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domingo, 21 de abril de 2019

Marisa Macicior, 22 años, ha dejado la carrera de Psicología, a su novio y ha decidido ser monja clarisa: «El Señor se puso serio, sentía que quería algo más de mí»

«Aunque vengo de una familia cristiana, cuando yo era pequeña, la fe se vivía con el típico “yo soy creyente pero no practicante”….   Empecé a ir retiros. Desde entonces ha sido un camino de encuentro, porque Dios existe, Dios quiere y Dios habla. He ido conociendo a una persona que está viva y es real. Bien es cierto que, entre medio, se han mezclado pasiones a nivel personal, la música, el mundo del teatro… Entré en una productora en la que sentía que podía llevar a Dios al mundo del arte, de la belleza… Sentía la necesidad de ir a misa, comulgar y rezar todos los días. En medio de ese silencio, Dios empezó a tocar muchas cosas que estaban en mi corazón… La única frase que merece la pena ser contestada es: ¿Señor, desde dónde quieres que yo te sirva?...»

jueves, 8 de febrero de 2018

Margarita Bauzá, 18 años, tenía novio, buenas notas, pero ha optado por ser monja de clausura: «Dios me ha ido seduciendo y me he enamorado de él»

* «No fue de la noche a la mañana. Desde que sentí la llamada de Dios hasta que entré en el convento ha pasado un año. Y a lo largo de este tiempo, Dios me ha ido hablando, me ha pedido que le entregue mi vida, y yo le he dicho que sí. El amor de Dios hace que cada día sea distinto, nuevo. Por eso, cada vez estoy más enamorada de Él. Dios me llamó aquí, y aquí estoy. Y haciendo la voluntad de Dios es como me siento más feliz»

martes, 19 de diciembre de 2017

Leticia Deza Lanoix, 25 años, ingresa como monja clarisa: “Jesús, me quitaste los disfraces, los piercings, las caretas y las modas y me dijiste: «conmigo no te hace falta nada más»”

* «Así que gracias Señor, por cada día, cada perdón… Gracias por darme casas por todo el mundo. Gracias por darme unos amigos que me aman como a sí mismos, o más. Por la gente con y por la que rezar, y que también reza por mí. Por darme el mejor director espiritual, un montón de Hermanas… Quiero darte las gracias también por esta paz, que me hace caminar tranquila, segura de que este pilar no se va a romper. Gracias a ti hoy sé que mi vida es un perfume caro. Y no se me ocurre mejor manera de darte las gracias hoy que derramar esa vida a tus pies, y tratar de limpiarlos un poco con mi perfume. Tu inagotable amor vale más que la vida misma. Así que gracias Jesús. Tú camina, que ahora yo te sigo»