“Me topé con las puertas abiertas de la catedral de San Juan Evangelista. Allí, en el altar, estaba el ostensorio que custodiaba a Nuestro Señor, escondido y humilde en una pequeña hostia blanca. No había nada de glamour allí: ni máquinas de humo ni juegos de luces; sólo la simple hermosura, siempre antigua y siempre nueva. Me senté en el silencio y la quietud durante un rato. Y, mirando hacia atrás, ese fue mi momento de conciencia”
viernes, 5 de mayo de 2017
Patrick Klekas ha pasado de las giras con su banda rock al seminario: por qué el cóctel sexo-droga-rock&roll no llena el alma
Etiquetas:
Amor,
conversión,
Dios,
Eucaristía,
Evangelio,
familia,
fe,
Jesucristo,
jóvenes,
muerte,
Oración,
perdón,
rock,
sexo,
Sufrimiento,
Testimonio,
vida
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario