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sábado, 13 de enero de 2024

El Papa en mensaje para Jornada del Enfermo: «Cuidemos a quienes sufren y están solos y con el amor que Cristo nos da sanemos las heridas de la soledad y del aislamiento»

 


* «El primer cuidado del que tenemos necesidad en la enfermedad es el de una cercanía llena de compasión y de ternura. Por eso, cuidar al enfermo significa, ante todo, cuidar sus relaciones, todas sus relaciones; con Dios, con los demás —familiares, amigos, personal sanitario—, con la creación y consigo mismo. ¿Es esto posible? Claro que es posible, y todos estamos llamados a comprometernos para que sea así»

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martes, 10 de enero de 2023

Papa Francisco en Mensaje para la Jornada del Enfermo: «En la enfermedad podemos aprender a caminar juntos según el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura»

 


* «Por eso es tan importante que toda la Iglesia, también en lo que se refiere a la enfermedad, se confronte con el ejemplo evangélico del buen samaritano, para llegar a convertirse en un auténtico “hospital de campaña”. Su misión, sobre todo en las circunstancias históricas que atravesamos, se expresa, de hecho, en el ejercicio del cuidado. Todos somos frágiles y vulnerables; todos necesitamos esa atención compasiva, que sabe detenerse, acercarse, curar y levantar. La situación de los enfermos es, por tanto, una llamada que interrumpe la indiferencia y frena el paso de quienes avanzan como si no tuvieran hermanas y hermanos»

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miércoles, 4 de noviembre de 2020

Mons. Dominic Savio, obispo auxiliar de Bombay, ha estado en terapia intensiva por Covid 19: «Cuando inhalaba, decía en mi mente ‘Jesús en mí’ y cuando exhalaba ‘y yo en Él’»

 


* «Eso me hizo consciente de la presencia de Dios en mi vida y a mi alrededor. Era como si estuviera flotando en la cama con Dios en mí y a mi alrededor. Y también me ha dado la confianza para abandonarme en Jesús y aceptar lo que él quería para mí, incluso la muerte, si así lo deseaba. Nuestro Dios es el creador de todo el universo, y sin embargo se ocupa de cuidar a un diminuto granito de arena como yo»

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jueves, 15 de octubre de 2020

El padre Grzegorz Draus asiste a pacientes de COVID-19 en Ucrania: «Les visito, les bendigo, les hablo del amor de Dios y que Jesucristo está muy unido a ellos en la cruz»

 


*  «Yo no estoy enfermo de COVID, Dios sabe que sería demasiado difícil para mí. Me hice la prueba dos veces y gracias a Dios: estoy sano. Los enfermos tienen una fe fuerte. Todos los días vivo un pequeño milagro, la cantidad de personas que participan en la comunión es igual a la cantidad de hostias que traigo conmigo»

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miércoles, 18 de mayo de 2016

Una investigación de científicos de Harvard concluye que si vas a misa, tienes un 30% menos de posibilidades de morir joven

«Nuestros resultados sugieren que puede haber algo importante detrás de la religión y la espiritualidad. Los beneficios de asistir a los servicios religiosos parecen estar relacionados con un mayor apoyo social, menos consumo de tabaco y un menor riesgo de sufrir depresión, ya que estas personas tienen una perspectiva más optimista y esperanza de la vida», afirma Tyler J. VanderWeele, profesor de Epidemiología en Havard Chan School of Public y coautor del estudio


viernes, 12 de septiembre de 2014

Hermana Araceli Revuelta, la monja-enfermera de 92 años que durante 55 ha atendido a los más necesitados en Bolivia y a quien San José le envió una caja con 60.000 aspirinas

«A veces una tiene circunstancias en la vida. La mía fue tener una familia muy piadosa. Tuve una hermana que cuidé mucho hasta que murió jovencita, luego mi papá murió martirizado por ser católico. Hubo muchas circunstancias que me hicieron reflexionar para escuchar la voz de Dios. Dios me acompaña. No necesito más compañía que Él, mi ángel de la guarda y la Virgen María» 

viernes, 29 de mayo de 2009

Bill Gates, Oprah Winfrey y David Rockefeller, con otros multimillonarios planean estrategias contra la natalidad
Vuelve a surgir el fantasma de la superpoblación
29 de mayo de 2009.- “Es más rentable gastar un dólar en control de natalidad que en desarrollo”. Esta frase atribuida a Robert Mc. Namara, secretario de Defensa de Kennedy y presidente del Banco Mundial, vuelve a ser actual 30 años después. La idea renació en la última reunión del “Good Club” el grupo de multimillonarios que han donado más de 60 mil millones de euros para obras benéficas en los últimos 13 años.

En la fotografia de izquierda a derecha Bill Gates, Oprah Winfrey y David Rockefeller.

(Daniel Pérez del Castillo / Alba)El encuentro, convocado por Bill Gates, reunió en Manhattan, entre otros, a David Rockefeller, Warren Buffett, George Soros, Michael Bloomberg y a los empresarios de la prensa Ted Turner y Oprah Winfrey. Pero esta vez los debates quisieron mantenerse en el más absoluto secreto y solo trascendieron por casualidad o por la confidencia de un participante indiscreto. Y el periódico inglés The Times se extrañó ya que “normalmente estos magnates siempre están dispuestos a revelar sus programas benéficos”.

La explicación hay que encontrarla sin duda en que todos acordaron que el tema de la superpoblación era prioritario pero que había mantenerlo en secreto debido a que “algunos políticos del tercer mundo consideran que la contracepción y la educación de las mujeres debilita los valores tradicionales”.

Gates, principal impulsor de estas políticas antinatalistas, apuntó en una intervención anterior: “Con intervenciones caritativas tales como mejores cuidados de salud reproductiva -que como se sabe son a menudo proabortistas- podríamos invertir las proyecciones de crecimiento demográfico en el mundo“.

El participante ‘indiscreto’ añadió que en esta reunión de Manhattan se había decidido “establecer una estrategia para afrontar el aumento de la población ya que se estima que es una amenaza potencialmente desastrosa desde el punto de visto social y del medio ambiente“. Se convino además “que estos planes se lleven a cabo con independencia de los Gobiernos ya que son incapaces de enfrentar el desastre que se avecina”.

domingo, 27 de abril de 2008

Sin «ningún fundamento» los «rumores» sobre la salud del Papa

Aclaración del padre Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 27 abril 2008
(
ZENIT.org).- La Santa Sede ha asegurado que no tiene «ningún fundamento» un artículo publicado este sábado por el diario francés «Le Figaro» con el título «La salud del Papa ya alimenta rumores de sucesión».

El padre Fedrico Lombardi, S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, en declaraciones a los periodistas, ha considerado «paradójico» el que se haya publicado esta información tras el viaje del Papa a los Estados Unidos.
«Benedicto XVI está bien y es paradójico que se generen dudas sobre su salud precisamente al regresar del viaje más exigente del pontificado, en el que el programa no ha experimentado ninguna reducción y era evidente la alegría con al que el Papa ha respondido a la acogida recibida», ha afirmado el portavoz. «Es curioso que las dudas sobre la salud del Papa hayan surgido en un momento en el que todo demuestra que no tienen fundamento», ha asegurado.

En su viaje a los Estados Unidos del 15 al 20 de abril el Papa ha pronunciado 19 discursos u homilías, ha mantenido encuentros con las más altas autoridades de ese país y de la Iglesia, una rueda de prensa en el avión, y ha cumplido con una apretadísima agenda, seguida constantemente por pantallas de televisión de todo el mundo.
«Le Figaro» afirma que el 19 de abril al Papa se le notaba cansado al celebrar la misa en la catedral de San Patricio y que al final fue ayudado por sus asistentes «oficialmente para no dar un traspiés bajo el peso de sus pesados ornamentos litúrgicos».
«A todo sacerdote que celebre con ornamentos muy pesados y largos se le ayuda para que no caiga al descender los escalones el altar», ha respondido el padre Lombardi.
El mismo periódico reconoce que en la tarde al Papa se le notaba «revigorizado por el contacto de futuros sacerdotes y de los jóvenes del seminario San José».

Los rumores sobre la salud del Papa de «Le Figaro» se basan, además, en el hecho de que el Papa no había previsto en su programa una audiencia general el miércoles posterior a su regreso a Roma para así poder descansar tras el duro viaje. «La audiencia del miércoles pasado había sido anulada dos meses antes, en previsión del viaje», informa el portavoz vaticano. «La necesidad de descanso tras un viaje al otro lado del océano es totalmente obvia, como lo sabe bien quien haya cambiado de huso horario».

Ahora bien, el Santo Padre no pudo disfrutar totalmente de este reposo, pues como explica el mismo periódico parisino, en ese día participó en las exequias por el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, en la Basílica del Vaticano. El artículo de «Le Figaro», tras dejar eco a los «rumores», abría las elucubraciones sobre el posible sucesor de Benedicto XVI.

jueves, 14 de febrero de 2008

Lo que ahorra la Iglesia Católica al Estado / Enviado por Carmen Rubio


Dice Jesucristo que lo que haga tu mano derecha no lo sepa tu mano izquierda. Que Él me perdone, pero basta ya de tanta calumnia barata en contra de la Iglesia. Ahí van algunas cifras significativas del año
2005 sobre lo que la Iglesia ahorró al Estado Español:

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1.- 5.141 Centros de enseñanza - Ahorran al Estado 3 millones de euros por centro al año :

990.774 alumnos.

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2.- 107 hospitales - Ahorran al Estado 50 millones de euros por hospital al año.

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3.- 1.004 centros; entre ambulatorios, dispensarios, asilos, centros de minusválidos, de transeúntes y de enfermos terminales de SIDA - Ahorran al Estado 4 millones de euros por centro al año:
51.312 camas

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4.- Gasto de Cáritas al año: 155 millones de euros (aportados por los católicos españoles.)


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5.- Gasto de Manos Unidas: 43 millones de euros (salidos del mismo bolsillo de los católicos).
Una cantidad 10 veces mayor que el 0,2% -España no da aún el prometido 0,7%- programado en los presupuestos generales del Estado para promoción del tercer mundo este año.

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6.- Gasto de las Obras Misionales Pontificias (Domund): 21 millones de euros.
Otra cantidad 5 veces mayor que el ya mencionado 0,2 %, ¿Imaginan de dónde sale?

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7.- 365 Centros de reeducación social para personas marginadas tales como ex-prostitutas, ex-presidiarios y ex-toxicómanos : 53.140 personas atendidas.
Ahorran al Estado, medio millón de euros por centro.

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8.- 937 orfanatos : 10.835 niños abandonados.

Ahorran al Estado 100.000 euros por centro.

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9.- El 80 % del gasto de conservación y mantenimiento del Patrimonio histórico-artístico eclesiástico.

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El arzobispo de Zaragoza, monseñor Ureña, ha calculado el gasto total ahorrado al Estado en 36.060 millones de euros al año.

El prestigioso economista José Barea lo ha
reducido a 31.189 millones de euros.



¿Qué más da la cantidad concreta? Lo importante es que nadie (o muy pocos) saben de este ahorro imprescindible para que la economía española
'vaya bien...'.



En fin, os invito por una vez (y sin que sirva de precedente) a que desobedezcamos a Jesucristo y hagamos públicas nuestras obras de Caridad. ¿Por qué nos vamos a avergonzar de nuestra Iglesia?

A todo esto tenemos que
sumar que casi la totalidad de personas que trabajan o colaboran con Manos Unidas, Cáritas, etc son voluntarios 'sin sueldo' (sí sí, sin sueldo. Aunque a algunos les extrañe es cierto, hay personas que trabajan por los demás sin pedir a cambio un salario), realizando su labor para ayudar a los demás sin pedir nada a cambio.



¿En cuánto podríamos cuantificar su trabajo?
Estas cifras pueden dispararse y son incalculables e impagables por un Estado que estaría encaminado a abandonar a su suerte a los más desfavorecidos .



Aunque si reduce las aportaciones a la Iglesia y a sus ONGS los está abandonando en cierto modo ¿o no?

Recordad que aunque la macro-economía de España va bien, la economía de los más humildes no va. Cada día tienen menos y de ellos sólo se acuerdan unos pocos.


Un saludo a todos y gracias a todos los voluntarios que hacen la vida mejor a muchas personas con su trabajo.

sábado, 9 de febrero de 2008

Derecho a una maternidad saludable / Autor: Mons. Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid

La Campaña contra el Hambre en este 2008 quiere, ¡cómo no!, luchar contra el subdesarrollo en el Tercer Mundo, que supone muchas cosas, muchos derechos no alcanzados, muchas agresiones contra la vida, muchas consecuencias para seres humanos en sí inaceptables. Lo más elemental es tener qué comer; pero el no comer depende de muchos factores: mal reparto de los bienes de este mundo y sus recursos suficientes para todos, mercados injustos que condenan a regiones a pobrezas endémicas, y un largo etcétera. También depende de que haya madres sanas, que puedan alimentar a sus hijos y que no mueran o contraigan algunas secuelas casi irreversibles al dar a luz. He aquí un derecho y una esperanza.

Nuestro rico primer mundo está muy sensibilizado respecto a este tema. Es rarísimo que una mujer muera hoy entre nosotros al dar a luz a su bebé; también es muy infrecuente que un niño muera por falta de alimento o una nutrición deficiente, que le lleve a contraer tantas enfermedades. Pero eso no es así en el Tercer Mundo, en los países llamados del Sur. No podemos permanecer insensibles ante este enorme problema.

La organización católica de lucha contra el hambre y el subdesarrollo, Manos Unidas, quiere trabajar en este ámbito de la educación para el desarrollo, enunciándolo así: "Madres sanas: derecho y esperanza". Es trabajar, en realidad en el objetivo 5º del milenio de la Organización Mundial de la Salud. Como afirmaba Benedicto XVI en Deus caritas est, el orden justo de la sociedad y de los Estados es una tarea principal de la política. Los estados que no se rigieran según la justicia se reducirían a una gran banda de ladrones. La Iglesia no debe sustituir al Estado o las organizaciones internacionales. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen de la lucha por la justicia. Manos Unidas, por ello, es también una ONG católica que moviliza todos sus recursos para las causas justas y urgentes. Y mejorar la salud materna lo es.

Leed los materiales proporcionados por Manos Unidas y veréis las dimensiones del problema y cuánto incide la salud materna en el capital humano de su hogar y cómo la educación mejora la salud de las propias madres. Es bueno, en este sentido, lo que dice el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 230: «La paternidad y maternidad humanas (...) tienen en sí mismas, de manera esencial y exclusiva, una semejanza con Dios, sobre lo que se funda la familia, entendida como comunidad de vida humana, como comunidad de personas unidas en el amor».

Permitidme, por último, narraros una experiencia vivida por mí mismo en África. Creo que en el año 1992 viajé a Zimbabwe, país con problemas inenarrables, pero con gente impresionantemente buena y acogedora. Un domingo fui invitado por una religiosa soriana a celebrar la Eucaristía y convivir con la Comunidad cristiana en un lugar llamado, me parece, Mnembusía, en la joven Diócesis de Gokwe. En aquel poblado, tras una impresionante misa, con la alegría que la fe da a los africanos, visité el "hospital". Era un lugar con medios precarísimos, donde se intentaba curar tantas enfermedades tropicales (el SIDA no estaba tan extendido entonces) y donde las mujeres que podían daban a luz a sus hijos. La Hermana, enfermera, me decía que en ese lugar nacían al año el doble de niños que en Soria.

Tengo grabada en mi mente y en mi corazón la experiencia de ese día. Viví como Obispo lo que seguro hoy se ha agravado: la precariedad de la salud materna, la alegría de la vida naciente, el coraje de las madres y misioneros para afrontar problemas aquí resueltos en nuestra patria. Os pido que esta Campaña de Manos Unidas la viváis con fuerza y con esfuerzo económico. Decimos que defendemos la vida: ahí está la ocasión para mostrarlo. Gracias de antemano por cuanto hagáis.

viernes, 11 de enero de 2008

Respuesta vaticana al drama de los niños del Sida: «El Buen Samaritano» / Autora: Marta Lago


Entrevista al presidente de la Fundación, el cardenal Lozano Barragán

ROMA, enero 2008 (ZENIT.org).- En el mundo dos millones y medio de niños afectados de Sida (el 90% se concentran en África subsahariana) esperan una respuesta que les permita vivir; la Fundación «El Buen Samaritano», con sede en el Vaticano, trabaja como promotor y puente de ayudas que necesitan con carácter permanente y urgente. Los fármacos que les dan esperanza de vida cuestan 12,5 euros al mes.

Así lo confirma su presidente, el cardenal Javier Lozano Barragán, en esta entrevista concedida a Zenit, en la que recuerda el origen de «El Buen Samaritano», constituida por el Papa Karol Wojtyla en 2004 --y confirmada por Benedicto XVI-- con personalidad jurídica pública, canónica y civil.

Su finalidad es el sostenimiento económico de los enfermos más necesitados, con particular atención a los de Sida [en todo el mundo la cifra estimada se aproxima a los 36 millones de casos]. La Fundación está confiada al Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud -la gobierna un Consejo de Administración según sus respectivos estatutos--. Preside ambas realidades el cardenal Lozano Barragán.

Alienta la labor de la Fundación el llamamiento que lanzó Benedicto XVI en vísperas de la Jornada Mundial --del pasado 1 de diciembre-- contra el Sida.

Exhortó «a todas las personas de buena voluntad a multiplicar los esfuerzos para detener la difusión del virus HIV, para contrarrestar el despacio que frecuentemente golpea a los que los afectados y para atender a los enfermos, especialmente cuando aún son niños».

--¿Cómo se gestó «El Buen Samaritano»?


--Cardenal Javier Lozano Barragán: Preguntaron hace bastante tiempo a Juan Pablo II: «¿Qué está haciendo la Iglesia por los enfermos de Sida?». Entonces Juan Pablo II me dijo: «Encárguese usted de responder a ese interrogante». Existe un fondo mundial, el Fondo Global para combatir las enfermedades del Sida, la tuberculosis, la malaria; en aquella época su presidente era un católico, Thomas Thompson. Me dijo que promovían una campaña en todo el mundo, que contaban con unos 15 mil millones de dólares para resolver estos problemas, y propuso que nos ayudáramos recíprocamente. Me pareció adecuado. Dos años después -incluso se había cambiado ya de presidente-- me di cuenta de que el Fondo Global quería todo menos ayudar a la Iglesia católica.

Comprobé que el 27% de las instituciones que se dedican en todo el mundo a atender a los enfermos de Sida son católicas -con el dinero de la caridad--; el 44% pertenece a los gobiernos -instituciones financiadas con los impuestos--, el 11% a Organizaciones No Gubernamentales y un 8% a otras confesiones religiosas.

Las instituciones católicas forman, digamos, el principal «socio», pero no se quiere reconocer, entre otras cosas porque se dice que la Iglesia católica es «promotora» del Sida -una acusación banal- porque no permite el preservativo. Perdí el tiempo dos años detrás del Fondo Global. No conseguía absolutamente nada, a pesar de la buena voluntad de Thomson.

Después recibí otra propuesta: del «Leadership Fund», de parte de los EE. UU., que también se presentaba con unos 15 mil millones de dólares para ayudar a los enfermos de Sida en el mundo. Cuando acudí a Nueva York a ultimar las cosas constaté que se pretendía subordinar en cierta forma la Santa Sede a tal Fondo, no tanto para ayudar a los enfermos como para tener cierto control sobre ese 27% integrado por instituciones católicas. Fue una tergiversación de lo que se me había propuesto anteriormente. Ahí terminó todo.

Junto al cardenal Angelo Sodano, entonces secretario de Estado, me pregunté: si somos unos mil doscientos millones de católicos en el mundo, ¿por qué vamos mendigando ayudas donde no nos las quieren dar? ¿Por qué no fundamos una institución precisamente para ayudar a los enfermos de Sida más necesitados? Planteamos la idea a Juan Pablo II y la aprobó; surgió así «El Buen Samaritano» como Fundación. Y elegimos el nombre «El Buen Samaritano» porque es el que ayuda al enfermo más desprotegido, que es Cristo mismo en último término.

--¿La Fundación «El Buen Samaritano» canaliza toda la ayuda de la Iglesia por los enfermos del Sida?

--Cardenal Javier Lozano Barragán: En absoluto. La Fundación «El Buen Samaritano» promueve, orienta y coordina -hasta cierto punto-- las ayudas que se dan en toda la Iglesia y que brindan diversas organizaciones. Pensemos en el caso de Mozambique, donde está trabajando la Comunidad de San Egidio; allí no entramos. Actuamos donde nadie lo hace. Por eso animamos a las organizaciones de ayuda a los enfermos de Sida; les pedimos que se activen, incluso hasta hacer inoperante «El Buen Samaritano». Y si las organizaciones cubrieran todo, sería magnífico. Nuestra función es subsidiaria. Donde las instituciones no llegan, entonces sí entra la Santa Sede con la Fundación «El Buen Samaritano».

--¿Cómo concreta la Fundación sus objetivos? ¿Cómo detecta las necesidades más apremiantes?

--Cardenal Javier Lozano Barragán: Tenemos una forma peculiar para detectar las necesidades que existen en el mundo. Por un lado contamos con las estadísticas y conocemos los países que registran más enfermos de Sida y sus recursos, también de tipo gubernamental. Y así podemos dirigirnos a los países más pobres. En estos, nuestros interlocutores son los obispos, la Conferencia Episcopal. Les ofrecemos nuestra ayuda y nos confirman cuáles son las necesidades más apremiantes.

Puesto que tenemos pocos fondos, se deben administrar con mucha cautela. Cuando un obispo, por ejemplo, nos propone un caso concreto, le pedimos que se dirija al nuncio: éste debe aprobar la petición y ponerse en contacto con nosotros. Ello facilita mucho el proceso de ayuda; carecemos de burocracia. Los fondos los ingresamos en el «Instituto para las Obras de Religión», el I.O.R. [de la Santa Sede. NdR]. Los nuncios a su vez tienen sus fondos en el I.O.R. Si llega de Ghana la petición de una suma determinada, simplemente hacemos la transferencia de la cuenta de «El Buen Samaritano» a la del nuncio de Ghana. Basta con avisarle por teléfono de que se le ha enviado la suma para utilizarla en la necesidad que indicamos.

De igual forma, al carecer de una cantidad sustancial de fondos, nos dedicamos a suministrar antirretrovirales, o sea, medicinas. En alguna ocasión me han criticado diciendo que lo más importante es la prevención. Y estoy de acuerdo. Pero si, por ejemplo, encuentro a alguien muriéndose en la carretera, no le voy a leer el Código de la Circulación; lo que tengo que hacer es llevarle al hospital inmediatamente. Es lo que procuramos: atender al que está muriéndose; es la máxima prioridad. En el orden lógico, es prioritaria la prevención. En el orden real, es ayudar al que está en situación urgente. Y por eso nos centramos en los antirretrovirales. Si llegado un punto tenemos tales fondos que podemos hasta construir centros para enfermos de Sida, para los huérfanos, será estupendo; pero en este momento nuestros fondos no nos permiten llegar a esas necesidades.

--¿Qué aportaciones integran los fondos de «El Buen Samaritano»?

--Cardenal Javier Lozano Barragán: La fuente es toda la Iglesia católica; solicitamos a todos los países, a todos los episcopados, a todos los fieles, que nos ayuden. Y damos los datos necesarios para hacer llegar sus donativos.

Nosotros somos un puente. De acuerdo con el precio inferior que hemos podido conseguir de un laboratorio -cuyo nombre evito, por razones comerciales--, 217 dólares estadounidenses [unos 150 euros. NdR] por paciente al año, una persona nos hace llegar determinada suma a nuestra cuenta del I.O.R. o la transferimos ahí. Cuando recibimos una petición de determinado lugar --especialmente de África--, esa cantidad la enviamos para cubrir la necesidad específica a través del nuncio; la ayuda se convierte inmediatamente en medicina. El laboratorio del que hablé tienen filiales en muchísimas partes del mundo y el compromiso de darnos el tratamiento por paciente y año. En el lugar de que se trate enviamos a la persona que lo requiere al laboratorio designado o al punto farmacéutico correspondiente. Pedimos a los beneficiados el recibo y comprobamos el uso adecuado de los fondos.

--En líneas generales, ¿en qué se traducen los antirretrovirales para el enfermo?

--Cardenal Javier Lozano Barragán: En la prolongación de la vida. El nuncio en Ghana nos hablaba hace unos meses de un pequeño hospital donde había cincuenta muertos al mes; después de la ayuda de «El Buen Samaritano» con los antirretrovirales se registran solamente dos decesos al mes. Se potencian las defensas del organismo y se gana vida hasta donde el avance de la medicina lo permite.

--En lugar de una Jornada o de una Campaña especial de recogida de donativos, «El Buen Samaritano» sencillamente aprovecha el tiempo de Adviento y de Navidad para una sensibilización. Este año ha alertado especialmente del caso de los niños: ¿son los grandes olvidados del drama del Sida?

--Cardenal Javier Lozano Barragán: Nos estamos fijando en los enfermos de Sida más necesitados, y los más necesitados son los niños. Es tremenda la tragedia de los pequeños huérfanos o ya afectados por el Sida. Recientemente en Uganda, en Kilongo, en la frontera con Sudán, me reuní con una cantidad enorme de personas enfermas de Sida. El superior de la misión del hospital de Kilongo me presentó a cincuenta niños --todos de menos de diez años de edad, todos huérfanos del Sida-- para que les hablara, para infundirles confianza, para enviarles nosotros los medicamentos y que así puedan ir a la escuela y llevar una vida más o menos normal.

El problema de los huérfanos es horrible: los jóvenes padres de estas nuevas generaciones han muerto; ahora los niños pasan a la casa de los abuelos, y estos no tienen capacidad física ni emocional para mantenerlos en todas sus necesidades. No es raro encontrar en una familia diez o quince niños por lo menos. Y los abuelos renuncian a ocuparse más que de dos o tres. «¿Y los demás qué hacen?», pregunté; «¿a la selva?». Pues sí: como los animalitos, y ya se verá qué les sucede.

Estamos ante una tragedia inminente: hay cerca de dos millones y medio de niños huérfanos y afectados de Sida en África en este momento.

Los donativos que recibimos proceden de católicos; también se suman personas de buena voluntad. Tampoco nosotros preguntamos a un enfermo cuál es su credo para ayudarle.

No se trata de campañas con un plazo determinado. Igual que, desgraciadamente, no hay una fecha para contagiarse de Sida, tampoco hay una fecha para recibir ayudas. El contagio es crónico, permanente. Así que la ayuda también debería ser crónica, permanente.

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Formas de envío de donativos a la Fundación «El Buen Samaritano» en cualquier momento del año:

-- Cheque Bancario Internacional a nombre de: «Cardenal Javier Lozano Barragán, presidente de la Fundación El Buen Samaritano, Ciudad del Vaticano».

-- Transferencia bancaria a la cuenta corriente del «Instituto per le Opere di Religione - I.O.R.» de la Santa Sede a nombre de la «Fundación El Buen Samaritano, Ciudad del Vaticano»: cuenta nº 14825.008 (para donativos en euros); cuenta nº 14825.007 (para donativos en dólares estadounidenses).

La recepción, estudio y aprobación de proyectos de ayuda en este campo competen al Consejo de Administración de la Fundación «El Buen Samaritano», cuya sede está en el

Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud (http://www.healthpastoral.org/)

Palazzo S. Paolo

00120 Ciudad del Vaticano

Teléfono: +39.06.69883138

Fax: +39.06.6988.3139

E-mail: goodsamaritan@hlthwork.va ;
opersanit@hlthwork.va

Las oficinas está situadas en:

Via della Conciliazione, 3

00193 Roma