* «Me levanté después de la Misa para irme, llegué a la puerta, y de repente, sentí una mano en mi hombro. No conocía a nadie allí. Me di la vuelta y dije `padre´, refiriéndome al sacerdote, y me dijo: ‘Hola, John’. Recordó mi nombre, me había conocido una vez cinco años antes. Y dijo: ‘No sé por qué tu familia no está aquí, pero Dios quiere que te diga que todo va a estar bien’. Y lo miré y pensé, ‘¿cómo puede saber eso?’ Y él dijo: ‘John, disfruta tu día, feliz Pascua’. Se dio la vuelta y se fue. Fui y me senté en el auto de mi papá y dije: ‘Eso es todo, eso es todo. Voy a recuperar a mi familia. Voy a dar mi vida a ti, Señor’… Dios dice: ‘Oye amigo, solo necesito un poco de ti. Solo necesito tu corazón y tu confianza’. Estas cosas muy simples»
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