* «Yo no estoy enfermo de COVID, Dios sabe que sería demasiado difícil para mí. Me hice la prueba dos veces y gracias a Dios: estoy sano. Los enfermos tienen una fe fuerte. Todos los días vivo un pequeño milagro, la cantidad de personas que participan en la comunión es igual a la cantidad de hostias que traigo conmigo»
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