* «Motivos de llanto y de sufrimiento son la muerte, la enfermedad, las adversidades morales, el pecado y los errores. Jesús proclama bienaventurados a los que lloran por estas situaciones y, a pesar de todo, confían en el Señor y se ponen a su sombra. No son indiferentes ni tampoco endurecen sus corazones en el dolor, sino que esperan con paciencia en el consuelo de Dios. Y ese consuelo lo experimentan ya en esta vida. En la tercera Bienaventuranza Jesús afirma: «Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra». La mansedumbre es característica de Jesús, que dice de sí mismo: «Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11, 29). Mansos son aquellos que tienen dominio de sí, que dejan sitio al otro, que lo escuchan y lo respetan en su forma de vivir, en sus necesidades y en sus demandas. No pretenden someterlo ni menospreciarlo, no quieren sobresalir y dominarlo todo, ni imponer sus ideas e intereses en detrimento de los demás. Estas personas, que la mentalidad mundana no aprecia, son en cambio preciosas a los ojos de Dios, que les da en herencia la tierra prometida, es decir, la vida eterna»
Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus
* «No olvidemos lo que está sucediendo en Nagorno-Karabaj donde a los enfrentamientos armados se suceden frágiles treguas, con un aumento trágico de las víctimas, destrucción de viviendas, infraestructuras y lugares de culto, involucración cada vez más grande de la población civil. ¡Es trágico! Quisiera reiterar mi sincero llamamiento a los dirigentes de las partes en conflicto a “intervenir lo antes posible para parar el derramamiento de sangre inocente” (Enc. Fratelli tutti, 192). Por mi parte, estoy cerca de todos los que sufren e invito a pedir la intercesión de los santos para que haya una paz estable en la región. También rezamos por las poblaciones del área del Mar Egeo, que hace dos días fueron sacudidas por un fuerte terremoto»