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sábado, 11 de octubre de 2025

Arianna Valarezo: «Me alejé de Dios, sufría por falta de amor, abusé del alcohol, hice terapias con ayahuasca, chakras, hasta que en coma en la UCI Dios me tomó en sus manos»

 Arianna Valarezo ha tenido que realizar un camino perseverante de conversión con la oración y los sacramentos / Foto: Cortesía de Arianna Valarezo

* «Creo que no intenté suicidarme solamente por la gracia de Dios… Entregué mi corazón al Señor y finalmente le entregué mi vida para su servicio. En esta liberación el Señor cortó las cadenas con el alcohol y la falta de amor que me esclavizó durante tantos años. Todo esto no fue inmediato, duró más o menos 3 años. Al día de hoy no puedo vivir sin rezar el Rosario diario y trato de recibir los sacramentos lo más seguido posible. Diariamente me comunico con Jesús y Él guía todas mis decisiones. Es increíble cómo la vida cambia. He sufrido la persecución de ciertas personas de mi entorno, pero Dios nos ha protegido y nos ha bendecido con todo lo que necesitamos para vivir tranquilas. Ahora le consulto cada vez que tomo una decisión importante. Es un Padre exigente pero a la vez amoroso y comprensivo, y sobre todo es un Dios VIVO. No es fácil seguir a Jesús, cada día es una lucha y sigo siendo una pecadora. Caigo siempre pero tengo la confianza de que Él me levantará y de que jamás me abandonará. La Virgen María ha sido y es mi gran intercesora. Ella rezó al pie de mi cama cuando estaba en coma para que Dios me diera una segunda oportunidad y sigue intercediendo por mí» 

Vídeo del testimonio de Arianna Valarezo publicado el 27 de abril de 2022 de Mater Mundi 

Camino Católico.- Arianna Valarezo nació en una familia católica en la que se rezaba, pero en la universidad «me alejé de Dios, sufría por falta de amor, abusé del alcohol, hice terapias con ayahuasca, imanes, chakras, hasta que en coma en la UCI Dios me tomó en sus manos», explica a Aleteia en un testimonio en primera persona. Así explica su conversión:

«No sentirme querida casi acaba conmigo»

Nací y crecí en una familia católica creyente. En mi casa siempre se rezaba y se iba a misa.

Mis padres y hermana siempre fueron devotos de la Virgen María y desde pequeña me recuerdo rezando con ellos el Rosario. Me acuerdo que mi Primera Comunión fue un momento muy bonito y emocionante.

Sin embargo, a partir de la adolescencia empecé a juntarme con amigas y amigos alejados de Dios, y empecé a tener problemas en la casa por mi rebeldía.

Esto trajo un fuerte alejamiento de mis padres, por lo cual desde muy joven me sentí muy sola, incomprendida, y con una gran falta de amor.

Cuando llegué a la universidad ya estaba bastante alejada de Dios. Mi grupo de amigos era totalmente indiferente a los temas religiosos y lógicamente empecé a llevar a una vida donde cada vez tenía menos noción de la existencia de Dios.

Una extraña voz

No recuerdo en qué momento fue, pero empecé a sentir que una voz me acompañaba muchas veces durante el día.

Era como una risa en mi oído que susurraba y se reía cuando iba a pecar o estaba ante una tentación. No le di importancia hasta hace un par de años.

Mi corazón se endureció cada vez más. Era incapaz de sentir pena o dolor ante el sufrimiento ajeno.

Tratando de huir

Mi único interés era pasarlo bien, olvidar el dolor que sentía por la falta de amor en mi corazón.

Y para eso me dediqué a salir de fiesta, salir con amigas, tener pretendientes, viajar y buscar las cosas del mundo, como un buen trabajo, verme bien físicamente, hacer ejercicio, etc.

El enemigo me encadenó a través del abuso de alcohol, y muchas veces caí en pecado mortal relacionado a esto.

Puedo decirles que cada vez me sentía más vacía, y a la vez perdí la noción del pecado.

Cuando cometes pecados graves y no estás en gracia, pierdes el temor y la pena de ofender a Dios.

Arianna Valarezo durante una fiesta / Foto: Cortesía de Arianna Valarezo

¿Nadie me amaría nunca?

Y por eso apenas salí de mi casa a los 23 años, empecé a convivir con mi pareja de ese entonces, y luego con 2 parejas más.

Cada relación era más tormentosa y dañina. Llegué a creer que jamás nadie me amaría y que estaba condenada a sufrir toda mi vida con personas que me hacían daño y me maltrataban.

En varios momentos, lo único que quería era terminar con ese dolor y la verdad creo que no intenté suicidarme solamente por la gracia de Dios.

Puertas abiertas al enemigo

Busqué varias formas de acabar con mi dolor: hice terapia con ayahuasca, imanes, chakras.

Y empecé a notar que sentía miedo durante las noches, como si algo estuviera conmigo.

No tenía idea de lo dañino que es hacer estas cosas y cómo abrimos puertas al enemigo.

También leí muchos libros de autoayuda: Louise Hay, Deepak Chopra, algunos psicólogos importantes.

Pero solo tocaban temas superficiales, me decían que yo sola podía ser feliz y lograr mis metas.

Y la verdad siempre sentí que algo faltaba en ese speech, que no era cierto y no me calmaba el vacío interior.

La consagración a María, punto de inflexión

Más o menos a los 30 años, mi papá me invitó a hacer la consagración al Inmaculado Corazón de María de san Luis Grignon de Monfort, y la hice con él solo para darle gusto en realidad.

Desde ese momento y sin que me diera cuenta, la Virgen María empezó a protegerme de una forma especial.

Arianna Valarezo tomando su Rosario en la mano, compartiendo como la Virgen María la ha protegido / Foto: Cortesía de Arianna Valarezo

A los 33 años salí embarazada de la pareja con quien vivía y me preparé para el parto natural.

Sin embargo al momento de dar a luz no pude dilatar y me hicieron una cesárea de emergencia. 

Regresé a mi casa y empecé a notar que me dolía el cuerpo, estaba hinchada y tenía mucha fiebre, así que regresé a la clínica.

Mi batalla espiritual en la UCI

Y después de unos análisis me dijeron que tenía una fuerte infección por una bacteria intrahospitalaria y que tenían que operarme de emergencia.

Hasta ese momento no tenía idea de la gravedad de mi infección, pero gracias a Dios y a una buena amiga de la familia, vino un sacerdote a la clínica y después de mucho tiempo, recibí la confesión, la comunión y hasta la unción de los enfermos.

Al abrirme descubrieron que tenía una sepsis y tuvieron que ponerme en coma inducido.

Es en ese coma de 2 días, Dios Nuestro Señor me regaló una visión. Salí de mi cuerpo y fui trasladada a un lugar que llamo mi infierno personal.

Era un lugar espantoso. Es difícil describirlo con palabras pero era como una explanada interminable donde pude ver muchas escenas a la vez.

En resumen vi los mayores pecados y tormentos de la humanidad y cómo las almas son engañadas por el enemigo.

Vi cosas que durante mi vida había pensado que eran lo más importante como la belleza, la riqueza, el culto al cuerpo, el poder, la sexualidad en sus peores formas.

Y vi cómo son engaños del maligno para perder a las almas y cómo una vez que las almas aceptan el engaño, no hay vuelta atrás.

Comprendí muchas cosas y también fui tentada personalmente por el enemigo, quien me prometió darme todo lo que quisiera a cambio de adorarlo.

Esa batalla espiritual, que para mí duró siglos, solo terminó cuando imploré a Dios que me sacara de ese lugar, que yo no pertenecía allí.

Ríos de amor infinito

La misericordia infinita de Dios y seguramente la gracia de los sacramentos que había recibido me levantaron como una gran mano.

Sentí que una mano gigante me sacaba de ese lugar espantoso y empecé a elevarme.

Empecé a escuchar una música, como coros de miles de niños cantando, vi una luz celeste mucho más brillante que el sol y supe que llegaría a la presencia de Dios.

Cuando finalmente llegué a Su presencia, se me permitió solamente levantar un poquito el velo y lo que sentí fue ríos y ríos y ríos de amor infinito que me llenaron por completo.

Es una experiencia impresionante, donde el alma siente que ha llegado a su casa y quiere seguir ahí eternamente gozando de la presencia de su creador.

Además, sentí mucha vergüenza y pena por tener las manos vacías ante Dios que solo me daba amor y misericordia. Nunca me juzgó.

Segunda oportunidad

Comprendí que mi vida había sido vacía y que recibiría una segunda oportunidad. Sentí las oraciones de muchas personas como pequeñas velas encendidas, oraciones vivas por mi salud.

Regresé a mi cuerpo y me desperté en la UCI sin entender nada. Estaba enchufada a 8 máquinas, entubada, me alimentaban por sonda.

Escribí todo lo que había visto pero todavía dudaba si era un sueño.

Por medio de distintos acontecimientos y de varias señales, Dios me fue indicando que esa visión me la había dado para compartirla y para salvar almas.

Me dijo: “quiero que te proclames una mujer sana y liberada por tu Padre Dios”. Salí de la clínica 28 días después, con el corazón lleno de amor y una paz nueva para mí.

La conversión de mi vida

A partir de ahí, empezó la aventura más importante de mi vida: seguir a Dios y aceptarlo en mi corazón.

Yo vivía con un hombre que odia a Dios y a la Virgen María. Tenía que esconderme para rezar.

Entonces le rogué a Dios: "Si Tú quieres, sácame de aquí". Y al poco tiempo me regaló un trabajo y un apartamento y pude separarme finalmente de ese hombre y mudarme sola con mi hija de 1 año.

A partir de ahí, Dios me tomó en sus manos como una arcilla y empezó a moldearme: viajé a Estados Unidos y a través de un grupo de oración en Baltimore y su ayuda, entregué mi corazón al Señor y finalmente le entregué mi vida para su servicio.

En esta liberación el Señor cortó las cadenas con el alcohol y la falta de amor que me esclavizó durante tantos años. Todo esto no fue inmediato, duró más o menos 3 años.

Dios Padre está vivo

Al día de hoy no puedo vivir sin rezar el Rosario diario y trato de recibir los sacramentos lo más seguido posible.

Diariamente me comunico con Jesús y Él guía todas mis decisiones. Es increíble cómo la vida cambia.

He sufrido la persecución de ciertas personas de mi entorno, pero Dios nos ha protegido y nos ha bendecido con todo lo que necesitamos para vivir tranquilas.

Ahora le consulto cada vez que tomo una decisión importante. También me jala las orejas cuando caigo y me levanta para comenzar de nuevo.

Es un Padre exigente pero a la vez amoroso y comprensivo, y sobre todo es un Dios VIVO.

No es fácil seguir a Jesús, cada día es una lucha y sigo siendo una pecadora. Caigo siempre pero tengo la confianza de que Él me levantará y de que jamás me abandonará.

Arianna Valarezo visitando la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, en Portugal  / Foto: Cortesía de Arianna Valarezo

La ayuda de la Virgen hasta el cielo

La Virgen María ha sido y es mi gran intercesora. Ella rezó al pie de mi cama cuando estaba en coma para que Dios me diera una segunda oportunidad y sigue intercediendo por mí.

Mi hija ya tiene casi 6 años y ama a María y a Dios con todo su corazón.

Sigo escuchando esos susurros que les conté de vez en cuando en mi oído, pero sé que es el enemigo molestándome e inmediatamente pido a María o a san Miguel Arcángel que me protejan, y el susurro se va (así que no se preocupen si alguno escucha algo parecido, solo invoquen a María).

Siempre vamos a caer, a tropezar, pero sabemos que estamos del lado correcto de la batalla con el más poderoso de todos, nuestro Dios.

Sigamos trabajando para su obra que hasta el Cielo no paramos como dice el sacerdote. ¡Gloria a Dios!

Arianna Valarezo

Homilía del P. José Aurelio Martín y lecturas de la Misa de hoy, sábado, Santa Soledad Torres Acosta, 11-10-2025

11 de octubre de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. José Aurelio Martín Jiménez y lecturas de la Santa Misa de hoy, sábado de la 27ª semana del Tiempo Ordinario, Santa Soledad Torres Acosta, virgen. emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, sábado, Santa Soledad Torres Acosta, 11-10-2025

11 de octubre de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, sábado de la 27ª semana del Tiempo Ordinario, Santa Soledad Torres Acosta, virgen, presidida por el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Gozosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 11-10-2025

11 de octubre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, sábado, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 11/10/2025: «Mejor, bienaventurados los que escuchan la Palabra de Dios» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 11 de octubre de 2025, sábado de la 27ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 11, 27-28:

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, sucedió que una mujer de entre la gente alzó la voz, y dijo: 

«¡Bienaventurado el seno que te llevó y los pechos que te criaron!». 

Pero Él dijo: «Mejor, bienaventurados los que escuchan la Palabra de Dios y la guardan».

Misterios Gozosos del Santo Rosario en la Parroquia Asunción de Nuestra Señora, Torrelodones, 11-10-2025

11 de octubre de 2025.- (Camino Católico) Misterios Gozosos del Santo Rosario en la parroquia Asunción de Nuestra Señora, Torrelodones, emitido por 13 TV.



Oración a San Juan XXIII para pedir ser portadores del don de la paz y una gracia particular que precisemos

Camino Católico.- Cada 11 de octubre, la Iglesia celebra al Papa San Juan XXIII, hombre excepcional, una de las figuras más importantes del siglo XX y símbolo de una Iglesia que sale al encuentro del hombre moderno para recordarle que Dios, desde la eternidad, lo sigue invitando a compartir su vida, a alcanzar la plenitud y a dar frutos de santidad.

El “Papa Bueno”, como solía llamársele, dio el impulso necesario para que la Iglesia se renueve y pueda alzar su voz con mayor claridad en medio de un mundo que se construye cada vez más a espaldas de Dios.

Con todo, su más grande legado fue, sin duda, su santidad. Así lo hizo ver San Juan Pablo II en la homilía de la Misa celebrada con ocasión del traslado de sus restos en el año 2001: “Quisiera subrayar de modo particular que el don más valioso que el Papa Juan XXIII ha dejado al pueblo de Dios es él mismo, es decir, su testimonio de santidad” (Solemnidad de Pentecostés - 3 de junio de 2001).

Asimismo, el Papa Peregrino recordó en aquella ocasión unas palabras que Juan XXIII pronunció alguna vez, pensando en los santos y en los Pontífices sepultados en la Basílica de San Pedro: "¡Oh, los santos, los santos del Señor, que por doquier nos alegran, nos animan y nos bendicen!".

Angelo Giuseppe Roncalli, San Juan XXIII, nació en Sotto il Monte, Bérgamo, Lombardía (Italia), en 1881. Desde muy joven se sintió atraído por el servicio sacerdotal; ingresó al seminario y fue ordenado en 1904.

Durante la Segunda Guerra Mundial, siendo obispo, ayudó a salvar la vida de decenas de judíos perseguidos por los nazis, haciendo uso del llamado “visado de tránsito” de la Delegación Apostólica bajo su jurisdicción.

En 1953 fue creado cardenal, y a la muerte de Pío XII, en 1958, fue elegido Sumo Pontífice por el Colegio Cardenalicio. Con el transcurso del tiempo, se ganó el apelativo de “Papa Bueno”, gracias a sus evidentes cualidades humanas: poseía un gran sentido del humor y un don de gentes muy singular. Le ayudó a ello su aspecto bonachón y su sonrisa  perenne, características que dejaban entrever un alma deseosa de Cristo.



El mundo entero -en una época por demás convulsionada- se convirtió en testigo del esfuerzo del Santo Padre por inspirar auténtica paz y confianza. Eran días de tensiones a todo nivel. Mientras algunos líderes mundiales convocaban al enfrentamiento, la violencia y la guerra, Juan XXIII enviaba señales totalmente opuestas: las gentes veían en él al pastor humilde, atento, sencillo, y, al mismo tiempo, decidido, valiente, activo. 

Mientras los movimientos contraculturales e ideológicos alzaban las banderas de la subversión de los valores y de los principios tradicionales, San Juan XXIII también hacía un poderoso llamado al cambio, pero sin desconocer la riqueza de lo humano, condensada en la tradición cristiana.

La Iglesia, gracias a su magisterio, se convirtió en una voz que era escuchada, en un faro que iluminaba las nuevas tinieblas que iban apareciendo y que aún hoy ensombrecen la vida en sociedad.

Juan XXIII marcó, además, el derrotero que seguirían los posteriores Pontífices: el diálogo con la cultura secular, el ecumenismo y la búsqueda de la paz. Como parte de ese magisterio pontificio están las famosas encíclicas Pacem in terris (sobre la paz entre los pueblos) y Mater et magistra (en torno a la cuestión de los trabajadores). 

En ese marco magisterial y misionero, de una Iglesia abierta al mundo para redimirlo en Cristo, San Juan XXIII quiso convocar un Concilio. Su intención era poner a la Iglesia a tono con los nuevos tiempos en total fidelidad al Evangelio, pero renovada en su propuesta.

Así, el Papa Roncalli convocó el Concilio Vaticano II, inaugurado el 11 de octubre de 1962. Este fue inobjetablemente el mayor acontecimiento de la Iglesia durante el siglo XX, cuya proyección se extiende al nuevo milenio. Con el correr de los años, los católicos nos hacemos cada vez más conscientes de lo oportuno del Concilio, del aggiornamento (actualización) que exigía el Espíritu para fortalecer a la Iglesia fundada por Jesucristo y potenciar su misión evangelizadora. 

San Juan XXIII fue llamado a la Casa del Padre el 3 de junio de 1963. San Juan Pablo II -heredero y protector de la riqueza del Concilio- lo beatificó el año 2000 y el Papa Francisco lo canonizó el 27 de abril de 2014.

Pidamos a Dios por intercesión de San Juan XXIII ser portadores del don de la paz y una gracia particular que precisemos, con la siguiente oración:

Oración

Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por todos el Papa de la paz y el Papa bueno.

Te pedimos Padre por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.

Ayúdanos Señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.

Queremos, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero porque, como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.

Gracias por este ejemplo de virtudes. Y unidos a todos los santos del cielo y en especial a este Papa bueno te suplico Padre Santo esta gracia particular que necesito (haga aquí su petición).

Gracias te doy de antemano, Señor, porque al ruego de tan gran intercesor estoy seguro de que me será concedida. Amén.

viernes, 10 de octubre de 2025

San Daniel Comboni - Película de su vida en dibujos animados

 


Camino Católico.-  Conoce la apasionante vida de San Daniel Comboni a través de dibujos animados. Descubre quién fue el fundador de los Misioneros Combonianos y por qué fue proclamado santo por el Papa Juan Pablo II.


Homilía del P. Félix Castedo y lecturas de la Misa de hoy, viernes de la 27ª semana del Tiempo Ordinario, 10-10-2025

10 de octubre de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Félix Castedo y lecturas de la Santa Misa de hoy, viernes de la 27ª semana del Tiempo Ordinario, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, viernes de la 27ª semana del Tiempo Ordinario, 10-10-2025

10 de octubre de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, viernes de la 27ª semana del Tiempo Ordinario, presidida por el P. Félix Castedo, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Dolorosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 10-10-2025

10 de octubre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Dolorosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, viernes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero. 

Palabra de Vida 10/10/2025: «El Reino de Dios ha llegado a vosotros» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 10 de octubre de 2025, viernes de la 27ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 11, 15-26:

En aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:

«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».

Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:

«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.

Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín.

El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.

Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por lugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice:

“Volveré a mi casa de donde salí”.

Al volver se la encuentra barrida y arreglada.

Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí.

Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 10-10-2025

10 de octubre de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Oración a San Daniel Comboni para pedir una fe simple y grande que se abandone a la voluntad de Dios

Camino Católico.-  Cada 10 de octubre la Iglesia Católica celebra a San Daniel Comboni (1831-1881), misionero y fundador de la “Compañía Hijos del Sagrado Corazón de Jesús”, instituto que adoptaría más tarde el nombre de “Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús” en honor a su fundador.

Hace 21 años, el 5 de octubre de 2003, el Papa San Juan Pablo II celebraba la Misa de canonización de este eximio misionero. Durante la homilía el Santo Padre recordaba cuánto “hacen falta evangelizadores que tengan el entusiasmo y el celo apostólico del Obispo Daniel Comboni, apóstol de Cristo entre los africanos”. 

“Él empleó los recursos de su rica personalidad y de su sólida espiritualidad para dar a conocer a Cristo y hacer que fuera acogido en África, continente que amaba profundamente”, añadió el Pontífice.

San Daniel Comboni nació en Limone sul Garda, Brescia (Italia), en 1831, en el seno de una humilde familia de campesinos. Inició sus estudios en Verona, en el Colegio San Carlo, y luego pasó al Instituto fundado por el Padre Nicolás Mazza. Allí estudió filosofía y teología, y fue allí también donde empezó a interesarse por las misiones en el África Central. 

Fue ordenado sacerdote en 1854 y unos años después, lleno del espíritu misionero que Dios suscitó en él, partió rumbo a África. Ahí encontró una realidad caracterizada por la pobreza material y la miseria espiritual, con gentes que no conocían a Dios y que al mismo tiempo carecían de las condiciones básicas para vivir dignamente. 

Comboni, de regreso en Italia, decidió ayudar a esos hijos de Dios por los que parecía que nadie estaba dispuesto a hacer algo. Como respuesta a tan grande necesidad, empezó a pedir recursos para la misión africana, primero viajando por distintos lugares de Europa y luego, incluso, pidiendo ayuda entre los obispos asistentes al Concilio Vaticano I, evento en el que participó. 

Daniel Comboni fue el fundador de dos institutos misioneros, uno de varones y otro de mujeres: los Misioneros Combonianos y las Hermanas Combonianas. Posteriormente, sería nombrado Vicario Apostólico de África Central y consagrado obispo en 1877.

Mons. Comboni, al lado de sus hermanos africanos, pasó innumerables peripecias y dificultades: la muerte de varios de sus misioneros, la enfermedad, las crueles sequías, el hambre y el asedio de esclavistas modernos. Por último, sus enemigos lanzaron sobre él todo tipo de falsas acusaciones, las que el obispo enfrentó con paciencia y caridad. 

Con todo, Mons. Comboni se mantuvo firme, fiel a la Cruz de Cristo y a su Iglesia. Mientras la salud lo acompañó, trabajó en pos de la consolidación de la actividad misionera en el África Central. Murió el 10 de octubre de 1881.

Actualmente, los combonianos trabajan en diversas obras misioneras alrededor del mundo y su presencia en África se mantiene incluso en zonas de conflicto, o donde los cristianos sufren persecución.

Por otro lado, los combonianos han calado en el alma y la cultura popular católica de varias generaciones a través de sus ágiles publicaciones: “Aguiluchos” y “Misión sin fronteras”, revistas con las que dan a conocer la labor misionera en el mundo de hoy.

Con la siguiente oración invoquemos la intercesión de San Daniel Comboni para pedir una fe simple y grande que se abandone a la voluntad de Dios:


Oración a San Daniel Comboni para pedir una fe simple y grande que se abandone a la voluntad de Dios

Oh, Padre Todopoderoso,

San Daniel Comboni vivió una admirable e infinita confianza en Ti: danos también a nosotros, por su intercesión una fe simple y grande que cada día se abandone a tu voluntad.

Oh, Padre, El espíritu de sacrificio y el amor heroico de la Cruz ardían en el corazón de San Daniel Comboni: danos también a nosotros un corazón generoso como el suyo, que sabe entregarse en el sacrificio sin cansarse.

Oh, Padre, San Daniel Comboni tenía un amor inmenso por las almas de los más pobres y abandonados: haz que como él, no descansemos si hay algún hermano que todavía no te conoció, haznos misioneros del Evangelio para que muchos te puedan encontrar.

Oh, Padre, San Daniel Comboni pasó toda su vida difundiendo Tu Reino entre los pueblos del África; amó intensamente el África y los africanos; por su intercesión da a los pueblos africanos el pan del Evangelio y sostén a los misionarios en ese continente.

¡San Daniel Comboni, ruega por nosotros!

«Bienaventurados los que trabajan por la paz» / Por P. Carlos García Malo