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sábado, 23 de noviembre de 2024

Gabriel Hernán, seminarista: «Crecí entre maras y pandillas, algunos de estos jóvenes me veían cercano a la Iglesia y se acercaban a conversar conmigo y Dios me pide ser sacerdote para acompañar a estos jóvenes»


Gabriel Hernán Méndez es seminarista de Honduras que quiere ayudar a los jóvenes de su país cuando sea sacerdote a salir de las pandillas y la violencia

* «Cuando un joven entra en una pandilla no le dejan salir. Por eso es importante la creación de estos centros donde acoger a niños antes de que entren en estas organizaciones, enseñarles oficios que ocupen su mente… Lo primero que debemos tener claro los sacerdotes es el mensaje del Evangelio y cómo transmitirlo, anunciando a Jesucristo sin dejarse influenciar por ideologías que atacan a la sociedad. Al contrario, debe actuar como un pastor y buscar a las ovejas perdidas, que muchas veces no tienen a alguien que les muestre el camino. Con el auge de las redes sociales, existe el riesgo de que Cristo quede relegado y el predicador se ponga en el centro. Por ello, es fundamental que el sacerdote se prepare intelectualmente para dar razón de nuestra fe, no solo con oraciones, sino también con elocuencia en su enseñanza, tanto de palabra como de obra» 

Vídeo de la Fundación CARF en el que Gabriel Hernán Méndez cuenta sintetizado su testimonio

Camino Católico.-   Gabriel Hernán Méndez (Honduras, 1994) es un seminarista de 30 años, originario de san Pedro Sula, Honduras, que pertenece a la diócesis de Santa María de las Gracias y sueña con ayudar a los jóvenes de Honduras para que abandonen la violencia de las pandillas. Actualmente cursa el tercer año de Teología en la Universidad de Navarra y reside en el Seminario Internacional Bidasoa. Cuenta su testimonio de conversión y vocación en el portal de la Fundación CARF.

De la duda a la fe: el despertar espiritual

Aunque su familia no era religiosa, la influencia de su abuela, que le enseñó a rezar, fue decisiva. Sin embargo, en la adolescencia se alejó de la fe y dejó de asistir a la Misa, ya que los constantes cambios de domicilio y los intereses juveniles lo apartaron de la Iglesia. A pesar de ello, en su interior sentía una atracción por la fe que nunca llegó a desaparecer.

«En mi adolescencia, me alejé completamente de la Iglesia y de todo lo relacionado con la religión. Esto se debió fundamentalmente a los compromisos laborales de mis padres, que nos obligaban a mudarnos con frecuencia, lo que me impedía tener un lugar fijo donde asistir a Misa. Además, por mi edad, había otras cosas que captaban mi interés. Sin embargo, en el fondo, siempre me sentí atraído por las cosas de la Iglesia», cuenta Gabriel.

Años después, una religiosa lo invitó a una catequesis para recibir la Confirmación. Gabriel accedió, inicialmente motivado por la presencia de una compañera de clase que le gustaba, pero con el tiempo comenzó a involucrarse en actividades de la Iglesia. Al recibir el sacramento, el obispo le preguntó cómo iba a servir a una Iglesia pobre como la de Honduras, palabras que resonaron profundamente en él.


Gabriel Hernán Méndez entró en el seminario, luego salió, pero la llamada de Dios persistió y ahora desea ser ordenado presbitero

El proceso de discernimiento y de formación en el seminario de Honduras

Un seminarista, ahora sacerdote, lo invitó a encuentros de discernimiento vocacional dirigidos a jóvenes que graduados del Bachillerato y que desearan descubrir su vocación. A finales de 2013, Gabriel recibió la aceptación para ingresar en el seminario mayor Nuestra Señora de Suyapa en Tegucigalpa, donde inició su formación en 2014 con 19 años, aunque sin el apoyo de su familia.

«Fue una experiencia nueva para mí, ya que me fui sin el apoyo de mi familia, quienes, al no practicar la fe, no entendían mi decisión de ingresar en el seminario», señala. 

Una pausa en su formación presbiteral

Después de terminar Filosofía (2017) diversas circunstancias le llevaron a poner una pausa en su formación presbiteral y regresar a casa. Comenzó a trabajar en un grupo de empresas dedicadas al comercio, lo cual representó un nuevo reto para él, ya que tuvo que adaptarse a otro estilo de vida y al ambiente laboral. 

«Aquí debo mencionar a una persona que Dios puso en mi camino: Magdalena Méndez, la dueña del grupo de empresas. Ella confió en mí y me dio el empleo a pesar de no tener experiencia alguna», apunta Gabriel.

Una llamada a la vocación como sacerdote que persiste

Con el tiempo, fue ascendiendo en la empresa y un día le propusieron ser Gerente General y representante legal de la empresa. Laboral y financieramente le iba muy bien; había logrado muchas cosas que nunca imaginó. Sin embargo, a pesar de todo, siempre seguía resonando en su cabeza la idea de ser sacerdote: «había como un vacío en mi interior», confiesa este joven de Honduras. 

En todo este tiempo mantuvo comunicación con su director espiritual. Posteriormente, él fue nombrado obispo de una nueva diócesis en Honduras y le invitó a una experiencia en una parroquia de su diócesis para ayudarle en su proceso de discernimiento. 


«En enero de 2023, renuncié a mi trabajo y me trasladé al santuario san Matías Apóstol, en La Campa, Lempira (Honduras) -en la imagen superior- donde me acompañó el padre Rubén Gómez. Estando allí, surgió la oportunidad de venir a España a un seminario internacional, el de Bidasoa. El obispo me hizo la propuesta, la cual acepté, y en agosto de 2023 llegué a Pamplona, donde retomé mi formación y estudios con miras a la ordenación presbiteral».

Una misión: ayudar a los jóvenes atrapados en la violencia de pandillas

En todo este tiempo Gabriel no dejó nunca de rezar ni de pedir a Dios qué quería para su vida. «Yo crecí entre maras y pandillas. Honduras es un país con mucha violencia donde los chicos jóvenes se unen a pandillas violentas. Algunos de estos jóvenes me veían cercano a la Iglesia y se acercaban a conversar conmigo. Para acompañar a estos jóvenes pensé: creo que Dios me pide ser sacerdote. Desde mi ejemplo de vida quizás pueda arrastrar a estos jóvenes a otra forma de vida y que descubran que no solo la mara o la pandilla es la única salida», relata con emoción. 

Se entristece cuando piensa que algunos de sus compañeros no han finalizado el Bachillerato, porque se han introducido en el violento mundo de las pandillas. «Mi ciudad, san Pedro Sula, está marcada por las pandillas y las maras, y muchos jóvenes no ven otra salida que meterse allí porque ven el grupo como una familia, la que no han encontrado en sus casas. Sufren de carencias afectivas y vacíos familiares», se lamenta. 

Su deseo: ser un sacerdote que ayude a estos jóvenes 

Gabriel aspira a ser un sacerdote comprometido, en primer lugar, en el terreno espiritual, evangelizando, y transmitiendo el amor que Dios les tiene a todos estos jóvenes. Y, en segundo lugar, apoyando la creación de centros de rehabilitación: «Cuando un joven entra en una pandilla no le dejan salir. Por eso es importante la creación de estos centros donde acoger a niños antes de que entren en estas organizaciones, enseñarles oficios que ocupen su mente». 

En esta misión, Gabriel agradece la labor de la Iglesia que cuenta con centros y congregaciones religiosas dedicadas a trabajar con jóvenes en riesgo social. Sin embargo, el trabajo se complica porque, para muchos de estos jóvenes, las pandillas representan la única salida viable. Además, el Gobierno muestra un gran desinterés por abordar este problema. 


Gabriel Hernán Méndez tiene claro que el sacerdote debe predicar tanto de palabra como de obra para que su testimonio sea coherente

El problema de las sectas y la falta de sacerdotes 

Otro de los problemas que vive Honduras es la influencia de las sectas: «hoy en día los católicos ya no somos mayoría en un país que tradicionalmente ha sido católico. Los jóvenes se sienten más atraídos por estas sectas, ya que en los barrios hay una en cada calle, mientras que las iglesias católicas son escasas, con solo una por barrio. Además, el sacerdote muchas veces no puede llegar ni una vez al mes, ya que tiene que atender 50 templos más», se lamenta. 

Con este gran desafío que tiene Gabriel pide oraciones a todos para llegar a ser un buen sacerdote: «lo primero que debemos tener claro los sacerdotes es el mensaje del Evangelio y cómo transmitirlo, anunciando a Jesucristo sin dejarse influenciar por ideologías que atacan a la sociedad. Al contrario, debe actuar como un pastor y buscar a las ovejas perdidas, que muchas veces no tienen a alguien que les muestre el camino». 

«Se predica a Cristo, no a uno mismo» 

Además, para Gabriel, un sacerdote del siglo XXI debe recordar que se predica a Cristo y no a uno mismo. «Con el auge de las redes sociales, existe el riesgo de que Cristo quede relegado y el predicador se ponga en el centro. Por ello, es fundamental que el sacerdote se prepare intelectualmente para dar razón de nuestra fe, no solo con oraciones, sino también con elocuencia en su enseñanza, tanto de palabra como de obra». 

En toda esta tarea, agradece a la Fundación CARF el apoyo que recibe para formarse más y mejor. «Hacen falta sacerdotes bien formados porque en este mundo, con tanta ideología, tenemos que dar razones de nuestra fe, para asentar las bases de una nueva evangelización y así contribuir al nuevo resurgimiento de la Iglesia». 

jueves, 3 de agosto de 2023

Mons. Walter Guillén Soto, Obispo de la Diócesis de Gracias en Honduras, reconoce milagro eucarístico: «Signo extraordinario, visible, verificable de la sangre del Señor»

 


* «Me parece que este es un signo extremo de Dios que se vuelve a manifestar, como lo ha hecho en las Sagradas Escrituras, en la historia de la salvación, por aquellos sencillos a quienes María alaba por su pequeñez. Dios ama lo marginal, lo oculto, lo sencillo. En una aldea ignota, sin ninguna relevancia social, alejada del casco urbano el Señor elige manifestarse»

Video de EWTN en el que los testigos, el obispo y los médicos que han analizado el milagro eucarístico cuentan como sucedió y como ha sido el proceso hasta su aprobación

Camino Católico.- El primer Obispo de la Diócesis de Gracias (Honduras), Mons. Walter Guillén Soto, ha reconocido un nuevo milagro eucarístico ocurrido hace un año en una parroquia rural del municipio de San Juan, en el departamento de Intibucá. Ahí, en la ermita de la comunidad El Espinal, ocurrió el milagro eucarístico declarado por el Prelado: una mancha de sangre sobre el corporal.

Gracias, en el departamento de Lempira, es un municipio de poco más de 57 mil habitantes al oeste de Honduras. Su fundación se remonta a 1536, y su nombre original fue «Gracias a Dios». Apenas a unos 35 kilómetros al sur de esa localidad se encuentra el municipio de San Juan donde sucedió el milagro.

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lunes, 9 de junio de 2008

Bebé inglés sobrevive a aborto, su madre ahora "no lo cambiaría por nada del mundo"

LONDRES, (ACI).- Jodie Percival es una joven de 25 años de edad que intentó abortar a su hijo Finley porque éste sufría de una enfermedad congénita en el riñón. La joven supo que el pequeño no fue eliminado semanas después cuando le hicieron una ecografía. Al principio se enojó por el aborto fallido; y estando dentro del plazo legal en Inglaterra para tratar de acabar con él nuevamente, decidió al final conservar a su bebé.

Thane, el primer hijo de Jodie Percival, vivió solo durante 20 minutos después del parto prematuro en el que nació, porque padecía de la misma enfermedad congénita que Finley. Su segundo hijo, Lewis, quien ya tiene 20 meses, nació con una condición similar y ahora vive con un solo riñón.

Cuando Jodie quedó embarazada por tercera vez, ella y su novio Billy Crampton decidieron abortarlo. "Decidir acabar a las 8 semanas eran tan horrible… pero no podía enfrentar la angustia de perder otro bebé", señala Percival al Daily Mail de Inglaterra.

Tiempo después del aborto, Jodie sintió movimiento en su vientre. Su médico le dijo que se hiciera una ecografía, tras la cual descubrieron que tenía 19 semanas de embarazo. El bebé había sobrevivido a la práctica anti-vida. "No podía creerlo. Este era el bebé que yo pensé ya había eliminado", comentó al medio inglés.

"Al principio estaba molesta de que eso nos pasara, que el procedimiento hubiera fallado. Escribí al hospital, porque no podía creer que me hubieran decepcionado así. Me contestaron y me dijeron que esto era muy inusual".

Una semana más tarde, Jodie y su novio supieron que Finley también tenía problemas en los riñones, porque ella tiene un gen que origina el riñón multicístico, un desorden congénito que produce quistes en esta parte del organismo. Los doctores les explicaron a los padres que este niño podría sobrevivir por lo que decidieron darle una oportunidad y no abortarlo, estando dentro del plazo legal en el que el aborto se permite en Inglaterra.

En noviembre Finley nació tres semanas antes de lo previsto pesando unos tres kilos. Tiene un problema menor en el riñón pero según los doctores, podrá hacer una vida normal.

"No podía creer todo lo que este niño atravesó y que además se vea ahora tan perfecto. Me cuesta pensar en lo que ha tenido que pasar. Ahora está aquí y no lo cambiaría por nada del mundo", cuenta Jodie.

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El Salvador no legislará a favor del aborto

(Fundación Vida) Noventa y nueve diputados salvadoreños de todos los partidos políticos, entre propietarios y suplentes, firmaron el libro "Sí a la vida" en contra del aborto. La rúbrica colectiva se dio en la sesión plenaria de la Asamblea Legislativa. Con esta iniciativa, sus señorías se comprometen a no legislar normas jurídidicas que afecten a la vida del ser humano desde su concepción.

Se trata de una medida que surgió en Honduras. Su promotora es la diputada Marta Lorena Alvarado, una infatigable luchadora antabortista, y la idea es que el documento sea rubricado por todos los congresos de Centroamérica.

El libro “Sí a la vida” ya fue firmado por la totalidad de los legisladores del Congreso de Honduras, y tras su rúbrica en El Salvador será trasladado a Guatemala para que sea también firmado por los parlamentarios de esa nación centroamericana, y se estudia proponero en Panamá Y México.