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domingo, 21 de septiembre de 2025

Palabra de Vida 21/9/2025: «No podéis servir a Dios y al dinero» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 21 de septiembre de 2025, domingo de la 25ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 16, 1-13:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo:

“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.

El administrador se puso a decir para sí:

“¿Qué voy a hacer, pus mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:

“¿Cuánto debes a mi amo?”.

Este respondió:

“Cien barriles de aceite”.

Él le dijo:

“Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.

Luego dijo a otro:

“Y tú, ¿cuánto debes?”.

Él contestó:

“Cien fanegas de trigo”.

Le dijo:

“Aquí está tu recibo, escribe ochenta”.

Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.

Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

El que es de fiar en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.

Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».

Homilía del evangelio del domingo: La ruptura de la comunión con Dios conlleva poner el fundamento en ídolos, como el dinero, que tiene mucha capacidad de seducción / Por P. José María Prats

 


* «La sociedad actual es comparable al administrador del que nos habla el Evangelio. Con su sistema económico contrario al designio divino está derrochando los bienes que Dios le da. ¿Qué podemos hacer para evitarlo? Imitar la sagacidad de aquel administrador que usó el dinero de su señor para ganarse amigos que luego le recibieran en su casa. Es decir, cuando el dinero que actualmente se derrocha al servicio de la especulación, la codicia y el lujo desmesurado se utilice para devolver la dignidad a aquellos que han sido injustamente postergados, entonces el Señor nos felicitará por la astucia con que hemos obrado y bendecirá nuestra sociedad, haciéndola próspera y armónica»

Domingo XXV del tiempo ordinario - C

Amós 8, 4-7 / Salmo 112 / 1 Timoteo 2, 1-8 / San Lucas 16, 1-13


P. José María Prats / Camino Católico.- La profecía de Amós que hemos escuchado en la primera lectura fue anunciada en el reino del Norte –con capital en Samaria– a mediados del siglo VIII a. C. en un contexto de intensa actividad comercial y de acentuación de las diferencias sociales.

Amós denuncia la codicia de los ricos, que desean que pasen las fiestas para seguir enriqueciéndose, que disminuyen la medida, aumentan los precios, usan balanzas con trampa y exprimen y despojan a los pobres.

Es importante notar que esta época coincide con una gran crisis religiosa: por una parte, proliferan los cultos idolátricos cananeos y, por otra, la religión israelita se vive por muchos como una seguridad mágica por el mero hecho de pertenecer al pueblo elegido, desde la que se practica impunemente la injusticia.

La conexión entre ambas cosas es fácil de entender: la ruptura de la comunión con el Dios vivo que da sentido, orientación y motivación para una vida virtuosa, conlleva poner el fundamento de la existencia y las aspiraciones humanas en otras realidades, que se convierten en ídolos. Y de entre estos ídolos, el dinero es el que tiene mayor capacidad de seducción.

La sociedad de hoy tiene bastantes paralelismos con la Samaria de los tiempos de Amós. Por una parte estamos viviendo una crisis religiosa sin precedentes y, por otra, vemos agudizarse día a día la codicia y las diferencias sociales. El fin último de la economía, que debería ser el bien común, ha sido sustituido por lo que debería ser simplemente un medio: el dinero. Basta constatar, por ejemplo, que el volumen de la economía financiera especulativa es muchas veces superior a la economía real y que intentos de control de la especulación financiera como la tasa Tobin, que podrían erradicar el hambre en el mundo, han sido sistemáticamente vetados por los gobiernos debido a la presión ejercida por los especuladores.

La sociedad actual es comparable al administrador del que nos habla el Evangelio. Con su sistema económico contrario al designio divino está derrochando los bienes que Dios le da y está condenada a desaparecer –a «ser despedida»– como Samaria, que fue destruida por los asirios en el año 722 a. C., muy poco tiempo después de la profecía de Amós. ¿Qué podemos hacer para evitarlo? Imitar la sagacidad de aquel administrador que usó el dinero de su señor para ganarse amigos que luego le recibieran en su casa. Es decir, cuando el dinero que actualmente se derrocha al servicio de la especulación, la codicia y el lujo desmesurado se utilice para devolver la dignidad a aquellos que han sido injustamente postergados, entonces el Señor nos felicitará por la astucia con que hemos obrado y bendecirá nuestra sociedad, haciéndola próspera y armónica.

P. José María Prats

Evangelio:

En aquel tiempo, Jesús decía también a sus discípulos: 

«Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: 

‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando’. 

Se dijo a sí mismo el administrador: 

‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas’.

Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero:

‘¿Cuánto debes a mi señor?’. 

Respondió: 

‘Cien medidas de aceite’. 

El le dijo: 

‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta’. 

Después dijo a otro: 

‘Tú, ¿cuánto debes?’. 

Contestó: 

‘Cien cargas de trigo’. 

Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta’.

El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz. 

Yo os digo: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero».

San Lucas 16, 1-13

Oración a San Mateo, Apóstol, para no perder la esperanza de la conversión, leer la Palabra revelada y ser valientes en el seguimiento de Cristo / Por P. Carlos García Malo

P. Carlos García Malo / Camino Católico.- Cada 21 de septiembre la Iglesia Católica recuerda la figura de San Mateo, Apóstol y Evangelista, que vivió en Cafarnaún junto al lago de Galilea, y fue elegido por el mismo Señor para ser uno de los Doce que lo acompañó durante su vida pública.

El Evangelista fue un publicano que recolectaba los impuestos para los romanos y quien al encontrarse realizando esta función, pasó Jesús y lo llamó, este sin dudarlo siguió el llamado de Dios.

Al subir el Señor a los cielos Mateo predicó durante años en Judea y en países cercanos.

A San Mateo se le atribuye ser patrono de los banqueros y se le representa con un libro. San Jerónimo fijó la figura de un hombre alado como símbolo de su Evangelio.

En una fecha como hoy en el año 1953, Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco,  tenía 17 años de edad, y experimentó después de la confesión la llamada a la vida religiosa en la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, incluso su escudo pontificio lleva el lema «Lo miró con misericordia y lo eligió» como se describe el encuentro de Jesús con el Apóstol.

Pidamos con la siguiente oración a San Mateo, Apóstol, no perder la esperanza de la conversión, leer la Palabra revelada y ser valientes en el seguimiento de Cristo:


No todos se alegraron de la llamada del Señor cuando te dijo: ¡sígueme!

El juicio ya estaba hecho: recaudador de impuestos y ladrón.

Sin embargo Jesús no vino a llamar a los justos sino a los pecadores.

¡Qué esperanza para cuantos se sienten acusados por su conciencia!

En ti, San Mateo, está la confianza de miles que anhelan la misericordia del Salvador.

Respondiste rápidamente a la llamada, lo dejaste todo y te convertiste en discípulo y apóstol del Señor.

Tan íntimamente viviste a su lado que nos dejaste el Evangelio reconociendo a Jesús como Dios y Señor.

Ayúdanos a no perder la esperanza de la conversión, a leer la Palabra revelada y a ser valientes en el seguimiento de Cristo.

Amén.

San Mateo, ruega por nosotros.

P. Carlos García Malo


«Y yo (Jesús) os digo: ganaos riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas» / Por P. Carlos García Malo

 


Rajesh Mohur era hindú y cuidó a San Carlos Acutis desde los 4 años hasta su muerte: «Carlo me cautivó con su fe, caridad y pureza. Yo y mi mamá nos bautizamos católicos»

Rajesh Mohur y San Carlo Acutis

* «Carlo Acutis me dijo que sería más feliz si me acercaba a Jesús. Decía que la felicidad no se encuentra ni en el dinero, ni en las drogas, ni en las cosas materiales, sino en la Eucaristía. En la Eucaristía están todas las respuestas. Me decía que nuestra generación tiene suerte, porque ahora basta entrar en la iglesia más cercana para encontrarse con Dios; me explicaba la importancia de la Eucaristía y cómo nos guía hacia el Paraíso y que cuando participamos en misa y hacemos la primera comunión, nuestra vida cambia. Cada mañana cuando íbamos a la Iglesia me quedaba detrás observando sus reacciones. Se acercaba al tabernáculo como si alguien le estuviera esperando allí, como si hubiera una presencia. Permanecía en silencio, como en una conversación muda. Casi todos los días era así. Me intrigaba. Entonces me explicó que Dios está presente en el tabernáculo porque allí se encuentra su cuerpo, su sangre, su alma. Él sabía el Catecismo de la Iglesia Católica casi de memoria y me lo explicó tan brillantemente que logró emocionarme sobre la importancia de los sacramentos. Entonces, despacio, despacio… me explicaba la importancia del Bautismo y tantas otras cosas también. Todas esas experiencias cambiaron mi vida. Y pude ver al Dios vivo. Cuando vi los actos de Carlo, ya sabes, de un niño tan pequeño, me convertí» 

Camino Católico.- Carlo Acutis es uno de los jóvenes santos más inspiradores de su generación, y su testimonio de vida, como su intercesión, sin duda dio lugar a muchas conversiones. Rajesh Mohur es uno de los que tuvo el privilegio de conocerle durante su vida. 

Nacido en Mauricio, Rajesh era de religión hindú. Procedía de una familia de la casta Brahman, la casta más alta entre los hindúes. Su padre era sacerdote y presidente de la Asociación Hindú de Mauricio. Le enseñó a su hijo todas las oraciones hindúes y le inculcó la cultura religiosa y la historia. 

Cuando tenía 16 años, Rajesh fue enviado a la India, concretamente a Guyarat, la ciudad donde nació Gandhi, para continuar allí sus estudios.

"Estuve en muchos templos, conocí a muchos gurús. Todo era muy tranquilo", recuerda en el libro Beato Carlo Acutis: un santo en zapatillas de Courtney Mares. "Pero mi vida no estaba cambiando. Yo estaba buscando a un Dios vivo".

Después de ser admitido a una universidad en Rajasthan, el joven estudiante se licenció en Física. 

Mientras planea inscribirse en una maestría en Inglaterra, se enteró de la repentina muerte de su padre y rápidamente se vio obligado a regresar a Mauricio para ayudar a su familia, que enfrentaba problemas financieros.

Lleno de ira y amargura por la pérdida de su padre, Rajesh se refugió en la oración hindú, pero no lograba encontrar la paz.

Luchando por encontrar un trabajo estable, emigró a Italia a mediados de la década de 1980 y permaneció allí durante diez años.

Y en 1995, una familia lo contrató para ayudar a educar a un niño pequeño con cabello negro y rizado, llamado Carlo. 

«Cuando llegué a su casa, fue Carlo quien me abrió la puerta. Inmediatamente me tomó de la mano y me acompañó con sus padres».

Lo que debía ser una breve entrevista se convirtió en horas de juegos y conversación. «Me llevó al salón y sacó todos sus juguetes para mostrármelos. Luego pidió a su mamá si podía invitarme a cenar. Me dijo que yo era su 'zucchero' (azúcar) y que lo acompañaría todos los días a la escuela. Eso me conmovió enormemente. Al mirarlo, era como un pequeño ángel. Así comenzó nuestra historia en común», cuenta Rajesh a leexpress.mu.

San Carlo Acutis y Rajesh Mohur, que lo cuidó hasta su muerte y que por su testimonio se convirtió al catolicismo

El segundo día, Rajesh vio a este querubín de cabeza morena corriendo hacia él, con una gran sonrisa en los labios y una palma extendida hacia su nuevo amigo para ofrecerle un chicle.

Carlo impresionaba no solo por su amabilidad, sino también por su sentido de la generosidad. «Era un niño de un entorno privilegiado, pero no llevaba una vida lujosa y no se dejaba tentar por las cosas materiales. Tenía una vida sencilla y cuando encontraba a personas pobres, cogía sus ahorros y los compartía con ellos», recuerda Rajesh. Cada fin de semana visitaban la ciudad y, antes de ir a la escuela, Carlo no olvidaba adorar la Eucaristía diariamente.

Durante su infancia, Carlo leyó las vidas de los santos y vio dibujos animados basados ​​en la Biblia. 

Rajesh lo acompañaba en todas sus actividades, incluyendo la catequesis y la iglesia, a donde a Carlo le gustaba ir regularmente a orar antes o después de la escuela. 

Es allí donde vio florecer la fe en el alma del joven Carlo como florecen las rosas en primavera.

"Me llamaba la atención su comportamiento cuando estaba en la iglesia, era muy respetuoso. Él sabía que Jesús vivía allí… Me tocó el corazón", recuerda Rajesh, asombrado de ver la generosidad del joven con los demás y la forma como hablaba de su fe. 

El testimonio de Rajesh revela cómo el pequeño Carlo se convirtió en su maestro de fe desde la infancia. «Cada mañana cuando íbamos a la Iglesia me quedaba detrás observando sus reacciones. Se acercaba al tabernáculo como si alguien le estuviera esperando allí, como si hubiera una presencia. Permanecía en silencio, como en una conversación muda. Casi todos los días era así. Me intrigaba. Entonces me explicó que Dios está presente en el tabernáculo porque allí se encuentra su cuerpo, su sangre, su alma», recuerda.

Más allá de la adoración, Carlo compartía pequeñas lecciones de vida con su niñero: «Me decía que nuestra generación tiene suerte, porque ahora basta entrar en la iglesia más cercana para encontrarse con Dios; me explicaba la importancia de la Eucaristía y cómo nos guía hacia el Paraíso[...] y que cuando participamos en misa y hacemos la primera comunión, nuestra vida cambia».

Su devoción no era solo teórica. El amor a Dios que sentía Carlo también se canalizaba en un amor concreto por los más vulnerables. Rajesh cuenta: «Un día vimos a un vagabundo durmiendo sobre un cartón. Carlo le dio el dinero que había recibido por su cumpleaños para comprar un saco de dormir y pidió a su madre que le diera comida todos los días. Yo se la preparaba y la entregábamos juntos». Y fue precisamente la coherencia y sencillez de este joven italiano lo que transformó la vida de Rajesh. «Me di cuenta de que el vacío que sentía en el fondo de mi corazón comenzaba a llenarse, y eso me impulsó a pedir el bautismo. Sus explicaciones y acciones me llevaron a mi conversión», recuerda.

"Carlo había tomado la costumbre (…) de rezar el Santo Rosario todas las noches antes de acostarse". Al crecer, Carlo le enseñó a Rajesh a rezar el rosario.

San Carlo Acutis y Rajesh Mohur, iban a misa juntos todos los días

Carlo siguió siendo un ejemplo en el camino de fe que inició Rajesh. Le pedía a su madre que le comprara DVDs sobre la vida de Cristo, la Virgen y los santos y le explicaba la Biblia de manera extraordinaria. Durante más de dos años y medio, Rajesh tomó clases de catecismo:"Él sabía el Catecismo de la Iglesia Católica casi de memoria y me lo explicó tan brillantemente que logró emocionarme sobre la importancia de los sacramentos. Entonces, despacio, despacio… me explicaba la importancia del Bautismo y tantas otras cosas también. Todas esas experiencias cambiaron mi vida. Y pude ver al Dios vivo. Cuando vi los actos de Carlo, ya sabes, de un niño tan pequeño, me convertí. Carlo me cautivó con su fe, caridad y pureza”, dice Rajesh.

Al final Rajesh pidió el bautismo y recibió su Primera Comunión y Confirmación al mismo tiempo, en 1999. Rajesh iba a misa todos los días con Carlo, y también podía finalmente comulgar.

Sus padrinos en el bautismo fueron los propios padres de Carlo. El joven italiano le aseguró que aquel momento sería un punto de inflexión en su vida. «Me dijo que el día de mi bautismo sería un gran día, porque estaría en contacto permanente con el Señor, Él actuaría en mi vida y todo cambiaría. Y así fue», recuerda Rajesh.

Tras la muerte de Carlo, el dolor fue profundo. «Estaba muy desanimado, no quería vivir en la casa familiar llena de recuerdos de él», confiesa. Sin embargo, encontró consuelo en un sueño donde Carlo se le apareció y le aseguró que no lo había dejado y que siempre velaría por él. Le dijo que no temiera a la muerte, porque después de ella está la eternidad en el Cielo, y que «si seguía todos los mandamientos de Dios y ponía a Dios en primer lugar en mi vida, iría al Paraíso».

Con su ejemplo y sus palabras, Carlo transformó la vida de Rajesh y tocó a quienes lo rodeaban. Para él, la esencia del joven santo se resume en una lección que resume en la entrevista: «Carlo me dijo que sería más feliz si me acercaba a Jesús. Decía que la felicidad no se encuentra ni en el dinero, ni en las drogas, ni en las cosas materiales, sino en la Eucaristía. En la Eucaristía están todas las respuestas».

El día del bautizo de Rajesh, al salir de la iglesia, los padres de Carlo quisieron celebrarlo en uno de los restaurantes más prestigiosos de Milán. «Le dije a Carlo que era un gran regalo tanto para mí como para él», recuerda. Pero el joven recién canonizado le respondió que «el mejor regalo que había recibido era el bautismo».

Varios años después, la madre de Rajesh voló desde Mauricio para visitar a su hijo. Y Carlo la llevó a misa.

No entendía mucho al respecto: no conocía ni el catolicismo ni el idioma italiano. Pero el joven Carlo Acutis le habla pacientemente en inglés sobre Jesús y Nuestra Señora de Lourdes. 

Con la ayuda de la familia Acutis, la madre de Rajesh visitó este santuario francés y, una vez que regresó a su hogar en Mauricio, a su vez pidió ser bautizada. "Él logró convertirnos, a mi madre ya mí, concluye Rajesh. Fue la gracia de Carlo".

Regina Selvam y Richard Michael, matrimonio católico indio afincado en España con 6 hijos: «Para el crecimiento de los hijos en la fe, lo más importante es que el matrimonio esté enamorado de Dios»


Regina Selvam y Richard Michael durante las vacaciones de veranos con sus seis hijos / Foto: Cedida por la familia Michael-Selvam

* «El Espíritu Santo me decía que tenía que rezar, y empecé a hacer novenas por mi futuro marido. Hasta que llegó el momento de ingresar en la universidad y sólo en mi promoción éramos 4.800 personas; en mi clase, 120 chicos y 9 chicas. Y católicos, sólo dos en todo el campus. Una compañera me dijo: ‘Hay un chico con nombre de católico, y es guapo’. Y resulta que igual que yo, Richard también rezaba novenas a san Antonio de Padua por su futura mujer. Así estuvimos dos años… Me impactó mucho ver por primera vez un Sagrario. Fue brutal poder hablar con el Señor. Mi madre nos decía que el mismo Dios que hablaba con Abraham era el del Sagrario, y ahora ¡podía hablar con Él directamente!» 

Camino Católico.-  En la India, un país donde el porcentaje de católicos es del 1,6 %, parecía imposible que Regina Selvam y Richard Michael se conocieran. Afincados hoy en España y tras casi 20 años de matrimonio y seis hijos, cuentan a Margarita García en Misión su historia y cómo la Providencia ha guiado todos sus pasos.

- ¿Cómo se vive la fe en minoría en un país como el suyo?

Regina: Mi madre era católica y mi padre se convirtió al casarse. Según la costumbre, se fueron a vivir con la familia paterna, todos hindúes. En una casa hindú no puede entrar un dios extranjero. Por eso, vivíamos la fe a escondidas, no conocíamos casi a los santos, ni teníamos una Biblia. Los domingos íbamos a misa y el sacerdote hablaba de cosas sencillas, por ejemplo: “Esta semana no habléis mal de otra persona”. Y cuando estábamos en familia, nuestra madre nos lo recordaba haciéndonos gestos con los ojos. Mi hermana y yo escribíamos para rezar el Rosario porque no podíamos hacerlo en voz alta. Mis padres consiguieron una imagen del Sagrado Corazón al que rezábamos por las noches. Para mí Él era el catolicismo. Yo le hablaba en silencio. Un día mis abuelos descubrieron la imagen y nos obligaron a elegir: o Dios o la familia. Mis padres eligieron a Dios y tuvimos que marcharnos.

- ¿Sufristeis algún episodio más de persecución religiosa?

Regina: Llegamos a vivir a un barrio de primera casta, los brahmanes. Ahí nos mandaban cartas de amenazas, nos insultaban y escupían… A los católicos nos odian porque “hemos renegado de las costumbres indias”. Yo no tuve amigos hasta el bachillerato.

- A pesar de la dificultad, ¿experimentabais la presencia de Dios?

Regina: Totalmente. Tienes una vida interior que te llena, no te hace falta nada. Fue una gracia total de Dios aceptar lo que me quería dar. De dónde venimos no está en nuestras manos.

- El matrimonio concertado es costumbre en la India, pero os casasteis por amor. ¿Cómo os conocisteis?

Regina: Para mi hermana y para mí el matrimonio concertado no suponía un problema, al contrario, si nuestros padres nos daban todo lo que creían bueno para nosotras, ¿por qué no iban a encontrarnos el mejor marido? Pero el Espíritu Santo me decía que tenía que rezar, y empecé a hacer novenas por mi futuro marido. Hasta que llegó el momento de ingresar en la universidad y sólo en mi promoción éramos 4.800 personas; en mi clase, 120 chicos y 9 chicas. Y católicos, sólo dos en todo el campus. Una compañera me dijo: “Hay un chico con nombre de católico, y es guapo”. Y resulta que igual que yo, Richard también rezaba novenas a san Antonio de Padua por su futura mujer. Así estuvimos dos años.

Richard: En toda la carrera nos habíamos cruzado dos veces. Regina no tenía pendientes, que los católicos sí llevan, y por eso pensé que era protestante. Casi a punto de terminar la carrera, le ofrecí una estampa de un santo. Ella la cogió y pensé: “Es católica”. Le pedí al Señor que si tenía que ser para mí, nos cruzáramos por la calle, y así ocurrió.

Richard Michael y Regina Selvam, matrimonio católico indio afincado en España / Foto: Cedida por la familia Michael-Selvam

- Ya tenía la señal, sólo faltaba dar con su teléfono…

Richard: No había móviles, y Regina no tenía teléfono ni en casa. En una tienda del pueblo había un fijo que me costó seis meses conseguir. Finalmente hablamos antes de la Pascua.

Regina: Me dijo: “Soy Richard, ¿te acuerdas de mí? Te quiero mucho. Quiero casarme contigo” . Y colgó. Unos días después fue la pedida de mano. El padre de Richard, para saber si era “buena católica” me preguntó por el capítulo 11 del Eclesiástico y mira cómo es la Providencia: ¡esa mañana lo había leído! Mi suegro se puso contentísimo. Dios estaba de nuestra parte. Pero aún tardamos un tiempo en casarnos porque no podía casarme antes que mi hermana, que es la mayor.

- ¿Entonces vinisteis a España?

Regina: Mi hermana y yo anhelábamos tener una comunidad, así que para continuar con nuestros estudios pensamos en emigrar a un país católico. Teníamos unos folletos de vidas de santos que no conocíamos y entre ellos estaba santa Teresa de Ávila. Pensé: “España tiene que ser muy santa”. Y animadas por nuestros padres fuimos a un coffee center, buscamos en Google un máster en matemáticas y otro en informática, y nos matriculamos en la primera universidad que nos salió. Mis padres vendieron todo y nos compraron el billete. Sólo quedaba el visado. Cuando llegamos a la embajada había una cola de gente que llevaba seis meses durmiendo allí. Empezamos a rezar a san Judas Tadeo y al llegar el momento de cerrar, salió un señor de la embajada y dijo: “¡Esas chicas, las últimas de hoy!”. ¡Otro milagro! Con dos maletas llenas de arroz y 500 euros cogimos el avión a Barcelona. Nuestros padres, antes de entrar en el aeropuerto, nos dijeron: “Un cristiano nunca se olvida de la obediencia, la alegría y la dignidad”.

- Y por fin llegáis a España.

Regina: Nos dimos cuenta de que para todo necesitábamos dinero. No podíamos pagar la residencia, teníamos que buscar piso, así que rezamos un rosario a san José pidiéndole una casa antes de que saliera el sol. Por la tarde teníamos un piso para compartir. Nos quedamos con 40 euros que nos duraron 2 años. Estábamos emocionadísimas, ¡el piso tenía agua limpia y un baño! Para nosotras era algo increíble. Había días que pasábamos hambre, pero se lo ofrecíamos a Dios. Y siempre llegaba comida.

- Y tú, Richard. ¿Dónde estabas?

Richard: En la India no era fácil encontrar trabajo, entonces me marché a Londres. Y Cuando se casó la hermana mayor de Regina nos pudimos casar.

- ¿Qué os impactó de España?

Richard: Que los colegios, las calles, los hospitales… tuvieran nombres cristianos. En España puedes ver a Dios en lo cotidiano. El cristianismo ha penetrado en todo, y aunque la gente diga que no practica, vive la fe aun sin quererlo. Hemos conocido gente atea que hace el bien…

Regina: Me impactó mucho ver por primera vez un Sagrario. Fue brutal poder hablar con el Señor. Mi madre nos decía que el mismo Dios que hablaba con Abraham era el del Sagrario, y ahora ¡podía hablar con Él directamente!

- Anhelabais una comunidad para vivir la fe, ¿la habéis encontrado?

Richard: Al buscar colegio para nuestros hijos conocimos un entorno católico de mucha fe. Para el crecimiento de los hijos en la fe, lo más importante es que el matrimonio esté enamorado de Dios. Nosotros lo tenemos presente de forma muy natural: al jugar al fútbol, al cocinar… Con la alegría de saber que cada acto está conectado con la eternidad. Así es más fácil transmitir la fe.

Regina: Intento sufrir un poco por el Señor. Así lo hacía mi madre. Ella a veces nos ponía el rosario como “almuerzo” para el colegio y asumíamos con naturalidad que ese día no comíamos, sino que rezábamos. Así también lo hacemos con nuestros seis hijos: si tienen hambre, a veces les dejamos pasar un poco de hambre. Tienen que saber que todo viene del Señor. Nuestros hijos tienen que ver que no tenemos una vida y luego está la fe.