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miércoles, 14 de mayo de 2025

Riccardo Dimida: «Me encontraba en una profunda crisis personal, solo, derrotado, sin poder dormir, cada vez más agresivo, fui a unos ejercicios espirituales, entregué toda mi vida a Dios y seré sacerdote»


Riccardo Dimida, seminarista italiano en Roma, que ha sentido la llamada de Dios para ser sacerdote, en el Santuario de Fátima

* «Durante esos días comprendí cuánto me amaba el Señor, cuánta paciencia había tenido conmigo y cuántas oportunidades me había ofrecido a lo largo de los años. Tomé conciencia de que no quería seguir jugando con mi vida, sino que deseaba, de verdad, caminar en la presencia de Dios, seguir su voluntad y responder a su amor. Desde entonces, todo cambió. Comencé un camino nuevo: más sobrio, más claro, más libre. Dejé ciertos ambientes, amistades y costumbres que no me hacían bien. Reconcilié muchas cosas dentro de mí y aprendí a mirar a los demás –y a mí mismo– con ojos más misericordiosos. Sigo siendo un pecador, con muchos defectos, pero hoy puedo decir con paz que tengo un corazón nuevo, un alma que desea a Dios más que cualquier otra cosa, y una vida llena de sentido» 

Camino Católico.- Riccardo Dimida, seminarista italiano en Roma, narra su impactante testimonio de conversión y vocación. Tras una juventud marcada por excesos, éxitos académicos, emprendimientos laborables y profundas crisis personales, Riccardo descubrió que la fe católica no podía ser solo un complemento de su vida, sino su centro.

Riccardo Dimida cuenta a CARF cómo encontró su vocación religiosa de sacerdote a través de la gracia de Dios actuando en él mediante pequeños gestos.

Pertenece al Instituto de los Siervos del Corazón Inmaculado de María, una comunidad religiosa –o asociación de fieles– que centra su espiritualidad en el amor y la reparación al Corazón Inmaculado de María, en profunda comunión con el Corazón de Jesús. Aunque existen varias comunidades con nombres similares en distintos países, todas comparten elementos comunes en su identidad y carisma.

Actualmente, todos los jóvenes de esta comunidad se forman en Roma, en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (PUSC), gracias a las ayudas financiadas por la Fundación CARF.

Riccardo nació el 18 de septiembre de 1985 en Volterra, una ciudad antigua de origen etrusco situada en la región de Toscana, Italia. Actualmente cursa el segundo año de Filosofía, antes de comenzar, el próximo año, el bachillerato en Teología. Así cuenta su historia a través de su testimonio en primera persona.

Riccardo Dimida en su infancia jugaba a baloncesto y le gustaban los deportes

De una infancia serena al descubrimiento de una vocación religiosa: “La gracia de Dios actúa incluso a través de los gestos más pequeños”

Nací en una familia católica que me brindó una educación sana y un ejemplo admirable. Mis padres siempre han sido personas moralmente intachables, y me impulsaron a recibir una formación católica. Crecí en un pequeño pueblo de la Toscana, disfrutando de una infancia feliz y despreocupada.

Tras recibir la Confirmación, me integré en las actividades de Acción Católica, donde permanecí hasta pasados los 30 años, organizando campamentos, peregrinaciones y animando grupos de adolescentes y jóvenes.

Después del Bachillerato ingresé en la universidad, y allí comencé a descubrir el mundo en toda su amplitud y diversidad, algo desconocido para mí como chico de pueblo. La vida universitaria puede ser muy estimulante –a veces incluso demasiado– y, de hecho, amplié mis círculos sociales y amistades.

Participé en grupos de representación estudiantil y en muchas otras actividades, algunas más académicas que otras. Digo “más o menos” porque, entre tantas propuestas educativas y de desarrollo personal, siempre se esconde algún riesgo inesperado. Así ocurrió que, en los primeros años, el tiempo dedicado al estudio fue escaso. En cambio, dediqué muchas horas a todo tipo de actividades.

Desde los 15 años toco la guitarra, instrumento que siempre me ha apasionado. Hacía voluntariado desde los 17, y jugaba en el equipo de baloncesto de mi pueblo desde los 7 hasta los 25 años. Además, practicaba natación, atletismo, fútbol sala y senderismo. Siempre me ha atraído el aprendizaje de idiomas y el conocimiento de otras culturas, y por supuesto, el encuentro con nuevas personas y experiencias».

Riccardo fue a la universidad y allí comenzó su 'exploración' del mundo

En todo ese gran entramado de intereses y diversiones asociadas, tuve la oportunidad de vivir muchísimas experiencias. Lamentablemente, no todas fueron positivas ni edificantes: las fiestas, los amigos, los conciertos…

Los viajes –muy frecuentes– me brindaban la ocasión para transgredir las reglas, para pisar siempre el acelerador en la búsqueda del placer y de emociones fuertes.

Fueron años muy intensos los de la universidad, también porque, al mismo tiempo, nunca dejé de asistir a la misa dominical, participaba en peregrinaciones y encuentros de oración, y colaboraba en la organización diocesana de Acción Católica, donde incluso tenía roles organizativos y de responsabilidad.

Obviamente, lo que más sufría era el estudio. Todo esto era posible gracias a la energía propia de los años de juventud temprana (hoy tengo 39 años) y al entusiasmo de descubrir el mundo y descubrirme a mí mismo.

Riccardo Dimida en su época universitaria

Dentro de mí todo era una gran mezcla de buenos principios, aunque nunca verdaderamente profundizados. Quería mi bien y el de los demás, pero también deseaba disfrutar de los placeres de la vida, y quería que todo eso ocurriera en la mayor medida posible. Era como si viviera una vida de día y otra de noche, tratando de no dejarme nada por experimentar.

Recuerdo que muchas veces, a pesar de volver a casa muy tarde un sábado por la noche (o muy temprano el domingo por la mañana…), incluso con pocas horas de sueño, asistía igualmente a la Misa dominical. Podía pasar cualquier cosa, pero no podía dejar de ir a Misa; era como una tarjeta que debía fichar a toda costa.

En un momento, me di cuenta de que no todo iba bien. Comprendí que había una “mejor manera” de hacer las cosas. Tenía fe, sí, pero no la vivía plenamente. Recuerdo que un amigo, con quien compartí gran parte de mi camino de fe, me hizo reflexionar sobre el hecho de que el aborto nunca es aceptable, mientras que yo estaba convencido de que en ciertos casos sí lo era.

Con esa toma de conciencia se encendió en mí algo que, desde entonces, ha funcionado como un verdadero paradigma de vida: comprendí que había cosas que debían asumirse por completo o no asumirse en absoluto.

Entonces me comprometí a terminar mis estudios y a sacarles el mayor provecho posible. Empecé a trabajar como camarero y a dar clases particulares de matemáticas e inglés para poder mantenerme durante la carrera».

Riccardo Dimida cuando sintió la llamada de Dios al sacerdocio

Una búsqueda de sentido en medio de estudios y la lucha interior

Después de obtener la Licenciatura, inicié la maestría y gané dos becas que me llevaron, primero, seis meses a Amberes (Bélgica), y al año siguiente, otros seis meses a Ciudad de México, en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Fueron dos experiencias importantes, intensas, llenas de acontecimientos, que me involucraron tanto intelectual como sentimentalmente. De México me llevé una fuerte herida afectiva que tuvo consecuencias durante muchos años posteriores.

Con los ojos de hoy, me doy cuenta de que fue una gran batalla la que libré para cumplir con mi deber como estudiante en el extranjero sin perderme en las muchísimas ocasiones de desenfreno, intentando hacer prevalecer la parte luminosa de mí sobre la oscura.

En esos últimos años, hasta la obtención de la maestría con la máxima calificación, tomé mucha más conciencia de mí mismo, del mundo y del bien y el mal que lo habitan. Mi comportamiento, tanto interior como exterior, era contrastante y conflictivo, pero aun así trataba de hacer el bien, de estar cerca de Dios o, al menos, de volver a Él para pedir perdón a pesar de las frecuentes caídas.

Después del título, comencé a trabajar como recepcionista en un hotel, y al cabo de un año decidí abrir una pequeña empresa junto con otros socios. Nos dedicábamos al sector de la iluminación LED, la automatización y el ahorro energético.

Esta iniciativa me marcó profundamente, ya que me exigió un gran compromiso, enormes esfuerzos y asumir importantes riesgos, incluso económicos. Aunque al principio empezó con entusiasmo y empuje —coincidiendo con la gran difusión de la iluminación LED en Italia en esos años—, pronto se convirtió en un torbellino de dificultades y desilusiones.

Incluso ocurrió la muerte por leucemia de uno de los socios fundadores, con quien tenía un vínculo muy estrecho. El tema de la enfermedad, y en particular del cáncer, también entró en mi familia en esos años y, desde entonces, no nos ha dejado. A día de hoy, gracias a Dios, seguimos luchando, viviendo milagro tras milagro.

Ese periodo, desde la maestría hasta mi trabajo en la empresa, fue para mí fuente de muchísimo estrés físico y psicológico. Fue una época muy oscura, marcada por un ambiente laboral que me colocaba constantemente en situaciones críticas, mientras yo intentaba descargar el estrés a través de comportamientos tóxicos, tanto hacia mí mismo como en la relación con los demás.

Es cierto que unos años antes había comenzado un camino de conversión serio, pero mi vida nocturna seguía presente y aún no había tocado fondo. No lograba dormir, había adelgazado, y vivía todo de forma profundamente negativa.

Riccardo Dimida con compañeros acogiendo la gracia de Dios

Caminos espirituales a su vocación religiosa

En mi camino espiritual, con el paso de los años, me fui alejando un poco de la Acción Católica y pasé un tiempo en Comunión y Liberación. Posteriormente, me acerqué al ambiente de la Misa en rito antiguo (Vetus Ordo), que me ayudó profundamente a vivir la liturgia y los sacramentos de una manera más seria y comprometida.

Sobre todo, me permitió profundizar en el aspecto doctrinal de la fe: en las verdades que profesamos como católicos y en los principios que sustentan nuestra religión. Fue un paso fundamental en mi vida, ya que, por un lado, acentuó el carácter volitivo y exigente de mi fe, pero por otro, sentó las bases racionales sólidas sobre las que se apoyaba mi adhesión a ella.

El gran paso adelante llegó cuando toqué fondo. Me encontraba en una profunda crisis laboral y personal: solo, derrotado, sin poder dormir, cada vez más agresivo con los demás y conmigo mismo. Un sacerdote –a quien aún hoy agradezco profundamente– me invitó a participar en unos ejercicios espirituales con los padres de Schoenstatt. No conocía ese movimiento, pero acepté. Esos cinco días en un monasterio cambiaron mi vida. Por primera vez, entregué toda mi vida a Dios.

Durante esos días comprendí cuánto me amaba el Señor, cuánta paciencia había tenido conmigo y cuántas oportunidades me había ofrecido a lo largo de los años. Tomé conciencia de que no quería seguir jugando con mi vida, sino que deseaba, de verdad, caminar en la presencia de Dios, seguir su voluntad y responder a su amor. Desde entonces, todo cambió.

Comencé un camino nuevo: más sobrio, más claro, más libre. Dejé ciertos ambientes, amistades y costumbres que no me hacían bien. Reconcilié muchas cosas dentro de mí y aprendí a mirar a los demás –y a mí mismo– con ojos más misericordiosos.

Aprendí también a asumir compromisos duraderos, a trabajar mejor, a rezar con más profundidad. Descubrí el Rosario, los sacramentos vividos con verdadera devoción, y la presencia viva de la Virgen María como madre y educadora.

Sigo siendo un pecador, con muchos defectos, pero hoy puedo decir con paz que tengo un corazón nuevo, un alma que desea a Dios más que cualquier otra cosa, y una vida llena de sentido.

Riccardo Dimida con unos compañeros

Cambiar el centro de la vida

Hasta entonces, mi relación con Dios era como un intercambio: yo cumplía y Él me premiaba. Había visitado muchos santuarios –Lourdes, Tierra Santa, Montenegro…–, pero Dios ocupaba un segundo plano, y el protagonista era yo. Todo giraba en torno a “mi esfuerzo”, “mi mérito”.

En 2018 encontré un buen trabajo que me dio estabilidad y me llevó a pensar seriamente en formar una familia, con plena conciencia de las dificultades que ello implica hoy para un católico.

Llegaron los años del COVID, que me causaron mucho sufrimiento y amargura por la forma en que muchas personas reaccionaban: con miedo, egoísmo y frialdad. Vivía con gran estrés y sin rumbo claro.

En 2021 hice un peregrinaje al Monte Athos con unos amigos. La sacralidad de aquel lugar me impactó profundamente, hasta el punto de hacer tambalear brevemente mi fe. En septiembre del mismo año fui a Lourdes y recé con fervor para encontrar un director espiritual. Un mes después, una religiosa me llevó con un sacerdote del Instituto, y por fin encontré esa guía tan deseada.

Consagración y nueva etapa

En junio de 2022 me consagré a la Virgen como laico en el Movimiento de la Familia del Corazón Inmaculado de María. El discernimiento continuaba, con dificultades, sí, pero también con firmeza. Finalmente, en octubre de 2023 tomé una excedencia laboral, y en octubre de 2024 dejé oficialmente el trabajo. Ya no hay “fichajes” que marcar.

El discernimiento sigue, y, como ocurre con las personas, creo que nunca terminamos de conocernos del todo, ni a nosotros mismos ni a Dios. Hoy estoy en Roma, gracias a la Providencia, viviendo en un instituto religioso y formándome en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz.

La gracia de Dios actúa incluso a través de los gestos más pequeños: un Rosario rezado medio dormido, una peregrinación improvisada, una donación. Solo Él sabe hasta dónde llega esa caridad. Y es mejor así, que seguir fichando.

Gracias a los benefactores

Quiero expresar mi gratitud a todas aquellas personas que encontré en el camino y que, literalmente, me salvaron. La Virgen, inevitablemente, me conducía siempre a Jesús. Un agradecimiento especial va dirigido a los benefactores de la Fundación CARF, instrumentos de la Providencia en la formación de todos nosotros, los Siervos del Corazón Inmaculado de María. ¡Que Dios los bendiga siempre!.

Riccardo Dimida

Homilía y lecturas de la Misa de hoy, miércoles, san Matías, apóstol, 14-5-2025

14 de mayo de 2025.- (Camino Católico) Homilía y lecturas de la Santa Misa de hoy, miércoles de la 4ª semana de Pascua, san Matías, apóstol, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, miércoles, san Matías, apóstol, 14-5-2025

14 de mayo de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, miércoles de la 4ª semana de Pascua, san Matías, apóstol, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Gloriosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 14-5-2025

14 de mayo de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, miércoles, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 14/5/2025: «No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 14 de mayo de 2025, miércoles de la 4ª semana de Pascua, san Matías, apóstol, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 15, 9-17:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.

Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.

De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.

Esto os mando: que os améis unos a otros».

Adoración Eucarística con el P. Francisco Javier Pérez en la Basílica de la Concepción de Madrid, 14-5-2025

14 de mayo de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. Francisco Javier Pérez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Cristo ha resucitado, tú, alaba y canta al Señor, te quiere feliz y no cabizbajo / Por P. Carlos García Malo

 


martes, 13 de mayo de 2025

Homilía del P. José Blanco y lecturas de la Misa de hoy, martes, la Virgen de Fátima, 13-5-2025

13 de mayo de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. José Blanco y lecturas de la Santa Misa de hoy, martes de la 4ª semana de Pascua, la Virgen de Fátima, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, martes, la Virgen de Fátima, 13-5-2025

13 de mayo de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, martes de la 4ª semana de Pascua, la Virgen de Fátima, presidida por el P. José Blanco, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Dolorosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 13-5-2025

13 de mayo de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Dolorosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, martes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 13/5/2025: «Yo y el Padre somos uno» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 13 de mayo de 2025, martes de la 4ª semana de Pascua, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 10, 22-30:

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.

Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:

«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».

Jesús les respondió:

«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado, es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 13-5-2025

13 de mayo de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Virgen de Fátima, míranos con amor de Madre, socórrenos y ruega por nosotros / Por P. Carlos García Malo

 


lunes, 12 de mayo de 2025

Homilía del P. Carlos Martínez y lecturas de la Misa de hoy, lunes de la 4ª semana de Pascua, 12-5-2025

12 de mayo de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Carlos Martínez Oliveras y lecturas de la Santa Misa de hoy, lunes de la 4ª semana de Pascua, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, lunes de la 4ª semana de Pascua, 12-5-2025

12 de mayo de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, lunes de la 4ª semana de Pascua,, presidida por el P. Carlos Martínez Oliveras, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Gozosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 12-5-2025

12 de mayo de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, lunes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.