* «Nada me llenó como esos segundos en los que experimenté el cielo al comulgar. Las terapias energéticas nos privan de este maravilloso encuentro con Jesucristo, la fuente de agua viva, que prometió quedarse con nosotros hasta el fin de los tiempos, en ese pedacito de Pan, allí, con su amor, abrazándonos en ese momento extraordinario… El diablo no quiere que sepamos la verdad, y la Palabra de Dios es santa. Tenemos que leerla, y el enemigo no la quiere. Si leemos la Biblia no caeremos en el reiki, no caeremos en terapias orientales… no caerán en nada»