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martes, 26 de agosto de 2025

Karina y Joaquín: «Nos separamos a los 8 años de casados, recibimos la nulidad, pero al conocer al Señor todo cambió y nos volvimos a casar: nuestra roca es Jesús y nuestra relación es nueva. porque Dios nos hizo nuevos»


Karina y Joaquín se volvieron a casar, después de haber obtenido la nulidad matrimonial, porque la gracia de Dios actuó en sus vidas / Foto: Cortesía de Karina y Joaquín

* «Oramos y le entregamos la decisión a Dios, y Él hizo un milagro. Joaquín dice que se le quitó una venda de los ojos. Entendimos que Dios no quería que dejáramos la familia que Él había formado. Fue un nuevo sí, pero no fue fácil. Tuvimos que sanar, hacer mucha terapia, tener muchos encuentros personales con Dios. Tuvimos que morir a lo que fuimos, para que Él pudiera hacernos nuevos… Se necesita fe. Se necesita estar dispuestos a trabajar, a mirar hacia adentro, a dejarse moldear por Dios. La restauración es real, pero no sucede sin decisión, sin humildad y sin proceso. Sabemos que si lo amamos a Él, Él nos da el amor para amarnos entre nosotros» 

Camino Católico.- Joaquín y Karina comenzaron su camino como esposos desde muy jóvenes; ella tenía 20 y él 24. Tras ocho años juntos decidieron separarse y comenzar el trámite de su nulidad matrimonial.

Karina cuenta a Majo Frias en Aleteia que, aunque al tomar la decisión de casarse había mucho amor y amistad, también había heridas muy profundas que no sabían que tenían, pero que necesitaban ser sanadas.

“Nos escondíamos detrás de la diversión y del alcohol. No teníamos idea de lo que significaba realmente el compromiso del matrimonio. Al llegar los problemas, no teníamos herramientas para enfrentarlos. No nos conocíamos a nosotros mismos, ni sabíamos por qué reaccionábamos de ciertas formas”.

Pronto se toparon con una realidad: no estaban listos para un amor maduro, ni para el compromiso que conlleva el matrimonio.

“Nuestras heridas no trabajadas comenzaron a chocar, y sin una relación viva con Dios, sin ese trabajo personal, simplemente no pudimos sostenernos. Fue necesario detenernos y que todo se rompiera para volver a construir”. 

Karina y Joaquín con su hija / Foto: Cortesía de Karina y Joaquín

Tras un tiempo, y con una hija de ocho años, tomaron la decisión de separarse, manteniendo una relación de cuidado y respeto, aún cuando cada uno rehízo su vida con nuevas parejas.

Un encuentro con el Amor para aprender a amarse entre sí

Llegó entonces el momento que lo cambió todo. Conocieron al Señor.

“Al conocer al Señor, todo cambió. Dejamos nuestras relaciones porque queríamos vivir en gracia. Joaquín no quería regresar en ese momento, así que se inició el proceso de nulidad matrimonial”.

Sin embargo, al llegar a firmar su nulidad, tuvieron un encuentro poderoso con el Espíritu Santo.

“Oramos y le entregamos la decisión a Dios, y Él hizo un milagro. Joaquín dice que se le quitó una venda de los ojos. Entendimos que Dios no quería que dejáramos la familia que Él había formado. Fue un nuevo sí, pero no fue fácil. Tuvimos que sanar, hacer mucha terapia, tener muchos encuentros personales con Dios. Tuvimos que morir a lo que fuimos, para que Él pudiera hacernos nuevos”.

Karina reconoce que el proceso fue difícil, pues el enemigo usaba esos miedos y heridas para llenarlos de dudas, para hacerles creer que las cosas no cambiarían y que, de volver a elegirse, la historia se repetiría. “En mi caso, yo ya venía rota, con una depresión profunda aunque aparentaba estar bien. Cuando tuve un encuentro con el amor verdadero —el amor que es Dios— entendí que nunca había sabido amar porque nunca lo había conocido a Él. Al conocerlo, pude ver a Joaquín con Sus ojos, y empezar a amarlo como Él lo amaba”.

Guiados por Dios, decidieron volver a casarse, con Jesús en el centro.

Hoy su vida matrimonial es completamente diferente. “Sabemos que si lo amamos a Él, Él nos da el amor para amarnos entre nosotros”.

“Ahora no buscamos que el otro llene nuestros vacíos. Ante cualquier problema, vamos primero a Dios. Nuestra roca es Jesús, por eso nuestra relación es nueva. Dios nos hizo nuevos. No hay vuelta atrás a la antigua versión de nosotros”.

En su día a día buscan activamente el bien del otro, su crecimiento y desarrollo para que lleguen a convertirse en lo que Dios soñó y cumplan su propósito de vida. “Queremos ser ese faro, ese apoyo en los momentos difíciles, esa persona sana, que sostiene desde el amor, y no desde la necesidad”.

Ya no se trata solo de “nosotros”, aseguran, “sino de amar tanto al otro que anhelas que florezca, que cumpla su llamado. Y todo eso solo es posible porque el amor viene de Dios”.

Crisis como oportunidad para ser transformados por Dios

Desde esta experiencia, Karina enfatiza en que, si bien el matrimonio es de dos, el trabajo interior y la relación con Dios son personales, y sin estos aspectos individuales, la relación puede fracturarse.

“Si no hay un encuentro profundo con Él, si no se sanan las heridas internas con Su luz, es muy difícil sostener una relación sana y verdadera”.

“Las heridas más peligrosas son las heridas de la infancia no sanadas, porque las proyectamos en la relación. Esperamos que el otro las cure, pero eso solo puede hacerlo Dios. Si no las trabajamos, terminamos cargando al otro con algo que no le corresponde”, advierte Karina.

Y reconoce también que hacer un espacio para el divorcio, para otras personas, vicios o ídolos como el trabajo, divide al corazón y abre una puerta de entrada al enemigo.

Karina y Joaquín en el momento de volverse a casar después de haber firmado la nulidad / Foto: Cortesía de Karina y Joaquín

Karina y Joaquín volvieron a celebrar su matrimonio y animan a otras parejas en crisis a buscar un encuentro profundo con Dios, a buscar ayuda profesional y no perder la esperanza.

“Queremos decirles, desde nuestra experiencia, que sí hay luz al final del túnel. Aunque en este momento todo se sienta oscuro, aunque parezca que ya no hay salida, la hay. Pero se necesita valentía. Se necesita fe. Se necesita estar dispuestos a trabajar, a mirar hacia adentro, a dejarse moldear por Dios. La restauración es real, pero no sucede sin decisión, sin humildad y sin proceso.

Y si solo uno de los dos cree en la restauración, con uno basta. Uno que ore. Uno que se rinda. Uno que sane desde la raíz. Uno que busque a Dios con todo el corazón. Porque ese ejemplo transforma. Ese ejemplo arrastra. Ese ejemplo puede ser la chispa que despierte algo nuevo en el otro. El cambio no se impone, se inspira”.

Ambos enfatizan en que la crisis, más que un final, es una oportunidad, pues el punto de quiebre es el lugar perfecto para que Dios reconstruya desde cero.

“La crisis puede ser una puerta de salida o una puerta de entrada a una nueva historia, a una sanación más profunda de la que jamás imaginamos. Si la tomamos como camino, puede ser el inicio de algo muchísimo más bello de lo que fue antes. Pero tenemos que caminar juntos”.

Además, aconsejan: “En medio de la tormenta, no olviden lo bueno que han vivido. Es fácil ver lo negativo cuando todo duele, pero hagan memoria del amor que los unió. Escríbanlo, recen con eso y pídanle a Jesús que les muestre el camino. No se trata de volver solo por costumbre o necesidad; se trata de permitir que Dios haga nuevo ese matrimonio, que lo limpie, que lo purifique y lo eleve”.

Tras todo este camino, concluyen que "Dios es un Dios que cumple sus promesas y que hace todo nuevo, pero tenemos que dejarnos ser moldeados por El".

jueves, 24 de octubre de 2013

¿Por qué los divorciados que se han vuelto a casar no pueden comulgar? / Por Monseñor Gerhard L. Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe

Tras el anuncio de un sínodo extraordinario que se celebrará en octubre de 2014 sobre la pastoral de la familia, se han sucedido intervenciones diversas, en particular acerca de la cuestión de los fieles divorciados vueltos a casar. Para profundizar con serenidad en el tema, que es cada vez más urgente, del acompañamiento pastoral de estos fieles en coherencia con la doctrina católica, publicamos una amplia contribución del arzobispo prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe

sábado, 19 de enero de 2013

Serge Maury: Divorciado, mujeriego, sin fe... en su primera adoración vio el rostro de Cristo y se convirtió

* «Miré al altar, donde todos miraban. No vi pan. Lo que yo veía era una imagen del rostro de Cristo que sangraba de una manera terrible. Era una imagen fija, y en negativo, un negativo fotográfico»
* Antes de su encuentro personal con el Señor, un día que estaba hundido, fue a una iglesia que estaba abierta y vacía: “Me senté y le dije a Dios: ‘Dios, yo no puedo más; si existes ayúdame’. Hay que tener en cuenta que yo pensaba, y siempre había pensado, que la religión era una cosa sólo para intelectuales y para curas”.
* Trabaja hoy en la pastoral de separados en la diócesis de Toulon de Francia junto a su esposa Denisse
19 de enero de 2013.- (Pablo J. Ginés / Religión en Libertad / Camino Católico) Serge Maury nació en 1954 en Francia. En su casa había mucha violencia, y él dejó su familia y su ciudad a los 15 años para servir como militar en la Marina Nacional. Descubrió que allí había incluso más violencia que la que dejaba atrás. Leer más...

viernes, 3 de febrero de 2012

17 Pasos para conseguir la reconciliación matrimonial y evitar el divorcio / Por Francisco Grass

3 de febrero de 2012.- (Mi Cumbre) La reconciliación es el acuerdo o compromiso, al que tratan de llegar los cónyuges, normalmente ayudados por terceras personas, para tratar de evitar el divorcio, que es un mal muy grave, para ellos y para sus hijos.

En el Sacramento del Matrimonio Católico, realizado exclusivamente entre un y una mujer, no existe el divorcio, pues el matrimonio es indisoluble, quedando unidos hasta que la muerte les separe. Existe la posibilidad de la nulidad matrimonial, leer: 100 Preguntas sobre la posible nulidad de un Matrimonio Católico En el matrimonio civil, si existe el divorcio y se puede aplicar cuando ambas partes estén de acuerdo o cuando lo decidan los jueces, según las leyes de cada país.

En algunos países existe lo que se llama “Divorcio Express”, es decir que el trámite judicial, tarda unos pocos días en terminarse. Con lo cual, prácticamente elimina cualquier proceso de reflexión e incluso, la posibilidad de un tiempo prudencial de separación matrimonial, para buscar y tratar de conseguir una buena, regular o malareconciliación. Más vale que haya una mala reconciliación, porque los cónyuges creen que han cedido o perdido mucho, si al fin, han salvado el matrimonio. Las decisiones de solicitud de divorcio tomadas por impulso, siempre conllevan una gran amargura posterior, debido a que no se dieron la última oportunidad de arreglo, apaciguamiento o entendimiento.

Las personas que están en la fase de iniciar un divorcio, lo han iniciado o ya lo han obtenido, cuando son preguntadas sobre su principal deseo, suelen contestar, que quisieran que su matrimonio se pudiera arreglar y no romper. Esa suele ser su verdadera intención oculta, pero ya han empezado un camino, que creen que no tiene remedio.Pero sí tiene marcha atrás.

Algunos cónyuges emplean la solicitud de divorcio, como una amenaza para conseguir sus objetivos. Asustan a cónyuge con que si se produce el divorcio, no va a entregar ningún dinero, para la manutención del cónyuge, ni de los hijos. Otros alegan que el divorcio les permitirá quedarse con los hijos y que el otro cónyuge, no volverá a verlos. Otros para reclamar el 50% de los bienes que tiene el matrimonio y marcharse con otra persona, con la que ya tiene relaciones extramaritales, etc. Es muy importante que el cónyuge amenazado, investigue todas las falacias que le dicen, pues muchas veces son simplemente amenazas para manipularle y que conceda el divorcio.

Es difícil, pero no imposible, intentar la reconciliación, aunque durante el proceso previo al divorcio, mutuamente se hayan hecho heridas muy graves y dejado profundas cicatrices. Máxime si continuamente se ha seguido echando sal y vinagre sobre las heridas, para que escuezan.

7 Pensamientos previos para decidir si quiere reconciliarse o divorciarse:

  1. Realice un profundo examen de conciencia, para determinar si verdaderamente y por encima de todo, quiere obtener el divorcio o salvar el matrimonio. Si únicamente quiere conseguir el divorcio civil, no siga leyendo, no pierda el tiempo. Leer más...

miércoles, 4 de febrero de 2009

El Papa pide mayor atención en las nulidades matrimoniales por inmadurez psíquica
4 de febrero de 2009 .- Recibiendo el pasado jueves por la mañana en audiencia a los miembros del Tribunal de la Rota Romana, con ocasión de la solemne inauguración del Año judicial, Benedicto XVI ha advertido contra el peligroso aumento de las declaraciones del nulidad matrimonial con el pretexto de la inmadurez psíquica. En su reflexión, el Pontífice hizo referencia a dos discursos pronunciados por Juan Pablo II sobre esta cuestión (5 de febrero de 1987 y 25 de enero de 1988), constatando la “gran actualidad” de este problema y la necesidad de que el juez acuda a la ayuda de peritos a la hora de comprobar la existencia de una incapacidad real. Es necesario, explicó, preservar a la comunidad eclesial “del escándalo de ver destruido en la práctica el valor del matrimonio cristiano por la multiplicación exagerada y casi automático de las declaraciones de nulidad, en caso de fracaso del matrimonio, con el pretexto de cierta inmadurez o debilidad psíquica del contrayente”. Leer más...


viernes, 11 de abril de 2008

Portal dedicado a la nulidad matrimonial / Autora: Nieves San Martín


Ofrece información y responde a consultas
MADRID, (ZENIT.org).- Para todos aquellos que necesiten información y orientación sobre la nulidad matrimonial existe un portal católico con personas especialistas creado a propósito con este fin.

La web católica www.matrimonionulo.com ofrece información y consulta sobre las causas y el proceso de nulidad matrimonial.

Forman parte de este servicio diferentes especialistas en derecho civil y matrimonial canónico. La dirección y coordinación está a cargo de Rafael Felipe Freije, doctor en Teología (2000) y licenciado en Derecho Canónico (2005).

«Con frecuencia --dice el portal en su presentación-- se oye hablar de la ‘nulidad del matrimonio' como un privilegio para ricos o poderosos. También de procesos carísimos y de famosos. La verdad es que la gran mayoría de personas que acuden a los tribunales eclesiásticos son gente normal, que pertenecen a todas las clases sociales».

La actividad judicial de la Iglesia, informa esta página, «se inserta en la pastoral matrimonial como una contribución benéfica cuando se desarrolla con pericia, verdadero espíritu pastoral y al servicio de la verdad objetiva, a la luz del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia».

Esta página, indican los responsables de la misma «es una ayuda para aquellos que desean someter al juicio de la Iglesia la posible invalidez del sacramento del matrimonio que un día celebraron ante la comunidad cristiana. Nuestra intención es la de contribuir a la paz y a la tranquilidad de sus conciencias. Frente al fracaso, ayuda y orientación».