* «Los demonios comienzan a formar parte de la vida. Incluso con sus ideas y sus inspiraciones y entran en la vida del hombre, entran en su corazón y desde dentro comienzan a cambiar a ese hombre, pero tranquilamente, sin hacer ruido. Este modo es diverso del de la posesión diabólica que es fuerte: ésta es una posesión diabólica un poco ‘de salón’, digamos así. Y esto es lo que el diablo hace lentamente en nuestra vida, para cambiar los criterios, para llevarnos a la mundanidad. Se mimetiza en nuestro modo de actuar y nosotros, difícilmente nos damos cuenta de esto»
* «Recuperar, redescubrir sus propias raíces y recobrar fuerza para ir adelante, la fuerza para dar fruto y, como dice el poeta, ‘la fuerza para florecer del árbol florido, viene de lo que está enterrado. Precisamente esa relación entre la raíz y el bien que nosotros podemos hacer. Las resistencias pertenecen a los que prefieren el exilio, y cuando no hay exilio físico, el exilio es psicológico: el autoexilio de la comunidad, de la sociedad, aquellos que prefieren ser un pueblo desarraigado, sin raíces. Debemos pensar en esta enfermedad del autoexilio psicológico: hace tanto mal. Nos quita las raíces. Nos quita la pertenencia»