sábado, 1 de junio de 2019
Jesús es Maestro. Y tú y yo, Biblia en mano, escrutamos su Palabra, la interiorizamos y obedecemos / Por P. Carlos García Malo
jueves, 23 de mayo de 2019
Cristo conoce a sus discípulos de todos los tiempos, a ti y a mí también / Por P. Carlos García Malo
sábado, 30 de abril de 2011
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos / Por Arturo López
Meditación en vídeo grabada en directo
30 de abril de 2011.-La meditación la realiza Arturo López Martos, laico casado y padre de dos hijos, miembro de la Comunidad Familia, Evangelio y Vida. En esta enseñanza se reflexiona sobre como prolongar la Eucaristía en nuestra vida cotidiana para ser auténticos discípulos de Jesucristo y convertirnos en apóstoles. Para ello debemos vivir eucarísticamente poniéndonos en las manos del Señor, dejándonos bendecir, partir y repartir para configurar todo nuestro ser con Cristo y ser miembros de su cuerpo. Arturo López también participa de las reuniones de plegaria del grupo de oración Familia, Evangelio y Vida de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Vilanova i la Geltrú, Barcelona, España, donde ha sido grabada en directo esta enseñanza, el lunes 18 de abril del 2011. Ver vídeo...
miércoles, 27 de abril de 2011
Uno sólo es tu maestro, Jesucristo / Por Arturo López
sábado, 16 de enero de 2010
¿Por qué huyes si Dios cuenta contigo? / Por Jordi Baig
16 de enero de 2010.- Jordi Baig profundiza en esta enseñanza en el sentimiento de fracaso que se vive espiritualmente, como el que tuvieron los discípulos de Emaús, después de haber experimentado poderosamente el amor de Dios en nuestras vidas durante un periodo prolongado. De repente, interiorizamos que el plan del Señor para nosotros ha fracasado y optamos por huir de hacer la voluntad de Dios, retrocediendo en nuestro camino. ¿Qué nos sucede? ¿Sí la experiencia personal de Dios vivida por nosotros ha sido tan real por qué dejamos de perseverar y nos sentimos desconcertados y tristes? A estos interrogantes intenta responder en la charla Jordi Baig, laico casado y padre de tres hijas, miembro del grupo de oración Familia, Evangelio y Vida de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Vilanova i la Geltrú, Barcelona, España, donde ha sido grabada en directo esta meditación. Ver vídeo....
lunes, 30 de junio de 2008
lunes, 9 de junio de 2008
Las Bienaventuranzas / Autor: P. Clemente González
En aquel tiempo, al ver Jesús la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.
Reflexión
De entre todas las virtudes posibles, Dios eligió estas para ti. Seguramente son las más difíciles, pero también son las que te harán feliz. ¿Acaso la felicidad es fácil? Pero, ¿por qué éstas y no otras? Muy sencillo. Imagina estas “otras bienaventuranzas”:
“Bienaventurados los ricos” porque tendrán poder para abusar de los demás.
“Bienaventurados los orgullosos”, los rebeldes, los que protestan y no siguen ninguna norma porque sabrán odiar cuando les contradigan.
“Bienaventurados los que ríen a carcajadas” porque no les importará el sufrimiento de los demás y podrán disimular su propia amargura interior.
“Bienaventurados los airados y resentidos”, los que no tienen misericordia, porque no conocerán lo que es el perdón.
“Bienaventurados los que se lo pasan bien”, los que disfrutan a costa de lo que sea, porque ya no tendrán nada que gozar en el cielo.
“Bienaventurados los que siembran revoluciones y guerras” porque ellas se volverán en su contra.
“Bienaventurados seréis cuando os alaben” porque seréis esclavos de vuestra propia vanidad.
Así, pues, Jesucristo eligió el “Bien Eterno” y nos dio ejemplo viviendo las Bienaventuranzas.
Podemos decir en pocas palabras: ¿Qué nos enseña Cristo? ¿Qué nos pide y qué nos da? La respuesta es clara y sencilla: nos muestra el camino hacia la felicidad, hacia la plenitud, hacia el amor. Son cosas que todos queremos, pero también son cosas que no todos conseguimos.
¿Y cómo se logra? Relee el evangelio. Mira si eres pobre, o si estás todo el día apegado a tus grandes o tus pequeñas cosas. Mira si eres manso, si sabes responder con paciencia ante los insultos o agresiones de los demás. Mira si eres de los que lloran y sufren por los demás, si haces tuyos los sufrimientos de todos. Mira si trabajas por la paz, si siembras armonía en casa, con los amigos, con las personas que encuentras en la calle. Mira si te persiguen porque eres honesto, porque no haces trampas como todos, porque no calumnias, porque das a cada uno según una medida justa.
Ese es el camino de los profetas, de los santos, de los mártires. Sólo estaré seguro de que lo sigo si "me duele". Y sólo me pondré a caminar si Cristo me da su fuerza y su amor. Sin Cristo las bienaventuranzas son una locura, son un fracaso, son una derrota. Con Cristo hay alegría incluso en los momentos más difíciles de la vida. Basta con ver a los santos, envidiarlos... y no tener miedo de seguir sus huellas, según las bienaventuranzas de Cristo.
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Fuente: Catholic.net
lunes, 19 de mayo de 2008
No se es discípulo sin poner la mirada y el corazón en el Buen Pastor / Autor: Gilberto Hernández
QUERÉTARO, (ZENIT.org - El Observador).- El sacerdote mexicano Salvador Valadez Fuentes es, desde enero de este año, rector de Instituto Teológico Pastoral para América Latina (ITEPAL), con sede en Colombia y dependiente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), un servicio eclesial para la formación y actualización de los agentes de pastoral, sacerdotes, religiosos y laicos.
Frecuentemente el padre Valadez Fuentes es invitado a dar conferencias, cursos y retiros sobre la formación sacerdotal y laical bajo la espiritualidad del Buen Pastor. En esta entrevista aborda el tema y, desde luego, el tema de la Misión Continental que es el resultado de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe celebrada en mayo de 2007, en Aparecida, Brasil
--¿Cuándo usted habla de la espiritualidad del Buen Pastor, a qué se refiere?
--P. Salvador Valadez Fuentes: Me refiero a que la identidad y misión, no sólo del sacerdote sino de todo cristiano, hunde sus raíces en el perfil y la misión de Jesús Buen Pastor. Todo discípulo que es llamado a desarrollar cualquier tipo de ministerio eclesial, por el hecho de ser agente de pastoral necesita poner su mirada, mente y corazón en Jesús Buen Pastor, porque él es el paradigma absoluto, la base fundante de todo ministerio pastoral.
--¿Qué implicaciones tiene esta manera de entender a Jesús desde el ángulo del Buen Pastor?
--P. Salvador Valadez Fuentes: Realmente la Iglesia tiene como tarea actualizar en el aquí y ahora la praxis pastoral de Jesús; por eso tenemos que ir a beber de la fuente que es Jesús en su integralidad. Así conocemos cuáles son las líneas, los ejes pastorales que no son optativos sino una exigencia, porque es el desafío que Jesús tuvo. La Iglesia, el agente de pastoral, debe estar mirando a Jesús para ver qué hizo y poderlo interpretar en su contexto original y recontextualizarlo a partir de los desafíos que la realidad nos plantea hoy. Jesús es luz para ver, criterio para juzgar, norma para actuar para todos los bautizados,
--¿Cuáles son los rasgos fundamentales de esta espiritualidad?
--P. Salvador Valadez Fuentes: El Buen Pastor es la personificación de la compasión y misericordia del Padre; pastor que da la vida hasta el extremo para dar vida plena; cuyo dinamismo y fuerza propulsora de todo lo que hace es el amor incondicional y sin límites a su Padre y a sus hermanos, especialmente a los desfavorecidos. Está verdaderamente comprometido y entregado al proyecto del Reino de su Padre, es decir en favor de la vida, la verdad, la justicia, la liberación, la paz, la unidad; esos son rasgos distintivos que se convierten en programa de vida.
--Usted ha hablado de exigencias que brotan de la praxis de Jesús, ¿cuáles son?
--P. Salvador Valadez Fuentes: Son tres grande ejes que brotan de la identidad misma de Jesús: profeta, sacerdote y rey. Jesús como profeta anuncia el Reino de Dios que está cerca, lo hace explícito y presente, nos dice cuáles son las condiciones para que sea realidad en medio de nosotros; y por otra parte denuncia todo lo que se opone ese Reino. En la línea sacerdotal, la esencia es poder hacer de su vida una ofenda plena y absoluta al Padre, no en la línea ritual sino existencial, hacer que toda su vida sea un culto agradable a Dios; así, estamos llamados a prolongar la experiencia eucarística en cada momento de nuestra vida. En el aspecto regio, como pastor y servidor está comprometido en hacer visible el Reino como algo que está aconteciendo, a través de signos concretos: resucita muertos, da pan a los hambrientos, libera de todo aquello que oprime al hombre, de Satanás, de la ignorancia, de prejuicios, de cosas que disminuyen la dignidad del hombre.
--El camino parece muy claro, sin embargo hoy en día se habla de una crisis de participación del sacerdote en la vida pública, ¿Cómo ser fiel a la espiritualidad del Buen Pastor en un contexto de supuesta laicidad que pretende confinar al sacerdote a lo cultual y limita su acción en la sociedad?
--P. Salvador Valadez Fuentes: Volver a la fuente. Nuestro criterio para saber lo que somos y entender nuestra misión no es lo que la gente, los poderosos, los políticos o los medios de comunicación digan, sino lo que Cristo dice. Si descubrimos que el signo de autenticidad, de explicitación, de aterrizaje del ministerio de Jesús tiene que ver con el Reino y los signos de esto son preclaros: vida, verdad, justicia, paz, unidad, entonces todo lo que tenga que ver con eso forma parte de la vida de un cristiano, de un sacerdote. Así el trabajo por la paz, la dignidad del hombre, el respeto a la vida, la cuestión ecológica, el respeto a las culturas, la liberación de las personas, sin descartar el aspecto cultual, todo forma parte de la agenda del sacerdote.
Creo que ese ha sido uno de los pecados y fraudes sacerdotales que muchas veces se han cometido: reducir el ministerio al mero ámbito cultual, y en parte por eso se nos quiere relegar ahí, porque la Iglesia un tiempo es lo que ha hecho. No quieren que la Iglesia, en concreto la jerarquía, intervenga en esas cosas que tiene que ver con la vida humana en el momento histórico. Pero si volvemos a nuestro referente, a nuestro paradigma no nos equivocaremos.
--En los seminarios se forman nuestros futuros pastores y usted es un conocedor del ambiente formativo, ¿cuál es su diagnóstico?
--P. Salvador Valadez Fuentes: Yo la califico la formación en nuestros seminarios como insuficiente para formar el perfil de ministro sagrado que los tiempos actuales necesitan. La considero deficiente, polarizada al campo académico y eso es un grave defecto porque formar pastores bajo el estilo del Buen Pastor lo académico apenas es un aspecto y no el más importante, sin embargo en algunos seminarios es lo que lleva la mayor parte del tiempo, las energías y esfuerzos. No se han encontrado estrategias claras, contundentes para lograr lo más importante en la formación: que el seminarista encarne y haga vida los rasgos y actitudes de Jesús Buen Pastor.
--¿Qué tan generalizada es esta situación y qué camino de solución vislumbra?
--P. Salvador Valadez Fuentes: Este es un gran problema, es una queja permanente, una realidad muy sentida; lo acabo de escuchar en una reunión con obispos presidentes y secretarios de Comisiones Episcopales latinoamericanas, hay preocupación porque nuestros seminarios no están generando el talante de sacerdote que se nos requiere, y ahí hay una cuestión muy grave y desafiante para la Iglesia. Es urgente revisar a fondo las estructuras que no están funcionando. El seminario, tal como está diseñado hoy no funciona del todo. Pero no se trata de pequeñas reformitas sino de reformas de raíz, de manera estructural.
--Actualmente hay una fuerte exigencia de diálogo inteligente que el mundo moderno y la ciencia imponen al pastor; esto implica formación, pero ¿la formación actual responde a esta exigencia?
--P. Salvador Valadez Fuentes: Vivimos en un mundo pluricultural en todos los campos: ideológico, teológico, económico, de sistemas. En cuestión de religiones, de credos, vivimos en un mercado global y es cierto que hay que aprender a dialogar con el hombre moderno, pero parece una falacia e ingenuidad creer que a base de información y de cursos que se dan al joven antes de la ordenación ya va a estar capacitado para hacerlo; lo que hace falta es buscar el equilibrio entre la formación inicial y la formación permanente.
La falacia está en creer que para poder llegar a la ordenación ya debe tener todo en lo académico. Pero no es cuestión solamente de teorías sino de crear actitudes, y el diálogo no se hace sólo a través de conceptos sino de actitudes; hay gente muy sabia, muy conocedora, pero que no es capaz de dialogar. El conocimiento crea personas convencidas pero el encuentro con Cristo crea una persona de convicciones. Me temo que muchos curas no estamos plenamente convertidos a Dios por muchos conocimientos que tengamos.