Crezco con una serie de temores, complejos e inseguridades. Empiezo a tomar licor antes de los catorce años. Muere mi padre y me siento libre y alegre. No se a que se debe, pero desarrollo un gusto por lo sobrenatural, lo misterioso, fantasmas, ovnis y con todo aquello que rompa leyes de la normalidad y la lógica. A los 15 años hago la Primera Comunión y la Confirmación. Sin embargo, me adentro más en el mundo sobrenatural, empiezo a leer sobre el tarot y otras cosas como adivinación y astrología.
A los 20 años hago un retiro llamado Jornada. Me convencieron de muchas cosas, pero me que
de diría algo incompleto. Asistí por muy poco tiempo a la Iglesia. Un alcoholismo incipiente, con una mente llena de complejos, es un campo fácil donde el enemigo puede trabajar. Y poner sus ideas. Mi gusto por lo sobrenatural sigue creciendo. Tengo amistades afines y comenzamos a asistir a sesiones espiritistas, en las cuales actuamos contra toda lógica. Empezamos a relacionarnos con el movimiento de la “nueva era” e ideas nuevas y fascinantes. Somos eternos, nos purificamos nosotros mismos por el karma y la reencarnación. Fascinante. No necesitamos de Dios para ser puros ni salvados. Somos nuestros propios dioses.
A los 25 me caso con una joven católica que había conocido en la universidad. Discusiones fuertes. Yo quería estudiar en una escuela de esoterismo o de espiritismo. Le decía que estaba equivocada en lo que creía. Empecé a leer mucho y a estudiar por mi cuenta. Comencé con metafísica cristiana (supuestamente cristiana) de Connie Méndez. Leía sobre: hinduismo, budismo, astrología tradicional y china, numerología, parasicología, chamanismo, brujería y demonología. Devore la literatura de los siguientes autores: J.J. Benítez, Marlo Morgan, Carlos Castaneda, Paulo Coello, Miguel Ruiz, Dan Brown. Desarrolle un gusto por lo grotesco. Me gustaban los dragones y las calaveras. Vestir de negro. Comencé a cambiar. Me gustaba hablar sucio. Sufrí una transformación: de tranquilo pase a ser una persona maldiciente. Estaba contra la Iglesia. Juré no ser católico pues me habían mentido y me habían ocultado la verdad. La Iglesia es una manipuladora.
En eso mi esposa queda encinta y tenemos un bebé. Nace el 27 de octubre de 1997 y muere el 25 de diciembre de 1997. Ahora sí estaba enojado con Dios. Lo maldecía de una forma espantosa. Me reía de los cristianos me burlaba de ellos y de Dios. Comencé a maldecir más y más me adentré en el ocultismo. Me hago tatuajes satánicos, en forma de rebeldía en mi brazo derecho. Satanás estaba disfrazado en el movimiento de la nueva era. Su mejor disfraz es decir que no existe, mentir, negar su existencia y la de Dios. Es triste decirlo pero prácticamente fui un seguidor suyo, al creerle tan terrible engaño. Pero Dios tiene un plan, hasta para los descartados por la sociedad como yo.
La decisión de quitarme la vida
Caigo en una gran depresión, tengo ideas suicidas y lucho contra ellas yo solo. Mis amistades me dicen que busque a Dios, pero les respondo que el Dios de amor que ellos dicen para mi no existe. Me vuelvo amargado. Hago chistes pero por dentro estoy a punto de explotar. A veces creo que estoy cayendo en un pozo oscuro y sus paredes son tan lisas que no puedo sostenerme. Ya nada me da placer. Ni beber alcohol, ni las mujeres. Me siento tan vacío y sucio. Lloro mucho a mi bebe. Culpo a Dios por todo lo que me sucede. Es más fácil y cómodo para mí.
Lucho contra estas situaciones, pero en el 2004 muere mi madre. La única mujer que me ama. Que dolor!!! Pero quedo como adormecido emocionalmente. En marzo de 2005 no aguanto más. Decido quitarme la vida provocándome un bajón de azúcar. Tengo un pote de insulina y compro otro. Voy a la tumba de mi madre y allí llorando me inyecto casi las 2.000 unidades de insulina. Pensamientos como estos llegaban a mi mente: es mejor matarse que sufrir; vas a reencarnar no hay problema; tu madre era la única que te amaba. Y le decía a Dios, déjame morir: Tan malo soy que ni el infierno merezco!
Después de casi 5 horas regreso a mi casa, le cuento a mi esposa y ahí comenzaron a cambiar las cosas. La mentira de Satanás, que decía que mi esposa no me amaba, desapareció, cuando yo acostado en el sofá, le vi clamar a Dios y le ofreció su vida por la mía. Le dijo a Dios, toma mi vida Dios y déjalo a él vivir. Que dolor hoy siento al escribir esto. En mi mente comienzo a reflexionar, no sé porque reconocía que Dios si existía, pero me avergonzaba aceptar que estaba equi
vocado. Pero dentro de mi me decía:”si nací en Puerto Rico es para ser boricua y cristiano. Si Dios hubiese querido que fuese de otro modo me hubiese permitido nacer en otro lugar. “
Oración y la venida del Espíritu SantoMás o menos a los 40 días, llegó a la isla un amigo convertido al Evangelismo Pentecostal. Yo había pensado que estaba muerto, pero faltando dos semanas para que muriera según los médicos, recibió un trasplante de páncreas y de riñón. Promesas de Dios según me dijo más tarde. El quiso hablar conmigo, porque le habían dicho sobre mi cambio. Fui a verlo en casa de una tía suya, estaba ciego pues la diabetes le dañó la retina de sus ojos. Pero en cuanto oyó mi voz me dijo:”Balta un hombre de conocimiento (mal conocimiento diría yo o estaba profetizando).” En otro rato me dice:” Balta eres un payaso, aunque estés destrozado por dentro quieres que los que estén a tu lado se rían y estén contentos. Me cuestionaba, porque me dice todo esto. Pero lo que me desarmó por completo fue esta aseveración: Balta no busques iglesias perfectas, están compuestas por hombres y no hay hombre perfecto (en lo humano). Estaba incomodo por lo que me decía y al rato me quise ir y me despedí. Él me dijo:”Balta te pido permiso para orar por ti. Mi Padre me lo pide y tengo que ser obediente, pero no te puedo obligar.” Le dije que sí y nada podía perder ya había hecho de todo (y todo prácticamente era malo).
El comenzó a orar y a pedir liberación. Clamó para que se rompieran mis cadenas y yo por mi parte hice algo que sería insólito: le dije a Jesús que estaba cansado de pecar, que me perdonara, que viniera a mi vida y corazón. Que no quería ya sentir más la depresión. Y maravilla de maravillas, Jesús no solo vino Él, sino que vino acompañado de su Espíritu Santo. Sentí cuando dentro de mi pecho mi corazón sufría un vuelco increíble. Cuando algo dentro de mí se quebró. Era mi corazón de piedra que estaba siendo cambiado por uno de carne. Comencé a llorar por tan sobrecogedora presencia de Dios. Yo que lo negué tanto. Yo tan gusano y pecador. Qué misericordia tan grande la de Jesús. De inmediato se me aclaró la conciencia y tuve la certeza que el libro que yo más había despreciado la Santa Biblia contenían toda la Verdad que yo había buscado. Mi interior, mi corazón quedaron transformados.
En ese momento de mi encuentro con Jesús, le estaba pidiendo un abrazo y al rato de controlar el llanto liberador, mi amigo me dijo:” Ahora te puedo dar el abrazo que estás pidiendo.” En ese día se me dijo varias cosas. Fue tan hermoso y fuerte, que aún estaba yo en las nubes. Tenía una alegría tan grande. Entre una de las cosas que me dijo mi amigo fue:”Busca una Iglesia avivada.”
La noticia de mi encuentro con Jesús y mi respuesta de aceptar a Jesús como mi Señor y Salvador, corrió como la pólvora. Muchas personas no lo podían creer: mi fama de ateo y satánico eclipsaban el amor de Dios sobre este pecador. Se decía que era emoción lo que yo sentía, hasta apostaban que en dos 2 semanas volvería a ser el mismo. Fui a todas las oficinas donde había trabajado y/o compartido para decir que Jesús en verdad está VIVO. Que estaba equivocado. Se rieron algunos, otros me felicitaron y a los demás les era indiferente. La alegría que sentía era algo mayor. No podía dejar de hablar de Jesús y su Espíritu Santo. Dios se hizo una realidad tan grande en mi vida que no es difícil hablarle, pero lo más maravilloso es sentirse amado por Él.
De vuelta a la Iglesia Católica
Comencé a asistir a iglesias evangélicas y a la vez asistí un par de veces a la Renovación Carismática Católica. En una de las iglesias evangélicas que fui, me ofrecieron clases bíblicas y me quedé con ellos hasta casi a finales de septiembre (mi encuentro con Jesús fue el 14 de abril de 2005). Pero empezaron a criticar a la Iglesia Católica y me empezó a doler esto. También deseaba los momentos de silencio y de reverencia. Y en mi interior estaba rezando el Ave María y ellos me estaban inculcando que María fue una mujer más. Pero Dios se las sabe todas y un día de septiembre, al ir a visitar a mi suegra, pude percibir en mi olfato un olor increíble, un perfume sin igual. Le dije a mi esposa que su perfume era de un aroma exquisito, mas cual no seria mi sorpresa cuando me dijo que no tenía perfume. Yo no le creía y pensé que me estaba jugando una broma. Ella muy seria me dijo que no tenia perfume y le contesté si ella no podía oler ese aroma tan fino. A todo eso abría mi nariz y me llenaba de esa fragancia. Ella no olía nada. Se lo dije a mi suegra y me dijo que bendición la tuya, estando en otra iglesia Dios le permite a la Virgen visitarte. Como a las 2 semanas estuve de vuelta, a mi Iglesia Católica.
Di parte de mi testimonio en la asamblea de Moca, fue el 30 de septiembre de 2005. El sábado primero de octubre fui por segunda vez de mi regreso a Misa y que regalo me dio Jesús. Me senté frente a el Sagrario y sentí esa hermosa presencia de Jesús, que brotaba del Sagrario y lloré durante toda la Misa. Hacía una semana que habí
a regresado y aún no me había confesado por lo que no pude comulgar. Y lloré más. Cuando acabo la Misa, corrí detrás del padre Santiago y le hablé. Me confesé. Y me dice: “ven”. ¿Y saben que?, me entrego Jesús Eucaristía y pude comulgar y comencé nuevamente a llorar. Le dijo a mi esposa que me dejara solo. Jesús me estaba esperando. Y Jesús no se conformó con eso.
El otro fin de semana era el retiro básico de la Renovación de Moca. Y me levante a las 4:30 AM a orar a Dios, le pedí que me limpiara y que me confirmara lo que se me dijo el primer día de mi encuentro con Jesús. Leí a Isaías. Y esperé, estaba emocionado. Jesús me trató con un amor sin igual. Las 2 primeras lecturas del retiro fueron las que leí en la madrugada. Hubo una dinámica para limpiarnos, yo no lo podía creer, lo que le pedí a Dios, lo estaba cumpliendo. Cuando me acerque el predicador me señaló y me dijo “varón lo que le pediste al Señor esta mañana, Él te dice que sí”. Imagínense a este pecador arrepentido, como estaba, que alegría, que el Señor se fijara en este servidor.
Jesús en un momento me liberó de una gran depresión, de intento de suicidio, me rompió las cadenas del paganismo y satanismo, que me ataban al pecado. Me dio una nueva conciencia. Ahora mi casa está llena de paz. Por amor a Dios soy fiel. Mi Dios me devolvió la salud. Mi Jesús me ha dado muchas experiencias, me ha dado la oportunidad de estudiar y poder compartir con personas muy amadas. El enemigo me dijo una vez que ya no tenía familia. Pero Jesús me dio una familia inmensa de hermanos católicos. Y dentro de esa inmensa familia me dio una muy cercana, que es la Renovación Carismática. Dios me ha ido moldeando con amor y de vez en cuando con algún que otro cocotazo. Sin darme cuenta se cumplió en mi la promesa de Ezequiel 36:26, Apocalipsis 3:20 y otras más. Se que
Dios es el Eterno e Infinito. Nunca lo podré abarcar, pero solo deseo ser testigo de su amor. Amor que manifestó en su Hijo y éste nos transfiere al morir por nosotros, dándonos la salvación por medio de Su Sacrificio en la Cruz.
El Cordero inmolado por nuestros pecados, venció: el pecado, al enemigo, al mundo y a la muerte. Jesús es nuestro único: Camino, Verdad y Vida. Jesús es la resurrección. Jesús es el Mesías, Salvador y Señor. Además Jesucristo está resucitado y glorificado a la derecha de Dios Padre. Envió al maravilloso Espíritu Santo, como lo prometió Él y el Padre. A la Santísima Trinidad todo el honor, gloria y la alabanza por siempre. Bendito y alabado sea Jesús Eucaristía por siempre. Cristo está resucitado, vivo y es el Señor de Señores, Rey de Reyes. Mención aparte tiene nuestra madre la siempre Virgen María, en la conversión continua de este pecador. Pues fue su aroma la que me impulso, fue su amor que me tiene como madre la quiso que disfrutara del Pan de Vida. Es María y la Iglesia mis 2 madres que me guían. A Dios gracias por su amor.
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Este es el testimonio de Jesús y María en la vida y matrimonio de Baltazar Morales López y Daisy Méndez