperativa y Cáritas del Perú es obtener entre 800 y 1.000 kilos por hectárea, algo que además contribuye económicamente para la vida de los productores, que comenzaron vendiendo el kilo de cacao a entre 18 y 20 soles (unos 5 dólares), y que ahora reciben entre 80 y 100 soles (entre 20 y 25 dólares) por kilo.

Cáritas del Perú también anima a los productores a trabajar de modo que se proteja el medio ambiente, como alienta constantemente el Papa Francisco para cuidar la casa común.

“Todos los productores de la cooperativa tienen como meta instalar unos 100 árboles anuales, que no sólo son madereros sino también árboles frutales y otras especies para la conservación del medio ambiente”, precisa Jorge Gordillo.

Cáritas acompaña el trabajo de los productores con seis técnicos de campo y con capacitaciones para mejorar sus cultivos constantemente. Además de los técnicos cuentan con la ayuda de ingenieros de la Universidad de Ucayali, la Universidad de Tingo María, y la Universidad Agraria, esta última en Lima.

El trabajo con el fruto del cacao / Foto: Cáritas del Perú

Esto, resalta Jorge Gordillo, permite “darles charlas y ver la realidad de otros lugares. Por eso en dos años hemos hecho alrededor de seis pasantías para que puedan ver y constatar que en algunas parcelas se ha llegado a producir hasta 3 mil kilos de cacao orgánico”.

“La cooperativa tiene 4 sellos orgánicos y todo grano que sale a Europa tiene garantizado su calidad y no tiene traza de químicos”, subraya y explica que por cada tonelada de grano de cacao aceptado, el comprador paga 240 dólares adicionales, que también sirven para la capacitación de los productores.

El futuro

El coordinador de este proyecto cuenta a EWTN Noticias que ahora tienen entre 60 y 70 pre-socios para la cooperativa, que deben pasar por una serie de filtros para poder sembrar y producir cacao orgánico.

“Para que ingrese un socio, sólo se acepta cuando se hace el análisis de suelo y se ha comprobado que su tierra y su producto puede dar esta calidad”, destaca. “Kaoka ha renovado su contrato por 10 años, hasta el 2034. Somos una cooperativa exclusiva para ellos”, subraya.


Un productor de cacao de la cooperativa Colpa de Loros / Foto: Cáritas del Perú

Jorge Gordillo resalta finalmente que “Cáritas es el brazo social de la Iglesia Católica para llevar alivio a los más necesitados y por eso trabajamos” en Ucayali. Los productores, continúa, aún tienen carencias pero “han mejorado su posición. Vemos que el cacao ha mejorado su precio. De aquí a algunos años vamos a estar contando otra historia de éxito de otros productores, excocaleros”.

jueves, 27 de julio de 2023

Pedro Silva preso que ha construido 50 confesionarios para la JMJ de Lisboa: «Dios siempre estuvo conmigo, no se da por vencido, por eso no podemos perder la esperanza»

 


Pedro Silva, en uno de los confesionarios que ayudó a construir durante los últimos meses en prisión | Foto: Cortesía de Clara Raimundo - CNA

* «Fui a la catedral con mi hermana, que vivía en Buenos Aires, y con la familia de su esposo, y asistimos a misa. El celebrante no era otro que el entonces cardenal Jorge Bergoglio. En otras palabras, ¡tuve el privilegio de estar con el Papa Francisco!»

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