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domingo, 6 de octubre de 2024

Santa Faustina y la Divina Misericordia – Película de Dibujos animados



Camino Católico.- Santa Faustina y la Divina Misericordia, película de dibujos animados para niños de la serie “Mi familia católica” de  EWTN .



Confío en Ti. Diálogo de un alma con Jesús de la Misericordia según lo que dijo el Señor a Santa Faustina Kowalska


Camino Católico.- Para grabar en nuestros corazones las palabras del Salmo 136 que nos recuerdan “que es eterna la misericordia del Señor”, la Fundación Eukmamie – HM Televisión ofrece este programa especial titulado: “Confío en Ti. Diálogo de un alma con Jesús de la Misericordia”.

Este “Diálogo” audiovisual, entre Jesús y un alma, se ha escrito tomando como base las anotaciones del Diario de la Divina Misericordia de Sta. Faustina Kowalska. Si bien algunos de los comentarios del alma han sido inventados, las palabras que pronunciará el Señor han sido fielmente respetadas de entre las que dijo el mismo Señor a la Apóstol de su Misericordia.

Veinte minutos en diálogo con la Divina Misericordia. Con imágenes y músicas cuidadas y trabajadas con el fin de introducirnos en esta “divina conversación”, que puede ser realmente transcendental en nuestra vida.


sábado, 5 de octubre de 2024

Oración de Santa Faustina Kowalska para ser misericordiosos

P. Carlos García Malo / Camino Católico.- Cada 5 de octubre la Iglesia Católica celebra a Santa Faustina Kowalska (1905-1938), religiosa y mística católica nacida en Polonia. Ella fue testigo de las apariciones que inspiraron la devoción a Jesús de la Divina Misericordia. Por esta razón, ella ostenta el título de “Apóstol de la Divina Misericordia”. "A las almas que propagan la devoción a mi misericordia, las protejo durante su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas el juez, sino el Salvador Misericordioso”, le dijo el Señor Jesús a su servidora, Santa Faustina.

Helena Kowalska -nombre de pila de Santa Faustina- nació en Lodz, Polonia, en 1905. Desde pequeña mostró una sensibilidad especial para los asuntos espirituales, algo que sus padres -piadosos y disciplinados católicos- ayudaron a forjar. El día que recibió la Primera Comunión, Faustina estaba tan emocionada por el don recibido que expresó su gratitud besando las manos de sus progenitores, agradeciéndoles que la hubieran educado en el amor a Cristo y pidiéndoles perdón por haberlos ofendido.

Helena fue la tercera de ocho hermanos. Esto la obligó a aprender rápidamente a cuidar de sus hermanos más pequeños y ayudar en los quehaceres del hogar. En casa, o estaba ayudando a su madre en la cocina o estaba cuidando a sus hermanos; en el establo, se ocupaba de ordeñar a las vacas. Asistió a la escuela, pero sólo pudo completar los primeros tres años de estudio, porque la familia Kowalska no contaba con el dinero suficiente para costear su educación.

A los 15 años empezó a tener inquietudes por la vida religiosa. Sin embargo, sabía que no sería aceptada en un convento sin tener algo de dinero. Por eso, empezó a trabajar como empleada doméstica para ayudarse económicamente y, al mismo tiempo, seguir apoyando a su familia.

Cuando le comunicó a sus padres su deseo de entrar al convento, ellos se opusieron. Eso la desanimó por un tiempo, hasta que un día, mientras rezaba, sintió que Jesús le pedía que deje todo y vaya a Varsovia. Una vez allí podría ingresar a uno de los conventos de la ciudad.

Sin despedirse de sus padres, viajó a la capital polaca sólo con el vestido que llevaba puesto. En Varsovia habló con un sacerdote, quien le consiguió hospedaje en casa de una familia amiga. Posteriormente, volvió a trabajar como empleada doméstica para poder sostenerse. Fue un tiempo de gran incertidumbre para ella, en el que se sintió fuertemente probada, dado que ninguna casa de religiosas quiso acogerla a pesar de su insistencia.

Finalmente, fue recibida en la Casa Madre de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia. A Faustina se le encendió el corazón de alegría, su más grande sueño se hacía realidad, aunque no duraría demasiado. El gozo inicial se fue desvaneciendo poco a poco.

Sólo unas pocas semanas después de haber sido aceptada, enfrentó por primera vez la tentación de dejar el convento. No entendía bien qué sucedía y su corazón alegre se encontraba ahora turbado y entristecido.

De esos días data una de sus primeras visiones: vio que Jesús se le aparecía con el rostro destrozado y cubierto de llagas. Ella, entonces, preguntó: "Jesús, ¿quién te ha herido tanto?". A lo que Él contestó: "Este es el dolor que me causarías si te vas de este convento. Es aquí donde te he llamado y no a otro; y tengo preparadas para ti muchas gracias".

Faustina entendió entonces lo que Dios quería de ella. Se mantuvo firme y desistió de la idea de dejar el convento, y más bien empezó a enamorarse de la vida que allí podía encontrar. Así, el tiempo pasó, vino el noviciado, la recepción del hábito y los primeros votos. Finalmente llegaría la consagración a perpetuidad. El nombre de ‘Helena’ cambiaría por el de ‘Faustina’.

Esos fueron años distintos, vividos con sencillez, con vocación de servicio. Faustina pasaría por varios cargos en el convento y realizaría distintos oficios con amabilidad y sencillez: fue cocinera, jardinera, portera.

A esta humilde mujer -recogida y piadosa, alegre y caritativa- Dios la había escogido para revelarse de una manera particular: Jesús se le apareció en otras ocasiones con la intención de mostrarle, con mayor profundidad, su amor misericordioso por la humanidad.

De aquellas visiones místicas proviene la imagen de la Divina Misericordia que se conoce popularmente. En esta se ve a Jesús vestido de blanco, mirando al frente, fijamente, y mostrando el corazón, desde el cual emanan rayos de luz blancos y rojos. Esta imagen no es sino la representación pictórica del Señor, tal y como Santa Faustina lo vio, a la que posteriormente se añadió la expresión “Jesús, en vos confío”, por pedido expreso del Señor. 

Faustina recibió muchas otras gracias extraordinarias -los estigmas ocultos, el don de profecía y numerosas revelaciones particulares, como la coronilla de la Divina Misericordia-, y siempre lo hizo con la conciencia de que aquellos favores eran inmerecidos: “Ni las gracias ni las revelaciones, ni los éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hacen perfecta, sino la comunión interior del alma con Dios... Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios”.   

El 5 de octubre de 1938, después de un período de sufrimientos soportados con virtud, la santa fue llamada a la Casa del Padre.

En el año 2000, Faustina fue canonizada por su compatriota, el Papa San Juan Pablo II, quien estableció que el segundo domingo de Pascua sea el “Domingo de la Misericordia Divina”, y su fiesta se celebre cada 5 de octubre, recordando el día del tránsito final de la santa.

Pidamos obtener la gracia de Dios de ser misericordiosos por intercesión de Santa Faustina Kowalska con la oración que ella misma escribió: 


Oración de Santa Faustina Kowalska para ser misericordiosos

Oh Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti. Que este supremo atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo.

Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla.

Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.

Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.

Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.

Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. (...)

Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo (...)

Que Tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí.

Santa Faustina Kowalska

Oh Jesús, que hiciste de santa Faustina

una gran devota de tu infinita misericordia,

concédeme por su intercesión,

si fuese esto conforme a tu santísima voluntad.

Yo, pecador, no soy digno de tu misericordia,

pero dígnate mirar el espíritu de entrega

y sacrificio de Sor Faustina

y recompensa sus virtudes atendiendo las súplicas

que a través de ella te presento confiando en Ti.

Padre nuestro..., Ave María..., Gloria al Padre...

miércoles, 10 de abril de 2024

Bryan Thatcher, médico, se moría por dentro, tenía problemas matrimoniales, fue a la Basílica de Guadalupe y «¡con el mensaje de la Divina Misericordia vi que Dios me ama!»


 * «Hubo tantas oportunidades perdidas para ayudar espiritualmente a los moribundos cuando practicaba la medicina, pero me consuela saber que mis oraciones los ayudan ahora. Como doctores es muy importante poner un énfasis católico en nuestro trabajo, que es incluso más importante que el tratamiento físico que damos. Los pacientes no son cuerpos con un montón de partes para estudiar, para jugar; los pacientes tienen mente, cuerpo y alma, y ​​fueron creados para estar con Dios y alabarlo en el cielo por la eternidad»

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domingo, 19 de abril de 2009

En sus apariciones a la religiosa polaca canonizada por Juan Pablo II
Jesús aseguró a Santa Faustina que derramaría “un mar de gracias” en la fiesta de hoy: la Divina Misericordia
Le dijo que cuidaría especialmente a quien difundiera esta devoción

19 de Abril de 2009.- Fue el mismo Jesucristo, en sus apariciones a la santa polaca Faustina Kowalska (1905-1938), quien le pidió que se instituyera la fiesta que hoy celebramos: “Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia (…) en el primer domingo después de la Pascua de Resurrección”, le comunicó a la santa polaca. Y a ella le dijo que era una gran oportunidad para recibir enormes gracias: “Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de mi misericordia”. “Hija mía, di que esta fiesta ha brotado de las entrañas de mi misericordia para el consuelo del mundo entero”, le dijo.

(Sonsoles Calavera / Alba)Incluso le habló de la limpieza que daría a las almas la celebración de esta fiesta: “Deseo conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la confesión y reciban la Santa Comunión el día de la fiesta de mi misericordia”. Por estas revelaciones a Santa Faustina, se instituyó la fiesta, en la que se puede ganar indulgencia plenaria. El Papa Juan Pablo II, muy fiel a esta devoción, anunció durante la canonización de Sor Faustina, el 30 de abril de 2.000: “En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua, recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros“. Y la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el 23 de mayo de 2000 un decreto sobre la celebración de la fiesta que dice que “se concede indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice), al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado Domingo de la Divina Misericordia, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia Divina, o al menos rece, en presencia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso, por ejemplo: “Jesús misericordioso, en ti confío”.

La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona un mensaje: que Dios es misericordioso y nos ama a todos: “Cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a mi misericordia”, dijo Jesús. Y aclaró que esta devoción es la llave para la paz: “La Humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a mi misericordia”.

La transmisora del mensaje

Santa Faustina, la tercera de diez hermanos, entró a los 20 años en la congregación ‘Madre de Dios de la Misericordia’ de Cracovia, donde vivió hasta su fallecimiento, a los 33 años, en 1938, cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera. Allí tuvo muchos encuentros sobrenaturales -apariciones- de Jesús y la Virgen María.

Jesús aseguró a Santa Faustina que premiaría espléndidamente a las almas que difundieran esta devoción: “A aquellos que proclamen mi gran Misericordia, yo mismo los defenderé en la hora de la muerte como mi gloria, aunque los pecados de las almas fuesen negros como la noche”, le dijo.

Santa Faustina escribió un diario donde se reflejan las revelaciones que tuvo, y los deseos y avisos del Señor para toda la Humanidad. Entre ellos le pidió que pintara la imagen de Jesús con unos rayos saliendo de su corazón y con la inscripción: “Jesús, en Ti confío”. “Deseo que esta imagen sea venerada en tu capilla, y en el mundo entero”, le pidió. “Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi misericordia, cuando mi corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de mi padre”, le dijo Jesús a Santa Faustina.

Además de la fiesta de hoy, hay diversas formas de vivir esta devoción, como el rosario de la Divina Misericordia o la hora de la Misericordia Divna, que consiste en rezar todos los días la siguiente oración a las tres de la tarde: “Expiraste, Jesús, pero tu muerte hizo brotar un manantial de vida para las almas, y el océano de tu Misericordia inundó al mundo entero. ¡Oh!, fuente de vida, insondable Misericordia Divina, inunda al mundo entero, derramando sobre nosotros hasta tu última gota de sangre”.