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miércoles, 10 de diciembre de 2025

Papa León XIV en la Audiencia General, 10-12-2025: «La resurrección de Cristo nos revela que la muerte no se opone a la vida, sino que es parte constitutiva de ella como paso a la vida eterna»

* «La Pascua de Jesús nos hace pregustar, en este tiempo aún lleno de sufrimientos y pruebas, la plenitud de lo que sucederá después de la muerte… Gracias al Resucitado , que murió y resucitó por amor, con San Francisco podemos llamar a la muerte «hermana». Esperarla con la certeza de la resurrección nos preserva del miedo a desaparecer para siempre y nos prepara para la alegría de la vida sin fin»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa León XIV ha hecho en nuestro idioma

* «Me entristece profundamente la noticia del recrudecimiento del conflicto en la frontera entre Tailandia y Camboya, que ha causado víctimas también entre la población civil y ha obligado a miles de personas a abandonar sus hogares. Expreso a estos queridos pueblos mi cercanía en la oración y pido a las partes que cesen inmediatamente el fuego y reanuden el diálogo»


10 de diciembre de 2025.- (Camino Católico).- “El acontecimiento de la resurrección de Cristo nos revela que la muerte no se opone a la vida, sino que es parte constitutiva de ella como paso a la vida eterna. La Pascua de Jesús nos hace pregustar, en este tiempo aún lleno de sufrimientos y pruebas, la plenitud de lo que sucederá después de la muerte”, ha dicho el Papa León XIV en su catequesis de la audiencia General, ante decenas de miles de fieles en la plaza de San Pedro.

El Pontífice ha dedicadoó su catequesis a uno de los temas más universales y, a la vez, más evitados en la sociedad contemporánea: la muerte y ha ofrecido una profunda meditación que busca devolver a la muerte su sentido espiritual y abrir al mundo a una visión más humana y más esperanzada del final de la vida.


El Santo Padre ha advertido que numerosas visiones antropológicas actuales “prometen inmortalidad inmanente y teorizan sobre la prolongación de la vida terrenal mediante la tecnología”.  Ese horizonte, dice, es característico del “transhumanismo”, un fenómeno que “se abre camino en el horizonte de los retos de nuestro tiempo”. Ante ello, insta a plantearse dos preguntas centrales: “¿Podría la ciencia vencer realmente a la muerte? Pero entonces, ¿podría la misma ciencia garantizarnos que una vida sin muerte es también una vida feliz?”.

Además, el Papa ha expresado su profundo pesar por el renovado conflicto en la frontera entre Tailandia y Camboya. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

LEÓN XIV

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro

Miércoles, 10 de diciembre de 2025


Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza. IV. La Resurrección de Cristo y los desafíos del mundo actual 7. La Pascua de Jesucristo: respuesta definitiva a la pregunta sobre nuestra muerte

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

¡Bienvenidos todos!

El misterio de la muerte siempre ha suscitado profundas preguntas en el ser humano. De hecho, parece ser el acontecimiento más natural y, al mismo tiempo, más antinatural que existe. Es natural, porque todos los seres vivos de la tierra mueren. Es antinatural porque el deseo de vida y de eternidad que sentimos para nosotros mismos y para las personas que amamos nos hace ver la muerte como una condena, como un «contrasentido».

Muchos pueblos antiguos desarrollaron ritos y costumbres relacionados con el culto a los muertos, para acompañar y recordar a quienes se encaminaban hacia el misterio supremo. Hoy, en cambio, se observa una tendencia diferente. La muerte parece una especie de tabú, un acontecimiento que hay que mantener alejado; algo de lo que hay que hablar en voz baja, para no perturbar nuestra sensibilidad y tranquilidad. A menudo, por eso, se evita incluso visitar los cementerios, donde descansan aquellos que nos han precedido a la espera de la resurrección.

¿Qué es, pues, la muerte? ¿Es realmente la última palabra sobre nuestra vida? Solo el ser humano se plantea esta pregunta, porque solo él sabe que debe morir. Pero ser consciente de ello no le salva de la muerte, sino que, en cierto sentido, le «agobia» más que a todas las demás criaturas vivientes. Los animales sufren, sin duda, y se dan cuenta de que la muerte está cerca, pero no saben que la muerte forma parte de su destino. No se preguntan por el sentido, el fin o el resultado de la vida.

Al constatar este aspecto, se debería pensar entonces que somos criaturas paradójicas, infelices, no solo porque morimos, sino también porque tenemos la certeza de que este acontecimiento ocurrirá, aunque ignoremos cómo y cuándo. Nos descubrimos conscientes y, al mismo tiempo, impotentes. Probablemente de ahí provienen las frecuentes represiones, las huidas existenciales ante la cuestión de la muerte.

San Alfonso María de Ligorio, en su famoso escrito titulado Preparación para la muerte, reflexiona sobre el valor pedagógico de la muerte, destacando que es una gran maestra de vida. Saber que existe y, sobre todo, meditar sobre ella nos enseña a elegir qué hacer realmente con nuestra existencia. Rezar, para comprender lo que es bueno con vistas al reino de los cielos, y dejar ir lo superfluo que, en cambio, nos ata a las cosas efímeras, es el secreto para vivir de forma auténtica, con la conciencia de que el paso por la tierra nos prepara para la eternidad.

Sin embargo, muchas visiones antropológicas actuales prometen inmortalidad inmanente y teorizan sobre la prolongación de la vida terrenal mediante la tecnología. Es el escenario del “transhumanismo”, que se abre camino en el horizonte de los retos de nuestro tiempo. ¿Podría la ciencia vencer realmente a la muerte? Pero entonces, ¿podría la misma ciencia garantizarnos que una vida sin muerte es también una vida feliz?

El acontecimiento de la resurrección de Cristo nos revela que la muerte no se opone a la vida, sino que es parte constitutiva de ella como paso a la vida eterna. La Pascua de Jesús nos hace pregustar, en este tiempo aún lleno de sufrimientos y pruebas, la plenitud de lo que sucederá después de la muerte.

El evangelista Lucas parece captar este presagio de luz en la oscuridad cuando, al final de aquella tarde en la que las tinieblas habían envuelto el Calvario, escribe: «Era el día de la Preparación y ya comenzaba el sábado» (Lc 23,54). Esta luz, que anticipa la mañana de Pascua, ya brilla en la oscuridad del cielo que aún parece cerrado y mudo. Las luces del sábado, por primera y única vez, anuncian el amanecer del día después del sábado: la nueva luz de la Resurrección. Solo este acontecimiento es capaz de iluminar hasta el fondo el misterio de la muerte. En esta luz, y solo en ella, se hace realidad lo que nuestro corazón desea y espera: que la muerte no sea el fin, sino el paso hacia la luz plena, hacia una eternidad feliz.

El Resucitado nos ha precedido en la gran prueba de la muerte, saliendo victorioso gracias al poder del Amor divino. Así nos ha preparado el lugar del descanso eterno, la casa en la que se nos espera; nos ha dado la plenitud de la vida en la que ya no hay sombras ni contradicciones.

Gracias a Él, que murió y resucitó por amor, con San Francisco podemos llamar a la muerte «hermana». Esperarla con la certeza de la resurrección nos preserva del miedo a desaparecer para siempre y nos prepara para la alegría de la vida sin fin.

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy reflexionamos sobre cómo la Resurrección de Cristo ilumina el misterio de la muerte, que siempre ha suscitado en el ser humano profundos interrogantes. La Pascua de Jesús, en efecto, nos revela que la muerte no se opone a la vida, sino que es una de sus partes constitutivas, como un paso a la eternidad. Además, el acontecimiento pascual nos hace gustar anticipadamente, en medio de las pruebas y los sufrimientos presentes, la plenitud de aquello que sucederá después de la muerte. 

El Resucitado nos ha precedido en la gran prueba de la muerte, y la ha vencido gracias al poder del amor divino. Por eso, preparar el momento de la muerte con la esperanza cierta de la resurrección nos preserva del miedo, nos ayuda a tomar buenas decisiones, nos libera de lo superfluo y nos dispone a la alegría de la vida que no tiene fin.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos al Señor que nos enseñe a vivir cada día a la luz del misterio pascual, caminando con esperanza hacia el encuentro definitivo con Él. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Además, en otras lenguas el Pontífice ha dicho: 

Me entristece profundamente la noticia del recrudecimiento del conflicto en la frontera entre Tailandia y Camboya, que ha causado víctimas también entre la población civil y ha obligado a miles de personas a abandonar sus hogares. Expreso a estos queridos pueblos mi cercanía en la oración y pido a las partes que cesen inmediatamente el fuego y reanuden el diálogo.

Finalmente, saludo a los jóvenes, enfermos y recién casados. Hoy celebramos la memoria de la Santísima Virgen María de Loreto. Queridos jóvenes, aprendan a amar y a esperar siguiendo el ejemplo de María; queridos enfermos, que la Santísima Virgen sea su compañera y consuelo en su sufrimiento; y ustedes, queridos recién casados, encomienden su camino matrimonial a la Madre de Jesús.

¡Mi bendición a todos!

Papa León XIV





Fotos: Vatican Media, 10-12-2025

José María Alsina: «Recé años a la Virgen y prometí ser sacerdote si mi hermana, tetrapléjica, se curaba; eso no pasó, pero su alegría fruto del amor del Corazón del Señor me llevó a ser cura»

El padre José María Alsina con su hermana Mercedes, tetrapléjica, que le llevó a confirmar la llamada al sacerdocio

* «Viendo a Mercedes lo feliz que estaba, entendí que yo estaba llamado a llevar esa felicidad como sacerdote al corazón de los hombres, porque hoy en día hay muchas personas que mueven sus brazos y piernas, que pueden correr, que pueden saltar, pero que están muy tristes y deprimidos.  ¿Y  la razón cuál es? Que no tienen el amor del Corazón del Señor. Por lo tanto, para mí la llamada fue comprender que el amor que yo he recibido lo tengo que dar, que es el amor del Corazón del Señor para que la gente pueda encontrar la alegría, la felicidad, la salvación que solamente Jesús nos puede dar» 

Vídeo de la H.M. Televisión en el que el padre José María Alsina cuenta su testimonio de vocación

Camino Católico.-  José María Alsina siempre ha sentido una fuerte atracción por Jesús. Su familia le transmitió la fe a la par que la vida y la educación y la cultura cristiana. La llamada a ser sacerdote le llegó a través de varias “voces”, pero la de su hermana pequeña, Mercedes, fue determinante.

“Cuando pienso un poco en que momento empezó esta amistad con Jesús que me llevaría al sacerdocio, yo no puedo poner fecha  porque creo que desde la cuna el Señor me llamó. ¿Y cómo explicarlo? El Señor desde muy niño puso en mi corazón un amor muy especial, como un deseo muy grande de ser de Él. Yo he entendido siempre el sacerdocio como ser de Jesús”, dice José María Alsina en el video-testimonio de HM Televisión.

“Luego, ya vendría a comprender el sacerdocio desde el punto de vista sacramental unido a la Eucaristía, pero para mí el sacerdocio siempre ha sido ser de Jesús. Por eso cuando yo me ponía delante de Jesús entendía que el Señor me iba atrayendo hacia Él”, asegura


José María, el niño en el centro de la imagen, fue el padrino de bautismo de su hermana Mercedes / Foto: Cortesía de José María Alsina

Una promesa a la Virgen

“Un momento en mi vida que me marcó mucho fue a los 12 años, cuando el Señor atravesó mi vida a través del sufrimiento porque vivimos en mi casa un momento de dolor fuerte con la enfermedad de una de mis hermanas, Mercedes, a quien llamábamos Memé. Era una niña normal, tenía un año y medio, y de repente se puso a morir. Aquella noche mis padres nos dijeron que estaba muy enfermita y yo ante una imagen de la Virgen le dije: ‘madre si se cura Mercedes voy a ser sacerdote’. Le prometí el sacerdocio a la Virgen y la Virgen -lo que se da no se quita santa Rita bendita- y la Virgen esa promesa que hice la guardó en su corazón”, comparte el padre Jose María Alsina.

Lourdes lugar de peregrinación para la familia para rezar por la curación de Mercedes 

Pero los sentidos encontrados se manifiestan en Jose María durante la adolescencia: “A los 15 años, empiezan a agradarte las niñas y pienso que a mi también me gustaría casarme, pero a la vez siempre guardaba en mi corazón aquella promesa. Y por otro lado, seguía sintiendo lo que sentía de niño, que cuando me ponía delante de Jesús, había algo que me atraía muy fuerte”. 

“Me gustaba mucho ir a Lourdes porque desde que mi hermana pequeñita Mercedes se puso enferma, mi padre siempre dijo que iríamos todos los veranos a Lourdes a pedir que se curara y si se curaba a dar gracias. Por lo tanto, estábamos comprometidos con Lourdes y  fuimos muchas veces en familia y yo empecé a ir también con jóvenes, con lo que para mí Lourdes era un lugar muy especial”, cuenta.

Mercedes no se curó, pero él entendió que se confirmaba la llamada al sacerdocio

La familia Alsina (falta una hermana, carmelita en Tiana, España) / Foto: Cortesía de José María Alsina

“A los 16 años, rezando delante de la Virgen de Lourdes rezando le dije: ‘Madre yo te prometí aquello cuando era un niño, pero Mercedes sigue enfermita, mi hermana se quedó tetrapléjica, y, ¿tú qué me has querido decir con todo esto?”, relata Jose María, a quien le vino la respuesta a su mente:

“Empecé a pensar que a través de ella el Señor me había enseñado lo que es ser sacerdote. Porque mi hermana Mercedes no se curó pero estaba siempre contenta, siempre tenía una felicidad, una alegría que nos la iba transmitiendo. Nosotros éramos siete hermanos y luego vino otro hermanito pequeñito, Miguel. Y yo creía que Mercedes se pondría triste viendo como Miguel camina. Y pasó todo lo contrario. Mercedes era motivo de alegría para nosotros”, asegura.

“Y entonces empecé a pensar que a través de ella el Señor también me había enseñado que era ser sacerdote. Ese deseo que yo tenía de niño de ser de Jesús. Ser sacerdote es llenar el corazón de las personas del amor del Señor. Y Mercedes estaba contenta porque tenía el amor de mis padres, el amor nuestro, el amor de la familia, es decir que se sabía muy amada, y por otro lado tenía el amor Corazón del Señor, que era el centro de nuestra familia”, relata.

“Viendo a Mercedes lo feliz que estaba, entendí que yo estaba llamado a llevar esa felicidad como sacerdote al corazón de los hombres, porque hoy en día hay muchas personas que mueven sus brazos y piernas, que pueden correr, que pueden saltar, pero que están muy tristes y deprimidos.  ¿Y  la razón cuál es? Que no tienen el amor del Corazón del Señor. Por lo tanto, para mí la llamada fue comprender que el amor que yo he recibido lo tengo que dar, que es el amor del Corazón del Señor para que la gente pueda encontrar la alegría, la felicidad, la salvación que solamente Jesús nos puede dar”, dice.

Su hermana Mercedes impulsó a ser sacerdote a José María Alsina, que en la imagen está dando la Comunión a ella / Foto: Cortesía de José María Alsina

“Me enamoré de Jesucristo”

“A los 18 años entré en el seminario de una manera providencial. Estaba pensando pues ir al seminario y una religiosa del colegio me preguntó: ’¿José María tú no has pensado ser sacerdote’. Comencé a hablar con ella y un día me dijo: ‘si tú tienes tan clara tu vocación, te tienes que ir al seminario’. Yo le respondí que iba a hacer una carrera universitaria y ella me replicó: ‘No, te tienes que ir al seminario’”, comparte.

Y concluye: “En los seis años que estuve en el seminario de Toledo, lo más importante fue que la amistad con el Señor se hizo fuerte y me enamoré de Jesucristo y nunca dudé que el Señor me llamaba. Y llegó el día de la ordenación como la confirmación de que la llamada que yo había recibido de niño era verdad. Y desde entonces tengo esa certeza en mi corazón cuando estoy con Jesús: que soy de Él, que le pertenezco y que mi sacerdocio configura totalmente mi existencia”.

Mercedes Alsina da gr acias a Dios por el don de la vida porque los médicos dijeron que no pasaría de los 15 años

El 12 de junio de este 2025 se han cumplido 42 años desde que Mercedes Alsina, conocida en su familia como Memé, sufrió el ataque de un virus y el efecto negativo de una vacuna que la dejó tetrapléjica. Los médicos dijeron a su familia que la niña no pasaría de los 15 años. Otros dijeron que estaría siempre atada a la cama y el respirador artificial. Se equivocaron.

"Dios es el Señor de la vida", explica su hermano sacerdote José María. "Ella salió del hospital, hizo una carrera universitaria, trabaja. Con una tetraplejia del 98% lleva la librería online Balmes y es tía de 24 sobrinos", decía en 2019

Es una vida intensa, con sus alegrías y dificultades, que ella celebró con un texto de agradecimiento a Dios el 12 de junio de 2019.

Mercedes Alsina rodeada de sobrinos

Esa carta empieza contando lo que le sucedió: “Si fue hace ya muchooo tiempo... un día que parecía que transcurriría con normalidad. Pasaríamos ese día en casa de unos amigos y a la noche volveríamos cansados pero felices comentando las anécdotas. Sin embargo, aquel día no fue normal ni volvimos a casa. De repente, cambió mi vida. Bueno, y la de mi familia, para siempre. Dejé de andar, de respirar y podría haber sido mi último día. Pero no lo fue porque miles de personas rezaron y Dios les escuchó y mucho. Por eso es un día para celebrar, para dar gracias, para recordar. Porque superé aquel bache y otros muchos que han ido apareciendo”.

Y sigue desgranando razones de porque es un día para celebrar, para dar gracias, para recordar: “Porque he crecido junto a mi familia. Porque juntos hemos disfrutado y celebrado miles de acontecimientos. Porque durante estos años he conocido a gente maravillosa que ha hecho de este viaje una aventura impresionante. Y porque después de 36 años de mucha felicidad y alguna que otra lágrima sólo puedo decir ¡GRACIAS Dios mío!, por haberme regalado estos 36 años de VIDA maravillosa”.

Para concluir, publicamos a continuación el vídeo del año 2010 en que Mercedes Alsina daba gracias al Sagrado Corazón por el don de la vida.

Belén Ayuso, cantante católica: «Cantaba reguetón, me sumergí en el sexo, el alcohol, caí en depresión y le clamé a Dios: `Si existes, o me sanas o me llevas contigo; si me sanas, te dedico mi vida y mi voz para siempre’; y Él me sanó»

Belén Ayuso contando su testimonio en 'Ecclesia es Domingo' de 13 TV

* «Yo me siento completamente un milagro, soy testigo de la misericordia tan grande que tiene Dios, porque yo he sido muy perdonada. Dios ha cambiado mi manera de sentir, mi manera de pensar, mi manera de tratar a los demás. Las liberaciones son muy dolorosas, Dios tiene que destruir todo lo que tú eres para convertirte en lo que Él quiere que seas» 

Vídeo del testimonio de Belén Ayuso en el  programa 'Ecclesia es Domingo' de 13 TV

Camino Católico.-  La cantante Belén Ayuso, conocida por su pasado en el reguetón y por su proceso de conversión, ha relatado en 'Ecclesia es Domingo' de 13 TV un recorrido vital marcado por la oscuridad, la búsqueda y, finalmente, una profunda experiencia de fe. Durante la conversación, la artista murciana ha compartido cómo ha transformado su vida, su música y su relación con Dios tras años de ansiedad, depresión, malas compañías y violencia de género.

Ayuso asegura estar viviendo una etapa completamente renovada. “En mi vida ahora mismo tengo una paz que me da Dios, que me permite hacer todo esto con muchísima ilusión”, ha confesado la artista, subrayando el contraste con su pasado artístico: “Yo vengo del reguetón y mis letras iban en contra de todo lo que dice Dios: apología a las drogas, alcohol, lujuria, todo lo que va en contra de la palabra de Dios.” 

La artista admite que el cambio ha sido tan radical que sólo puede atribuirlo a la acción divina. “Yo me siento completamente un milagro, soy testigo de la misericordia tan grande que tiene Dios, porque yo he sido muy perdonada”.

Preguntada por si en la actualidad encuentra espacios donde expresarse sin ser juzgada, Belén Ayuso reconoce avances, aunque también episodios incómodos: “Tengo espacios donde puedo hablar de mi fe con total libertad, pero hace un par de días, en una televisión nacional, pasé un mal trago que no te puedes imaginar”. 

Aun así, la cantante siente que el clima cultural ha cambiado y que cada vez más artistas hablan de espiritualidad sin complejos. En este sentido, afirma sentirse preparada: “Aunque tenga críticas, aunque muchas personas no lo entiendan, yo me siento muy fuerte y me da muchísima felicidad cantar para Dios”.

Belén Ayuso empezó a cantar reguetón y sumergirse en ambientes no adecuados

Reguetón, malas compañías, depresión y ansiedad 

La cantante ha explicado que empezó en el mundo del reguetón empujada por una adolescencia marcada por la rebeldía: “Yo era una pieza que no te puedes imaginar, me encantaba la fiesta, salir por la noche... Me junté con muy malas compañías, que me incitaban a salir, a beber, lo típico. En ese momento, me sentía muy perdida, con muy malos hábitos, y lo que quería era cantar reggaetón porque lo que me gustaba era bailar y salir de fiesta”. 

Su relación con su familia también se deterioró en esa etapa: “Yo era un toro desbocado, mis padres son muy tradicionales, trabajadores, con bases cristianas, y ver que su hija se tira al reggaetón con ese tipo de letras estaban escandalizados”.

Belén reconoce que “yo en ese momento estaba llena de pecado, llena de mal, en la oscuridad. Siempre digo que el infierno existe porque yo he estado en él. El infierno es un estado físico, mental, psicológico, espiritual, es como sentirte en una cárcel de la cual no puedes salir. Tenía mucha ansiedad, depresión, y estaba medicada: “Las pastillas me relajaban, pero no me daban la paz, sobrevivía”, ha recordado.


Así era la estética de Belén Ayuso antes de convertirse a Cristo

Sexo, alcohol y prácticas esotéricas

Reconoce que “mi espíritu no estaba en sintonía con el Señor, como estoy ahora, que canto para Dios y siento una paz, aunque tenga problemas, porque todos en este mundo tenemos problemas, pero la diferencia es que Dios te da una paz en medio de esos problemas que yo no quiero perderla por nada del mundo. Y le pregunto al Señor: ‘¿por qué me has dejado pasar por todo esto si Tú me amas?’  Y el Espíritu Santo me reveló que Dios me ha permitido pasar por toda esa oscuridad porque sabía perfectamente que el tocar tan bajo me iba a permitir mirarlo, acercarme al Señor, y que ya una vez que yo estuviera en esa presencia de Dios, yo ya nunca querría volver atrás”.

De hecho, “me había adentrado en el en sexo, alcohol... Todo lo que te puedas imaginar. Por eso, siempre digo que las oraciones nunca son en balde. Mi abuela, por ejemplo, rezaba muchísimo por mí en esa época y yo siempre le digo: ‘abuela, gracias a tus oraciones, me encontré con el Señor’.

En esa búsqueda de alivio, Belén Ayuso admite haber entrado en prácticas esotéricas: “Nosotros estamos diseñados para vivir en la presencia de Dios. Muchas veces intentamos llenar ese vacío que solo llena Dios con cosas que si tú estás lejos de Él no son las adecuadas. En mi caso fue con las cartas. Practicaba adivinación a través de cartas, me entró un espíritu de adivinación” relata la artista, precisando que llegó a acertar predicciones a sus amigas. Pero asegura que aquello abrió una puerta peligrosa: “Me empezaron a pasar muchas cosas en casa… caí muy enferma”.

Belén Ayuso sumergida en el esoterismo adivinaba con las cartas del taror

El encuentro con Dios y la sanación

Ese deterioro emocional y espiritual la llevó finalmente a una certeza: “Ni pastillas, ni psicólogos… nada. O acudía al más grande o de ahí no me sacaba nadie”, señala tajante.

Ella admite que “no tengo ni palabras para explicar cómo lo hizo el Señor. Entré en esa depresión tan mala, en esa ansiedad, y me rendí ante el Señor porque yo ya no quería vivir, sobrevía, Siempre he creído en Dios, pero no siempre lo obedecía. Yo estaba muy alejada de Dios. Pensaba que me iba a ir mejor vivir a mi manera. Vivía como si alguien me estuviera asfixiando, así. Todo el día cogiendo aire, muy mala”.

Y llegó el momento crucial: “Un día me rendí ante el Señor y le dije: ‘Señor, si tú existes, que sé que existes, por favor, te lo pido, sáname, porque yo así ya no quiero vivir. O me sanas o me llevas contigo. Yo te prometo que si tú me sanas, Señor, y me quitas toda esta enfermedad, todo este mal, yo te dedico mi vida y mi voz para siempre’. Y Dios me sanó”.

Belén Ayuso cantando a Dios después de que Él la sanara

Maltrato de género manipulando en nombre de Dios

Uno de los testimonios más duros de Belén Ayuso ha sido cuando ha compartido el maltrato que sufrió en una relación. “Ha sido el proceso más complicado y difícil de mi vida, cuando eres una mujer que sufres violencia de género, no quieres contarlo por no hacer sufrir a la familia”. 

La manipulación emocional marcó aquella etapa: “Entré en un bucle, él utilizaba mucho el tema de Dios para manipularme”. En medio de ese aislamiento, su fe se convirtió en refugio: “Una mujer maltratada suele estar muy sola, yo ahí necesité muchísimo del Señor”, apunta.


Belén Ayuso ahora evangeliza con la música y la Palabra de Dios

Tras su proceso de conversión, Ayuso describe una profunda renovación personal: “Dios ha cambiado mi manera de sentir, mi manera de pensar, mi manera de tratar a los demás”.

Pero admite que no fue fácil: “Las liberaciones son muy dolorosas, Dios tiene que destruir todo lo que tú eres para convertirte en lo que Él quiere que seas”. Esta reconstrucción afectó todos los ámbitos de su vida, incluida su relación con sus padres: “Ha cambiado muchísimo, nos ha llenado a todos de luz”, agradece.