Los médicos informaron a sus padres, Eliseo Moya y Teodora Huerta, “que una transfusión de sangre sería lo último que harían por nosotros… Mi mamá dice que lo único que le vino a la mente fue ofrecernos a la Virgen y dejarnos en sus manos. Después de eso ocurrió nuestra recuperación. A lo mejor uno lo puede mirar como una simple casualidad, pero ahora uno de sus hijos es sacerdote y otra religiosa, es como que la Virgen le cobró la palabra”

No hay comentarios:
Publicar un comentario