Camino Católico

Mi foto
Queremos que conozcas el Amor de Dios y para ello te proponemos enseñanzas, testimonios, videos, oraciones y todo lo necesario para vivir tu vida poniendo en el centro a Jesucristo.

Elige tu idioma

Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada pinchando en la imagen:

martes, 4 de noviembre de 2025

Fátima Cecilia Sánchez, 22 años, es Carmelita Descalza y prometerá sus votos temporales: «Mirando la cruz del convento al visitarlo se me vino a la cabeza una frase: ‘Aquí estoy…, aquí te espero’»


Fátima Cecilia Sánchez Izquierdo en el convento de las Carmelitas Descalzas de Zarautz, el pasado 13 de octubre de 2025 / Foto: JOSE CARLOS CORDOVILLA - Diario de Navarra 

* «En la renovación carismática tuve un encuentro con el amor de Dios que me descolocó y que transformó completamente mi vida. A raíz de eso pensé que realmente Dios existe y me ama… “Quería entregarme a Dios, no sabía cómo. Y pensé, bueno, monja… La clausura tiene la finalidad de crear un clima de silencio y oración… para facilitar la unión con Dios. No es que sea mejor o peor que otras vocaciones en medio del mundo. Cada vocación se amolda mejor a cada persona. Estamos hechos y llamados a vivir de una determinada manera. El Señor me llamó a vivir así. Al final, lo que importa, no es el lugar al que te llame, sino querer responder y hacer su voluntad» 

Camino Católico.- El monasterio de las Carmelitas Descalzas de Zarautz se erige en un caserón de piedra coronado por la torre de su iglesia. Construido hace 120 años, lo rodean ahora edificios de viviendas en altura, en el centro de la localidad costera, a dos calles del mar. Dentro conviven once religiosas. La mayor, María Dolores Mozo Alberdi, donostiarra de 95 años; las dos más jóvenes, son navarras. Carolina Martínez Soto, pamplonesa de 31 años, entró con 21. Y Fátima Cecilia Sánchez Izquierdo, que ahora tiene 23 años, de Barañáin, la benjamina, ingresó sin cumplir los 18, el 18 de septiembre de 2021, terminada la selectividad y admitida en la universidad. El 22 de noviembre de este año 2025 prometerá los votos temporales, es algo así como el ecuador de su noviciado.

Fátima Cecilia Sánchez Izquierdo es la mayor de dos hermanos. Estudió en el colegio Miravalles, vivía en Barañáin (Navarra), recibía clases de violín en una escuela de música, -que se prolongaron dentro del convento- y, antes de encontrarse con Dios, le gustaba ver series en su tiempo libre. Una adolescente como tantas en una familia, la suya, católica y cercana a distintos movimientos en la iglesia. 

Fátima Cecilia Sánchez Izquierdo tocando el violín en su casa, lo que siguió estudiando cuando ingresó en el convento de las Carmelitas Descalzas de Zarautz, el 18 de septiembre de 2021 / Foto: Marta León de San Sebastian - Aleteia 

La primera llamada a ser monja en 2º de la educación secundaria

“Fe he tenido siempre, pero unos años más que otros, en el sentido de que, de pequeña estuve muy cerca de Dios, pero después lo dejé un poco de lado, no estaba muy pendiente de Jesús. En 2019 empezamos a participar en las alabanzas y poco a poco redescubrí el amor de Dios y mi vida empezó a centrarse, de nuevo, en Él”, relata en una entrevista en Aleteia.

“Yo creo que lo primero que recuerdo en torno a la vocación se remonta a cuando estaba en segundo de la Educación Secundaria. Leí un libro de santa Teresa de Calcuta y aquello de irse a cuidar a los más pobres entre los pobres, por amor a Dios me parecía que era lo máximo a lo que un cristiano puede llegar, lo más radical y extremo. Y entonces sí que me pregunté si tal vez el Señor querría que yo fuera Misionera de la Caridad, porque yo también quería llevar a Dios a todas las almas”, cuenta Fátima Cecilia.

“Pero esa idea se quedó un poco olvidada porque otra idea se hizo fuerte en mí: la de que podía llegar a todas las personas del mundo desde un mismo lugar, a través de la oración. Dios me lo inspiró, en aquel momento en el que pensaba que irse por el mundo a evangelizar era lo más”, puntualiza.

De llevar una vida más frívola a escuchar la llamada de Dios

“El tiempo pasó y yo empecé a llevar una vida de fe más frívola. Dios no estaba en mi vida demasiado presente, rezaba pensando en los exámenes y poco más, aunque nunca abandoné la misa del domingo y me confesaba de vez en cuando”, reconoce la religiosa.

“Pero al comenzar bachillerato, empecé a acudir con mi padre a las alabanzas carismáticas del grupo ‘Torre de David’. Y casi al mismo tiempo, empecé a ir a catequesis con un grupo de jóvenes, en la parroquia de Ermitagaña, barrio de Pamplona”, explica Fátima Cecilia.

“En la renovación carismática tuve un encuentro con el amor de Dios que me descolocó y que transformó completamente mi vida. A raíz de eso pensé que realmente Dios existe y me ama”, sostiene. 

“Quería entregarme a Dios, no sabía cómo. Y pensé, bueno, monja. Pero no conocía a ninguna y busqué en Google, tipos de monjas, a ver qué encontraba. Salió una lista por orden alfabético: adoratrices, agustinas... Me llamó la atención carmelitas descalzas y busqué a ver quiénes eran, porque no sabía nada de ellas, nunca había tenido contacto con ninguna. No recuerdo lo que leí, pero sí que me encantó y a partir de ahí fui pensando, en la oración, en esa posibilidad. Lo fui pensando poco a poco y creo que me di cuenta de que podía ser algo serio”, asegura.

Luego, prosigue contando que “pensé que sería bueno hablarlo con un sacerdote. En enero (2020) empecé a hablar con el sacerdote del colegio que nos había dado una charla que me gustó. Le dije lo que me estaba pasando y él me preguntó si se lo había dicho a mis padres. Por entonces yo tenía pensado hacer un retiro con los carismáticos y le dije que a la vuelta hablaría con ellos. Volví del retiro super contenta y, tal como acordamos, como veía mi vocación, descarté la biología marina se lo dije a mis padres en cuanto tuve ocasión, en el coche de vuelta a casa.

Los padres recibieron la noticia como una bomba nuclear

Carlos Sánchez, el padre de Fátima, interviene en la conversación recordando ese momento: “Fue una bomba nuclear con onda expansiva. Venía del retiro totalmente feliz y en una auténtica nube. Si me hubiera dicho que quería hacer algo relacionado con la Renovación Carismática no me hubiera sorprendido, pero dijo Carmelita Descalza. Y aquello fue algo totalmente inesperado. De hecho, nunca habíamos tenido contacto con ninguna de ellas”, asegura.

“Hemos participado en muchos grupos y de muchos carismas de la Iglesia a lo largo de la vida, pero nunca habíamos tenido relación alguna con monjas contemplativas. Tengo que decir que nosotros creemos mucho en la Providencia y cuando nos lo dijo pensé que por algo sería. No me lo tomé a broma, ni mucho menos, pensé que ya iríamos viendo”, dice Carlos.

Y subraya que “como católicos practicantes, el tema de la vocación fue algo a lo que estábamos abiertos, es decir, siempre pensamos que podría ser una posibilidad más, tanto con Fátima como con su hermano. Lo que nunca hubiéramos esperado es que nos lo dijera en ese momento, tan joven… y a Carmelita Descalza”.

Fátima Cecilia Sánchez Izquierdo, en el centro, junto a sus padres y su hermano, antes de ingresar en el convento de las Carmelitas Descalzas de Zarautz, el 18 de septiembre de 2021 / Foto: Marta León de San Sebastian - Aleteia 

Contacto telefónico con las Carmelitas de Zarautz

“Cada semana hablaba con el sacerdote, que me ayudaba con el tema de la vocación pero también me ayudaba a rezar con más profundidad, haciendo meditación y me enseñó también a utilizar el breviario, etcétera. Durante el curso, había que leer un libro para subir nota en religión y de la lista que me ofrecían cogí uno sin ningún motivo en particular. Escogí Historia de un alma, que resulta que fue escrito por Santa Teresa de Lisieux, una santa carmelita importante. El libro me encantó y con muchas cosas que allí aparecen me sentí identificada, afirma Fátima Cecilia.

“Yo tenía esa inquietud dentro pero seguía con mi vida normal. En casa no era una cosa de la que habláramos todo el tiempo ni mucho menos. Al principio nada, pero como yo seguía con eso dentro, de vez en cuando sí que hablábamos algo”, dice.

“El sacerdote del cole con el que yo hablaba conocía a otro sacerdote que tenía relación con las carmelitas de Zarautz y un día me pasó el teléfono por si queríamos llamar y hablar con ellas. Cuando terminó el confinamiento del Covid y el curso ya estaba terminando, un día las llamamos mis padres y yo y recuerdo que fue una llamada muy bonita. Hablamos con la priora, la madre María Almudena, y mis padres le dijeron que yo tenía alguna inquietud vocacional o algo así… yo tampoco sabía muy bien qué decir. Estuvimos hablando un rato y nos dijo que podíamos visitarlas cuando quisiéramos”, comparte.

Descarta las monjas de ‘Iesu Comunio’

“Ese verano, cuando estuvimos en Valencia, donde viven mis tíos y mis primos, fuimos un día a Godella, a visitar a las monjas de Iesu Comunio. Son muchas y muy jóvenes y a mis padres les pareció que podía ser interesante que las conociera, por aquello de conocer otras congregaciones. Estuve allí y lo cierto es que me encontré con unas monjas muy felices. Obviamente que aquella felicidad la quería también para mí, pero en ningún momento tuve la sensación de que fuera mi sitio”, se sincera Fátima Cecilia.

Añade que “de hecho, estuvimos mis padres y yo con ellas un rato y me ofrecieron la posibilidad de quedarme a hablar un rato más yo sola con ellas, pero les dije educadamente que no, que no tenía más interés”.

La cruz de las Carmelitas de Zarautz que le atrajo

“A la vuelta de las vacaciones, justo antes de empezar Segundo de Bachillerato fuimos un día toda la familia a pasar el día a Zarautz y por la tarde nos acercamos al monasterio a visitar a las monjas. Al principio no sentí nada especial, fui allí pensando que tal vez fuera mi sitio o que tal vez no… no tenía muchas expectativas. En mi cabeza pensaba en las carmelitas pero no tenía ni idea. Estuvimos allí con ellas y sí que me fijé que en la pared, justo detrás de ellas, había una cruz”, describe.

Y comparte algo íntimo: “Esto me cuesta un poco explicarlo, porque no es que oyera ninguna voz, ni nada de eso, pero, mirando la cruz se me vino a la cabeza una frase: “Aquí estoy…, aquí te espero”.

“Las monjas hablaban, mis padres hablaban y yo como ausente pensando en esa frase. Después me ofrecieron quedarme un rato más, yo sola hablando con ellas y me pareció una idea genial. No recuerdo de qué hablamos, supongo que les haría alguna pregunta. Salí muy contenta de aquella primera visita”, valora 

“La priora me dio su teléfono y a partir de ahí yo la llamaba cada dos o tres semanas. Me gustaba hablar con ella y tenía ganas de volver pero con más tiempo. Pero había empezado el curso y mis padres me decían que tenía que estudiar… aunque yo quería volver a ir y un poco sí que insistí”, dice.

“Un día en oración hablaba con el Señor y le decía: ‘Señor, si tú quieres que sea Carmelita Descalza, mueve los hilos para que pueda ir a pasar el fin de semana de mi cumpleaños’, el 22 de noviembre. Pedía eso sabiendo que era muy difícil porque tenía exámenes de subida de nota justo la semana siguiente, mi cumpleaños tocaba en domingo y habría que celebrarlo en familia, además de que por el Covid, no podíamos salir de Navarra. Vamos, que era prácticamente imposible. Esa semana no di mucho la lata en casa pero sorprendentemente me dieron permiso para ir y además obtuve un permiso para poder viajar”, asegura  Fátima Cecilia.

Y valora su visita así: “Aquel primer fin de semana conocí a toda la comunidad, nueve monjas en total y fui un viernes por la tarde hasta el sábado por la noche. Como no podía entrar en la clausura, compartía con ellas los ratos de oración en la iglesia y mientras ellas trabajaban yo me quedaba en mi cuarto estudiando o pasaba algún rato en el locutorio hablando con alguna de ellas. Regresé a casa super contenta y convencida de que volvería de nuevo. De hecho, yo no paraba de preguntar a mis padres cuándo podría volver otra vez…”.

Fátima Cecilia Sánchez Izquierdo, antes de ingresar en el convento de las Carmelitas Descalzas de Zarautz, el 18 de septiembre de 2021 / Foto: Marta León de San Sebastian - Aleteia 

Lo dejó todo en manos del Señor

“En diciembre hice exámenes previos para la universidad. En Filosofía y en Literatura y escritura creativa. Yo estaba convencida que terminado el curso me iría al convento para quedarme, pero hice los exámenes por si después de todo no podía y tenía que estudiar. Pasadas las Navidades yo seguía pidiendo permiso para volver a Zarautz otro fin de semana pero había que estudiar un montón y mis padres solo me decían que tal vez en Semana Santa. A mí la verdad es que se me hacía larguísimo…”, confiesa.

“Llegó enero y febrero y tenía que estudiar muchísimo, pero yo no hacía más que pensar en las monjas y en mi vocación. No conseguía concentrarme bien en lo que hacía. Lo pasé mal, me agobié bastante y además mi hermano dio positivo por covid y nos confinaron a todos en casa. Me pilló justo en los exámenes así que a la vuelta del confinamiento tendría que hacer los exámenes atrasados además de ponerme al día con la nueva materia. Estaba agotada y cansada de la situación. Así que medio pensé: ‘Señor, o me ayudas Tú o yo no sigo adelante…’”, comparte.

“Durante ese tiempo dejé de hablar con el sacerdote que me dirigía y también dejé de llamar a la madre Maria Almudena. Es como que quería ignorar la llamada que sentía dentro, porque me estaba frustrando. Lo cierto es que no fue muy buena idea porque pasé una temporada muy triste y sin ganas de nada”, asegura.

“Para el puente de San José, en el colegio se organizó un retiro y decidí ir. No sé explicarlo muy bien, pero fue un retiro alucinante. Allí yo vi muy claramente, de nuevo, que quería ser carmelita. Como mis padres seguían con la idea de que empezara carrera en la Universidad, dejé todo en manos del Señor y le dije: ‘Ya me dirás cómo… ya me dirás cuándo’. Sentía que yo ya no podía hacer nada más…solo confiar. Volvió la alegría y la paz. Dejé de estar triste y angustiada, yo solo esperaba que mis padres despejaran sus dudas”, subraya.

“Terminé el curso bien y en mayo pude volver a Zarautz a pasar un fin de semana. Fue precioso, porque entonces sí que tuve una sensación de mucha paz. Yo no sabía que se podía sentir tanta paz, una paz brutal, ¡tanta que no podía respirar! Como aún quedaba un mes para el examen de Selectividad, pude pasar más rato con la madre María Almudena en el locutorio y disfruté mucho de los recreos con las hermanas”, dice Fátima Cecilia.

“Lo peor de ir allí era que luego tenía que volver a Pamplona, aunque suene horrible. Yo vuelvo con una mezcla de paz, de alegría…no sé, y vuelvo a casa pensando en que ya no voy a volver a pasar una noche allí, si no es para quedarme. Me marchaba a casa, pero se me desgarraba el corazón y un trozo se quedaba allí con las monjas. Volví muy centrada en hacer la selectividad y luego, en el verano, que fuera lo que fuera… La selectividad me fue bien, aunque yo no tenía ninguna intención de empezar la universidad”, comenta.

La visita al Arzobispo de Pamplona

“Mis padres seguían pensando en la universidad. Durante todo este tiempo que te he ido contando, ellos fueron hablando con sacerdotes y con personas que podían aportarles luz sobre este tema. Yo creo que han tenido opiniones y consejos de todo tipo. Hablaron con la Universidad y expusieron mi situación. Como las carreras escogidas por mí no tienen mucha demanda, les dijeron que no había problema en matricularme más tarde, en agosto, si al final decidía estudiar. Así que aún no había una decisión en firme, todas las puertas estaban abiertas”, recuerda.

Y continúa relatando: “Un día, mis padres y yo fuimos a hablar con el arzobispo de Pamplona Don Francisco Pérez, para ver qué opinaba él. Don Francisco nos dijo que, según su experiencia, lo que yo necesitaba era poder discernir desde dentro de la clausura. Que si me ponía a estudiar una carrera no lo podría hacer. Que si después de un tiempo veía que no era mi camino podría ponerme a estudiar, mucho más centrada. Entonces cuando volvimos de vacaciones, a finales de julio, mis padres, ya por fin, me dijeron que, sí lo tenía tan claro y Dios me estaba llamando realmente, ellos no querían pone trabas y que ¡adelante! Fue una alegría inmensa”, rememora.

Y reflexiona: “La clausura tiene la finalidad de crear un clima de silencio y oración… para facilitar la unión con Dios. No es que sea mejor o peor que otras vocaciones en medio del mundo. Cada vocación se amolda mejor a cada persona. Estamos hechos y llamados a vivir de una determinada manera. El Señor me llamó a vivir así. Al final, lo que importa, no es el lugar al que te llame, sino querer responder y hacer su voluntad”.

Con un equipaje ligero, el 18 de septiembre de hace cuatro años, dejaba para siempre Barañáin. El 22 de noviembre de 2025 prometerá los votos temporales, es algo así como el ecuador de su noviciado. “Se han duplicado los plazos”, explica la madre superiora, “porque había muchos casos de exclaustración y secularización”. “También la gente se casa más tarde”, interviene Akiko Tamura, como una manera de explicar que tal vez haga falta más tiempo para madurar una decisión tan relevante. 

Las carmelitas de Zarautz se levantan a las 6.30 horas. Rezan la liturgia de las horas, siete rezos a lo largo de la jornada y también tienen ratos de oración en silencio. El trabajo en la huerta, las plantas medicinales, el cuidado de las gallinas y los patos, la cocina o el mantenimiento de la casa les ocupa buena parte de la mañana y un rato por la tarde. Tras la comida y después de 

“Nos apañamos nosotras para el mantenimiento de la casa, casi para todo”, añade la madre superiora. 

Apenas salen para ir a votar o a renovar el carné de identidad. Es una ocasión para saludarlas en la calle. O para un abrazo.

Homilía del P. José Blanco y lecturas de la Misa de hoy, martes, san Carlos Borromeo, 4-11-2025

4 de noviembre de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. José Blanco y lecturas de la Santa Misa de hoy, martes de la 31ª semana del Tiempo Ordinario, san Carlos Borromeo, obispo, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, martes, san Carlos Borromeo, 4-11-2025

4 de noviembre de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, martes de la 31ª semana del Tiempo Ordinario, san Carlos Borromeo, obispo, presidida por el P. José Blanco, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Dolorosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 4-11-2025

4 de noviembre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Dolorosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, martes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero. 

Palabra de Vida 4/11/2025: «Sal por los caminos y senderos» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 4 de noviembre de 2025, martes de la 31ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 14, 15-24:

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús:

«¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!».

Jesús le contestó:

«Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados:

“Venid, que ya está preparado”.

Pero todos a una empezaron a excusarse.

El primero le dijo:

“He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame, por favor”.

Otro dijo:

“He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor”.

Otro dijo:

“Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir”.

El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado:

“Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”.

El criado dijo:

“Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio”.

Entonces el señor dijo al criado:

“Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se llene mi casa”.

Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete».

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 4-11-2025

4 de noviembre de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

San Carlos Borromeo fue un verdadero modelo de pastor según el corazón de Cristo / Por P. Carlos García Malo

 


lunes, 3 de noviembre de 2025

Homilía del P. Carmelo Donoso y lecturas de la Misa de hoy, lunes, san Martín de Porres, 3-11-2025

3 de noviembre de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Carmelo Donoso y lecturas de la Santa Misa de hoy, lunes de la 31ª semana del Tiempo Ordinario, san Martín de Porres, religioso, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, lunes, san Martín de Porres, 3-11-2025

3 de noviembre de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, lunes de la 31ª semana del Tiempo Ordinario, san Martín de Porres, religioso, presidida por el P. Carmelo Donoso, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Gozosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 3-11-2025

3 de noviembre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, lunes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero. 

Palabra de Vida 3/11/2025: «No invites a tus amigos, sino a pobres y lisiados» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 3 de noviembre de 2025, lunes de la 31ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 14, 12-14:

En aquel tiempo, Jesús dijo a uno de los principales fariseos que lo había invitado:

«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.

Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos».

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 3-11-2025

3 de noviembre de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Oraciones a San Martín de Porres ante necesidades apremiantes

Camino Católico.-  Cada 3 de noviembre, la Iglesia Católica celebra a San Martín de Porres, fraile dominico del siglo XVI, “el santo de la escoba”, llamado así por su oficio de portero y barrendero del convento en el que vivió.

Martín dio testimonio de humildad y sencillez en una época en la que el origen o el color de piel definían cómo se trataba a una persona. Son precisamente las virtudes mencionadas las que dejaron en evidencia en qué reside la libertad y la grandeza de un ser humano.

“Yo te curo y Dios te sana”, solía decir fray Martín, cada vez que atendía a algún enfermo. Martín fue un “mulato” -antigua denominación para los nacidos de padre blanco y madre negra, o viceversa-, admitido en calidad de “donado” por la Orden de Predicadores (dominicos), a causa de su condición de hijo ilegítimo. Se santificó, entre otras cosas, realizando los servicios más humildes, y también cuidando a enfermos y menesterosos.

San Martín de Porres -o de Porras- fue nombrado pertinentemente por el Papa San Juan XXIII como “Santo Patrono de la Justicia Social” y “Patrón Universal de la Paz” tras los peores momentos del siglo XX, en tiempos marcados por las consecuencias de las guerras y la violencia.

San Martín nació en Lima (Virreinato del Perú) en 1579. Su nombre completo fue Juan Martín de Porres Velázquez, hijo de un noble español de origen burgalés, don Juan de Porras, y una mujer de raza negra liberta, doña Ana Velázquez, natural de Panamá.

Desde niño, Martín dio muestras de tener un corazón solidario y sensible frente al sufrimiento de la gente. Solía manifestar su preocupación por quienes estaban enfermos o vivían en pobreza. Aprendió el oficio de barbero y algunos rudimentos de medicina, cercanos a lo que haría hoy un ‘herborista’. A los quince años pidió ser admitido en la Orden de Santo Domingo de Guzmán, a la que ingresó como hermano terciario, ya que era hijo ilegítimo y no tenía mayor educación.

Ya en el convento, trabajó como enfermero. Empezó a hacerse conocido por su amabilidad en el trato, sin hacer diferencias entre pobres y ricos, ni entre blancos, negros o indios. Atendía a quien se presentase en la enfermería con el mismo cuidado y esmero. Martín se ganó así el cariño de todos, y aunque inicialmente hubo reservas contra él entre los frailes, dado su origen “ilegítimo”, en 1603, hizo su profesión religiosa.


Con la ayuda de Dios, el santo hizo numerosos milagros, especialmente curaciones de males y enfermedades. Martín jamás se atribuyó portento alguno, por el contrario, recordaba constantemente que él solo era un siervo, y que quien devolvía la salud era Dios -de ahí su hermoso lema, “yo te curo y Dios te sana”-.

Enfermos desahuciados se reponían al solo contacto con sus manos o incluso con su sola presencia. Otros milagros también acontecieron por intercesión de Martín: hubo quienes lo vieron entrar y salir del convento, o de otros recintos, cuando se sabía que el fraile estaba en su celda, o cuando las puertas estaban trancadas. Otros aseguraban haberlo visto en dos lugares distintos a la misma vez (bilocación). Martín atendía a enfermos y menesterosos a tiempo y destiempo, y Dios le concedió el poder de hacer milagros y prodigios.

Martín había querido ser misionero, y todo indica que Dios le dio el don de la bilocación. Existen abundantes testimonios de que apareció en lugares inhóspitos -hablaba de las misiones en China o Japón como quien estuvo de veras allí-. Lo sorprendente fue que misioneros de aquellos lugares atestiguaron haberlo visto curar enfermos y acompañarlos en momentos difíciles, dándoles ánimo y rezando con ellos.

San Martín de Porres fue amigo muy cercano de otro santo dominico, nacido en España, pero afincado en la capital del virreinato del Perú, San Juan Macías. También se sabe que conoció y colaboró con Santa Rosa de Lima.

La situación de abandono moral en la que se encontraba mucha gente en Lima hizo que Martín se preocupara por ellos. Con la ayuda de algunos personajes acaudalados, entre los que estaba el virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, Martín reunía dinero con el que asistía a personas sin techo, enfermos y limosneros. Mientras tanto, en el convento dominico de la ciudad, cumplía con sus horas de servicio en la portería y haciendo los turnos de limpieza. Se dice que le bastaban tres horas de sueño por las tardes, porque por la noche se mantenía en vela, en oración frente al Señor.

Los moribundos, de cualquier clase social (o “casta” término empleado en la época), pedían que venga el santo hermano Martín a acompañarlos a bien morir, a lo que él nunca se rehusó. La ciudad entera entonces se encontró en determinado momento rendida a la humildad, el carisma y la caridad que irradiaba San Martín.

Incluso, el virrey Fernández, al enterarse de que su buen amigo Fray Martín estaba muy enfermo y parecía morir, quiso visitarlo en su lecho de muerte y besar su mano, pidiéndole que lo cuide desde el cielo.

San Martín de Porres partió a la Casa del Padre el 3 de noviembre de 1639, en compañía orante de sus hermanos dominicos. El santo entregó el alma a Dios después de besar el crucifijo.

San Martín de Porres ha sido generalmente representado con una escoba en mano, símbolo de su humilde servicio. La tradición, por otro lado, hace referencia no solo a su sencillez sino a la paz que irradiaba con su presencia.

Martín unió a los dominicos, unió a la ciudad de Lima, acercó culturas milenarias, vinculó razas -como se suele decir en Perú: “Hizo comer de un solo plato a perro, pericote (i.e. ratón) y gato”-. Por ello, San Juan XXIII exclamó: “¡Ojalá que el ejemplo de Martín enseñe a muchos lo feliz y maravilloso que es seguir los pasos y obedecer los mandatos divinos de Cristo!” (Homilía de la misa de canonización de San Martín de Porres, 1962).

En estos momentos marcados por sangrientos conflictos internacionales, te pedimos, San Martín de Porres que intercedas por la paz entre los hombres.

Invoquemos la intercesión de San Martín de Porres ante una necesidad apremiante con las siguientes oraciones:

Oración 

En esta necesidad y pena que me agobia acudo a ti, mi protector San Martín de Porres.

Quiero sentir tu poderosa intercesión. Tú, que viviste sólo para Dios y para tus hermanos, que tan solícito fuiste en socorrer a los necesitados, escucha a quienes admiramos tus virtudes.

Confío en tu poderoso valimiento para que, intercediendo ante el Dios de bondad, me sean perdonados mis pecados y me vea libre de males y desgracias.

Alcánzame tu espíritu de caridad y servicio para que amorosamente te sirva entregado a mis hermanos y a hacer el bien.

Padre celestial, por los méritos de tu fiel siervo San Martín, ayúdame en mis problemas y no permitas que quede confundida mi esperanza.

Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Oraciones en vídeo 



San Martín de Porres, que tu ejemplo de paciencia, fe y bondad ilumine nuestro día a día / Por P. Carlos García Malo