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domingo, 16 de noviembre de 2025

Homilía del evangelio del domingo: Para garantizar la asistencia del Espíritu Santo, los cristianos deberán perseverar en la fe hasta el final, con la convicción de que «ni un cabello de sus cabezas perecerá» / Por P. José María Prats

* «Los valores cristianos como la dignidad inviolable de todo ser humano o la vida entendida como entrega a Dios y al prójimo estarán en lucha permanente con otros valores del mundo, lo cual generará graves conflictos a nivel familiar y social (‘os echarán mano, os perseguirán ... hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos ... os odiarán por mi causa’)»

Domingo XXXIII del tiempo ordinario - C

Malaquías 3, 19-20a / Salmo 97  /  2 Tesalonicenses 3, 7-12  / San Lucas 21, 5-19

P. José María Prats / Camino Católico.- Estamos terminando el año litúrgico y las lecturas de hoy nos hablan del fin del mundo y del juicio final. El evangelio nos presenta el discurso escatológico de Jesús, un texto complejo y difícil, escrito con lenguaje apocalíptico, donde se mezclan muchas cosas.

Jesús empieza anunciando la destrucción del Templo de Jerusalén que acaeció en el año 70 y, en cambio, sus discípulos parecen preguntarle más bien por el fin del mundo y las señales que lo acompañarán. Y es que los judíos de aquella época creían que destrucción del Templo, catástrofe universal y Reino del Mesías iban a ser hechos conexos y simultáneos.

Jesús responde a las inquietudes de sus oyentes profetizando sobre lo que iba a ser la vida de sus discípulos a lo largo de la historia, hasta el fin del mundo. Como no puede ser de otra manera, esta profecía está tejida a partir de las vicisitudes concretas que estaban viviendo las comunidades cristianas cuando se escribió el evangelio de San Lucas: conflictos con las sinagogas y con los familiares no convertidos al cristianismo, persecución, comparecencia ante los gobernadores para ser juzgados, proliferación de falsos profetas... Pero la esencia de la profecía puede aplicarse a los cristianos de todos los tiempos y podríamos sintetizarla en estos puntos:

  • La vida de los cristianos se desarrollará dentro de un marco histórico muy duro marcado por conflictos políticos y sociales (guerras, revoluciones...) y por desastres naturales (terremotos, epidemias, hambre...).

  • La fe que sostiene la vida cristiana se verá continuamente amenazada por la seducción de otras comprensiones del hombre y del mundo («muchos vendrán usurpando mi nombre ... no vayáis tras ellos»). Los humanismos ateos, la ideología de género o la Nueva Era son ejemplos actuales de estas seducciones.

  • Los valores cristianos como la dignidad inviolable de todo ser humano o la vida entendida como entrega a Dios y al prójimo estarán en lucha permanente con otros valores del mundo, lo cual generará graves conflictos a nivel familiar y social («os echarán mano, os perseguirán ... hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos ... os odiarán por mi causa»). 

  • Los cristianos podrán superar todas estas amenazas y dificultades humanamente insalvables gracias a la asistencia del Espíritu Santo, el Paráclito, el Defensor, que les dará «palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario».

La comunidad de los discípulos de Jesús se nos presenta, pues, como un frágil barquito que navega en un mar embravecido, amenazado por olas gigantes: guerras, hambre, enfermedades, desastres naturales, incomprensión, persecuciones, conflictos familiares, seducciones, engaños... Pero este barquito que sube y baja zarandeado por las olas, está todo él envuelto, como en una burbuja, por el poder del Espíritu Santo con el que el Padre lo defiende y sostiene en todo momento para que llegue a buen puerto. Para garantizar esta asistencia del Espíritu Santo, los cristianos deberán perseverar en la fe hasta el final, con la convicción inquebrantable de que «ni un cabello de sus cabezas perecerá» y que cuando sea destruido su cuerpo, templo del Espíritu Santo, será reconstruido en plenitud y para siempre.


P. José María Prats

Evangelio:  

En aquel tiempo, como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Él dijo: 

«Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».

Le preguntaron: 

«Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». 

Él dijo: 

«Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato».

Entonces les dijo: 

«Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo. Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

San Lucas 21, 5-19

«Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación» / Por P. Carlos García Malo

 


sábado, 15 de noviembre de 2025

Raúl Martínez: «Mi esposa y yo íbamos a divorciarnos y mi cuñado falleció de cáncer, contacté con un sacerdote, crecimos en la fe y Dios me llamó a ser diácono; al entregarnos por completo, Dios nos llena de nuevo»

A la izquierda, el diácono Raúl Martínez  y su familia / Foto: Cortesía de Raúl Martínez

* «Mi esposa y yo hemos cargado con nuestras propias cruces y a través de ellas, Dios nos ha dado corazones que comprenden el dolor de los demás. Me siento honrado de que Dios me permita servir a su pueblo y compartir su esperanza, alegrías, dolor y luchas. Y a través de todo esto, he aprendido que cuanto más me entrego, más me llena Dios de gratitud, fe y alegría… Ya sea sirviendo en el altar, acompañando a parejas que se preparan para el matrimonio, visitando a los enfermos o caminando con familias en duelo, he encontrado a Cristo en cada rostro. El diaconado me ha enseñado a ver más allá de las apariencias, a escuchar más de lo que hablo, a amar más de lo que juzgo y a estar presente donde más se necesita a Cristo» 

Camino Católico.- A veces, la llamada de Dios a servir llega como un suave susurro, y a menudo cuando menos lo esperamos. Para el diácono Raúl Martínez, ese susurro llegó durante uno de los capítulos más difíciles de su vida. Lo que comenzó con una profunda tristeza se convirtió en un camino de fe, renovación y servicio, que transformó al diácono Martínez, a su esposa, Linda Martínez, a su familia y a la comunidad parroquial de la parroquia de Santa Teresa en Frederick de la arquidiócesis de Denver, en Colorado, Estados Unidos.

“No fui mucho a la iglesia durante mi infancia. Cuando mi esposa y yo nos casamos, ella era una feligresa devota, pero después de mudarnos de nuestra ciudad natal, poco a poco dejamos que el mundo nos absorbiera. Caímos en la trampa de pensar que Dios no necesitaba estar en el centro de nuestras vidas, que simplemente podía estar al margen 'por si acaso'”, explica el diácono Martínez a Caitlin Burm en el Denver Catholic.

“Unos cinco años después, todo empezó a desmoronarse”, añade. “Mi esposa y yo estábamos al borde del divorcio, y a mi joven cuñado le diagnosticaron cáncer y falleció. Recuerdo preguntarme: ‘¿Qué está pasando? He hecho todo lo que el mundo decía que me haría feliz, ¿por qué me siento tan vacío?’”.

En ese momento de desesperación, se puso en contacto con, el padre Hernán Flórez Albarracín; una decisión que lo cambiaría todo. “Desde nuestro primer encuentro”, recuerda el diácono Martínez, “sentí algo que nunca antes había experimentado: un amor inmenso, una profunda sensación de esperanza y una paz que llenó el vacío que sentía en mi interior”.

El diácono Martínez comparte que, gracias a la guía del padre Hernán, él y su esposa, Linda, crecieron en su fe, sirviendo como catequistas, ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión y lectores. A través de ese servicio, el diácono Martínez sintió que su corazón se acercaba al Señor de una manera nueva.

“Mientras meditaba en las Escrituras”, comparte, “me encontré con la historia de Isaac diciéndole a su padre: ‘Átame, para que no me resista’. Sentí esas palabras profundamente en mi alma; Dios me llamaba a unirme a él, tal como había hecho un pacto con mi esposa. Sentí el llamado a hacer ese mismo pacto con Cristo”.

Así pues, en 2015, el diácono Martínez inició su formación diaconal. En aquel momento, su familia estaba creciendo, con tres hijos de entre 2 y 17 años, y un cuarto en camino. Conciliar su vida familiar, su formación y su trabajo resultó todo un reto.

“Tras mi primer año, el diácono St. Louis, nuestro formador, tuvo una conversación muy difícil conmigo y decidí retirarme”, recuerda. “Me sentí destrozado y como si hubiera defraudado a todos, especialmente a Dios, que había sido tan misericordioso conmigo. Sin embargo, el llamado de Dios no se desvaneció. Continuó, no con relámpagos ni truenos, sino en un suave susurro”.

“Años después, desperté con una profunda sensación de estar listo para regresar a la formación”, añade. “Ese mismo día, supe que el diácono St. Louis había fallecido. Creo firmemente que fue su último impulso desde el Cielo, instándome a responder una vez más al llamado de Dios”.

Servir con un corazón transformado

A través de cada bendición, duda y lucha, el diácono Martínez dice que ha aprendido que “el llamado de Dios es paciente, persistente y lleno de misericordia”.

“El diaconado no es algo que se hace”, reflexiona. “Es algo en lo que uno se convierte: una invitación continua a acercarse a Cristo Siervo y a dejar que su corazón transforme el nuestro”.

Su ministerio también ha influido en su familia. Su hija le dijo una vez que su formación le enseñó que la verdadera caridad debe estar arraigada en el sacrificio personal. “Ella me vio entregarme incluso cuando el tiempo y la energía eran limitados”, dice. “Pero también vio cómo esa entrega me transformó”.

El diácono Martínez dice que su esposa e hijos no solo han apoyado su vocación; sino que también han crecido en su propia fe a través de ella, viendo ese servicio como una bendición. “Al dar, recibimos, y al entregarnos por completo, Dios nos llena de nuevo”, afirma.

El diácono Raúl Martínez recibe el Libro de los Evangelios durante su ordenación diaconal /Foto: Neil McDonough - El Pueblo Católico

Dentro de su comunidad parroquial, el ministerio del diácono Martínez también ha profundizado las relaciones de maneras que nunca hubiera podido imaginar. 

“Ya sea sirviendo en el altar, acompañando a parejas que se preparan para el matrimonio, visitando a los enfermos o caminando con familias en duelo, he encontrado a Cristo en cada rostro. El diaconado me ha enseñado a ver más allá de las apariencias, a escuchar más de lo que hablo, a amar más de lo que juzgo y a estar presente donde más se necesita a Cristo.”

A través de esta vocación, su fe se ha convertido en algo más que una creencia; se ha convertido en una forma de vida. 

Un “sí” para toda la vida

Aunque no hay dos días iguales, cada uno le presenta al diácono Martínez una nueva oportunidad de encontrarse con Cristo.

“Los fines de semana participo en cada misa, asistiendo en el altar; ese es, sin duda, el corazón de mi ministerio”, dice. “Mi mayor alegría es estar en el altar durante la consagración. En ese momento, soy profundamente consciente del privilegio de servir tan cerca del misterio de nuestra salvación”.

Más allá del altar, acompaña a parejas que se preparan para el matrimonio, a padres que se preparan para los sacramentos de sus hijos y a familias que atraviesan una pérdida. 

“Mi esposa y yo hemos cargado con nuestras propias cruces”, dice, “y a través de ellas, Dios nos ha dado corazones que comprenden el dolor de los demás”.

Añadió que, en general, como diácono, “me siento honrado de que Dios me permita servir a su pueblo y compartir su esperanza, alegrías, dolor y luchas. Y a través de todo esto, he aprendido que cuanto más me entrego, más me llena Dios de gratitud, fe y alegría”.

¿Sientes el llamado a servir?

Para aquellos que disciernen su vocación, el diácono Martínez ofreció un consejo sencillo: “No tengan miedo”, dice, haciéndose eco de las palabras del Papa San Juan Pablo II. 

“Cuando Dios te llama al corazón, a menudo es un susurro, un suave tirón que no desaparece”, señala. “Dios no llama a los perfectos; llama a los dispuestos”.

Su consejo es empezar poco a poco: orar, escuchar e involucrarse. 

“Participen como lectores, catequistas o voluntarios”, dice. “Dejen que Dios hable a través de esos momentos”.

Porque, como ha aprendido el diácono Martínez, el llamado a servir rara vez llega de repente. Se va desvelando, un “sí” fiel a la vez.

Homilía del P. José Aurelio Martín y lecturas de la Misa de hoy, sábado de la 32ª semana del Tiempo Ordinario, 15-11-2025

15 de noviembre de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. José Aurelio Martín Jiménez y lecturas de la Santa Misa de hoy, sábado de la 32ª semana del Tiempo Ordinario, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, sábado de la 32ª semana del Tiempo Ordinario, 15-11-2025

15 de noviembre de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, sábado de la 32ª semana del Tiempo Ordinario, presidida por el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Gozosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 15-11-2025

15 de noviembre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, sábado, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero. 

Palabra de Vida 15/11/2025: «Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 15 de noviembre de 2025, sábado de la 32ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 18, 1-8:

En aquel tiempo, Jesús, dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.

«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.

En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:

“Hazme justicia frente a mi adversario”.

Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:

“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viviendo a cada momento a importunarme”».

Y el Señor añadió:

«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

Misterios Gozosos del Santo Rosario en la Parroquia Asunción de Nuestra Señora, Torrelodones, 15-11-2025

15 de noviembre de 2025.- (Camino Católico) Misterios Gozosos del Santo Rosario correspondientes a hoy, sábado, en la parroquia Asunción de Nuestra Señora, Torrelodones, emitido por 13 TV.

Pidamos a la Virgen María que nos ayude a ser instrumentos de su amor, para que, con nuestras palabras y acciones, llevemos la luz de su Hijo a todos los corazones / Por P. Carlos García Malo

 


viernes, 14 de noviembre de 2025

Trini Cortés descubrió a Dios en un Hogar Don Orione: «Ves al Señor en cada uno de los discapacitados; con ellos, tan débiles, era con quienes más me acercaba a Cristo; peinándoles, sentía que estaba peinando a Jesús»

Trini Cortés tuvo su encuentro con Dios haciendo prácticas en un Hogar Don Orione que acoge a discapacitados / Foto: Cortesía de Trini Cortés

* «Miraba a los discapacitados y recordaba: 'todo lo que hicisteis por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicisteis'En el Hogar, se acababan mis problemas (familiares, del trabajo, angustias, miedos,…), había entrado en el cielo y muchas veces salía llorando de alegría”, destaca. Atender a estas personas no me da asco, me produce ternura.  Ellas dependen de ti, algunas no se pueden mover, otras comen por la barriguilla, gritan,… pero su existencia cambia los corazones de los que les conocen» 

Camino Católico.- Trini Cortés es Doctora en Geografía y trabaja en la Universidad Internacional de la Rioja desde hace 11 años. Pero un día se sintió llamada a formarse para cuidar a sus padres y estudió la FP de auxiliar de enfermería.

En el segundo año, tenía que trabajar en prácticas cuatro meses. Buscó un lugar que le quedara cerca de casa y encontró “un lugar lleno de alegría y amor”: el Hogar Don Orione de Pozuelo de Alarcón, en Madrid.

“Es lo más bonito que he hecho en mi vida -explica a Patricia Navas en Aleteia-. La labor de los orionistas con personas discapacitadas es impresionante”.

Respeto a todo ser humano

Trini se incorporó a una gran familia en la que se cuida a cada persona con un gran respeto a su dignidad.

“Muchos piensan que esas personas totalmente dependientes no sirven para nada, a algunas no las dejan ni nacer”, lamenta.

“Pero hay toda una congregación inspirada por san Luis Orione que se encarga de acogerlas -añade-. Y las cuidan con unos valores que transmiten a los trabajadores de sus centros”.

“Ves a Dios en cada uno de los discapacitados -asegura Trini Cortés-. Con ellos, tan débiles, era con quienes más me acercaba a Cristo”.

"Peinándoles, sentía que estaba peinando a Jesús; les miraba y recordaba: 'todo lo que hicisteis por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicisteis'", relata.

Y comparte una anécdota que le enseñó una gran lección: “Estaba cambiando el pañal a un señor en la enfermería y de repente un trabajador cerró la puerta”, recuerda. 

“Yo no había caído en que ese hombre no tenía por qué estar expuesto a que le viera cualquiera”, reconoce. 

“Ese trabajador me enseñó que toda persona tiene su dignidad, y que hay que respetar su intimidad -agradece. Y cuando está aseado, abrimos la puerta; son detalles que van calando en los hogares”. 

“En el Hogar, se acababan mis problemas (familiares, del trabajo, angustias, miedos,…), había entrado en el cielo y muchas veces salía llorando de alegría”, destaca.

“Atender a estas personas no me da asco, me produce ternura -subraya-.  Ellas dependen de ti, algunas no se pueden mover, otras comen por la barriguilla, gritan,… pero su existencia cambia los corazones de los que les conocen”. 

Una devoción “de facto”

Aunque no habla con Don Orione, Trini lo reconoce como uno de los santos que más le ha impactado. 

“Él ya se ha metido en mi corazón a través de los hechos y me ha llevado a vivir su carisma -afirma-. Y sin conocerlo en persona ni rezarle, su experiencia de vida ha calado en mi corazón”. 

“A veces descubres la maravilla de un santo a través de sus acciones -apunta-. He visto documentales y un libro sobre su vida pero lo que he vivido en el hogar con su gente es lo que me ha marcado, su legado está supervivo”.

Michael Iskander, actor que interpreta al rey David: «Entré en la Catedral de San Patricio y pensé: ‘Aquí está la Eucaristía’, lloré una hora y sentía que no había nadie más ahí, solo Dios y yo, y me convertí al catolicismo»

El actor católico Michael Iskander, quien interpreta al rey David en la serie "House of David" de Prime Video

* «Dios eligió a David por su corazón humilde. Y un corazón humilde es aquel que está dispuesto a seguir a Dios, a escucharlo y a hacer lo que Él manda. Un corazón orgulloso elige mis deseos, mis necesidades, mis anhelos egoístas por encima de Él. Un corazón egoísta se pone al mismo nivel que Dios, como hizo Saúl, y por eso fue rechazado. Cuando entendí eso, me di cuenta de que no se trata de mí, sino de Él. Debo seguirlo, escuchar sus mandamientos y dejar de pensar solo en mí mismo. Y eso, en realidad, libera. Es algo liberador dejarte a un lado y vivir para Cristo. Creo que eso es lo más hermoso: dejar de centrarnos en nosotros y vivir para Él. Pensar en eso y comprenderlo me ha enseñado que solo necesito seguir a Dios, sus mandamientos y su voluntad para mí» 

Camino Católico.- Michael Iskander, el actor que interpreta al rey David en la exitosa serie de Prime Video House of David, anunció a comienzos de este año que se había convertido al catolicismo. Nacido y criado como copto ortodoxo, no considera su conversión como un rechazo a sus raíces, sino como “responder a un llamado de Dios”.

El actor de 24 años, nacido en Egipto pero residente en Estados Unidos desde niño, concedió una entrevista exclusiva a CNA—agencia en inglés de EWTN News— en octubre, en la que habló con sinceridad sobre su reciente conversión y su fe.

El camino de Iskander hacia el catolicismo comenzó hace varios años, cuando, por casualidad, entró en la Catedral de San Patricio en Manhattan. Aunque el templo estaba lleno de turistas, Iskander se sentó en un banco, inclinó la cabeza y sintió “como si nada más existiera”.

“Miré al altar sabiendo que ahí está la Eucaristía y pensé: ‘Quiero la Eucaristía’. Recuerdo haber sentido un momento de extrema santidad”, relató. “Pensé: ‘Aquí está la Eucaristía’. Bajé la cabeza y empecé a llorar durante una hora entera —sin rezar, sin decir nada, solo llorando—. Sentía que no había nadie más ahí, solo Dios y yo”.

Aquel día, dice, plantó la semilla de su interés por el catolicismo. Desde entonces empezó a asistir a misa. Y mientras se preparaba para interpretar al rey David en la serie, ese interés —que pronto se convirtió en un llamado— fue creciendo.

“Sentía que este era mi hogar, que Dios me estaba llamando aquí, y esa voz se hacía cada vez más fuerte”, explica.

Cuando terminó de filmar la segunda temporada de House of David, Iskander se puso en contacto con un sacerdote de su zona para resolver las dudas que tenía sobre la fe católica. Tras casi dos horas de conversación, le dijo al sacerdote que quería convertirse.

El actor Michael Iskander se ha convertido al catolicismo

Como la Iglesia católica reconoce los sacramentos de la Iglesia copta ortodoxa como válidos, Iskander participó en una profesión de fe durante una misa celebrada para él el 21 de agosto.

Hubo un momento de la misa que lo marcó especialmente: cuando el sacerdote leyó el salmo responsorial, que era el Salmo 89, con los versículos que hablan de la unción de David.

“Él estaba leyendo eso y yo pensé: ‘Padre, gracias por preparar eso, qué amable’. Y luego, al comenzar la homilía, dijo: ‘Por si te lo preguntas, Michael, no elegí esta lectura para ti. Simplemente escogiste el día en que este salmo toca… así que creo que Dios quiere hablarte y decirte que estás en casa’”, recuerda.

Iskander añade: “Fue un día hermoso. Sentí que estaba en casa… como el hijo pródigo que regresa y es recibido por su padre con los brazos abiertos”.

El actor señala que interpretar a David ha impactado su fe “en todos los sentidos”, ya que leer las Escrituras influye directamente en cómo encarna al rey judío.

“Todo lo que sé sobre David lo saco de la Escritura, viendo no solo sus grandes momentos, sino también sus dificultades”, dice.

“Cuanto más lees sobre él, más lo entiendes; cuanto más reflexionas sobre sus acciones, más comprendes su corazón. Era un hombre que amaba a Dios con todo su ser”, añade Iskander. “Y como todos nosotros, cayó y se equivocó, pero fue alguien que regresó, reconoció sus errores y pecados ante Dios, pidió perdón y se arrepintió”.

El actor explica que una de las principales enseñanzas que ha recibido de su fe es comprender por qué Dios eligió a David y rechazó a Saúl: por el corazón humilde de uno y el corazón orgulloso del otro.

“Dios eligió a David por su corazón humilde. Y un corazón humilde es aquel que está dispuesto a seguir a Dios, a escucharlo y a hacer lo que Él manda. Un corazón orgulloso elige mis deseos, mis necesidades, mis anhelos egoístas por encima de Él. Un corazón egoísta se pone al mismo nivel que Dios, como hizo Saúl, y por eso fue rechazado”, dice.

Iskander concluye: “Cuando entendí eso, me di cuenta de que no se trata de mí, sino de Él. Debo seguirlo, escuchar sus mandamientos y dejar de pensar solo en mí mismo. Y eso, en realidad, libera. Es algo liberador dejarte a un lado y vivir para Cristo”.

“Creo que eso es lo más hermoso: dejar de centrarnos en nosotros y vivir para Él. Pensar en eso y comprenderlo me ha enseñado que solo necesito seguir a Dios, sus mandamientos y su voluntad para mí”, afirma.

La segunda temporada de House of David ya está disponible en Prime Video con una suscripción a Wonder Project.

Homilía del P. Félix Castedo y lecturas de la Misa de hoy, viernes de la 32ª semana del Tiempo Ordinario, 14-11-2025

14 de noviembre de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Félix Castedo y lecturas de la Santa Misa de hoy, viernes de la 32ª semana del Tiempo Ordinario, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.