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miércoles, 19 de noviembre de 2025

Shannon Wendt: «Sufrí tres abortos espontáneos, me enfadé con Dios por no entender por qué lo permitía, dejé de orar, empecé a rezar el rosario diario y Nuestra Señora me guio al corazón de su Hijo hasta restaurar la relación»

Shannon Wendt explica como el rezo del rosario restauró su relación con Dios

* «Nuestra Señora realmente me acompañó en cada paso del camino, guiándome directamente al corazón de su Hijo. Me di cuenta de que en cada paso del camino, en todo este viaje, en el que pensaba que Él estaba distante y se había olvidado de mí, su Corazón se estaba rompiendo junto con el mío en cada paso del recorrido. Y eso, para mí, es lo que realmente importa. Nuestra Señora nos guía a todos en los altibajos del sufrimiento, lo bueno, lo malo, hasta el corazón de su Hijo y nos ayuda a restaurar la relación. Y eso realmente consolidó en mí la misión de todo lo que hago… ayudar realmente a la gente a comprender esta relación real, esta madre real que tenemos en Nuestra Señora, y su hermoso y poderoso papel de llevarnos a Cristo» 

Camino Católico.- Shannon Wendt es la fundadora y directora ejecutiva de Chews Life, una empresa católica cuyo objetivo es proporcionar a los católicos rosarios de alta calidad —incluidos rosarios de silicona gruesa para bebés y niños pequeños— que sean bonitos, prácticos y duraderos, y estén diseñados para fomentar una devoción viva por el rosario. Es autora de un nuevo libro publicado por Ascension Press titulado The Way of the Rosary: A Journey with Mary Through Scripture, Liturgy, and Life.

Wendt habla con Jonah McKeown para el National Catholic Register  sobre cómo la decisión de volver a rezar el rosario la llevó a retomar con alegría la práctica de su fe católica tras la dolorosa experiencia de sufrir varios abortos espontáneos y enfadarse con Dios.

-¿Cuéntanos quién eres y cuál es tu trayectoria espiritual?

-Mi esposo y yo estamos criando a nuestros, pronto, nueve hijos; actualmente tenemos ocho, el noveno nacerá en abril, y los educamos en casa. Mi esposo y yo nos conocimos en un grupo juvenil. Nuestra fe siempre ha sido una parte muy importante de nuestra vida… pero cuando nos casamos y nos ocupamos de criar una familia y construir una vida, para ambos, esa relación personal con el Señor quedó un poco relegada… y eso nos dejó realmente mal preparados para afrontar un periodo de sufrimiento.

Hace poco más de diez años, en un lapso de once meses, sufrí tres abortos espontáneos seguidos, y cada uno de ellos fue más avanzado y más complejo que el anterior desde el punto de vista médico. Al final, estaba enfadada con el Señor. No podía entender por qué el Señor permitía que sucediera algo tan horrible.

No perdí del todo mi fe… pero Dios y yo no teníamos una relación. Viví así durante aproximadamente un año y medio, sin rezar de verdad, simplemente siguiendo la rutina y sumiéndome cada vez más en la depresión.

-¿Cómo influyó el rezo del Rosario en tu regreso?

-Con el tiempo, empecé a sentir la necesidad de volver a rezar el rosario diario. Era una de las cosas que había pospuesto para ese vago «algún día» en el que la vida sería un poco menos caótica, un poco menos ruidosa.

Seguía estando muy destrozada y enfadada con el Señor. No quería rezar. No creía que el rosario fuera a servir de nada, así que lo ignoré todo lo que pude. Y entonces el Señor empezó a mostrarse con algunas señales realmente innegables. Tenía amigos que ni siquiera eran católicos y que, de repente, me regalaban rosarios. En ese momento supe lo que Dios me estaba pidiendo.

Al principio, casi no tenía fe en que esto fuera a funcionar. Solo sabía que estaba muy destrozada, vacía y desesperada, y sabía que el Señor me estaba pidiendo que hiciera esto. Lo hice solo por obediencia, sin creer realmente en que esto me fuera a ayudar.

Oré por primera vez en un año y medio, y apenas se podía llamar oración. En mi mente, estaba de pie junto al altar y solo señalaba con el dedo al crucifijo; no había una conversación entre dos partes. Solo era yo gritándole al Señor.

Pero fue esa perseverancia y esa obediencia, en realidad, lo que abrió la puerta de mi corazón lo suficiente para que Nuestra Señora entrara y fuera una verdadera madre para mí. Era con el Padre, con Dios, con quien estaba tan enfadada. Pero a ella fue muy fácil dejarla entrar. Nuestra Señora realmente me acompañó en cada paso del camino, guiándome directamente al corazón de su Hijo.

Me di cuenta de que en cada paso del camino, en todo este viaje, en el que pensaba que Él estaba distante y se había olvidado de mí, su Corazón se estaba rompiendo junto con el mío en cada paso del recorrido.

Y eso, para mí, es lo que realmente importa. Nuestra Señora nos guía a todos en los altibajos del sufrimiento, lo bueno, lo malo, hasta el corazón de su Hijo y nos ayuda a restaurar la relación. Y eso realmente consolidó en mí la misión de todo lo que hago… ayudar realmente a la gente a comprender esta relación real, esta madre real que tenemos en Nuestra Señora, y su hermoso y poderoso papel de llevarnos a Cristo.

Shannon Wendt con su familia en 2023 cuando tenía siete hijos 

-¿Puede ser difícil mantener el hábito de rezar el rosario todos los días? ¿Qué consejos o ideas has descubierto para mantener la constancia en la oración y ser fiel a la práctica de rezar el rosario todos los días?

-Creo que uno de los mayores estímulos que doy a la gente es simplemente empezar, empezar cada vez que te viene a la mente el rosario. Si tu primer pensamiento es «no tengo tiempo o no me apetece», reza solo un Ave María. Y, muy pronto, estarás reprogramando tu cerebro para deshacerte de esa excusa. Esa obediencia es el comienzo de una relación. El Señor honra ese regalo, incluso ese pequeño y casi insignificante regalo.

Y creo que una de las cosas realmente importantes es no dejar que la perfección se interponga en nuestro camino. Como católicos, tenemos normas muy estrictas e importantes para muchas cosas, especialmente en la misa. Hay rúbricas y cosas que, si no se siguen, pueden invalidar una misa. Y creo que trasladamos esa misma idea a la oración, y nos preocupa que si no lo hacemos bien, si olvidamos algo o si dejamos algo fuera o lo que sea, entonces hemos «invalidado» nuestro rosario. Nos preocupa eso, así que ni siquiera nos molestamos en empezar.

Los niños suelen distraernos más que ayudarnos a rezar. Pero rezad aunque sea de forma desordenada, rezad aunque sea con interrupciones, rezad aunque sea de manera inquieta: simplemente hay que desarrollar ese hábito dentro de la familia de cada uno. Encuentra un momento… habrá un millón de razones para no hacerlo. Pero es muy importante que le demos al Señor esa ofrenda, esa obediencia, y que confiemos en que Él es quien lo convertirá en lo que sea necesario. Él es el multiplicador. Ese es su trabajo. Nuestro trabajo es simplemente dar lo que tenemos.

Papa León XIV en la Audiencia General, 19-10-2025: «Tener conversión ecológica no se puede separar de ese cambio que requiere seguir a Jesús; el Espíritu nos dé la capacidad de escuchar la voz de quien no tiene voz»

* «En el relato evangélico de la mañana de Pascua, encontramos a María Magdalena en el jardín del sepulcro que llora la ausencia de Jesús. Es una imagen que nos evoca también el dolor que sentimos al ver la creación privada de su verdadero sentido, explotada y degradada. Pero Jesús va al encuentro de María, que aunque al inicio lo ve como el simple cuidador de ese jardín del Edén (cf. Gn 2,5), después llega a reconocerlo como el Maestro y el Señor que hace nuevas todas las cosas. Esta conversión, que comienza en el corazón y es espiritual, cambia la historia, nos compromete y nos impulsa a trabajar por el Reino sabiéndonos administradores de los bienes que Dios nos ha entregado»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa León XIV ha hecho en nuestro idioma

* «Jóvenes pongan a Jesús en el centro de vuestra vida. Cristo, que ha hecho de la Cruz un trono real, les enseñe a ustedes, queridos enfermos, a comprender el valor redentor del sufrimiento vivido en unión con Él. Los invito a ustedes, queridos recién casados, a poner a Jesús en el centro de vuestro camino matrimonial» 

19 de noviembre de 2025.- (Camino Católico).- “Hablamos de una conversión ecológica, que los cristianos no pueden separar de ese cambio de dirección que les requiere seguir a Jesús… El Espíritu nos dé la capacidad de escuchar la voz de quien no tiene voz”, ha dicho el Papa León XIV este miércoles 19 de noviembre de 2025, en la Plaza de San Pedro, ante cuarenta mil fieles y peregrinos, en su catequesis del ciclo jubilar "Jesucristo nuestra esperanza", centrada hoy en la espiritualidad pascual y ecología integral.

El Pontífice se ha referido a la figura de la Magdalena, quien, frente al sepulcro vacío, solo percibió la presencia de un supuesto jardinero. Las preguntas de Cristo resucitado, “¿Por qué lloras? ¿A quién buscas?”, se dirigen también a la conciencia de cada creyente, obligándonos a meditar sobre el “vínculo entre la Resurrección de Cristo y los desafíos del mundo actual”.

León XIV acentúa el profundo simbolismo del jardín. El drama de la Pasión —el abandono, la condena y el ultraje— no concluye en la oscuridad, sino que culmina “en la paz del sábado y en la belleza de un jardín”. Esta imagen remite al jardín de la Génesis, el espacio prístino de la creación, y a la vez, el lugar que Jesús cultiva y custodia.

Al rememorar las palabras finales de Cristo en la cruz, el Pontífice enfatiza que “Todo se ha cumplido” no es un final, sino el destino de la obra del Maestro: la restitución del Paraíso perdido. Este altísimo cometido, recuerda el Papa, se confía ahora a cada discípulo. Solo al escuchar su nombre del “Hombre nuevo” —el Resucitado—, la Magdalena pudo comprender su propia misión evangelizadora.

El Sucesor de Pedro retomó la enseñanza del Papa Francisco en la encíclica Laudato si’, advirtiendo sobre la “extrema necesidad de una mirada contemplativa”. Si el ser humano abdica de su rol de custodio, inevitablemente “deviene en devastador de la Casa Común”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

LEÓN XIV

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro

Miércoles, 19 de noviembre de 2025


Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza. IV. La Resurreción de Cristo y los desafíos del mundo actual 5. Espiritualidad pascual y ecología integral

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y bienvenidos!

Estamos reflexionando, en este Año jubilar dedicado a la esperanza, sobre la relación entre la Resurrección de Cristo y los desafíos del mundo actual, es decir nuestros desafíos. A veces, Jesús, el Viviente, también nos quiere preguntar: «¿Por qué lloras? ¿A quién buscas?». Los desafíos, de hecho, no se pueden afrontar solos y las lágrimas son un don de vida cuando purifican nuestros ojos y liberan nuestra mirada.

El evangelista Juan nos llama la atención sobre un detalle que no encontramos en los otros Evangelios: llorando cerca de la tumba vacía, la Magdalena no reconoció enseguida a Jesús resucitado, sino que pensó que era el custodio del jardín. De hecho, ya narrando la sepultura de Jesús, al anochecer del viernes santo, el texto era muy preciso: «En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús» (Jn 19, 41-42).

Termina así, en la paz del sábado y en la belleza de un jardín, la dramática lucha entre tinieblas y luz desatada con la traición, el arresto, el abandono, la condena, la humillación y el asesinato del Hijo que «habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo» (Jn 13,1). Cultivar y custodiar el jardín es la tarea originaria (cfr Gen 2,15) que Jesús llevó a su término. Su última palabra en la cruz – «está cumplido» (Jn 19,30) – invita a cada uno a reencontrar la misma tarea, su tarea. Por esto, «inclinando la cabeza, entregó el espíritu» (v. 30).

Queridos hermanos y hermanas, ¡María Magdalena, entonces, no se equivocó del todo, creyendo que encontraba al cuidador de la huerta! De hecho, debía volver a escuchar el propio nombre y comprender la propia tarea del Hombre nuevo, la que en otro texto de Juan dice: «hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5). El Papa Francisco, con la encíclica Laudato si’, nos indicó la extrema necesidad de una mirada contemplativa: si no es cuidador del jardín, el ser humano se convierte en su devastador.

La esperanza cristiana, por lo tanto, responde a los desafíos que enfrenta toda la humanidad hoy deteniéndose en el jardín donde se colocó el Crucificado como una semilla, para volver a brotar y dar mucho fruto.

El Paraíso no está perdido, sino que es encontrado. La muerte y resurrección de Jesús, por lo tanto, son el fundamento de una espiritualidad de la ecología integral, fuera de la cual las palabras de la fe se quedan sin conexión con la realidad y las palabras de la ciencia se quedan fuera del corazón. «La cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la contaminación. Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia» (Laudato si’, 111).

Por esto, hablamos de una conversión ecológica, que los cristianos no pueden separar de ese cambio de dirección que les requiere seguir a Jesús. El hecho de que María se volviera aquella mañana de Pascua es una señal de esto: solo de conversión en conversión pasamos de este valle de lágrimas a la nueva Jerusalén. Tal pasaje, que empieza en el corazón y es espiritual, modifica la historia, nos compromete públicamente, activa solidaridad que desde ahora protegen personas y criaturas de las ansias de los lobos, en el nombre y fuerza del Ángel Pastor.

Así, los hijos y las hijas de la Iglesia pueden hoy encontrar millones de jóvenes y de otros hombres y mujeres de buena voluntad que han escuchado el grito de los pobres y de la tierra dejándose tocar el corazón. Son muchas también las personas que desean, a través de una relación más directa con la creación, una nueva armonía que los lleve más allá de tantas laceraciones. Por otro lado, además «el cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra. Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje» (Sal 18,1-5).

El Espíritu nos dé la capacidad de escuchar la voz de quien no tiene voz. Veremos, entonces, lo que los ojos aún no ven: ese jardín, o Paraíso, al que solo nos acercamos acogiendo y cumpliendo cada uno su propia tarea.

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Seguimos reflexionando sobre la Resurrección de Cristo y su relación con los desafíos del mundo actual. Uno de estos desafíos es la necesidad de una mirada contemplativa y de una conversión que no reduzca el cuidado de la creación a una serie de respuestas a determinadas cuestiones urgentes.

En el relato evangélico de la mañana de Pascua, encontramos a María Magdalena en el jardín del sepulcro que llora la ausencia de Jesús. Es una imagen que nos evoca también el dolor que sentimos al ver la creación privada de su verdadero sentido, explotada y degradada. Pero Jesús va al encuentro de María, que aunque al inicio lo ve como el simple cuidador de ese jardín del Edén (cf. Gn 2,5), después llega a reconocerlo como el Maestro y el Señor que hace nuevas todas las cosas. Esta conversión, que comienza en el corazón y es espiritual, cambia la historia, nos compromete y nos impulsa a trabajar por el Reino sabiéndonos administradores de los bienes que Dios nos ha entregado.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos al Señor el don de saber cultivar una espiritualidad capaz de hacer germinar ese grano de trigo que como semilla de esperanza ha sido depuesto en el sepulcro, Cristo muerto y resucitado por nuestra salvación, de modo que el cielo y la tierra proclamen siempre la gloria de Dios y la obra de sus manos (cf. Sal 18,1-5). Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Además, en otras lenguas el Pontífice ha dicho: 

El 21 de noviembre, día de la Presentación de la Santísima Virgen María, se celebrará en toda Italia la jornada «Pro Orantibus». Que no falte a todos los hermanos y hermanas de vida contemplativa la solidaridad concreta y la ayuda eficaz de la comunidad eclesiástica para asegurarles la supervivencia y la continuidad de su silencioso, fecundo e insustituible apostolado.

Deseo recordar a los pescadores, con ocasión de la Jornada Mundial de la Pesca, que se celebrará el próximo viernes: María, Estrella del Mar, proteja a los pescadores y a sus familias. Mi pensamiento se dirige también a los niños, a quienes tendré la alegría de encontrar en la Jornada dedicada a ellos, programada del 25 al 27 de septiembre de 2026. Mis pensamientos se dirigen también a los niños, a quienes tendré la alegría de encontrarme en la jornada que se les dedica, prevista del 25 al 27 de septiembre de 2026.

Finalmente, doy una afectuosa bienvenida a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. El próximo domingo, último domingo del Tiempo Ordinario, celebraremos la Solemnidad de Cristo, Rey del Universo. Queridos jóvenes pongan a Jesús en el centro de vuestra vida. Cristo, que ha hecho de la Cruz un trono real, les enseñe a ustedes, queridos enfermos, a comprender el valor redentor del sufrimiento vivido en unión con Él. Los invito a ustedes, queridos recién casados, a poner a Jesús en el centro de vuestro camino matrimonial.

¡Mi bendición para todos!

Papa León XIV







Fotos: Vatican Media, 19-11-2025

Patrick Jay Ream trabaja en la NASA: «En mi adolescencia dejé la fe porque con tanto sufrimiento no parecía que pudiera existir un Dios, pero volví a Él cuando el Espíritu Santo reveló a mi mamá algo que yo iba a hacer»

Patrick Jay Ream nació con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (ADHD por sus siglas en inglés) y tenía que ir a terapias, pero tuvo un encuentro con Cristo y hoy tiene una alta responsabilidad en la NASA / Fotos: Cortesía de Patrick Jay Ream

* «Yo estaba impresionado. No había explicación científica para lo que acababa de ocurrir, por lo que tenía que existir algo más allá de lo que había pensado. Entonces me abrí porque, si algo no tenía explicación científica, era bien claro que venía de Dios. Empecé a ir a Misa otra vez, y empecé un proceso de sanación bien, pero bien difícil, porque me di cuenta de que muchas de las huellas de mi niñez y del caos que viví todavía me estaban afectando de una manera tremenda. Era el año 2018 y yo estaba en la capilla rezando, rogándole a Dios que me dijera por qué había tenido que nacer con ADHD y pasar por tantas cosas. Y, en eso se me vino a la mente la figura de Jesús agarrándome, sosteniéndome y diciéndome que siempre ha estado a mi lado. Y desde ese momento entendí que no tengo que tener razón, sino sólo tengo que tener la confianza de que Dios va a estar ahí conmigo, sosteniéndome siempre, aunque las cosas sean caóticas. Además, que debo tener fe en los planes del Señor, que es el Creador de todo el universo, y que debo tener la humildad de aceptarlos. A partir de ese momento ya me volví increíblemente católico. Amo mi fe y amo a mi Dios» 

Camino Católico.- Tiene 27 años de edad, nació en McAllen, Texas (EU), vive en Houston y su nombre es Patrick Jay Ream. Estudió la carrera de ingeniero aeroespacial en la Texas A&M University, y, más que la historia de su camino hasta llegar a la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA por sus siglas en inglés), aquí está su experiencia de sanación interior y de reconciliación familiar.

Una vida caótica

Patrick resume su niñez y adolescencia como de «caos por todos lados: en mi familia, en el ámbito escolar…, ¡de cualquier manera que lo puedas ver, había caos!», dice a Chucho Picón en Desde la fe

El caos había estado con Patrick desde el momento mismo de su nacimiento: «Nací un mes antes de lo que se esperaba porque el médico se quería ir a jugar golf y de vacaciones, así que hizo que mi mamá me diera a luz antes de lo normal».

Patrick Jay Ream cuando era pequeño y vivió una infancia caótica que Cristo ha tenido que sanar / Foto: Cortesía de Patrick Jay Ream

Las consecuencias de esto fueron desastrosas: «Desafortunadamente, mis pulmones no estaban lo suficientemente desarrollados, así que tuve que estar en tratamientos desde el momento en que nací, porque no podía respirar».

Igualmente, nació con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (ADHD por sus siglas en inglés), y, mientras crecía, «me estaba desarrollando de una manera retrasada; así que tenía que ir a terapias físicas».

Ya en edad escolar, debido al ADHD, «yo no me estaba portando bien, entonces me corrieron de varias escuelas. Y todo esto deja huellas, y se me dificultaba hacer amigos».

Para rematar, «de la nada se reventó el matrimonio de mis papás. Por eso digo que todo era caos detrás del caos».

Una clase universitaria

«Mis padres estaban trabajando, y mi tía era la que nos cuidaba».

«Pero en las tardes mi tía tomaba clases en una de las universidades que están por San Antonio, Texas. Las clases eran sobre el espacio exterior y todo lo que tenía que ver con la astronomía».

«Ella nos venía a decir todo lo que había aprendido y nos enseñaba mucho de la ciencia».

Patrick Jay Ream trabajando en su responsabilidad en la NASA que es la de ayudar a volar la Estación Espacial Internacional / Foto: Cortesía de Patrick Jay Ream

Del enojo a la curiosidad

«Me acuerdo de que una mañana, al levantarme, supe que mi tía y mi hermano habían salido en la noche a ver a Saturno en el cielo, y yo me sentí sumamente enojado porque no pensaron en despertarme a mí también para verlo con ellos».

«Yo me lo estaba imaginando como un súper planeta que estaba ahí apareciendo en el cielo más grande que la luna».

«A partir de ahí se empezó a formar en mí una gran curiosidad y pasión por todo lo que tiene que ver con el espacio. Porque, honestamente, cuando estás viviendo en el caos, lo que quieres hacer es escaparte, y no hay mejor escape que estar afuera de este planeta».

Crisis de fe

En cuanto a su vida espiritual, Patrick cuenta: «Desde que nací he sido católico. Así es como me enseñaron mis papás, e íbamos a Misa casi todos los días. Así que siempre me había sentido cerca de Dios».

«Pero cuando me hice adolescente empecé a cuestionar todo. Primero, porque mis papás se separaron, se divorciaron. Segundo, porque en una vida con tanto sufrimiento no parecía que pudiera existir un Dios».

La ciencia como sustitución

Patrick buscó entonces creer en la ciencia: «Todo tenía que tener una razón basada en la ciencia, todo debía tener una explicación».

Reconoce que, en el fondo, aquella actitud se debía a que no sentía que Dios mereciera ser amado por él: «Porque si no me sentía amado, ¿para qué iba yo a amar a Alguien que no me amaba a mí?».

Sin explicación científica

Cuando Patrick ya estudiaba en la universidad, «ocurrió que yo había regresado a la casa por unas vacaciones navideñas, y entonces pasó algo con mi mamá y conmigo: el Espíritu Santo le dijo a ella algo que yo iba a hacer, y que yo no quería que supieran mis papás; pero mi mamá se había dado cuenta rezando, me dijo que el Espíritu Santo le había dicho que necesitaba ir a rezar a la capilla».

«Yo estaba impresionado. No había explicación científica para lo que acababa de ocurrir, por lo que tenía que existir algo más allá de lo que había pensado. Entonces me abrí porque, si algo no tenía explicación científica, era bien claro que venía de Dios».

Patrick Jay Ream con sus padres cuando obtuvo su título de la carrera de ingeniero aeroespacial en la Texas A&M University / Foto: Cortesía de Patrick Jay Ream

Sanación interior

«Empecé a ir a Misa otra vez, y empecé un proceso de sanación bien, pero bien difícil, porque me di cuenta de que muchas de las huellas de mi niñez y del caos que viví todavía me estaban afectando de una manera tremenda».

«Era el año 2018 y yo estaba en la capilla rezando, rogándole a Dios que me dijera por qué había tenido que nacer con ADHD y pasar por tantas cosas. Y, en un momento de la oración, se vino a mi mente la memoria de mis papás peleándose y gritándose. El peor momento de mi vida fue ése. Yo era un niño y estaba llorando, viendo a mis papás tratándose así, y les rogaba que pararan, pero fui incapaz de hacer cualquier cosa para pararlos».

«En eso se me vino a la mente la figura de Jesús agarrándome, sosteniéndome y diciéndome que siempre ha estado a mi lado. Y desde ese momento entendí que no tengo que tener razón, sino sólo tengo que tener la confianza de que Dios va a estar ahí conmigo, sosteniéndome siempre, aunque las cosas sean caóticas. Además, que debo tener fe en los planes del Señor, que es el Creador de todo el universo, y que debo tener la humildad de aceptarlos».

«A partir de ese momento ya me volví increíblemente católico. Amo mi fe y amo a mi Dios».

Reconciliación inesperada

El conflicto entre los padres de Patrick también había dañado profundamente a su hermano mayor en la adolescencia: «Yo vi cómo lo afectaba. Paró de ir a la escuela y se metía con la policía».

Sin embargo, ya siendo adultos, los dos hermanos fueron sorprendidos por un gran regalo: «Gracias a Dios, mis papás se reconciliaron, y eso vino de la nada. No lo esperábamos». 

«De hecho, mi hermano se enojó porque él pensaba que otra vez pelearían y que eso nos iba a lastimar otra vez. Pero no fue así. Gracias a Dios que no».

Patrick recreó una fotografía con su hermano y su madre en la NASA / Foto: Cortesía de Patrick Jay Ream

Patrick recreó una fotografía con su hermano y su madre en la NASA. Cortesía: Patrick Jay Ream

«Mis papás escucharon la voz de Dios y le hicieron caso. Y ahora, gracias a ellos y gracias a Dios, estamos viviendo la vida familiar de nuestros sueños».

Católicos en la NASA

Patrick goza ahora de una vida estable, trabajando en la NASA. Y, sorprendentemente, revela: «La NASA está bien llena de católicos. Sí, la gente no me va a creer, pero ahí hay muchos católicos». 

«Ahora bien, si te pones a pensar, eso tiene mucho sentido, porque para estar interesado en el espacio tienes que estar interesado en lo que está más allá; tienes que estar pensando en las cosas que no simplemente te están rodeando, sino en las cosas que están arriba de ti, afuera de todo. Y, para ser católico, para tener fe, tienes que pensar en esas cosas».

Patrick Jay Ream trabajando en la NASA / Foto: Cortesía de Patrick Jay Ream

Su trabajo aeroespacial

¿Y qué hace concretamente Patrick en la NASA? Él responde: «Yo trabajo en control de misiones; yo ayudo a volar todos los vehículos de la NASA que tengan astronautas o que estén diseñados para tener astronautas».

«Hoy día ayudo a volar la Estación Espacial Internacional. Tienes que tener un entrenamiento y un conocimiento que nunca te puede fallar, porque, si te falla, puedes matar a los astronautas, literalmente. Es una mega responsabilidad la que te dan, pero tengo la confianza de que Dios me ha puesto en donde se me necesita».