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miércoles, 15 de julio de 2009

Siete hábitos diarios para las personas que deseen ser Santas / Autor: P. John McCloskey
La santificación es un trabajo de toda la vida y requiere nuestro determinado esfuerzo para cooperar con la gracia santificante de Dios que viene por medio de los Sacramentos.
15 de julio de 2009.- (Iglesia.org)Nadie nace santo. Se consigue la santidad con mucho esfuerzo, pero también con la ayuda y la gracia de Dios. Todos, sin exclusión, están llamados a reproducir en sí mismos la vida y el ejemplo de Jesucristo, caminar detrás de sus huellas.

Estás leyendo esto porque estás interesado en tomar tu vida espiritual más seriamente de ahora en adelante. Aceptar de corazón uno de los puntos clave del Concilio Vaticano II: la importancia de la doctrina de la llamada universal a la santidad. También conoces que Jesús es el único camino a la santidad "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida." El secreto de la santidad es la oración constante la cual puede ser definida como el continuo contacto con la Santísima Trinidad: "reza siempre y sin desfallecer" (Lc. 18:1). Hay varios caminos para llegar a conocer a Jesús. Nosotros vamos a hablar brevemente sobre algunos de ellos en este artículo. Si quieres llegar a conocer, amar y servir a Jesús de la misma forma que aprendes a amar y enamorarte de otras personas: tu esposa, miembros de tu familia y amigos íntimos, por ejemplo, pasando un tiempo considerable con él en forma regular y, en este caso básicamente todos los días. El retorno, si lo haces, es la única verdadera felicidad en esta vida y la visión de Dios en la próxima. No hay sustituto a esto.

La santificación es un trabajo de toda la vida y requiere nuestro determinado esfuerzo para cooperar con la gracia santificante de Dios que viene por medio de los Sacramentos.

Los siete hábitos diarios que propongo consisten en el ofrecimiento de la mañana, la lectura espiritual (Nuevo Testamento y un libro espiritual sugerido por tu director espiritual), el Santo Rosario, la Santa Misa y Comunión, al menos quince minutos de oración mental, la recitación del Ángelus al mediodía y un breve examen de conciencia por la noche. Estos son los principales medios para alcanzar la santidad. Si eres una persona que quiere llevar a Cristo a otros a través de la amistad, estos son instrumentos con los cuales almacenarás la energía espiritual que te permitirá hacerlo. La acción apostólica sin los sacramentos, volverá ineficaz una sólida y profunda vida interior. Puedes estar seguro que los santos incorporaron por uno u otro camino todos estos hábitos en su rutina diaria. Tu objetivo es ser como ellos, contemplativos en el medio del mundo.

Quiero remarcar varios puntos antes de examinar los hábitos

Primero; recuerda que el crecimiento en estos hábitos diarios son como una dieta o un programa de ejercicio físico, es un trabajo de proceso gradual. No esperes incorporar los siete o aún dos o tres de ellos en tu agenda diaria inmediatamente. No puedes correr una carrera de cinco kilómetros si antes no te has entrenado. Tampoco puedes tocar a Liszt a la tercera clase de piano. Esta prisa te invita al fracaso, y Dios quiera que tengas éxito tanto en tu ritmo como en el Suyo. Debes trabajar cercanamente con tu director espiritual y gradualmente incorporar los hábitos a tu vida en el período de tiempo que corresponda a tu particular situación. Puede ser el caso que por las circunstancias de tu vida se requiera la modificación de los siete hábitos.

Segundo; al mismo tiempo tu debes hacer el firme propósito, con la ayuda del Espíritu Santo y tus especiales intercesores, para hacer de ellos la prioridad de tu vida - más importante que comer, dormir, trabajar y descansar-. Quiero aclararte que estos hábitos no se pueden adquirir a las corridas. Ese no es el modo como nosotros queremos tratar a los que amamos. Ellos deben hacerse cuando estemos más atentos durante el día en un lugar en silencio y sin distracciones; donde sea fácil ponerse en presencia de Dios y estar con Él. Después de todo, ¿no es más importante nuestra vida eterna que nuestra vida temporal? Todo esto redundará al momento de nuestro juicio como una cuenta de amor a Dios en nuestro corazón.

Tercero; quiero dejar en claro que vivir los hábitos no es pérdida de tiempo. No estás perdiendo el tiempo, en realidad lo ganas. Nunca conocerás una persona que viva todos ellos diariamente que sea menos productiva como trabajador o peor esposo o que tenga menos tiempo para sus amigos o no pueda cultivar su vida intelectual. Todo lo contrario, Dios siempre recompensa a los que lo ponen a El primero. Nuestro Señor multiplicará asombrosamente tu tiempo como multiplicó los panes y los peces y dio de comer a la multitud hasta saciarse. Puedes estar seguro de que el papa Juan Pablo II, la Madre Teresa o San Maximiliano Kolbe rezan o han rezado mucho más que la hora y media que se sugiere en estos hábitos repartidos a lo largo del día.

Primer Hábito
El primer hábito es el ofrecimiento del día por la mañana; cuando te arrodillas y, utilizando tus propias palabras o una fórmula, ofreces todo tu día a la gloria de Dios. Lo que no es simple es lo que sucederá antes del ofrecimiento. "Véncete cada día desde el primer momento, levantándote en punto, a la hora fija, sin conceder ni un minuto a la pereza.
Si con la ayuda de Dios te vences, tendrás mucho adelantado para el resto de la jornada.
¡Desmoraliza tanto sentirse vencido en la primera escaramuza! (San Josemaría- Camino, 191)
En mi experiencia pastoral, quien puede vivir el "minuto heroico" en la mañana y a la noche va a la cama en el tiempo previsto, tiene la energía física y espiritual a lo largo del día para parar lo que este haciendo para cumplir los otros hábitos.

Segundo Hábito
El segundo hábito es por lo menos quince minutos de oración en silencio. Puedes agregar otros quince minutos extras en otro momento del día. Después de todo, ¿Quién no desea pasar más tiempo con tan excelente compañía? La oración es una conversación uno a uno, directa con Jesucristo, preferentemente frente al Santísimo Sacramento en el Sagrario. Esta es tu hora de la verdad o tu momento superior. Si lo deseas puedes abrirte y hablar acerca de lo que está en tu mente y en tu corazón. Al mismo tiempo adquirirás el hábito de escuchar cuidadosamente y meditar como otra María (Lc. 10.38-42) para ver qué es lo que Jesús te está pidiendo y qué te quiere dar. Es aquí que nosotros comprendemos su dicho "Sin Mí, nada pueden hacer."

Tercer Hábito
El tercer hábito son quince minutos de lectura espiritual que usualmente consistirá en unos pocos minutos de sistemática lectura del Nuevo Testamento, para identificarnos con la Palabra y acciones de nuestro Salvador. El resto del tiempo en un libro clásico de espiritualidad católica recomendado por tu director espiritual. En cierto sentido, es el más práctico de nuestros hábitos porque a través de los años leeremos varias veces la vida de Cristo y adquiriremos la sabiduría de los santos y de la Iglesia junto con la lectura de docenas de libros, los cuales enriquecerán nuestro intelecto. También podremos poner las ideas allí expresadas en acción.

Cuarto Hábito
El cuarto hábito es participar en la Santa Misa y recibir la Santa Comunión en estado de gracia. Este es el hábito más importante de todos los siete (cfr. Jn. 6, 22-65). Ella debe estar muy en el centro de nuestra vida interior y consecuentemente de nuestro día. Este es el acto más íntimo, posible del hombre. Encontramos a Cristo vivo, participamos en la renovación de Su sacrificio por nosotros y nos unimos a su cuerpo y alma resucitado. Como el papa Juan Pablo II dijo en su Exhortación Apostólica Ecclesia in America "La Eucaristía es el centro viviente y eterno centro alrededor del cual la comunidad entera de la Iglesia se congrega" (n°35).

Quinto Hábito
El quinto hábito es rezar cada día al mediodía el Angelus o Regina Coeli invocando a Nuestra Santísima Madre de acuerdo al tiempo litúrgico. Esta es una costumbre católica que se remonta a muchos siglos. Este es un hermoso modo de honrar a Nuestra Señora por un momento. Como niños recordamos a Nuestra Madre durante el día y meditamos sobre la Encarnación y Resurrección de Nuestro Señor, el cual da sentido a toda nuestra existencia.

Sexto Hábito
El sexto hábito también es Mariano. El rezo del Santo Rosario cada día y la meditación de los misterios, los cuales versan sobre la vida de Nuestro Señor y Nuestra Señora. Es un hábito que, una vez adquirido es difícil abandonar. Junto con la repetición de las palabras de amor a María y el ofrecimiento de cada decena por nuestras intenciones, nosotros tomamos un atajo hacia Jesús el cual pasa a través del corazón de María. El no puede rechazar nada de Ella.

Séptimo Hábito
El séptimo hábito es un breve examen de conciencia por la noche antes de ir a la cama. Te sientas, pides luces al Espíritu Santo y por varios minutos revisas tu día en presencia de Dios preguntándote si te has comportado como un hijo de Dios en el hogar, en el trabajo, con tus amigos. También miras una particular área, la cual tu tienes identificada con ayuda de tu director espiritual, quien conoce tus necesidades para mejorar y llegar a la santidad. También puedes hacer una rápida mirada para ver si has sido fiel en los hábitos diarios que hemos discutidos en este artículo. Luego haces un acto de gratitud por todo lo bueno que has hecho y recibido, y un acto de contricción por aquellos aspectos en los que voluntariamente has fallado.

Si una persona honestamente mirase su día, no importa cuán ocupado esté, (y nunca me pareció encontrarme con gente que no esté muy ocupada a no ser que esté permanentemente retirada), puede frecuentemente encontrar que usualmente mal gasta un poco de tiempo cada día. Piensa, ¿qué necesidad hay de una taza de café extra cuando puedes usar ese tiempo para visitar el Santísimo Sacramento, quince minutos antes de comenzar el trabajo? O la media hora o mucho más, gastada mirando programas de televisión o videos. También es común, gastar tiempo durmiendo en el tren o escuchando la radio en el auto cuando puede ser usado para rezar el Rosario. Como también, ¿el diario no lo puedes leer en diez minutos en lugar de veinte dejando espacio para la lectura espiritual?
¿Y esa comida no podría hacerse en media hora dejando espacio para la Misa? No olvides que esta media hora es tiempo mal gastado cuando al final del día podrías haberla usado para una buena lectura espiritual, examinar tu conciencia e ir a la cama a tiempo para recuperar energías para las batallas del día siguiente. La lista continúa. Puedes hacer la tuya.

Sé honesto contigo y con Dios. Estos hábitos, vividos bien, nos capacitan para obedecer la segunda parte del gran mandamiento amar a los otros como a nosotros mismos. Estamos en la tierra como estuvo el Señor "para servir y no para ser servido." Esto sólo puede ser alcanzado junto a nuestra gradual transformación en otro Cristo a través de la oración y los sacramentos. Viviendo estos siete hábitos llegaremos a ser personas santas y apostólicas, gracias a Dios. Ten por seguro que, cuando caigamos en algo grande o pequeño, siempre tendremos un Padre que nos ama y espera en el Sacramento de la Penitencia y la devota ayuda de nuestro consejero espiritual para que volvamos a nuestro curso correcto.
Maggie Gallagher: “El futuro pertenece a los que tienen hijos”
Es la Presidenta del 'Instituto para el Matrimonio y las Políticas Públicas' (EEUU) y propone que se promueva que "el matrimonio siga siendo un ideal de vida"
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*"El matrimonio es el mejor modo de que el amor entre un hombre y una mujer salga del contexto de lo prescindible"
""El matrimonio cambia nuestra identidad para siempre"
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15 de julio de 2009.-Maggie Gallagher es una conocida periodista norteamericana, que publica su columna sobre temas familiares en más de 30 periódicos norteamericanos -como el New York Times o el Wall Street Journal- y ha escrito tres libros de gran éxito sobre el matrimonio. Ha participado como experta en innumerables debates de televisión -como el programa de Larry King o en los principales programas de la NBC- , ha intervenido repetidas veces como experta en el Senado de EEUU y en varias cámaras legislativas estatales. Fue la fundadora del ‘Institute for Marriage and Public Policy’, del que es presidenta, cuya misión es realizar la investigación y la acción educativa necesarias para que la legislación y las políticas públicas protejan y refuercen el matrimonio como institución social. En un encuentro organizado por ‘The Family Watch’ en Madrid, respondió a una entrevista realizada por esta organización.

-¿Cómo se puede explicar a los más jóvenes la importancia del matrimonio?

-Voy con frecuencia a dar conferencias a universidades norteamericanas y los estudiantes me suelen preguntar cómo ser felices en el matrimonio. Les digo que hay que preguntarse qué es para mí el matrimonio, si no es más que la celebración de una relación sentimental o se trata de algo que va a cambiar mi identidad para siempre. Creo que ser esposa es como ser madre, en el sentido de que ser madre es algo muy intenso y gratificante y que aporta amor a una relación, pero no es ese amor ni esa relación lo que define la unión con mi hijo, sino su nacimiento. Mi hijo es mi hijo siempre y, aunque en algún momento me cueste o me duela aceptarlo, no puedo ir a un juzgado y pedir que se revoque mi maternidad.

-¿Hasta qué punto nos cambia el consentimiento que damos al casarnos?

-Convertirse en marido o mujer supone una transformación fuerte y permanente de la realidad y de mi identidad, de manera semejante a lo que todos entendemos que supone convertirse en madre o padre. En realidad, se trata de saber si nuestro amor es fiable, o si se trata sólo de una serie de sensaciones interiores que hacen que termine cuando se acaban. Este es el reto al que se enfrenta hoy la vida familiar y su centro es precisamente el concepto de matrimonio. Lo más profundo del corazón humano necesita dar y recibir un amor que sea fiable. Además, el matrimonio es el mejor modo de que el amor entre un hombre y una mujer salga del contexto de lo pasajero, de lo prescindible, y adquiera una realidad pública y permanente. Eso es lo que ha hecho que el matrimonio sea diferente del simple enamoramiento y de la mera amistad, lo que lo convierte en algo admirable y digno de ser vivido.

-¿Son los países más desarrollados los que más están acusando la crisis de la familia?

-Mientras la tribu africana más pequeña sabe cómo lograr que hombre y mujer se unan para dar origen a la siguiente generación, en nuestras sociedades, que son tan buenas para tantas cosas, algo tan sencillo se ha convertido en un auténtico problema. Sin embargo, lo positivo es que, en vez de aceptarlo como algo inevitable, estamos tratando de establecer nuevas estrategias, porque nos damos cuenta de que hemos creado unas sociedades modernas que son hostiles a la familia de forma desconocida hasta ahora.

-¿Qué cometido tienen las entidades como ‘The Family Watch’ en la sociedad actual?

-Lo que está haciendo es muy importante, entre otras cosas porque forma parte de una red mundial que no sólo abarca España. En todo el mundo hay gente que sabe hacer buenos coches, descubrimientos científicos y otros avances, pero ¿estamos siendo capaces de aportar lo que la sociedad necesita para acoger a los niños y hacer que el amor entre un hombre y una mujer sea estable y forme un hogar? Esto resulta cada vez más difícil, y por eso me alegra que no sea sólo en EE UU donde podemos decir que, cuando se detecta un problema, no encogemos los hombros y pensamos que no hay solución, sino que nos ponemos a trabajar para resolverlo, porque siempre hay formas de hacer que las cosas mejoren o, al menos, que no empeoren.

-¿Y qué más se podría hacer?

-Fortalecer mucho las redes de intelectuales, que son extremadamente importantes, y lograr que cada vez haya más jóvenes licenciados valiosos que se interesen por temas como la familia, el divorcio, el matrimonio, los niños que crecen sin su padre… No podemos dejar que los intelectuales se aíslen, porque no es el genio individual el que triunfa, sino la labor de equipo. Por eso, necesitamos crear grupos selectos de personas que sean capaces de pensar sobre los problemas, definirlos y aplicar el método científico y la investigación a sus causas, de forma que propongan posibles soluciones. Creo que este es servicio importantísimo para la sociedad.

Y mi otro consejo para que esto funcione es que consigáis que haya familias sanas, para lo que necesitamos encontrar la forma, en medio de las actuales circunstancias adversas, de que haya entornos en los que la vida familiar pueda desarrollarse, en las que el matrimonio siga siendo un ideal de vida, en las que se respete el concepto de lo que significa ser marido y mujer, padre y madre, y donde estos ideales se transmitan de forma efectiva a nuestros hijos. Si somos capaces de hacerlo, en pocas generaciones cambiaremos la cultura, porque el futuro ciertamente pertenece a los que tienen hijos: el futuro será lo que nosotros hagamos.
Seguidamente puedes ver el vídeo de una intervención de Maggie Gallagher

Mamás adolescentes... cada vez hay más
15 de julio de 2009.-Estos días hemos visto desfilar grupos de jóvenes que entusiastas festejan su graduación. A todos niveles, pero especialmente secundaria, preparatoria o licenciaturas, el alboroto los caracteriza. Saben organizar la ceremonia, el baile, el viaje, y muchos no dejan atrás una acción de gracias en el templo.

(Carmen Álvarez del Castillo / Yo Influyo) Muchos de nosotros estamos siendo partícipes del cierre de este ciclo y como invitados observamos cuidadosamente el comportamiento de las nuevas generaciones.

Los jóvenes preocupados con toga y birrete se esmeran en posar artísticamente en las fotos, pues son estas imágenes las que quedan para el futuro. Observarlas tiempo después evoca el recuerdo, las amistades, los momentos.

No falta el discurso que añora y extraña a los que no pudieron concluir. Los jóvenes detienen por un momento su entusiasmo al recordar la historia específica de alguna de sus compañeras que transformó su historia drásticamente.

Para algunos son las carencias económicas, pero para muchas es un embarazo inesperado que deja a la jovencita y a su familia aturdida para su futuro.

El año 2008 registró el sector salud en todo el ciclo cinco mil 842 embarazos del grupo de edad entre 15 a 19 años, y 363 menores de 15.

La estadística en Durango de embarazos de adolescentes y jóvenes va en aumento. Sólo en el primer semestre se han registrado tres mil 419 en edad de 15 a 19 años, y 209 menores de 15 años.

Las cifras son evidentes, algo no esta funcionando adecuadamente. A mitad de año 2009 hemos superado el número de embarazos del año pasado, y si la tendencia sigue, al cierre de año la tasa de natalidad en este rubro de edades confirmará la inadecuada visión de la sexualidad que hemos desarrollado.

¿De quién es la culpa?

La raíz de la formación sexual está en la familia, pero la influencia que ejercen los medios de comunicación, los programas del sector salud y la sub cultura de la promiscuidad sexual en canciones, novelas y películas, también determinan desenlaces desfavorables. Hoy, adolescentes de secundaria se convierten en madres bajo la observación pasiva de toda la sociedad.

Es necesario despertar a una realidad que está comiendo el futuro de nuestras jóvenes. El sector salud se ocupa de alertar sobre embarazos inesperados y enfermedades de transmisión sexual, orientación y consejería para ambos sexos. Su catálogo le permite promocionar anticonceptivos, condones y hasta métodos quirúrgicos.

No nos hagamos de la vista gorda. La lectura real en los jóvenes se percibe: "quieren vivir la experiencia sexual sin consecuencias". Y pese al cúmulo de información, se vuelve a rescatar la misma realidad. No es posible. Aún las parejas estables, los matrimonios, asumen que una sola relación sexual tiene la posibilidad de una nueva vida, a menos que se haya truncado quirúrgicamente esta posibilidad.

Ni condones, ni métodos anticonceptivos, aseguran que teniendo relaciones sexuales no haya como consecuencia la posibilidad de una nueva vida.

Lo preocupante es el dato que revela que jóvenes de secundaria tienen relaciones sexuales porque una ola de hostigamiento asfixia a quien no haya tenido esa experiencia. Con lagañas más en la mente que en los ojos, estamos enfrentando una realidad obvia. Lo que hace falta es Formación Sexual.

¿Es posible re-orientar?

Aprovechando el discurso que un ejemplar sacerdote dirigió a una generación de bachillerato, rescato su contenido.

"El hombre posee cuatro capacidades que Dios le concede para ser feliz y desarrollarse plenamente. La Libertad, que permite elegir y decidir sobre las opciones que enfrentamos. La Inteligencia, para adquirir conocimientos que nos hagan aprovechar todas las oportunidades. El amor, que va pincelando todas nuestras acciones con muestras de solidaridad, gratitud, servicio y alegría. Y finalmente la Fe, que es la que envuelve nuestra vida".

La fe significa creer en la verdad. Somos criaturas con capacidad de discernir con humildad y asumir que un ser superior nos ha formado desde la eternidad, y que nos marca reglas o mandatos que, respetando la naturaleza, nos asegura un éxito en la vida.

Rescaté que mucho de su contenido tenía que ver con este tema realmente escabroso. Casi niñas enfrentando embarazos y a futuro hijos en esquemas disfuncionales de familia.

En ese contexto de la sexualidad, la libertad no significa hacer todo lo que se quiere, sino hacer todo lo que se debe. La inteligencia descubre que el sexo es un regalo de Dios porque por ello se transmite la vida. Admitir, además, que no es malo, como muchas generaciones lo percibieron, sino un acto de respeto.

El tercer aspecto es la piedra angular del tema en sexualidad. No es igual tener relaciones sexuales por placer que por amor. El amor verdadero descubre en la abstención, en el pudor, en la castidad, un ofrecimiento que hunde las raíces para fundar una familia.

Mientras más hondas esas raíces, más firme será la familia. El auténtico amor va gozando día a día la plenitud de una relación entre hombre y mujer que disfruta miles de oportunidades y no centra la atención aferradamente de que el amor significa sexo.

Sería inútil asumir tercamente que los embarazos prematuros que estamos constatando fueron por amor. Muchas adolescentes, aún sin embarazo, sufren conflictos amorosos, decepciones, depresiones por rompimiento sentimental. El amor necesita un grado de madurez que lo va dando el tiempo y la experiencia.

Las dos partes que conforman esta capacidad humana son: amor y orden. Quien tiene interés de formar a los jóvenes habrá de asumir esta realidad. El orden obliga a hablar con la verdad. Un amor ordenado descubre satisfacción en el sacrificio, en el ofrecimiento.

No solamente los jóvenes son infelices por vivir en desorden su sexualidad. Muchos adultos tienen la misma realidad, aún con esposa... la infidelidad es la experiencia de un amor desordenado.

Y por último la fe. Creer en la posibilidad de construir en otros a través de la verdad, sin engaños, sin esquemas lagañosos que empujan a nuestros jóvenes a la orilla de un barranco, hacerlos creer que un "curita" sustituye una excelente curación. Así es la formación en la fe, extremar todo cuidado para rezurcir una auténtica formación sexual.

Katrina Clark: "Mi padre fue un anónimo donante de semen"
“No conocía a mi padre, nunca había oído nada sobre él, ni había visto una fotografía suya. Mi madre nunca me habló de él porque no tenía ninguna pista sobre quién era”.
15 de julio de 2009.-Katrina Clark es una de las miles de personas nacidas en EE.UU. por inseminación artificial. Y que, debido a las leyes que garantizan el anonimato al donante de semen, creció hasta los 17 años sin saber quién era su padre. Pero sentía una crisis de identidad y empezó a buscar a su padre biológico. Así lo contaba en un artículo publicado hace algún tiempo en The Washington Post (17-12-2006), cuando tenía 18 años.

(ACE) Katrina se manifiesta enfadada por el hecho de que las leyes sobre fecundación artificial se elaboraran pensando solo en los deseos de los adultos y sin tener en cuenta los derechos de las personas concebidas de ese modo.

“Me molesta que todo lo relativo a la donación de gametos se centre solo en ‘los padres’, es decir, los adultos que pueden tomar decisiones sobre nuestras vidas. Se simpatiza con la madre por querer tener un hijo. El donante consigue garantía de anonimato, así como exención de cualquier responsabilidad sobre el hijo nacido de su donación. Mientras estos adultos sean felices, la concepción por donación es un éxito, ¿no?”.

No es así de simple, contesta ella misma, para recordar acto seguido que los nacidos de manera artificial también son personas. Por eso lucha para que se reconozca su derecho a saber quiénes son sus padres.

Desde el punto de vista emocional –sigue explicando–, muchas de las personas así nacidas sufren en esta situación. “No pedimos nacer de este modo, con las limitaciones y la confusión que implica. Es hipócrita que tanto padres como médicos supongan que a los ‘productos’ del banco de semen no les interesa conocer sus raíces biológicas, cuando es el vehemente deseo de tener descendentes biológicos lo que hace que los clientes recurran a la inseminación artificial”.

La madre de Katrina tuvo que hacer muchos sacrificios para sacar adelante a su hija. Pero las penurias que pasaron juntas las han unido mucho. “Nunca me he enfadado con ella”, afirma Katrina. “Ella me explicó cuando era sólo una cría que yo nunca había tenido un papá, sino tan sólo un padre biológico”, el desconocido donante de semen. A Katrina, al principio no le importaba no tener un padre. Solo de vez en cuando, reconoce, “cuando era pequeña me gustaba soñar con un hombre alto y delgado que me cogía y me balanceaba dando vueltas en el patio, un hombre varonil que estaba encantado con su niña”.

La búsqueda del padre

En su artículo, Katrina explica distintos sucesos que le hicieron añorar la figura de un padre que la cuidase y protegiera. Muchas veces sentía celos de sus amigos que tenían una familia con padre y madre y hermanos. Incluso cuando los padres de sus amigos se divorciaban, ella sentía celos por el cariño y la comprensión que recibían por parte de todos. “A mi nadie me ofreció ese tipo de apoyo y comprensión”.

Finalmente su madre se casó. Un día, su padrastro regañó a Katrina y la madre perdió los nervios. Le empezó a gritar que él no tenía autoridad sobre ella porque no era su padre, porque ella no tenía padre. “En ese momento fue cuando la sensación de vacío cayó sobre mí. Me di cuenta de que, en cierto sentido, era rara. Verdaderamente nunca tendría un padre. Por fin entendí lo que significaba ser concebida por un donante; y lo odié”.

Al cabo de un año vio un programa de televisión sobre una mujer que murió de un ataque al corazón a causa de una enfermedad genética. Sin embargo, la mujer ignoraba su predisposición porque había sido adoptada cuando era pequeña e ignoraba la historia médica de sus padres. Este hecho golpeó a Katrina y la animó a buscar a su padre.

Así que empezó a investigar en Fairfax Cryobank, el banco de esperma de Virginia donde su madre fue inseminada. Con la limitada información que tenía su madre sobre el donante (raza, algunas características físicas, peso, nivel de estudios) fue haciendo averiguaciones. Y tuvo mucha suerte. Solo al cabo de un mes de e-mails y búsquedas en Internet, encontró un donante que podía ser su padre y que aceptó hacerse una prueba de ADN. Los resultados confirmaron que era su padre biológico. “Mi vida cambió desde entonces”, comenta la propia Katrina.

Al poco tiempo de estar en contacto con él, “me di cuenta de que su entusiasmo por desarrollar nuestras relaciones parecía desvanecerse. Cuando le manifesté mis sospechas, me confirmó que estaba un poco cansado de toda aquella historia del donante de semen”. A pesar de todo, Katrina no quiere perderlo. “Todavía hay mucho que quiero saber. Quiero conocerle. Quiero conocer a su familia. Estoy segura de que no se da cuenta del papel tan grande que ha tenido en mi vida a pesar de su ausencia, o precisamente por su ausencia. Si no puedo estar demasiado apegada a él como padre, siempre podré estar apegada al sentimiento de que tengo un padre”.

Katrina piensa también en los sentimientos de otros concebidos por donación de gametos. “Cuando leo lo que dicen algunas mujeres sobre su opción de maternidad, me siento degradada a poco más que una ampolla de semen congelado. Me parece que la mayoría de estas madres y de los donantes apenas piensan en los sentimientos de los hijos que nacerán de sus acciones. No es que sean insensibles, pero no tienen en cuenta lo que pueden pensar sus hijos cuando sean mayores”.

Los nacidos por donación de esperma, concluye Katrina, “llegaremos a ser adultos y a formar nuestra opinión acerca de la decisión de traernos al mundo de un modo que nos priva del derecho básico a saber de dónde venimos, cuál es nuestra historia y quiénes son nuestros dos padres”.


“Naciste de una madre sustituta”

En Estados Unidos ya han nacido muchos niños gestados en un “útero de alquiler” (aunque no necesariamente hay pago). Como no se lleva registro, no se sabe exactamente cuántos. La American Society for Reproductive Medicine (ASRM) calcula que han sido de 400 a 600 anuales entre 2003 y 2007; otras organizaciones interesadas en el asunto dicen que son muchos más.

En todo caso, son ya un número bastante grande y ha pasado bastante tiempo para que el problema de cómo descubrirles la verdad haya alcanzado dimensiones de fenómeno social. La periodista Sara Rimer, que le ha dedicado un breve reportaje en el New York Times (13-07-2009), ha encontrado una asistente social especializada en asesorar a los padres implicados.

Que hay algo raro es evidente para los hijos nacidos así y que luego ven llegar un hermanito concebido del mismo modo. Pero aun los hijos únicos pueden darse cuenta. El reportaje refiere el caso de una niña de 6 años que estaba viendo una película con su madre (subrogada) en la televisión. La protagonista espera un hijo, y la niña preguntó a su madre: “¿Cómo es que eres la única mamá que no puede quedarse embarazada?”. “Hablaremos de esto luego”, respondió la madre. Si la mujer que prestó el útero es a la vez la donante del óvulo, el niño puede notar que no se parece a su madre y a raíz de ello plantear preguntas incómodas.

La recomendación de la asistente social, Judith Kottick, es revelar la verdad gradualmente, empezando muy pronto. Aconseja ir preparando a los niños con libros infantiles de un nuevo género pensado justamente para eso, como “Hope y Will tienen un bebé: El don de la subrogación”, de Irene Celcer. (Forma parte de una serie, obra de la misma autora, sobre cinco formas no naturales de tener un hijo; las otras son la donación de óvulos, la de esperma, la de embriones, y la adopción. La serie cuenta con el respaldo oficial de la ASRM.)

Según Kottick, los padres implicados han de tener en cuenta el principio siguiente: “Lo que los niños quieren saber es que están en la familia que les corresponde: que son de su mamá y su papá”. El problema es darles esa seguridad si, como tienen que llegar a saber, la fecundación artificial ha debilitado y hecho indirecto el vínculo natural con los padres.

Algunas madres subrogadas tienen preparada la explicación con mucho tiempo de adelanto. Una lo dijo así a su hija de pocos años: “El doctor tomó un pedacito de papá y un pedacito de mamá y los puso dentro de otra persona porque mi tripita estaba rota”. Otra inventó una metáfora: “Es como si no pudiéramos hacer magdalenas en nuestro horno porque se nos ha estropeado. Entonces usamos el horno del vecino”. Hay quien prefiere ser más claro y directo: “El doctor te hizo en un platillo”.

Hay quienes no mantienen en secreto la identidad de la madre sustituta, sino que la consideran parte de la familia. La de Sarah, de cinco años, y de su hermana Rachel, de 3, vive cerca y las visita con regularidad. Cuando llega, es anunciada por la madre con una forma familiar del término surrogate mother (madre sustituta): “Sarah, your surro’s here”.

El reportaje describe el problema y cómo lo afrontan algunos padres, pero no dice qué consecuencias experimentan los niños. Ya se sabe que algunos concebidos por fecundación artificial, pero sin “útero de alquiler”, llegada la adolescencia sufren por la conciencia de haber vivido separados de su padre o su madre natural o por no conocerle.

De todas formas, pese a los intentos de presentar la subrogación como normal, la periodista Rimer da alguna indicación de las dificultades que pueden surgir. Lily, otra chica nacida de esta forma, está acostumbrada desde pequeña a tratar a Natalie, la mujer que aportó el vientre y el óvulo, y algunos de cuyos rasgos heredó. Un día, cuando Lily contaba 9 años, dijo a su madre: “Mamá, me he dado cuenta de que no vengo de tus óvulos. Y creo que papá y Natalie forman muy buena pareja”. “Mira, Lily –contestó la madre–, Natalie y papá nunca fueron pareja. Es solo que fuiste creada en la consulta del doctor porque yo iba a ser tu madre. ¿Te gustaría ver tu certificado de nacimiento? Porque yo seré tu madre para siempre”.

miércoles, 8 de julio de 2009

¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! / Autores: Arturo López y Conchi Vaquero
"Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado."
Regresaron los 72 alegres, diciendo: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre."
El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño; pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos."
En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."
Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron."
(Lucas 10, 16-24)

Cuando somos llamados y realmente enviados por el Señor podemos estar tan contentos como los 72 discípulos cuando volvieron a Jesús. Hoy queremos hablar nuevamente del Padre Miquel Peix C.M.F. (en la fotografia de la derecha), que falleció hace más de dos años y con quién compartimos los mismos sentimientos que los 72 al volver de evangelizar multitud de veces.

Miquel Peix fue carismático pero nunca creyó, como los fariseos del tiempo de Jesús, que era mejor que los demás. El padre Miquel interiorizó como una forma inmutable una forma de vida. Decía que de estudiar las Sagradas Escrituras y especialmente al apóstol Pablo había llegado a la certeza interior que
"en Dios todo es gracia". La palabra carisma siempre estuvo para él relacionada con las gracias particulares que cada uno recibía para el bien de la iglesia universal.

El esfuerzo de Miquel Peix estuvo siempre encaminado a vivir y hacer vivir la gracia de Dios a todos a cada instante. Para ello renunció a sus numerosos conocimientos y a su inteligencia. Miquel Peix tenía una mente prodigiosa tanto para los idiomas como para el raciocinio intelectual. Tradujo al catalán la Ilíada y la Odisea. Siempre le gustaba argumentar sin cansancio sobre todos los temas, pero vivió renunciando cada día a su sabiduría e inteligencia humana, mendicando la gracia de Dios para sí y los demás.

Les podemos asegurar que estas palabras no son fruto de un halago hacía quién no esta entre nosotros. Él se ponía como un niño ante Dios Padre muchas horas. No quería que su don natural intelectual pudiera apagar el Espíritu Santo de Dios. Muchas veces calló como hizo Jesús ante la mujer adultera cuando acusaban a personas que hubieran pecado. También hacía círculos como Jesús, aunque los suyos eran de dolor en el corazón.

La palabra misericórdía en una de sus acepciones originarías significa matriz. Por eso se afirma que Dios tiene entrañas de misericórdía. La matriz es el lugar donde se crean las nuevas vidas. La misericórdía de Dios, que estamos llamados a practicar consiste en hacer criaturas nuevas de quienes están destruidos o van sin rumbo. El Espíritu Santo quiere siempre hacerlo todo nuevo. Por eso quiere convertir nuestros hombres viejos en hombres nuevos.

El padre Miquel Peix (en la fotografia de la derecha) fue un hombre de inacabable misericórdía. Le vimos confesar en retiros noches y madrugadas enteras sin agotarse. Creía tanto en la gracia de Dios en los sacramentos, que no le importaba estar confesando días seguidos y delegar
en los laicos la predicación. "Me gusta ver como la Palabra de Dios predicada con el poder del Espíritu Santo convierte los corazones y las personas son liberadas por la reconciliación de cargas pesadas para siempre" afirmaba Miquel. Miles de personas pueden testimoniar lo que decimos en toda España y en todas las partes del mundo por don de pasó.

Nosotros, muchas veces, habíamos tenido que entrar en la confesión con personas con grandes pecados que no eran capaces de verbalizarlos. Les presentábamos a Miquel e iniciábamos la explicación que no se atrevía a hacer quién iba a confesarse. Miquel, como padre amoroso, sólo con su mirada absolvía sin ningún juicio. Cuando nos retirábamos, a veces la persona estaba más de una hora reconciliandose con Dios. Era tal el poder del sacramento y de la misericórdía que las personas salían con su rostro transfigurado.

Recordamos a una mujer de unos 45 años que tenía cáncer terminal y acudió a que oráramos por ella. Esta persona se sentía tan vacía que odiaba a Dios y a todos cuantos le rodeaban. Se había acostumbrado a hacer con su vida lo que quería. realizaba rituales de todo tipo y llegó a pintar con sangre propia y de animales la casa de familiares deseándoles la muerte. Su vida era desenfrenada en lo sexual, en lo material y en lo personal. No había limites. Sólo cuando llegó a nosotros y le dijimos que únicamente podíamos orar por ella empezó a llorar como una niña. Oramos juntos y mientras transcurría su enfermedad, unos meses después nos pidió poder confesarse y hacer la primera comunión.

En ese momento entró como siempre en acción la misericórdía de Miquel Peix. Juntamente con él ayudamos a esa mujer a conocer el Amor Dios. Su vida quedó transformada. Al cabo de un tiempo murió, habiendo recibido la Santa Unción. Sin embargo, Dios no hace las cosas a medias y fueron sus padres y sus hijos los más bendecidos por el Señor. Todos quedaron transformados dispuestos a caminar de la mano de Jesús resucitado. La Paz se apoderó de toda la familia.

Otro día, evangelizando en las Ramblas de barcelona, un joven de unos 30 años, iba a comprar droga, pero al vernos cantar se quedó parado ante nosotros y estuvo escuchando las canciones y los testimonios durante dos horas. Al final se acercó y nos comentó su difícil situación familiar, su depresión por falta de trabajo y el hundimiento en la adicción a las drogas. Todas sus novias lo habían abandonado y no tenía ganas de vivir. Allí mismo oramos con él por su situación.

Nuevamente allí, junto a nosotros, como uno más estaba el padre Miquel Peix. Le invitó a que cuando tuviera ansias de comprar droga lo fuera a ver a él que lo atendería gustosamente. Al cabo de unas semanas el muchacho se presentó en la Parroquia de los Claretianos de Montgat, población cercana a Barcelona, donde estaba Miquel. Allí se confesó y lloró amargamente durante horas. Al salir y despedirse del padre Miquel el joven estaba tan transfigurado, que en lugar de ir a buscar el tren para volver a su casa, andó más de 15 kilómetros por carreteras sin darse cuenta. Esto nos lo contó el muchacho cuando ya le había sucedido.
"Tenía tanto gozo que no tuve conciencia de mi caminata hasta haber llegado a casa. Estaba sumergido en una sensación de amor tan grande que todo mi ser estaba inundado por una sensación infinita de agradecimiento y alabanza a Dios" comentó. Desde ese día no probó nunca más las drogas, todas sus relaciones cambiaron, encontro trabajo y una joven con la que se casó.

Con el Padre Miquel siempre pudimos exclamar con Jesús:"Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron."

Señor enseñanos a renunciar a nuestra inteligencia para acoger tu sabiduría. Padre santo llenanos de tu Amor para que seamos misericordiosos a Tú imagen y semejanza. Vacianos de nosotros mismos y capacitanos para ser testigos de la Resurrección de Jesús. Transforma nuestros corazones y danos la valentía de venir a Tí con todos nuestros pecados para ser liberados de ellos para siempre. Queremos Señor que Tú presidas y dirijas nuestra vida. Amén

lunes, 6 de julio de 2009

El don y la donación de ser madre según los testimonios de mujeres que son luz para el mundo
6 de julio de 2009.-Algo le ha pasado a la maternidad. Ser madre se entiende hoy como una parcela independiente de la vida de la mujer. Sin embargo, algunas mujeres reclaman la urgencia de devolverle el prestigio a la maternidad, puesto que está ligada íntimamente a la propia identidad femenina. Al convertirse en madre, la mujer se transforma y despliega todos sus talentos, porque tanto su cuerpo como su alma están diseñados para dar la vida y su ser más íntimo está concebido para entrar en comunión especial con el misterio de la creación.

(Sara Martín e Isabel Molina E. / Revista Misión) JANNE HAALAND Matláry, ex ministra de Asuntos Exteriores de Noruega (en la fotografia de la izquierda), cuenta en su libro El tiempo de las mujeres: Notas para un nuevo feminismo, que durante muchos años fue una mujer dedicada a su actividad profesional y consideraba su trabajo como lo primero de todo. Sin embargo, cuando tuvo a sus hijos se dio cuenta de que es en la maternidad donde radica la esencia de lo femenino en su sen­tido más profundo. “La maternidad no es sim­plemente una función auxiliar de la paternidad sino algo diferente”, escribe en su libro. “[Después de ser madre] no he perdido interés por mi trabajo profesional, pero me he dado cuenta de que la maternidad es mucho más importante que cualquier otro trabajo, por muy apasionante que sea”.

Matláry, una mujer nórdica, ha llegado a estas conclusiones en el seno de una sociedad que defiende el igualitarismo entre el varón y la mu­jer a toda costa y que proclama que la maternidad es sólo una construcción social más. Sin embargo, ella se ha propuesto promulgar lo que denomina un feminismo mucho más radical: “Mi tesis –que no es en absoluto original– es que hoy las mujeres tienen necesidad de reafirmar la importancia de la maternidad, tanto en sus propias vidas como en el conjunto de la sociedad. (…) Pero la cuestión esencial no es sólo de orden práctico sino también antropológico: las mujeres nunca se sentirán felices si no toman conciencia de hasta qué punto la ma­ternidad define el ser femenino, tanto en el plano físico como en el espiritual, y expresan esa realidad con la reivindicación del reconocimiento social”.

LA CONTROVERSIA EN EE UU

En EE UU se ha producido en los últimos años una especie de batalla entre las mujeres que eligen una carrera profesional y las que, teniendo incluso diplomas de universidades de gran prestigio, deciden ser madres a tiempo completo. En 2005, The New York Times publicó un artículo en primera plana que despertó gran controversia en distintas partes del país. El reportaje trataba sobre el aumento de mujeres de la Ivy League –la asociación de ocho universidades del noreste de EE UU reconocidas por su excelencia académica– que voluntariamente habían decidido sacrificar su carrera por su familia. El artículo estaba basado parcialmente en una en­cuesta a 138 estudiantes (mujeres) de la prestigiosa Universidad de Yale, y explicaba que más de la mitad de las encuestadas planeaba re­du­cir la jornada de trabajo fuera de casa o abandonarlo completamente si tenían hijos. Además, se citaban estudios de Yale que mostraban que casi la mitad de sus licenciadas menores de 40 años no trabajaban a jornada completa. Las mujeres que habían tomado esta decisión fueron criticadas en Los Angeles Times por la periodista Karen Stabiner, quien denunciaba que “para tramar esa clase de futuro, una mujer necesita disponer de un fondo de potenciales maridos ricos, permanecer casada en una época en la que la mitad de los matrimonios termina en divorcio, e ignorar la historia del movimiento feminista”. Al margen de la discusión feminista, lo cierto es que mientras las es­tructuras sociales no permitan conciliar plenamente familia y trabajo, hay mujeres hoy que se atreven a afirmar públicamente que ellas eligen la maternidad porque eso las hace más felices.

SUPERAR LAS BARRERAS

Es el caso de Eva. Tiene 26 años y es madre de Clara, de 9 meses. Trabaja en una multinacional y tiene un contrato indefinido en un puesto medio. Sus posibilidades de mejorar en su carrera profesional eran reales hasta que decidió tener hijos. Renunciar a un ascenso debido a querer familia es una decisión que condiciona la vida, pero para ella era su prioridad: “No me da igual no trabajar en lo mío y la reducción de jornada es algo frustrante porque a nadie le importas, pero aun así, sinceramente me compensa. Es genial no tener estrés, y me puedo dedicar a la niña el tiempo que quiera”, explica.

María José, de 42 años y madre de siete hijos, ha tenido una historia diferente pero comparte puntos de vista con Eva: “Antes de ser madre trabajaba en un banco en el departamento de financiación al comercio exterior, pero al tener hijos ya no encajaba en el perfil del puesto porque no podía viajar”, comenta. Cuando nació su segundo hijo, dejó el trabajo porque quería estar a tiempo completo con sus hijos. María José ha estado durante diez años al cuidado del hogar y no se arrepiente en absoluto: “Ahora que el pequeño ya tiene tres años y va al colegio yo me he buscado un trabajo compatible con sus horarios”, comenta.

MATERNIDAD ESPIRITUAL
Según el Código de Derecho Canónico, aquellas mujeres que han renunciado voluntariamente a la maternidad biológica por amor a Jesucristo pueden ser fecundas por una maternidad de orden superior, por la acción del Espíritu Santo. La virginidad –también llamada castidad evangélica– ha demostrado esta fecundidad a lo largo de los siglos en las cientos de órdenes religiosas que han fundado colegios y obras de caridad, que han asistido a los pobres, y orado incansablemente por millones de personas. Un ejemplo de ello es sor Clara María, clarisa en el Monasterio de Lerma, en Burgos. Hoy tiene 32 años y lleva casi quince como religiosa. Lo explica de una manera sencilla: “Cuando entré en el convento, sólo tenía amor para Cristo, entré por Él, para ser su esposa. Pero poco a poco, fruto de este amor, Cristo me cedió parte de su sufrimiento y de sus preocupaciones por sus hijos y de esta manera, me convertí en madre”. Para sor Clara, la vida de una religiosa es una “vida de oración constante ofrecida a los otros... Nuestra oración cae sobre el alma que Dios dispone”. “Cuesta mucho no ver los frutos de la oración y, sin embargo, me siento misteriosamente plena. Mi corazón, que tiene el deseo de ser madre, ahora está lleno. Yo sé que mi vida está dando fruto en muchos y que lo veré en el Cielo. Me basta saberlo”, concluye sonriente.

¿DERECHO A SER PADRES?
La concepción social de la maternidad ha sufrido un cambio profundo en las últimas décadas. Esto se debe, principalmente, a la influencia del feminismo radical, que considera la maternidad como una carga pesada, algo que degrada a la mujer y la impide realizarse plenamente y, paralelamente, a un cambio profundo en la consideración de los hijos, que han pasado de ser estimados como un don a ser considerados como un derecho. La profesora de Derecho de la Universidad Francisco de Vitoria, María Lacalle, explica: “Si nos preguntamos por qué el Derecho de familia regula la paternidad/maternidad, la respuesta automática hasta hace poco habría sido: por el bien de los hijos. Sin embargo, en la actualidad parece más bien que lo hace para satisfacer los deseos de los adultos”. De ahí surge la necesidad de controlar todo el proceso de tener descendencia, bien sea a través de la fecundación in vitro y otras técnicas de reproducción asistida, pero también a través del aborto: “Las feministas reclaman un control total de la fecundidad por parte de la mujer, que se concreta en los llamados ‘derechos sexuales y reproductivos’. Se trata de un conjunto de ‘derechos’ cuyo objeto es que la mujer controle por completo la fertilidad, y que tienen como núcleo central la reivindicación del aborto libre, gratuito y universal”, denuncia Lacalle.


sábado, 4 de julio de 2009

María Rosa Sánchez, madre de una niña con trisomía 18, que sobrevivió ocho meses: «Leticia no sufrió, y sonreía»
4 de julio de 2009.-Tienen trastornos incompatibles con la vida que los convierten en los candidatos perfectos al aborto. Sin embargo, las familias agrupadas en la asociación Trisomía 13, Trisomía 18 y Otras Malformaciones Congénitas saben que, si se les da la oportunidad de demostrarlo, estos niños devuelven con creces todo lo que reciben.

(María Martínez López / Alfa y Omega) Embarazada a los 43 años y tras sufrir dos abortos, a María Rosa Sánchez -que ahora preside la asociación Trisomía 13, Trisomía 18 y Otras Malformaciones Congénitas- y su marido les propusieron la prueba de la amniocentensis «por activa y por pasiva», pero se negaron por el riesgo de aborto. A partir de la semana 20, en cada ecografía aparecían problemas, más graves que los del síndrome de Down, y siguieron las presiones, también -hasta el octavo mes- para abortar. Afirma rotunda que este tiempo, con la incertidumbre y las presiones, fue lo peor de todo.

Leticia (en la fotografia de la derecha con tres de sus hermanos) nació por cesárea, con el tamaño de un bebé prematuro, y María Rosa pensó «que había tenido un monstruo, porque se la llevaron enseguida a otra clínica», donde permaneció dos meses. Le diagnosticaron síndrome de Edwards o trisomía -un cromosoma de más- en el par 18, un trastorno incompatible con la vida. El 95% de los niños que lo sufren mueren en abortos espontáneos, y otros muchos durante el parto o poco después. Desde el primer momento, el objetivo de la familia fue «que el tiempo que viviera, viviera bien; sin ninguna medida extraordinaria por alargar su vida», pero tampoco abandonándola: «No es lo mismo irse apagando que asfixiarse o morirse de hambre».

En cuanto cogió peso, se la llevaron a casa, y tuvieron que aprender a alimentarla con sonda. A estas dificultades, se añadieron los desplantes de los médicos -aunque su actitud, con el tiempo, mejoró- y las trabas administrativas: «Nos costó mucho conseguir el oxígeno, y una mochila para poder llevarlo fuera de casa». Leticia fue a rehabilitación y le pusieron las vacunas, por si su vida se prolongaba. Su madre cree que su calidad de vida fue buena: «No sufrió dolor. Llegó a sonreír -dicen que no pueden-. Tuve que coger una excedencia, pero salíamos y disfrutábamos».

«Sabíamos -continúa- que, en cualquier momento, se podía morir. Gracias a Dios, murió con todos en casa, le dimos un beso y nos despedimos». Tenía ocho meses, una vida larga para su condición, aunque el récord de la asociación lo tiene una niña de 14 años. Otra madre del grupo, doña Rita Castillo, sólo disfrutó de la pequeña Ángela nueve días, «que no cambiaría por nada. Estuve con ella, me la ponían en el pecho, y se ponía contenta. Nunca perdió su dignidad. Es mucho mejor que se muera así, que matarla dentro. Ella ha conocido mi cariño, y yo el suyo». Incluso una compañera de María Rosa, cuyo hijo, con el mismo trastorno, sólo sobrevivió dos horas, «dice que fue una gozada abrazarlo y despedirse».

María Rosa lo tiene claro: «Como madre, me gustaría tener a mi hija por aquí corriendo», pero «valió la pena: en casa había más alegría, más paz. A todos nos ha venido muy bien. Al matrimonio nos ha unido más, y mis otros siete hijos -que tenían entre cuatro y 18 años- se volcaron. Todos aprendieron a hacerle la rehabilitación en casa. Con tanto trabajo y tanta parafernalia, estábamos mucho más organizados que ahora».

Mejor, en casa

Por puro azar, María Rosa y su familia fueron conociendo a más familias que han pasado por lo mismo, y así nació su asociación, que ahora forman 12 familias. Su principal objetivo es «animar a las madres a que no aborten. Te dicen que vas a tener un monstruo, pero les enseñamos fotos y se van mucho más tranquilas. También les contamos cómo están de mal las parejas de la asociación que han abortado».
Lo más importante es el acompañamiento, durante el embarazo, y también en el hospital. De paso, intentan concienciar al personal sanitario para que les facilite las cosas, y algo van cambiando. Por ejemplo, hace seis años a María Rosa le costó que le dejaran coger a su hija, y hoy es normal. Aunque les dé miedo, animan a los padres a llevarse al niño a casa, y les asesoran: «Luchamos para conseguir ayudas como el oxígeno a domicilio y la mochila, y recaudamos fondos para ayudar a las madres con pocos recursos que tienen que dejar el trabajo». Todo para que padres e hijos disfruten de esa vida, dure lo que dure.

Lo grave, y lo más grave
La posibilidad de abortar hasta las 22 semanas a un feto con «graves anomalías», presente tanto en la ley actual del aborto como en el Anteproyecto del Gobierno, «aun habiéndose declarado constitucional, implica a nuestro modo de ver una clara colisión con la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, de Naciones Unidas», afirma el recientemente publicado Informe del Consejo Fiscal sobre el Anteproyecto del aborto. El artículo 10 de la Convención implica -aclara el Informe- que, «cuando hay una legislación que prohíbe el aborto-fuera del plazo de 14 semanas-, no puede ser que esa misma legislación lo permita» para los discapacitados. Siendo esto grave, el principal problema del Anteproyecto, para el Consejo, es el hecho de que, al hablar de un supuesto derecho al aborto «el valor fundamental de la vida humana quede absolutamente desprotegido» durante este plazo.
"No tengáis miedo" / Autores: Conchi Vaquero y Arturo López
Jesús repitió muchas veces estas palabras: "No tengan miedo". Las reiteraciones de Cristo en esta afirmación nos dan un claro discernimiento: El miedo jamás proviene de Dios. Debemos interiorizar y hacer vida en nuestro corazón estas tres palabras del Hijo de Dios: "No tengáis miedo".

Humanamente lo opuesto al miedo sería la valentía. No obstante, cuando Jesús dice "no tengáis miedo" nos revela la razón principal para no permitir que se apodere de nuestro corazón: "Yo he vencido al mundo". El miedo sólo irá disminuyendo en nosotros cuando la presencia de Cristo vaya tomando posesión de todas las áreas de nuestra vida y de nuestro corazón como autentico Señor.

La Paz de Cristo reposará en nosotros cuando vivamos deseando ardientemente como Juan el Bautista que Él crezca y nuestro ego disminuya. A más miedos menos fundamentada tenemos nuestra vida en Aquél que tiene poder para dar y quitar la vida que perdura para siempre.

En realidad hay miedos de los cuales tenemos constancia y conciencia. Otros miedos dominan nuestro subconsciente y no somos capaces de reconocer que se han asentado en nosotros. Estos que no aceptamos como tales nos hacen actuar en todas las áreas de nuestra vida defendiéndonos y no dando Amor como es la Voluntad de Dios.

Todos los miedos son consecuencia de las decenas de heridas emocionales, espirituales y vitales que hemos recibido desde el momento de nuestra gestación. Sólo Dios puede restaurar esas heridas si acudimos a Él con humildad, tal y como estamos, pidiéndole que las llagas de nuestro corazón sean convertidas en heridas luminosas de Resurrección por el poder de la Cruz de Jesús.

Tenemos miedo a hacer el ridículo, a perder el trabajo, a quedarnos sólos sin nuestros seres queridos, al silencio, a la oscuridad, a ser rechazados, a fracasar en nuestras relaciones humanas y sociales, a enfermar...y a morir. Inmediatamente todos reconocemos que eso nos sucede a todos, creyentes y laicistas, pero nos apresuramos a autojustificarnos interior y exteriormente con la frase:
"Claro que nos pasa a todos. Es humano".

Confundimos nuestro concepto de humanidad (imperfección) con aquél con que Dios Padre creó el mundo. La voluntad de Dios era desde el principio que la humanidad durara eternamente sin el tránsito de la muerte. Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios: creados esencial y únicamente para Amar. El pecado introdujo el mal, la enfermadad y la muerte. El Padre del Cielo nos amó tanto que entregó a su Hijo Jesucristo por nuestra salvación. De esta manera instauraba la humanidad que Él había pensado si nos acogemos al seguimiento de Cristo: "Sed Santos como Yo soy Santo". "Sed perfectos como mi Padre es perfecto".

Todos los miedos provienen del miedo a morirnos que habita en nosotros. Si Cristo no es el Señor de nuestra vida y hay áreas que deseamos controlar nosotros mismos estamos mostrando la debilidad vital del miedo a la muerte que nos acompaña, porque en realidad sólo depositamos una parte de nuestro corazón en las manos de Dios. Deseamos vivir según nos place y no siguiendo la voluntad del Padre Celestial.

En la 1ª de Juan 4, 8-19 leemos:
"Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie le ha visto nunca.Si nos amamos unos a otros,Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en Él y Él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo, como Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios,Dios permanece en él y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en Él.Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del Juicio, pues como Él es, así somos nosotros en este mundo. No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor.Nosotros amemos, porque él nos amó primero".

Cuando no hacemos la voluntad de Dios, nuestra codicia y egoísmo hacen penetrar el miedo en la herida humanidad que vivimos, nos dañamos profundamente nosotros y a aquellos con quienes nos relacionamos. El miedo se expande socialmente como una mancha de aceite fruto del pecado, nos paraliza, mina nuestra fe y nos deja como ovejas sin Pastor. Jesús es el Buen Pastor y no quiere que tengamos miedo. En la carta a los Hebreos 13, 5-6 se nos exhorta: "Sea vuestra conducta sin avaricia; contentos con lo que tenéis, pues él ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré; de modo que podamos decir confiados: El Señor es mi ayuda; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?".

Conocemos decenas de personas que para defender su lugar de trabajo han hablado mal de los compañeros ante el jefe, han hecho trabajos gratuitos y han querido ganarse la confianza de la empresa dañando a los demás por sí en alguna ocasión se debía despedir a alguien no fueran ellas las perjudicadas. Todos los que actúan así tienen miedo porque su autoestima está destruida y creen que los demás harán con ellos lo mismo. Este daño es múltiple: espiritual, emocional y síquico. Sólo Dios puede hacernos comprender que todos merecemos un trabajo por nuestra dignidad de Hijos de Dios. Nadie tiene un trabajo por sus propios méritos, aunque muchas veces lo pensamos. ¿Por qué millones de personas no pueden trabajar y subsitir y viven esclavizados en el mundo?. Por el egoísmo social del hombre. Dios es totalmente contrario a eso y nos pide que testimoniemos en su nombre en situaciones como esta.

Hemos orado varias veces por un hombre que mantiene una profunda relación con Dios y que desea seguir al Señor cada día. Él a visto la Gloria de Dios en su vida y en la de muchas personas. El Señor lo ha hecho crecer en su Amor, pero las heridas de relación con su padre en la infancia le asentaron una gran inseguridad en si mismo. Su padre ya murió hace años. Él actúa siguiendo al Señor como si su padre le estuviera observando y debiera agradarle a él y no a Dios. Eso es inconsciente, pero cada pasó que Dios le pide que dé se ve atormentando por las dudas. Quisiera que antes de caminar sobre las aguas como Pedro, Dios le extendiera un certificado de idoneidad donde constará que si da el paso todo saldrá bien y su prestigio social y su autoestima no serán dañadas. Con el tiempo Cristo Resucitado ha fortalecido y curado heridas que le hacen menos vulnerable.

También hemos orado por una mujer que tiene una gran fe, pero que por las relaciones con personas del entorno y de su familia la han marcado profundamente. Tiene miedo a la oscuridad, a oír hablar del diablo, a que a sus familiares les pasé algo grave cuando van a cualquier lugar tanto en coche, en transporte público como a pie. Tiene miedo a que sus familiares enfermen. Ella ha sufrido a su alrededor con hermanos que la han rechazado, familiares alcohólicos, ha pasado por malos tratos síquicos...Pero debemos subrayar que es una persona generosa y llena del Amor de Dios, como la viuda del Evangelio que dio en el templo todo lo que tenía. No tenemos ninguna duda que Dios está obrando en ella cada instante en cada herida de su vida para que la Paz se vaya apoderando de todo su ser. Su combate siempre es:
"Dios ha hecho maravillas en mi vida pero tengo miedo que Él no me responda en situaciones difíciles".

Debemos interiorizar las palabras de la carta a los Romanos, 8, 35-39: "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro".

Oremos con el Salmo 91:

Tú que vives al amparo del Altísimo
y resides a la sombra del Todopoderoso,
di al Señor: "Mi refugio y mi baluarte,
mi Dios, en quien confío".

Él te librará de la red del cazador
y de la peste perniciosa;
te cubrirá con sus plumas,
y hallarás un refugio bajo sus alas.

No temerás los terrores de la noche,
ni la flecha que vuela de día,

ni la peste que acecha en las tinieblas,
ni la plaga que devasta a pleno sol.

Aunque caigan mil a tu izquierda
y diez mil a tu derecha,
tú no serás alcanzado:
su brazo es escudo y coraza.

Con sólo dirigir una mirada,
verás el castigo de los malos,
porque hiciste del Señor tu refugio
y pusiste como defensa al Altísimo.

No te alcanzará ningún mal,
ninguna plaga se acercará a tu carpa,
porque él te encomendó a sus ángeles
para que te cuiden en todos tus caminos.

Ellos te llevarán en sus manos
para que no tropieces contra ninguna piedra;
caminarás sobre leones y víboras,
pisotearás cachorros de león y serpientes.

"Él se entregó a mí,
por eso, yo lo libraré;
lo protegeré, porque conoce mi Nombre;
me invocará, y yo le responderé.
Estaré con él en el peligro,
lo defenderé y lo glorificaré;
le haré gozar de una larga vida
y le haré ver mi salvación".
De 'reyes' y 'mendigos': Michael Jackson, 'parábola' y 'víctima' de nuestra época / Autor: José Ignacio Munilla
La vida y la muerte de Michael Jackson esconden la tragedia de toda una generación incapaz de alcanzar una libertad por la que suspira
4 de julio de 2009.-Recién acontecida la muerte del cantante Michael Jackson, y cuando los medios de comunicación se prodigaban en difundir la noticia con todo tipo de detalles y especulaciones, me encontraba con un grupo de adolescentes que recibían el sacramento de la Confirmación. Parecía lógico que aquella noticia tuviese cabida en nuestra conversación, habida cuenta del eco que estaba alcanzando.

(Forum Libertas) No creo que haga falta convencer a nadie del influjo tan notable que pueden llegar a tener las estrellas musicales en nuestro horizonte cultural, moral y espiritual, y especialmente en el caso de los jóvenes. El hecho de que un icono tan destacado de la música moderna, considerado como el 'rey del pop', haya llevado una existencia tan contradictoria y concluya sus días de una manera tan dolorosa, nos invitaba a una serena reflexión sobre la fragilidad de los valores de la cultura occidental:

- ¿Sabéis? ¡También yo tenía aproximadamente vuestra misma edad cuando murió Elvis Presley, el 'rey del rock'! ¿No os parece mucha casualidad que estas dos 'estrellas' hayan muerto de una forma tan similar?
- ¡De casualidad nada! –me respondió uno de aquellos jóvenes-. ¡El mismo Michael Jackson había manifestado que tenía el temor de 'terminar como Elvis'!

No está de más añadir que nuestros jóvenes son bastante más lúcidos de pensamiento de lo que muchas veces solemos suponer.

Divorcio entre el gusto estético y el bien moral

El hecho de que la cultura dominante esté tan profundamente marcada por el subjetivismo y el relativismo contribuye más, si cabe, a que el gusto estético sea entendido como algo puramente arbitrario (¡sobre gustos no hay nada escrito!). Son muchos quienes piensan que sus gustos e inclinaciones musicales nada tienen que ver con los valores de su vida, máxime cuando en muchos casos nos cuesta entender la letra de las canciones.

Lo cierto es que algunos mitos o 'iconos' musicales han ejemplificado con sus vidas el inexorable callejón sin salida al que conduce la disociación entre la estética y el bien moral del ser humano. ¿Cómo se compagina el que un artista alcance el cénit de su carrera profesional al mismo tiempo que crece su grado de desesperanza? ¿Cómo es posible que la opinión pública dirija su admiración hacia unos “reyes” que, en el fondo, no son sino 'mendigos' de una felicidad, la cual son incapaces de alcanzar?

La humildad de saberse instrumento

¡Qué difícil es mantenerse en la cumbre de la fama sin corromperse! ¡Qué fácil es caer en la tentación de un endiosamiento que termina por ensombrecer el valor de la obra artística! Posiblemente, una de las tentaciones más frecuentes en el mundo del espectáculo consista en desviar la atención de lo objetivo a lo subjetivo: de la obra musical al cantante ídolo; del deporte a la estrella galáctica… terminando por fomentar un culto a la imagen que anula la conciencia de sabernos 'instrumentos' de un misterio de verdad y de bondad que nos precede y nos supera.

La vida y la muerte de Michael Jackson esconden la tragedia de toda una generación incapaz de alcanzar una libertad por la que suspira. ¿Hasta qué punto estamos marcados y condicionados por las heridas generadas por la desestructuración familiar? ¿En qué consiste la libertad: en hacer lo que queramos, o en querer lo que nos corresponde hacer? En última instancia, ¿la felicidad consiste en inventar una realidad a nuestro capricho, o más bien en querer conformar nuestro deseo con la voluntad divina?

Michael Jackson ha sido una 'parábola' –y al mismo tiempo una 'víctima'- de nuestra época, un 'paradigma' del Occidente carente de cimientos sólidos, capaz de lo mejor y lo peor, generoso y caprichoso, materialista e idealista… un genio tan contradictorio como nuestra cultura misma.

No sería justo que metiésemos en el mismo saco todas las experiencias de la música moderna. Existen intentos serios de plasmar un mensaje de esperanza en expresiones musicales innovadoras, como es el caso del conjunto irlandés U2, que actúa estos días en Barcelona. En una reciente entrevista, el solista del grupo, Bono, declaraba que se había inspirado en la arquitectura del maestro Gaudí para crear el escenario de su gira: “Gaudí hacía un lugar donde la gente podía rezar. Y para nosotros la música es una plegaria. A veces es a Dios, a veces es a tu amor, pero siempre una plegaria”. En efecto, la clave de un producto musical de calidad no puede estar exclusivamente en el genio del artista, sino también en su propuesta de sentido, además de en la coherencia moral de su vida.