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domingo, 14 de diciembre de 2025

Papa León XIV en el Ángelus, 14-12-2025: «Los últimos, los pobres, los enfermos son quienes hablan por Cristo, que anuncia quién es a través de lo que hace, signo de salvación para todos»

* «Alegrémonos, pues, porque Jesús es nuestra esperanza, sobre todo en la hora de la prueba, cuando la vida parece perder sentido y todo se ve más oscuro, nos faltan las palabras y nos cuesta escuchar al prójimo. Que la Virgen María, modelo de espera, de atención y de alegría, nos ayude a imitar la obra de su Hijo, compartiendo con los pobres el pan y el Evangelio» 

   

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Sigo con viva preocupación la reanudación de los enfrentamientos en la parte oriental de la República Democrática del Congo. Al mismo tiempo que expreso mi cercanía a la población, exhorto a las partes en conflicto a que cesen toda forma de violencia y busquen un diálogo constructivo, en el respeto de los procesos de paz en curso» 

14 de diciembre de 2025.- (Camino Católico)  “Los últimos, los pobres, los enfermos, quienes hablan por Él. Cristo anuncia quién es a través de lo que hace. Y lo que hace es un signo de salvación para todos nosotros. En efecto, cuando se encuentra a Jesús, la vida carente de luz, de palabra y de sabor recupera su sentido”, ha remarcado el Papa León XIV durante el Ángelus, en este tercer domingo de Adviento.

En la plaza de San Pedro hay decenas de miles de fieles, entre los cuales están los relacionados con el mundo de las cárceles que hoy, domingo 14 de diciembre, celebran su Jubileo; hay peregrinos de diversas nacionalidades con pancartas y banderas, y también simples turistas escuchando la reflexión del Papa León basada en el Evangelio de Mateo. Juan el Bautista se encuentra justamente tras las rejas debido a su predicación, pero a pesar de sufrir la prisión no pierde la esperanza; incluso encadenado sigue siendo una voz libre en busca de verdad y justicia. Y desde esa cárcel se interroga, busca al Mesías y pregunta: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?".

Al finalizar la oración mariana, después de recordar las beatificaciones en España y Francia y los muchos mártires valientes asesinados por su fe, la voz de León se eleva nuevamente a favor de la paz. El Pontífice expresa preocupación por la reanudación de los enfrentamientos en la parte oriental de la República Democrática del Congo, expresa su cercanía con la población e invita a respetar los procesos de paz en curso. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente: 

PAPA LEÓN XIV

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro

III Domingo de Adviento, 14 de diciembre de 2025

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!

El Evangelio de hoy nos hace visitar en la prisión a Juan el Bautista, que se encuentra encarcelado a causa de su predicación (cf. Mt 14,3-5). Sin embargo, él no pierde la esperanza, convirtiéndose para nosotros en un signo de que la profecía, aunque esté encadenada, sigue siendo una voz libre en busca de la verdad y la justicia.

Desde la cárcel, Juan el Bautista oye hablar «de las obras de Cristo» (Mt 11,2), que son diferentes a las que él esperaba. Entonces envía a preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?» (v. 3). Quienes buscan la verdad y la justicia, quienes esperan la libertad y la paz, interrogan a Jesús. ¿Es Él realmente el Mesías, es decir, el Salvador prometido por Dios a través de los profetas?

La respuesta de Jesús dirige la mirada hacia aquellos a quienes Él ha amado y servido. Son ellos: los últimos, los pobres, los enfermos, quienes hablan por Él. Cristo anuncia quién es a través de lo que hace. Y lo que hace es un signo de salvación para todos nosotros. En efecto, cuando se encuentra a Jesús, la vida carente de luz, de palabra y de sabor recupera su sentido. Los ciegos ven, los mudos hablan, los sordos oyen. La imagen de Dios, desfigurada por la lepra, recobra su integridad y su salud. Hasta los muertos, totalmente insensibles, vuelven a la vida (cf. v. 5). Este es el Evangelio de Jesús, la buena nueva anunciada a los pobres. Cuando Dios viene al mundo, se ve.

La palabra de Jesús nos libera de la prisión del desánimo y el sufrimiento, toda profecía encuentra en Él el cumplimiento esperado. Es Cristo, de hecho, quien abre los ojos del hombre a la gloria de Dios. Él da la palabra a los oprimidos, a quienes la violencia y el odio les han quitado la voz; Él vence la ideología, que nos hace sordos a la verdad; Él cura las apariencias que deforman el cuerpo.

De este modo, el Verbo de la vida nos redime del mal, que lleva el corazón a la muerte. Por eso, como discípulos del Señor, en este tiempo de Adviento estamos llamados a unir la espera del Salvador a la atención de lo que Dios hace en el mundo. Sólo así podremos experimentar la alegría de la libertad que encuentra a su Salvador: «Gaudete in Domino semper – Alégrense siempre en el Señor» (Flp 4,4). Con esta invitación se abre la Santa Misa de hoy, tercer domingo de Adviento, llamado por eso domingo Gaudete. Alegrémonos, pues, porque Jesús es nuestra esperanza, sobre todo en la hora de la prueba, cuando la vida parece perder sentido y todo se ve más oscuro, nos faltan las palabras y nos cuesta escuchar al prójimo.

Que la Virgen María, modelo de espera, de atención y de alegría, nos ayude a imitar la obra de su Hijo, compartiendo con los pobres el pan y el Evangelio.

Oración del Ángelus:  

Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.



Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:


Queridos hermanos y hermanas:


Ayer en Jaén, España, fueron beatificados el sacerdote Emanuel Izquierdo y cincuenta y ocho compañeros, junto con el sacerdote Antonio Montañés Chiquero y sesenta y cuatro compañeros, asesinados por odio a la fe durante la persecución religiosa de los años 1936-38. Y también ayer, en París, fueron beatificados Raymond Cayré, sacerdote; Gérard-Martin Cendrier, de la Orden de los Frailes Menores; Roger Vallé, seminarista; Jean Mestre, laico; y cuarenta y seis compañeros, asesinados por odio a la fe en los años 1944-45 durante la ocupación nazi. Alabamos al Señor por estos mártires, valientes testigos del Evangelio, perseguidos y asesinados por haber permanecido junto a su gente y fieles a la Iglesia.


Sigo con viva preocupación la reanudación de los enfrentamientos en la parte oriental de la República Democrática del Congo. Al mismo tiempo que expreso mi cercanía a la población, exhorto a las partes en conflicto a que cesen toda forma de violencia y busquen un diálogo constructivo, en el respeto de los procesos de paz en curso.


Saludo con afecto a todos ustedes, romanos y peregrinos de Italia y de otras partes del mundo, en particular a los fieles de Belo Horizonte, Zagreb, Split y Copenhague; así como a los procedentes de Corea del Sur, Tanzania y Eslovaquia. Saludo a los grupos venidos de Mestre, Biancavilla y Bussi sul Tirino; a los exalumnos de la Asociación Mornese Italia, a la Orquesta Filarmónica Pugliese, a la Fundación Oasi Nazareth de Corato, a los jóvenes del Oratorio Salesiano de Alcamo y a los confirmandos de la Parroquia San Pío de Pietrelcina en Roma.


Les deseo a todos un feliz domingo.


Papa León XIV


Fotos: Vatican Media, 14-12-2025

Santa Misa de hoy, III Domingo de Adviento, Jubileo de los Presos, presidida por el Papa León XIV, 14-12-2025


Foto: Vatican Media, 14-12-2025


14 de diciembre de 2025.- (Camino Católico)  En la Solemnidad del III domingo de Adviento, conocido como el domingo de la alegría, el Papa León XIV ha presidido la Santa Misa en la Basílica de San Pedro con motivo del Jubileo del mundo penitenciario, concluyendo con éste los grandes eventos del Año Santo. "Celebramos hoy el Jubileo de la esperanza para el mundo carcelario, para los presos y para todos aquellos que se ocupan de la realidad penitenciaria", ha afirmado esta mañana el Papa ante 5.500 fieles presentes en la basílica papal y 2.500, que en la plaza lo han visto por las pantallas. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración. 


 


En su homilía, León XIV ha subrayado: “¡Que nadie se pierda! ¡Que todos se salven! Esto es lo que quiere nuestro Dios, este es su Reino, este es el objetivo de su acción en el mundo. Al acercarse la Navidad, queremos abrazar también nosotros, aún con más fuerza, su sueño, perseverantes en nuestro compromiso (cf. St 5,8) y llenos de confianza”.

P. Roberto Pasolini en la 1ª meditación de Adviento ante el Papa: «La vida reflorece solo cuando reconstruimos el cielo, en la medida en que ponemos a Dios en el centro»

 


* «El mal no debe ser simplemente perdonado: debe ser borrado, para que la vida pueda finalmente florecer en su verdad y en su belleza. Cada día borramos muchas cosas, sin sentirnos culpables y sin cometer mal alguno. Borramos mensajes, archivos inútiles, errores en un documento, manchas, rastros, deudas. Muchos de estos gestos, de hecho, son necesarios para hacer madurar nuestras relaciones y hacer el mundo habitable. Borrar quiere decir abrirse a Dios a partir de la propia fragilidad y permitirle a Él sanar»    

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la la 1ª meditación de Adviento del P. Roberto Pasolini ante el Papa León XIV 


Camino Católico.- “No viandantes perdidos” sino “centinelas que, en la noche del mundo, mantienen humildemente la confianza” para ver surgir la luz “capaz de iluminar a todo hombre”. El Padre Roberto Pasolini, predicador de la Casa Pontificia, acompaña en un recorrido en el que el tiempo de Adviento se convierte en ocasión para ser “peregrinos hacia una patria”, en un camino marcado por la esperanza y que tiene como horizonte la salvación.



La primera meditación de las tres previstas sobre el tema: “Esperando y acelerando la venida del día de Dios”, desarrollada el viernes 5 de diciembre en el Aula Pablo VI con la participación del Santo Padre León XIV, se centra en la Parusía del Señor e introduce en un tiempo singular: la conclusión del Jubileo de la esperanza. “El Adviento –subraya el religioso capuchino– es el tiempo en que la Iglesia reaviva la esperanza, contemplando no solo la primera venida del Señor, sino sobre todo su regreso al final de los tiempos”. Es el momento en el que se está llamado a “esperar y al mismo tiempo a apresurar la venida del Señor con una vigilancia serena y laboriosa”.



Darse cuenta de la gracia de Dios


“Parusía” es un término que el evangelista Mateo usa 4 veces en el capítulo 24 con un doble sentido: “presencia” y “venida” y Jesús compara la espera de su venida con los días de Noé antes del diluvio universal. Días en que la vida transcurría normalmente y en que solo Noé construyó el arca, instrumento de salvación. Su historia remite a preguntas necesarias para comprender de qué debe darse cuenta el hombre de hoy.


Ante desafíos nuevos y complejos, “la Iglesia está llamada a permanecer como sacramento de salvación en un cambio de época”. “La paz –enfatizó el Padre Pasolini– sigue siendo un espejismo en muchas regiones mientras las injusticias antiguas y las memorias heridas no encuentran sanación, mientras que en la cultura occidental se debilita el sentido de la trascendencia, aplastado por el ídolo de la eficiencia, la riqueza y la técnica. El advenimiento de las inteligencias artificiales amplifica la tentación de un humano sin límites y sin trascendencia”.



El misterio de un Dios que tiene confianza en el hombre


Darse cuenta no es suficiente, se necesita reconocer “la dirección en la que el Reino de Dios sigue moviéndose dentro de la historia”, volviendo a la capacidad profética del Bautismo. Darse cuenta de la gracia de Dios, “aquel don de salvación universal que la Iglesia celebra y ofrece humildemente, para que la vida humana sea aliviada del peso del pecado y liberada del miedo a la muerte”. Una gracia a la que los ministros de la Iglesia no pueden acostumbrarse, arriesgando a volverse tan familiares con Dios que lo den por sentado. Darse cuenta por lo tanto del misterio de un Dios que “continúa permaneciendo ante su creación con confianza inquebrantable, en la espera de que los mejores días puedan –y deban– aún venir”.



Borrar el mal


El predicador de la Casa Pontificia recuerda que para reencontrar el rostro de Dios que acompaña a “su creación herida” es necesario recurrir al relato del diluvio universal cuando el Señor ve el mal en el corazón del hombre. Un mal que no se supera cambiando, evolucionando porque la humanidad no solo necesita realizarse sino salvarse. “El mal no debe ser simplemente perdonado: debe ser borrado, para que la vida pueda finalmente florecer en su verdad y en su belleza”.


Borrar, en la cancel culture en la que el hombre de hoy está inmerso, no es solo destruir todo, eliminar lo que del otro nos parece fatigoso. “Cada día borramos muchas cosas, sin sentirnos culpables y sin cometer mal alguno. Borramos –evidencia Pasolini– mensajes, archivos inútiles, errores en un documento, manchas, rastros, deudas. Muchos de estos gestos, de hecho, son necesarios para hacer madurar nuestras relaciones y hacer el mundo habitable. Borrar quiere decir abrirse a Dios a partir de la propia fragilidad y permitirle a Él sanar”.



La vida reflorece poniendo a Dios en el centro


El Señor no se cansa de encontrar a “un hombre sabio, uno que busque a Dios” justo como sucedió con Noé que a su vez se da cuenta de la gracia del Señor. En el hombre del arca, Dios encuentra la posibilidad de borrar y de volver a empezar. “Solo cuando el hombre vuelve a vivir ante el verdadero rostro de Dios, la historia –resalta el Predicador de la Casa Pontificia– puede verdaderamente cambiar”.


“El relato del diluvio nos recuerda que la vida reflorece solo cuando reconstruimos el cielo, en la medida en que ponemos a Dios en el centro”. El diluvio se convierte en “un pasaje de re-creación a través de un momento de de-creación”. “Es un cambio provisional de las reglas del juego, para salvar el juego mismo que Dios había inaugurado con confianza”.


La decisión de no herir


El diluvio es por lo tanto “una paradójica renovación de vida”, Dios no se olvida de la humanidad y pone su arco sobre las nubes como signo de alianza, el Señor depone las armas con una solemne declaración de no violencia. “Puede parecer –añade el Padre Pasolini– una metáfora audaz, casi inapropiada para hablar de Dios y del modo en que su gracia se manifiesta. Y, sin embargo, la humanidad, después de milenios de historia y de evolución, está todavía muy lejos de saber imitarla”, la tierra de hecho está lacerada “por conflictos atroces e interminables, que no conceden tregua a tantas personas débiles e indefensas”. Tranquiliza entonces la decisión de quien, aun teniendo la posibilidad, elige voluntariamente no herir porque comprende que solo en la acogida del otro, la alianza “podrá ser duradera, verdadera y libre”.



El tiempo del bien


“Velen, pues, porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor”: es la última recomendación de Jesús. No saber el día y la hora en que esto sucederá ha creado en el pasado mucha espera, evidencia el predicador, pero hoy las cosas parecen invertidas. “La espera se ha atenuado tanto que deja espacio, a veces, a una sutil resignación acerca de su efectiva realización”, hoy prevalece “una vigilancia cansada, tentada por el desánimo”.


El tiempo de la espera es el tiempo para sembrar el bien y para esperar la venida de Jesucristo. Atención a dos grandes tentaciones que afectan al hombre y a la Iglesia: “olvidar la necesidad de ser salvados y pensar en recuperar el consenso cuidando la forma exterior de nuestra imagen y reduciendo la radicalidad del Evangelio”. Es necesario –remarca el capuchino– volver “a la alegría –y también al esfuerzo– del seguimiento, sin domesticar la palabra de Cristo”. Solo como “centinelas en las fronteras del mundo”, como escribía el monje Thomas Merton, se espera el regreso de Cristo.

Fotos: Vatican Media, 5-12-2025

Homilía de Mons. Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca, y lecturas de la Misa de hoy, III Domingo de Adviento, 14-12-2025

14 de noviembre de 2025.-  (Camino Católico)  Homilía de Mons. Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca, y lecturas de la Santa Misa de hoy, III Domingo de Adviento, emitida por 13 TV desde la Catedral de Mallorca.

Santa Misa de hoy, III Domingo de Adviento, en la Catedral de Mallorca, 14-12-2025

14 de diciembre de 2025.-  (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, III Domingo de Adviento, presidida por Mons. Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca, emitida por 13 TV desde la Catedral de Mallorca. 

Misterios Gloriosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 14-12-2025

14 de diciembre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, domingo, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero. 

Palabra de Vida 14/12/2025: «Elías ya ha venido y no lo reconocieron» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 14 de diciembre de 2025, domingo de la 3ª semana de Adviento, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 11, 2-11:

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle.

«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».

Jesús les respondió:

«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!».

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:

«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?

Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito:

“Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”.

En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».




Homilía del evangelio del domingo: Jesús hoy nos repite a todos: “Buscad mi verdadero rostro En las Sagradas Escrituras: soy el Dios escondido que me manifiesto a los que me buscan con sincero corazón” / Por P. José María Prats

Domingo III de Adviento - A

Isaías 35, 1-6a / Salmo 145  / Santiago 5, 7-10 / San Mateo 11, 2-11

P. José María Prats / Camino Católico.- El evangelio de hoy nos presenta la experiencia humana y espiritual de San Juan Bautista, de la que podemos aprender muchas cosas.

San Juan era un hombre extraordinario. Los evangelios nos hablan de su vida austera en el desierto y de su integridad moral. Estaba consagrado a su misión profética hasta el punto de jugarse la vida denunciando públicamente el adulterio del rey Herodes. Por otra parte, para poder llevar a cabo esta misión había recibido gracias extraordinarias: quedó lleno del Espíritu Santo en el seno materno, reconoció a Jesús como el Cordero de Dios y vio descender sobre Él al Espíritu Santo.

Y, sin embargo, el evangelio de hoy nos presenta a este gran hombre dudando de su fe hasta el punto de enviar a sus discípulos a preguntar a Jesús: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?». ¿Cómo pudo llegar a esta situación? Hay dos motivos muy claros.

Por una parte, está pasando por momentos muy duros. Habiendo sido siempre una persona intachable, se encuentra ahora en la cárcel maltratado y humillado. ¿Dónde está la justicia de Dios que él tanto ha predicado?

Pero más decisivo aún es el hecho de que la idea que Juan tiene del Mesías no encaja con lo que está oyendo de Jesús. Él participa todavía de la idea del judaísmo de su época según la cual la venida del Mesías iría acompañada en el tiempo del juicio definitivo y del fin del mundo. Basta recordar su predicación del domingo pasado donde hablaba del «castigo inminente» y de que «ya toca el hacha la base de los árboles». Por ello, las noticias que le llegan de un Jesús sentado a la mesa con pecadores públicos y diciendo que «no ha venido para juzgar al mundo sino para salvarlo» (Jn 12,47) le dejan desconcertado.

Jesús responde a los discípulos del Bautista con estas palabras: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!». Está, pues, invitando a Juan a no dejarse llevar por ideas preconcebidas y a releer las Escrituras para verificar que en Él se está cumpliendo todo lo anunciado por los profetas.

Es una gran lección para nuestro tiempo. Hoy muchas personas íntegras han abandonado la fe porque no han sabido asumir debidamente las dificultades que les han tocado vivir o porque se han formado una imagen extraña de Dios que les resulta absurda o incoherente. A menudo oímos comentarios de este estilo: “¿Para qué seguir creyendo y orando si mi hijo ha muerto joven en un accidente?” o “yo no puedo creer en un Dios omnipotente que nos ame y a la vez permita tanta injusticia y sufrimiento en el mundo”. 

Jesús hoy, en este evangelio, nos repite a todos: “Buscad mi verdadero rostro. No os conforméis con lo que oigáis decir de mí en los medios de comunicación o en la conversación superficial con la gente. Buscadme con pasión y reverencia en las Sagradas Escrituras y allí me encontraréis, porque yo soy el Dios escondido que me manifiesto a los que me buscan con sincero corazón: ¡Dichoso el que no se escandalice de mí!”.

P. José María Prats 


Evangelio: 


En aquel tiempo, Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a decirle: 

«¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?». 


Jesús les respondió: 


«Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!».


Cuando éstos se marchaban, se puso Jesús a hablar de Juan a la gente: 


«¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes. Entonces, ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Éste es de quien está escrito: ‘He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino’. En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él».


San Mateo 11, 2-11

Alegrarse no es negar las dificultades, sino confiar en que Dios está obrando silenciosamente / Por P. Carlos García Malo

 


sábado, 13 de diciembre de 2025

Homilía del Cardenal Marcello Semeraro en la beatificación de 124 mártires de Jaén del siglo XX, 13-12-2025

13 diciembre de 2024.-  (Camino Católico) Homilía del Cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, leída por Mons. Gianpaolo Rizzotti, Jefe de Oficina del Dicasterio, en la beatificación de 124 mártires de Jaén del siglo XX,  emitida por 13 TV desde la catedral de Jaén.