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sábado, 27 de septiembre de 2025

Josamir Ulises Barrera es médico pese a que Dios lo llamaba a ser sacerdote, pero ya ha sido ordenado presbítero: «Dios no nos quita nada, pero nos da todo, nos da el sentido a nuestra vida real»


El P. Josamir Ulises Barrera Martínez el día de su ordenación en la Basílica de Guadalupe y el día de su graduación de medicina | Foto: Arquidiócesis Primada de México

* «Al graduarme como médico estaba súper contento porque era algo que yo deseaba y que quería hacer, pero  pensaba: ‘me falta algo’. Y en ese momento dije: ‘Señor, ahora te voy a dar la oportunidad a ti’... Ha sido un camino difícil y de pruebas y todo. No obstante ha sido un camino de mucho gozo» 

 Camino Católico.- El médico panameño Josamir Ulises Barrera Martínez fue ordenado sacerdote el 22 de agosto de 2024 en la Basílica de Santa María de Guadalupe en la Ciudad de México, un lugar cargado de simbolismo para su vida pues allí, más de dos décadas atrás, sintió el llamado que transformó su destino.

En entrevista con ACI Prensa, asegura que su vocación nació el 31 de julio del 2002, cuando tenía apenas 14 años y veía por televisión, en casa de sus abuelos, la canonización del indio Juan Diego en la Basílica de Guadalupe, que presidió el Papa San Juan Pablo II.  

Además de la ceremonia, señala que le llamó la atención que, a pesar de la edad y las evidentes enfermedades del Papa, “la gente quedaba muy conmovida y hasta llorando cuando lo veía”. Admitió que se preguntaba “¿qué tiene ese hombre que causa tanta conmoción a la gente?”.

Asegura que ese día, a más de los 3.000 kilómetros que hay entre la provincia panameña de Colón y la Ciudad de México, recibió una respuesta junto con un llamado. “La respuesta era que en él [San Juan Pablo] estaba la presencia de Dios. Era Jesús irradiando a través de él y que por eso causaba tanta conmoción. Y al mismo tiempo yo sentía que Dios me estaba llamando al sacerdocio en ese momento”.

Una batalla interior

El P. Josamir Ulises recuerda que su reacción inicial “fue un no rotundo”, porque desde niño había soñado con ser médico, formar una familia y construir un futuro estable. Sin embargo, la semilla de la curiosidad por la vida sacerdotal había quedado sembrada. Sentía que “Dios en ese momento me estaba arruinando los planes, como que estaba agarrando mi hoja de vida y tirándola a un cesto de basura”.

Fiel a su plan inicial, aplicó a una beca y se trasladó a Venezuela para estudiar Medicina Integral Comunitaria, carrera que cursó durante siete años. Estaba convencido de que, con el tiempo, el llamado se apagaría. Pero dijo que “Dios siguió tocando la puerta”. 

En 2011, tras participar en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid (España), vio el documental Madre Teresa: El legado (2007). Según cuenta, las palabras y el testimonio de la santa de Calcuta lo marcaron, en especial “la motivación de saciar la sed de Jesús en los pobres” que ella demostraba.

Se puso en contacto con los Padres Misioneros de la Caridad, quienes le recomendaron terminar primero sus estudios.

Santa Teresa de Calcuta junto a su amigo San Juan Pablo II | Foto: Vatican Media

El inicio de su camino 

En 2013 se graduó como médico, y aunque el P. Josamir Ulises recordó que “estaba súper contento porque era algo que yo deseaba y que quería hacer”, lo invadió el sentimiento de que “me falta algo”. Reconoció que en ese momento dijo: “Señor, ahora te voy a dar la oportunidad a ti”. Poco después viajó a Guadalajara (México) para vivir una experiencia con los Misioneros de la Caridad.

A partir de 2015 inició su formación en las casas que los misioneros tienen en México, Kenia e Italia. Finalmente, el 22 de agosto de 2024 fue ordenado sacerdote en la Basílica de Guadalupe, a los pies de la Virgen que había estado presente desde el inicio de su vocación.

El P. Josamir Ulises Barrera Martínez con religiosas Misioneras de la Caridad | Foto: Cortesía

Médico y sacerdote

El P. Josamir Ulises señala que su camino vocacional no estuvo libre de desafíos. “Ha sido un camino difícil y de pruebas y todo. No obstante ha sido un camino de mucho gozo”, asegura.

Explica que al inicio rechazó el llamado porque tenía su vida perfectamente planeada, pero con el tiempo entendió que al dejar actuar al Señor descubrió “la felicidad verdadera y la alegría y la paz. Entonces, Dios no nos quita nada, pero nos da todo, nos da el sentido a nuestra vida real”.

Por ello invita a otros a descubrir “esa vocación y esa misión, descubrimos nuestra paz y que hay una alegría profunda en estar haciendo lo que fuimos creados para hacer”. 

Cantamisa del P. Josamir Ulises Barrera Martínez en la Antigua Basílica de Guadalupe | Foto: Arquidiócesis Primada de México

Actualmente combina su ministerio sacerdotal con su formación médica, ámbitos que, afirmó, tienen coincidencias: “el que es médico tiene un llamado particular a las personas con gran amor y dedicación. Y también a estar muy cerca del sufrimiento humano”. Por su parte, los sacerdotes también están llamados “a ver el sufrimiento del hermano, pero también a vivirlo y a consolarlo”.

“Nosotros vemos el rostro de Cristo en los más pobres de los pobres. Tratamos de cubrir el rostro de Cristo en los más pobres de los pobres y servirlo”, añade.

A los pies de Guadalupe

Tras su ordenación, pasó unos días en Panamá antes de partir a su nueva misión en Guatemala. No ocultó su emoción al recordar que fue ordenado en el santuario guadalupano, un momento que describió como “un don completamente inmerecido y más porque yo creo que todo empezó por María y continuó siendo su culpa”. 

El P. Josamir Ulises Barrera Martínez el día de su ordenación | Foto: Arquidiócesis Primada de México

Si todo comenzó aquel 31 de julio de 2002, cuando un adolescente contemplaba por televisión la canonización de San Juan Diego, el vidente de la Virgen de Guadalupe que llevó al mundo el mensaje guadalupano en 1531, hoy el P. Josamir Ulises reconoce que todo “empezó por ella y que mi sacerdocio también empiece con ella y también espero que ella me ayude a terminarlo”.

lunes, 4 de septiembre de 2023

Jaime Barón: «Era violento, fui a Calcuta con las Misioneras de la Caridad, comprendí que hay un Dios que me ama. Descubrí a Jesús en los pobres y en la Eucaristía y seré cura»

 


* «Por las tardes íbamos a la adoración. A mí en el colegio me habían transmitido la fe y me habían dicho que ese cachito de pan era Jesús. Pero para mí realmente eso era un cacho de pan, no era Jesús, ni Dios, ni nada. En el corazón le preguntaba a Dios quien es. Esa tarde tuve una experiencia tan real, porque no es un sentimiento, sino que experimenté que ahí estaba realmente Dios vivo. ¡En ese cachito de pan estaba Dios! Vi toda mi vida pasar delante de mí y como Jesús estaba en los momentos en que yo le volvía a crucificar… cuando yo estaba por la calle, pegándome, Él estaba ahí, Él era a quien le pegaba y esperaba a que yo aceptase su perdón a que yo le abriese mi corazón para que Él entrase en mí a cambiarlo»

El testimonio de vida, conversión y vocación de Jaime Barón

*  «Un día me encontré en la calle a una persona tirada en el suelo, me acerqué, lo toco, estaba consciente pero muy frío, se estaba muriendo. Lo cogimos, le pusimos en un taxi y lo llevamos a la casa de las hermanas. Dentro del taxi apoyé su cabeza en mi regazo, me puse a rezar el rosario y le iba mirando a los ojos y en su rostro vi de verdad la presencia real de Jesús, vi los ojos de Jesús en la cruz, sus últimos minutos de vida cuando dijo: ‘tengo sed’; y no se refería solo a la sed fisiológica, sino que tenía sed de nuestro amor»