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sábado, 10 de mayo de 2025

Misterios Gozosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 10-5-2025

10 de mayo de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, sábado, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 10/5/2025: «¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 10 de mayo de 2025, sábado de la 3ª semana de Pascua, san Juan de Ávila, presbítero y doctor de la Iglesia, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 6, 60-69:

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:

«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».

Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:

«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay algunos de vosotros que no creen».

Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.

Y dijo:

«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede».

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.

Entonces Jesús les dijo a los Doce:

«¿También vosotros queréis marcharos?».

Simón Pedro le contestó:

«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios».

Misterios Gozosos del Santo Rosario en la Parroquia Asunción de Nuestra Señora, Torrelodones, 10-5-2025


10 de mayo de 2025.- (Camino Católico) Misterios Gozosos del Santo Rosario en la parroquia Asunción de Nuestra Señora, Torrelodones, emitido por 13 TV.


Joey Pontarelli se sumergió en la pornografía para escapar del dolor traumático del divorcio de sus padres cuando tenía 11 años: «Empecé a orar, conocí mi fe, busqué el plan de Dios para mi vida y sané de mi adicción»

Joey Pontarelli

Camino Católico.-  "El día más doloroso de mi vida fue el de la separación de mis padres. Yo tenía 11 años. Mamá nos lo dijo a mí y a mis hermanos. Todo mi mundo se hizo añicos", recuerda Joey Pontarelli en Portaluz. En su angustia rememora que sin saber qué hacer se escondió en el armario de su habitación y lloró. Sentimientos de soledad, abandono e incluso de culpa lo abatían. "A partir de ese día, me volví amargado, enfadado y triste". 

Para lidiar con el dolor, Joey recurría con frecuencia a la masturbación. Asimismo, cuando un amigo le introdujo en la pornografía, esta se convirtió en su droga preferida. "El porno me ofrecía una vía de escape del dolor, pero siempre me dejaba una sensación de vacío. Ya de joven sabía que quería ser feliz, y la pornografía no me hacía feliz".

Fueron pasando los años 5, 10, 15 y su afectividad continuaba herida. Necesitaba cambiar, quería curar las heridas que le había dejado la ruptura de sus padres, así que buscó ayuda... "un libro, un conferenciante, un retiro, lo que fuera. No encontré nada. La ayuda para gente como yo era prácticamente inexistente. Nadie daba consejos sobre cómo afrontar lo que me afectaba".

Joey Pontarelli

Casi sumido en el hastío comenzó a orar, pequeños momentos de súplica a Dios y otros intensos, prolongados. La oración trajo frutos cuando descubrió un día en la web al conocido conferencista católico Jason Evert fundador de Chastity Project (chastity.com). "Escuchar a @jasonevert me ayudó a dejar la pornografía y vivir una vida pura. También al conseguir nuevos amigos católicos pude conocer mi fe, vivirla, construir virtudes y buscar el plan de Dios para mi vida", confidencia.

Joey se aferró a Cristo y poco a poco fue sanando las heridas, a la par que su alma era moldeada por "la gracia de Dios a través de mi vida de oración", señala. Hace años que está libre de la adicción a la pornografía.

"Superé mi miedo al amor, y ahora llevo 7 años casado con mi mujer. Tenemos 3 hijos (1 en el cielo, 2 en la tierra). Me encanta ser padre. El matrimonio ha sido desafiante pero hermoso. Ciertamente me ha hecho un mejor hombre y no lo cambiaría por nada del mundo", afirma.

Uno de los frutos de este proceso de sanación ha sido fundar @restoredhelp, una fundación que ofrece ayuda a jóvenes cuyos padres se han divorciado.  "Nuestro contenido les ayuda a sanar y a construir la virtud, para que no acaben repitiendo ese ciclo que yo viví. Es hermoso ver a Dios usar mi quebrantamiento para ayudar a otras personas. Me recuerda lo que dijo San Agustín: «En mi herida más profunda vi tu gloria, y me deslumbró»".

Ismael Peralta, padece espina bífida: «Cristo crucificado me recuerda que tengo que vivir mi discapacidad sonriendo y sujetándome a la cruz; junto al Señor puedo conseguir cualquier cosa»


Ismael Peralta

Camino Católico.- Ismael Peralta vive con el tipo más grave de espina bífida. Desde que nació su discapacidad le marca el día a día, pero lejos de hundirse y tirar la toalla intenta subirse a la Cruz con Cristo. Incluso ha participado en la Javierada de este año con la Delegación de Juventud de la diócesis. Su testimonio se lo ha ofrecido a Hugo Luquero en el último número de 'Padre de Todos'. 

- ¿Cuántas veces has peregrinado a Javier?

- Dos veces. La primera no pude hacer el camino porque fui con una úlcera en el pie, y la segunda ha sido la de este año. Me animé y pude hacer la caminata. 

- ¿Qué es lo que te ha enganchado de estas peregrinaciones?

- En las peregrinaciones me gusta conocer a gente nueva de diferentes parroquias, acercarme más a Cristo, pero lo que especialmente tiene para mí más importancia en la de Javier es ver el Cristo crucificado sonriendo, porque cada vez que le miro me recuerda cómo tengo que vivir mi cruz. En mi caso es mi discapacidad. Así es como lo tengo que vivir: sonriendo y dándome cuenta de que Cristo sufrió más por mí y que va a estar presente en cada momento de mi vida sujetándome la cruz. 

- Y peregrinas con muletas…

- En esta última caminata logré hacer 9 Km con las muletas. No he llegado a hacerlo entero, pero con esto me he dado cuenta de mis límites y de lo afortunado que soy de poder recorrer esa distancia con entrega para seguir avanzando en el camino al cielo. 

- ¿Cuál es la gracia que te otorga Dios al peregrinar?

- La manera de amar. Dios lo que siempre me pide, lo que sabe que puedo dar, es el 1 %. Pero con amor y entrega puedo darlo, y con eso Cristo me da el 100 %. Junto al Señor puedo conseguir cualquier cosa porque no soy ningún héroe, el héroe es Cristo.

- ¿Volverías el año que viene?

- Todas las veces que Dios me lo pida.

Recemos por el Papa León XIV, ha caído sobre sus espaldas el peso de la Iglesia universal; le acompañamos todos sus hijos con nuestras plegarias / Por P. Carlos García Malo

 


viernes, 9 de mayo de 2025

Papa León XIV en su primera homilía: «Que Dios me conceda la gracia de desaparecer para que permanezca Cristo, hacerme pequeño para que Él sea conocido y glorificado, gastándome hasta el final»

* «Dios, de forma particular, al llamarme a través del voto de ustedes a suceder al primero de los Apóstoles, me confía este tesoro a mí, para que, con su ayuda, sea su fiel administrador en favor de todo el Cuerpo místico de la Iglesia; de modo que esta sea cada vez más la ciudad puesta sobre el monte (cf. Ap 21,10), arca de salvación que navega a través de las mareas de la historia, faro que ilumina las noches del mundo. Y esto no tanto gracias a la magnificencia de sus estructuras y a la grandiosidad de sus construcciones —como los monumentos en los que nos encontramos—, sino por la santidad de sus miembros, de ese ‘pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz’ (1 P 2,9)»     

  

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa León XIV  

* «Hoy también son muchos los contextos en los que la fe cristiana se retiene un absurdo, algo para personas débiles y poco inteligentes, contextos en los que se prefieren otras seguridades distintas a la que ella propone, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer. Hablamos de ambientes en los que no es fácil testimoniar y anunciar el Evangelio y donde se ridiculiza a quien cree, se le obstaculiza y desprecia, o, a lo sumo, se le soporta y compadece. Y, sin embargo, precisamente por esto, son lugares en los que la misión es más urgente, porque la falta de fe lleva a menudo consigo dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más dramáticas, la crisis de la familia y tantas heridas más que acarrean no poco sufrimiento a nuestra sociedad» 

9 de mayo de 2025.- (Camino Católico) A las once de la mañana del viernes, León XIV ha presidido en la Capilla Sixtina su primera misa con los cardenales. A ellos y al mundo ha dirigido un primer mensaje con su primera homilía como Papa y ha dicho: «Que Dios me conceda la gracia de desaparecer para que permanezca Cristo, hacerme pequeño para que Él sea conocido y glorificado, gastándome hasta el final»

Antes de pronunciar su homilía, el Papa León XIV ha dirigido unas palabras espontáneas en inglés a los cardenales, recordándoles con sencillez que le habían elegido para “portar una cruz”, y les pidió caminar junto a él “porque somos una comunidad que debe anunciar la buena nueva de Cristo”. 



Con el rostro visiblemente emocionado, el Papa León XIV ha iniciado su homilía con una afirmación: “Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, es decir, el único Salvador y el que nos revela el rostro del Padre”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Papa, cuyo texto íntegro es el siguiente:




SANTA MISA


HOMILÍA DEL SANTO PADRE LEÓN XIV

Capilla Sixtina

Viernes, 9 de mayo de 2025



«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16). Con estas palabras Pedro, interrogado por el Maestro junto con los otros discípulos sobre su fe en Él, expresa en síntesis el patrimonio que desde hace dos mil años la Iglesia, a través de la sucesión apostólica, custodia, profundiza y trasmite.


Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, es decir, el único Salvador y el que nos revela el rostro del Padre.


En Él Dios, para hacerse cercano a los hombres, se ha revelado a nosotros en los ojos confiados de un niño, en la mente inquieta de un joven, en los rasgos maduros de un hombre (cf. CONCILIO VATICANO II, Const. pastoral Gaudium et spes, 22), hasta aparecerse a los suyos, después de la resurrección, con su cuerpo glorioso. Nos ha mostrado así un modelo de humanidad santa que todos podemos imitar, junto con la promesa de un destino eterno que, sin embargo, supera todos nuestros límites y capacidades.


Pedro, en su respuesta, asume ambas cosas: el don de Dios y el camino que se debe recorrer para dejarse transformar, dimensiones inseparables de la salvación, confiadas a la Iglesia para que las anuncie por el bien de la humanidad. Nos las confía a nosotros, elegidos por Él antes de que nos formásemos en el vientre materno (cf. Jr 1,5), regenerados en el agua del Bautismo y, más allá de nuestros límites y sin ningún mérito propio, conducidos aquí y desde aquí enviados, para que el Evangelio se anuncie a todas las criaturas (cf. Mc 16,15).


Dios, de forma particular, al llamarme a través del voto de ustedes a suceder al primero de los Apóstoles, me confía este tesoro a mí, para que, con su ayuda, sea su fiel administrador en favor de todo el Cuerpo místico de la Iglesia; de modo que esta sea cada vez más la ciudad puesta sobre el monte (cf. Ap 21,10), arca de salvación que navega a través de las mareas de la historia, faro que ilumina las noches del mundo. Y esto no tanto gracias a la magnificencia de sus estructuras y a la grandiosidad de sus construcciones —como los monumentos en los que nos encontramos—, sino por la santidad de sus miembros, de ese «pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz» (1 P 2,9).


Con todo, por encima de la conversación en la que Pedro hace su profesión de fe, hay otra pregunta: «¿Qué dice la gente —pregunta Jesús—sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?» (Mt 16,13). No es una cuestión banal, al contrario, concierne a un aspecto importante de nuestro ministerio: la realidad en la que vivimos, con sus límites y sus potencialidades, sus cuestionamientos y sus convicciones.


«¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?» (Mt 16,13). Pensando en la escena sobre la que estamos reflexionando, podremos encontrar dos posibles respuestas a esta pregunta, que delinean otras tantas actitudes.


En primer lugar, está la respuesta del mundo. Mateo señala que la conversación entre Jesús y los suyos acerca de su identidad sucede en la hermosa ciudad de Cesarea de Filipo, rica de palacios lujosos, engarzada en un paraje natural encantador, a las faldas del Hermón, pero también sede de círculos crueles de poder y teatro de traiciones y de infidelidades. Esta imagen nos habla de un mundo que considera a Jesús una persona que carece totalmente de importancia, al máximo un personaje curioso, que puede suscitar asombro con su modo insólito de hablar y de actuar. Y así, cuando su presencia se vuelva molesta por las instancias de honestidad y las exigencias morales que solicita, este mundo no dudará en rechazarlo y eliminarlo.


Hay también otra posible respuesta a la pregunta de Jesús, la de la gente común. Para ellos el Nazareno no es un charlatán, es un hombre recto, un hombre valiente, que habla bien y que dice cosas justas, como otros grandes profetas de la historia de Israel. Por eso lo siguen, al menos hasta donde pueden hacerlo sin demasiados riesgos e inconvenientes. Pero lo consideran sólo un hombre y, por eso, en el momento del peligro, durante la Pasión, también ellos lo abandonan y se van, desilusionados.


Llama la atención la actualidad de estas dos actitudes. Ambas encarnan ideas que podemos encontrar fácilmente —tal vez expresadas con un lenguaje distinto, pero idénticas en la sustancia— en la boca de muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo.


Hoy también son muchos los contextos en los que la fe cristiana se retiene un absurdo, algo para personas débiles y poco inteligentes, contextos en los que se prefieren otras seguridades distintas a la que ella propone, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer.


Hablamos de ambientes en los que no es fácil testimoniar y anunciar el Evangelio y donde se ridiculiza a quien cree, se le obstaculiza y desprecia, o, a lo sumo, se le soporta y compadece. Y, sin embargo, precisamente por esto, son lugares en los que la misión es más urgente, porque la falta de fe lleva a menudo consigo dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más dramáticas, la crisis de la familia y tantas heridas más que acarrean no poco sufrimiento a nuestra sociedad.


No faltan tampoco los contextos en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es reducido solamente a una especie de líder carismático o a un superhombre, y esto no sólo entre los no creyentes, sino incluso entre muchos bautizados, que de ese modo terminan viviendo, en este ámbito, un ateísmo de hecho.


Este es el mundo que nos ha sido confiado, y en el que, como enseñó muchas veces el Papa Francisco, estamos llamados a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús Salvador. Por esto, también para nosotros, es esencial repetir: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16).


Es fundamental hacerlo antes de nada en nuestra relación personal con Él, en el compromiso con un camino de conversión cotidiano. Pero también, como Iglesia, viviendo juntos nuestra pertenencia al Señor y llevando a todos la Buena Noticia (cf. CONCILIO VATICANO II, Const. dogmática, Lumen gentium, 1).


Lo digo ante todo por mí, como Sucesor de Pedro, mientras inicio mi misión de Obispo de la Iglesia que está en Roma, llamada a presidir en la caridad la Iglesia universal, según la célebre expresión de S. Ignacio de Antioquía (cf. Carta a los Romanos, Proemio). Él, conducido en cadenas a esta ciudad, lugar de su inminente sacrificio, escribía a los cristianos que allí se encontraban: «en ese momento seré verdaderamente discípulo de Cristo, cuando el mundo ya no verá más mi cuerpo» (Carta a los Romanos, IV, 1). Hacía referencia a ser devorado por las fieras del circo —y así ocurrió—, pero sus palabras evocan en un sentido más general un compromiso irrenunciable para cualquiera que en la Iglesia ejercite un ministerio de autoridad, desaparecer para que permanezca Cristo, hacerse pequeño para que Él sea conocido y glorificado (cf. Jn 3,30), gastándose hasta el final para que a nadie falte la oportunidad de conocerlo y amarlo.


Que Dios me conceda esta gracia, hoy y siempre, con la ayuda de la tierna intercesión de María, Madre de la Iglesia.     


PAPA LEÓN XIV











Fotos: Vatican Media, 9-5-2025

Primera Santa Misa, presidida por el Papa León XIV, con los cardenales en la Capilla Sixtina, 9-5-2025 V


Foto: Vatican Media, 9-5-2025


9 de mayo de 2025.- (Camino Católico) En la mañana de este viernes 9 de mayo, el Papa León XIV ha celebrado su primera Misa como sucesor de San Pedro en la Capilla Sixtina acompañado por los cardenales que, apenas un día antes, lo eligieron para guiar a los más de 1.400 millones de católicos que hay en el mundo. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.


  


Bajo la mirada imponente de los frescos de Miguel Ángel, testigos silenciosos de los grandes momentos que han marcado el rumbo de la Iglesia, el nuevo Pontífice regresó al lugar donde en la tarde del 8 de mayo aceptó el cargo de ser el nuevo Papa.


Pasadas las 11 de la mañana (hora de Roma), el Papa León XIV ha ingresado en procesión a la Capilla Sixtina, precedido por acólitos y portando mitra y báculo, hasta el altar situado bajo la escena del Juicio Final.


La primera lectura, proclamada en inglés, fue tomada del libro del Apocalipsis (Revelaciones 21, 9b-14). La segunda, de la primera carta del apóstol San Pedro, fue leída en español por Fermina Álvarez, una laica española que trabaja en el Vaticano. 


El Evangelio escogido para esta relevante primera celebración Eucarística del nuevo Pontífice fue el de Mateo (16:13-19), en el que Jesús encomienda a Pedro la labor de ser la piedra sobre la que va a edificar su Iglesia. 



Foto: Vatican Media, 9-5-2025


Antes de pronunciar su homilía, el Papa León XIV ha dirigido unas palabras espontáneas en inglés a los cardenales, recordándoles con sencillez que le habían elegido para “portar una cruz”, y les pidió caminar junto a él “porque somos una comunidad que debe anunciar la buena nueva de Cristo”. 


Con el rostro visiblemente emocionado, el Papa León XIV ha iniciado su homilía con una afirmación: “Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, es decir, el único Salvador y el que nos revela el rostro del Padre”. Y al final de la misma ha dicho: “Que Dios me conceda la gracia de desaparecer para que permanezca Cristo, hacerme pequeño para que Él sea conocido y glorificado, gastándome hasta el final”.