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domingo, 5 de octubre de 2025

Papa León XIV en el Ángelus, 5-10-2025: «Exhorto a a permanecer unidos en la oración para que los esfuerzos que se están realizando puedan poner fin a la guerra en Palestina y conducirnos hacia una paz justa y duradera»

* «Toda la Iglesia es misionera, un gran pueblo que se pone en camino hacia el Reino de Dios. Es algo que nos han recordado hoy los hermanos y las hermanas misioneras y migrantes. Pero, nadie debe ser obligado a partir, ni ser explotado o maltratado a causa de su necesidad o por su condición de forastero. Ante todo, se debe preservar la dignidad humana»

   

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «En este mes de octubre, contemplando con María los misterios de Cristo Salvador, intensificamos nuestra oración por la paz: una oración que se hace solidaridad concreta con las poblaciones devastadas por la guerra. Gracias a los muchísimos niños que en todo el mundo se han comprometido a rezar el Rosario por esta intención» 

5 de octubre de 2025.- (Camino Católico)  Antes de rezar la oración mariana del Ángelus y de impartir la bendición final de la santa misa con motivo del Jubileo de los Migrantes y del Mundo Misionero, el Papa León XIV ha expresado su dolor por el sufrimiento del pueblo palestino, ha exhortado a detener el fuego y a liberar a los rehenes, y ha reiterado su llamado a la dignidad humana y la solidaridad con los migrantes y los pueblos heridos por la guerra. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

  PAPA LEÓN XIV

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro

Domingo, 5 de octubre de 2025

Queridos hermanos y hermanas:

Antes de rezar juntos el ángelus, deseo saludar y agradecer a todos los que han participado en esta celebración jubilar dedicada a los misioneros y a los migrantes. Son ustedes unos buenos misioneros pues han venido incluso bajo la lluvia. Gracias. Toda la Iglesia es misionera, un gran pueblo que se pone en camino hacia el Reino de Dios. Es algo que nos han recordado hoy los hermanos y las hermanas misioneras y migrantes. Pero, nadie debe ser obligado a partir, ni ser explotado o maltratado a causa de su necesidad o por su condición de forastero. Ante todo, se debe preservar la dignidad humana.

Saludo a todos los peregrinos presentes, en particular aquellos de la Diócesis de Pavía, guiados por su obispo, como también a los fieles, entre los que se encuentran algunos jóvenes de Belén, que traen la estatua de la Virgen de la Revelación.

En la tarde del martes, 30 de septiembre, un fuerte terremoto ha golpeado la región central de las Filipinas, en particular la provincia de Cebú y otras islas cercanas. Expreso mi cercanía al querido pueblo filipino, en particular rezo por aquellos que están sintiendo con mayor dureza los efectos del terremoto. En todo peligro, permanezcamos unidos y solidarios, confiando siempre en Dios y en la intercesión de su Madre.

Expreso mi preocupación por la proliferación del odio antisemita en el mundo, como por desgracia se ha visto en el atentado terrorista en Manchester, perpetrado hace pocos días. El enorme sufrimiento del pueblo palestino en Gaza continúa a causarme dolor.

En estas últimas horas, en la dramática situación de Oriente Medio, se están llevando a cabo algunos pasos significativos para hacer avanzar las tratativas de paz, que espero puedan cuanto antes alcanzar los resultados esperados. Pido a todos los responsables el compromiso para continuar por este camino, con el alto el fuego y la liberación de los rehenes. Al mismo tiempo exhorto a todos a permanecer unidos en la oración, de modo que los esfuerzos que se están realizando puedan poner fin a la guerra y conducirnos hacia una paz justa y duradera.

Nos unimos espiritualmente a todos los que se han reunido en el Santuario de Pompeya para la Súplica a la Virgen del Rosario. En este mes de octubre, contemplando con María los misterios de Cristo Salvador, intensificamos nuestra oración por la paz: una oración que se hace solidaridad concreta con las poblaciones devastadas por la guerra. Gracias a los muchísimos niños que en todo el mundo se han comprometido a rezar el Rosario por esta intención. Gracias de corazón.

Oración del Ángelus:  

Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.


Papa León XIV



Fotos: Vatican Media, 5-10-2025

Santa Misa, presidida por el Papa León XIV, de hoy, domingo, por el Jubileo del Mundo Misionero y de los Migrantes, 5-10-2025

5 de octubre de 2025.- (Camino Católico El Papa León XIV ha presidido hoy, ante 30.000 fieles y peregrinos, la Santa Misa por el Jubileo del mundo misionero y de los migrantes, en la plaza de San Pedro, pese a la persistente llovizna otoñal. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.

En su homilía, el Papa ha afirmado que “la fe no sólo nos ayuda a resistir al mal perseverando en el bien, sino que trasforma nuestra existencia hasta hacerla un instrumento de la salvación que Dios sigue queriendo realizar en el mundo”. Además, ha invitado a cambiar la lógica del “partir” por la del “permanecer”: “La cuestión no es partir, sino permanecer para anunciar a Cristo mediante la acogida, la compasión y la solidaridad. Permanecer para mirar a los ojos a los que llegan, para abrirles los brazos y el corazón”.

Homilía de Mons. José Manuel Lorca, obispo de Cartagena, y lecturas de la Misa de hoy, XXVII domingo del Tiempo Ordinario, 5-10-2025

5 de octubre de 2025.-  (Camino Católico) Homilía de Mons. José Manuel Lorca, obispo de Cartagena, y lecturas de la Misa de hoy, XXVII domingo del Tiempo Ordinario, emitida por 13 TV, desde la Catedral de Murcia.

Santa Misa de hoy, XXVII domingo del Tiempo Ordinario, en la Catedral de Murcia, 5-10-2025

5 de octubre de 2025.-  (Camino Católico)  Celebración de la Santa Misa de hoy, XXVII domingo del Tiempo Ordinario, presidida por Mons. José Manuel Lorca, obispo de Cartagena, emitida por 13 TV desde la Catedral de Murcia.

Misterios Gloriosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 5-10-2025

5 de octubre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, domingo, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero. 

Palabra de Vida 5/10/2025: «¡Señor, auméntanos la fe!» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 5 de octubre de 2025, domingo de la 27ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 17, 5-10:

En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor:

«Auméntanos la fe».

El Señor dijo:

«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería.

¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo, “Enseguida, ven y ponte a la mesa”?

¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”? ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:

“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».

Homilía del evangelio del domingo: Creer que en toda circunstancia, favorable o adversa, está actuando el amor y la fidelidad del Señor / Por P. José María Prats

 


* «El reconocimiento de la santidad y fidelidad de Dios y la fe inconmovible que nace de este reconocimiento, nos sitúan en una profunda comunión con Dios por la que accedemos a una existencia nueva y transfigurada, participando de su poder –capaz de mover montañas– y de su victoria sobre los avatares y afanes del mundo»

Domingo XXVII del tiempo ordinario - C

Habacuc 1, 2-3;2,2-4  / Salmo 94 / 2 Timoteo 1, 6-8.13-14 / San Lucas 17, 5-10 


P. José María Prats / Camino Católico.-  Las lecturas de hoy nos hablan de la fe como origen y fundamento de la vida espiritual.

La primera lectura nos remite a la experiencia vivida por el profeta Habacuc en la segunda mitad del siglo VII a. C., un momento histórico tremendamente convulso: El imperio asirio se tambaleaba y emergía el imperio babilónico, todavía más cruel, sembrándolo todo de violencia y destrucción. Al mismo tiempo, en Judea, con el rey Joaquín, se instalaba un período de injusticia e iniquidad. Desde este escenario de desolación, Habacuc increpa al Dios que parece haberse desentendido de la historia dejando que el justo sea oprimido por el violento: «¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches? ¿Te gritaré: “violencia”, sin que me salves?». Y la respuesta no se hace esperar: «Escribe la visión, grábala en tablillas ... la visión espera su momento ... si tarda, espérala, pues vendrá ciertamente, sin retraso: el injusto perecerá, pero el justo vivirá por su fe».

Es una invitación a seguir creyendo en el amor y la fidelidad de Dios incluso cuando todo se llena de confusión y oscuridad: «Aunque la higuera no echa yemas y las viñas no tienen fruto, aunque el olivo olvida su aceituna y los campos no dan cosechas, aunque se acaban las ovejas del redil, y no quedan vacas en el establo, yo exultaré con el Señor, me gloriaré en Dios mi salvador» (Ha 3,17-18). Al final, cuando perezca el opresor que ahora parece triunfar y el justo viva eternamente, se hará realidad la visión que sostiene la fe y aparecerá el sentido oculto de la historia y de la misericordia de Dios.

Este es el fundamento de la vida espiritual: creer que en toda circunstancia, favorable o adversa, está actuando el amor y la fidelidad del Señor. No nos corresponde a nosotros juzgar los caminos del Dios santo, exigiendo que su justicia se acomode a la nuestra, como quienes dicen haberle abandonado “porque consiente la injusticia y el sufrimiento en el mundo”. Y por mucho que hayamos batallado, no nos corresponde tampoco a nosotros decidir cuándo ha llegado la hora de que el Señor nos siente a su mesa para recompensarnos. A nosotros nos corresponde creer incondicionalmente en su amor y su fidelidad y responder con esa misma fidelidad inquebrantable, haciendo, como pobres siervos, «lo que tenemos que hacer» en cada momento.

La fe inconmovible de Habacuc nace del reconocimiento de la santidad de Dios: «su resplandor eclipsa el cielo, la tierra se llena de su alabanza; su brillo es como el día, su mano destella velando su poder ... Pisas el mar con tus caballos, revolviendo las aguas del océano. Lo escuché y temblaron mis entrañas, al oírlo se estremecieron mis labios; me entró un escalofrío por los huesos, vacilaban mis piernas al andar» (Ha 3,3-4.15-16). Hoy hemos perdido esta fe, porque hemos dejado de postrarnos ante el Santo de Israel y, en cambio, nos hemos erigido en sus jueces, exigiendo explicaciones y poniendo bajo sospecha sus designios santos y misteriosos.

Habacuc nos enseña cómo el reconocimiento de la santidad y fidelidad de Dios y la fe inconmovible que nace de este reconocimiento, nos sitúan en una profunda comunión con Dios por la que accedemos a una existencia nueva y transfigurada, participando de su poder –capaz de mover montañas– y de su victoria sobre los avatares y afanes del mundo: «El Señor soberano es mi fuerza, él me da piernas de gacela y me hace caminar por las alturas» (Ha 3,19).

P. José María Prats

Evangelio:  

En aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor:

«Auméntanos la fe».

El Señor dijo: 

«Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y os habría obedecido.

¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: ‘Pasa al momento y ponte a la mesa?’. ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?’. ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: ‘Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer’».

San Lucas 17, 5-10

Oración de Santa Faustina Kowalska para ser misericordiosos

Camino Católico.- Cada 5 de octubre la Iglesia Católica celebra a Santa Faustina Kowalska (1905-1938), religiosa y mística católica nacida en Polonia. Ella fue testigo de las apariciones que inspiraron la devoción a Jesús de la Divina Misericordia. Por esta razón, ella ostenta el título de “Apóstol de la Divina Misericordia”. "A las almas que propagan la devoción a mi misericordia, las protejo durante su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas el juez, sino el Salvador Misericordioso”, le dijo el Señor Jesús a su servidora, Santa Faustina.

Helena Kowalska -nombre de pila de Santa Faustina- nació en Lodz, Polonia, en 1905. Desde pequeña mostró una sensibilidad especial para los asuntos espirituales, algo que sus padres -piadosos y disciplinados católicos- ayudaron a forjar. El día que recibió la Primera Comunión, Faustina estaba tan emocionada por el don recibido que expresó su gratitud besando las manos de sus progenitores, agradeciéndoles que la hubieran educado en el amor a Cristo y pidiéndoles perdón por haberlos ofendido.

Helena fue la tercera de ocho hermanos. Esto la obligó a aprender rápidamente a cuidar de sus hermanos más pequeños y ayudar en los quehaceres del hogar. En casa, o estaba ayudando a su madre en la cocina o estaba cuidando a sus hermanos; en el establo, se ocupaba de ordeñar a las vacas. Asistió a la escuela, pero sólo pudo completar los primeros tres años de estudio, porque la familia Kowalska no contaba con el dinero suficiente para costear su educación.

A los 15 años empezó a tener inquietudes por la vida religiosa. Sin embargo, sabía que no sería aceptada en un convento sin tener algo de dinero. Por eso, empezó a trabajar como empleada doméstica para ayudarse económicamente y, al mismo tiempo, seguir apoyando a su familia.

Cuando le comunicó a sus padres su deseo de entrar al convento, ellos se opusieron. Eso la desanimó por un tiempo, hasta que un día, mientras rezaba, sintió que Jesús le pedía que deje todo y vaya a Varsovia. Una vez allí podría ingresar a uno de los conventos de la ciudad.

Sin despedirse de sus padres, viajó a la capital polaca sólo con el vestido que llevaba puesto. En Varsovia habló con un sacerdote, quien le consiguió hospedaje en casa de una familia amiga. Posteriormente, volvió a trabajar como empleada doméstica para poder sostenerse. Fue un tiempo de gran incertidumbre para ella, en el que se sintió fuertemente probada, dado que ninguna casa de religiosas quiso acogerla a pesar de su insistencia.

Finalmente, fue recibida en la Casa Madre de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia. A Faustina se le encendió el corazón de alegría, su más grande sueño se hacía realidad, aunque no duraría demasiado. El gozo inicial se fue desvaneciendo poco a poco.

Sólo unas pocas semanas después de haber sido aceptada, enfrentó por primera vez la tentación de dejar el convento. No entendía bien qué sucedía y su corazón alegre se encontraba ahora turbado y entristecido.

De esos días data una de sus primeras visiones: vio que Jesús se le aparecía con el rostro destrozado y cubierto de llagas. Ella, entonces, preguntó: "Jesús, ¿quién te ha herido tanto?". A lo que Él contestó: "Este es el dolor que me causarías si te vas de este convento. Es aquí donde te he llamado y no a otro; y tengo preparadas para ti muchas gracias".

Faustina entendió entonces lo que Dios quería de ella. Se mantuvo firme y desistió de la idea de dejar el convento, y más bien empezó a enamorarse de la vida que allí podía encontrar. Así, el tiempo pasó, vino el noviciado, la recepción del hábito y los primeros votos. Finalmente llegaría la consagración a perpetuidad. El nombre de ‘Helena’ cambiaría por el de ‘Faustina’.

Esos fueron años distintos, vividos con sencillez, con vocación de servicio. Faustina pasaría por varios cargos en el convento y realizaría distintos oficios con amabilidad y sencillez: fue cocinera, jardinera, portera.

A esta humilde mujer -recogida y piadosa, alegre y caritativa- Dios la había escogido para revelarse de una manera particular: Jesús se le apareció en otras ocasiones con la intención de mostrarle, con mayor profundidad, su amor misericordioso por la humanidad.

De aquellas visiones místicas proviene la imagen de la Divina Misericordia que se conoce popularmente. En esta se ve a Jesús vestido de blanco, mirando al frente, fijamente, y mostrando el corazón, desde el cual emanan rayos de luz blancos y rojos. Esta imagen no es sino la representación pictórica del Señor, tal y como Santa Faustina lo vio, a la que posteriormente se añadió la expresión “Jesús, en vos confío”, por pedido expreso del Señor. 

Faustina recibió muchas otras gracias extraordinarias -los estigmas ocultos, el don de profecía y numerosas revelaciones particulares, como la coronilla de la Divina Misericordia-, y siempre lo hizo con la conciencia de que aquellos favores eran inmerecidos: “Ni las gracias ni las revelaciones, ni los éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hacen perfecta, sino la comunión interior del alma con Dios... Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios”.   

El 5 de octubre de 1938, después de un período de sufrimientos soportados con virtud, la santa fue llamada a la Casa del Padre.

En el año 2000, Faustina fue canonizada por su compatriota, el Papa San Juan Pablo II, quien estableció que el segundo domingo de Pascua sea el “Domingo de la Misericordia Divina”, y su fiesta se celebre cada 5 de octubre, recordando el día del tránsito final de la santa.

Pidamos obtener la gracia de Dios de ser misericordiosos por intercesión de Santa Faustina Kowalska con la oración que ella misma escribió: 


Oración de Santa Faustina Kowalska para ser misericordiosos

Oh Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti. Que este supremo atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo.

Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla.

Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.

Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.

Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.

Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. (...)

Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo (...)

Que Tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí.

Santa Faustina Kowalska

Oh Jesús, que hiciste de santa Faustina

una gran devota de tu infinita misericordia,

concédeme por su intercesión,

si fuese esto conforme a tu santísima voluntad.

Yo, pecador, no soy digno de tu misericordia,

pero dígnate mirar el espíritu de entrega

y sacrificio de Sor Faustina

y recompensa sus virtudes atendiendo las súplicas

que a través de ella te presento confiando en Ti.

Padre nuestro..., Ave María..., Gloria al Padre...

«Somos siervos inútiles, sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer» / Por P. Carlos García Malo