* “Sentí el impacto de haber nacido y crecido en una familia fracturada con profundas historias de dolor, pero esto sólo potenció mi rebeldía y consiguiente rechazo a Dios y su Iglesia”
* “Cuando fui creciendo, encontré sustitutos a mis vacíos en la filosofía "progresista", la música underground y el arte. Las drogas y el paganismo moral llenaron un creciente vacío de mi corazón”
* “Intuyendo que existía algo más allá de este mundo… un día esta inquietud me llevó a recordar una oración que rezaba con mi madre cuando yo tenía seis años… Een susurro, apenas audible, pero que salió como torrente desde lo profundo de mi ser dije: «Mamá, quiero que Jesús viva en mi corazón»”
* “Caí en la cárcel. Allí, habiendo tocado fondo, comencé a leer ávidamente la Sagrada Escritura y supe lo que era el dolor de la culpa”
* “Convertirse en cristiano era un cambio total de paradigma. Tuve que cambiar el orden de casi todo lo que sabía y vivía. ¡Ahora podía ver y apreciar la verdad, la belleza y la bondad en el mundo! Y en los años siguientes fui director musical, líder de estudio bíblico, orador invitado y pastor laico de la iglesia evangélica anglicana”
* “La estocada final en mi conversión a la fe católica fue conocer y sentir la figura de la Santísima Virgen María”
7 de agosto de 2013.- (Daniel Weikert / PortaLuz / Camino Católico) Esta es la historia Daniel Weikert, plena de experiencias y reflexiones comunes a millones de jóvenes. Pero también contiene luces que confirman la esperanza en el triunfo de la misericordia. Es narrada por su propio protagonista en primera persona: Leer más...
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miércoles, 7 de agosto de 2013
Daniel Weikert, agnóstico y anticristiano, trabajó como músico con tres ganadores de los premios Grammy, estuvo en la cárcel y hoy es testigo de la misericordia de Dios
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martes, 6 de agosto de 2013
Claudio Flores, traficaba con drogas y era adicto: “Portaba un arma, dejé a más de alguien herido. Estuve perdido... Dios me sanó y salvó, nunca me abandonó"
6 de agosto de 2013.- (PortaLuz / Camino Católico) Anochece en Santiago, la capital de Chile, y entre los cientos de trabajadores que se apresuran por regresar a sus casas, veo aproximarse a Claudio Flores. Su saludable contextura física, la alegría y paz que transmite al conversar, su fe en la misericordia de Dios, me muestran a un hombre sano. Tanto que la empresa donde hoy trabaja lo ha elegido y premiado hace un par de semanas como ‘trabajador del mes’, por la eficiencia en su desempeño. Pero Claudio, que acaba de cumplir treinta años, vivió hasta sus 28 atrapado en un infierno.
El punto de quiebre ocurrió en su adolescencia, con 16 años. La rebeldía se potenció, señala, al dejarse arrastrar por los que creía amigos dando la espalda a la familia y a Dios. “Criado por mis abuelos y mis padres, personas creyentes y activos en la iglesia, con fuerte arraigo a la familia, habiendo sido formado en el seminario menor de la Congregación Orionista, participando como guardia de la Virgen de Fátima con los Heraldos del Evangelio, algo en mí se quebró repentinamente. Me ahogaba tanta estructura, las amistades me mostraban un mundo distinto, de supuesta libertad y entonces surgió la rebeldía. Decidí que no quería nada con Dios. Este sería el inicio de mi caída al inframundo donde crees que estás vivo al drogarte, que pruebas los riesgos de la calle, pero en realidad estás muerto y cada día, aunque te hundas, vuelves por más.” Leer más...
El punto de quiebre ocurrió en su adolescencia, con 16 años. La rebeldía se potenció, señala, al dejarse arrastrar por los que creía amigos dando la espalda a la familia y a Dios. “Criado por mis abuelos y mis padres, personas creyentes y activos en la iglesia, con fuerte arraigo a la familia, habiendo sido formado en el seminario menor de la Congregación Orionista, participando como guardia de la Virgen de Fátima con los Heraldos del Evangelio, algo en mí se quebró repentinamente. Me ahogaba tanta estructura, las amistades me mostraban un mundo distinto, de supuesta libertad y entonces surgió la rebeldía. Decidí que no quería nada con Dios. Este sería el inicio de mi caída al inframundo donde crees que estás vivo al drogarte, que pruebas los riesgos de la calle, pero en realidad estás muerto y cada día, aunque te hundas, vuelves por más.” Leer más...
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lunes, 5 de agosto de 2013
Marcela Silva, encarcelada 10 años por ser autora de un robo con homicidio, Dios la liberó rezando el rosario
2 de agosto de 2013.- (Camino Católico) Marcela Silva (47) ordena los elementos de su escritorio y les avisa a sus compañeros de trabajo que se ausentará. A minutos de iniciar la entrevista está algo nerviosa. Femenina, cubre sus hombros con un echarpe de lana color crema, que calza con las tonalidades de toda su ropa y suave maquillaje. Nada en ella permite suponer que hasta hace algún tiempo estaba en prisión. Hoy es la secretaria de la fundación Mujer Levántate, una entidad católica que acompaña a mujeres reclusas en su plan de reinserción social y familiar. Marcela es una de ellas y reconoce que no siempre comparte su testimonio personal, “por el morbo” y “porque a los medios les gusta quedarse con el error”, sentencia.
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