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viernes, 1 de noviembre de 2024

Papa Francisco en el Ángelus, 1-11-2024: «El camino hacia la santidad es un don de Dios, pero Él espera nuestra respuesta, poniéndonos al servicio de los demás, con una caridad abierta y dirigida a todos»

* «Preguntémonos ahora: ¿le pido a Dios, en la oración, el don de una vida santa? ¿Me dejo guiar por los buenos impulsos que su Espíritu suscita en mí? ¿Y me comprometo personalmente a practicar las Bienaventuranzas del Evangelio, en los ambientes en los que vivo?»

    

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Recemos por los pueblos de la Península Ibérica, especialmente por la Comunidad Valenciana, abrumada por el temporal «DANA»: por los fallecidos y sus seres queridos, y por todas las familias damnificadas. Que el Señor sostenga a los que sufren y a los que llevan socorro. Nuestro pésame al pueblo valenciano» 

1 de noviembre de 2024.- (Camino Católico)  Miremos a los Santos, hermanos y hermanas “plasmados por las bienaventuranzas”, "personas 'llenas de Dios', incapaces de permanecer indiferentes ante las necesidades del prójimo, testigos de caminos luminosos, posibles también para nosotros". Y preguntémonos si sabemos pedir a Dios en la oración “el don de una vida santa”, dejándonos guiar “por los buenos impulsos que su Espíritu” suscita en nosotros, practicando “las bienaventuranzas del Evangelio en los ambientes” en los que vivimos. Esta fue la invitación que el Papa Francisco ha dirigido a todos, antes del rezo del Ángelus, en esta Solemnidad de Todos los Santos, releyendo el Evangelio de Mateo propuesto por la liturgia, en el que Jesús proclama las Bienaventuranzas, “el carné de identidad del cristiano y el camino hacia la santidad”, como recuerda en la exhortación apostólica Gaudete et exsultate.

Después del Ángelus, Francisco ha pedido rezar por las víctimas y afectados por la DANA en España,  ha renovado el llamamiento a la oración por todas las poblaciones víctimas de los conflictos, desde Ucrania, Myanmar y Sudán, hasta Oriente Medio: Palestina, Israel, Líbano, recordando a las 153 mujeres y niños “masacrados en los últimos días en Gaza”. Proximidad también a la población de Chad, golpeada por las inundaciones y un atentado terrorista. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS


Solemnidad de Todos los Santos


Plaza de San Pedro


Viernes, 1 de noviembre de 2024

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y feliz fiesta!

Hoy, solemnidad de Todos los Santos, en el Evangelio (cf. Mt 5,1-12) Jesús proclama el carné de identidad del cristiano. ¿Y cuál es el carné de identidad del cristiano? Las bienaventuranzas. Es nuestro carné de identidad, y también el camino hacia la santidad (cf. Exhortación apostólica Gaudete et exsultate, 63). Jesús nos muestra un camino, el camino del amor, que Él mismo recorrió primero haciéndose hombre, y que para nosotros es a la vez don de Dios y respuesta nuestra. Don y respuesta.

Es don de Dios, porque, como dice san Pablo, es Él quien santifica (cf. 1 Co 6,11). Y por eso es ante todo al Señor a quien pedimos que nos santifique, que haga nuestro corazón semejante al suyo (cf. Carta Encíclica Dilexit nos, 168). Con su gracia nos sana y nos libera de todo lo que nos impide amar como Él nos ama (cf. Jn 13, 34), para que en nosotros, como decía el Beato Carlo Acutis, haya siempre «menos de mí para dejar espacio a Dios».

Y esto nos lleva al segundo punto: nuestra respuesta. En efecto, el Padre celestial nos ofrece su santidad, pero no nos la impone. La siembra en nosotros, nos hace gustarla y ver su belleza, pero luego espera nuestra respuesta. Nos deja que sigamos sus buenas inspiraciones, que nos dejemos implicar en sus proyectos, que hagamos nuestros sus sentimientos (cf. Dilexit nos, 179), poniéndonos, como Él nos enseñó, al servicio de los demás, con una caridad cada vez más universal, abierta y dirigida a todos, al mundo entero.

Todo esto lo vemos en la vida de los santos, incluso en nuestro tiempo. Pensemos, por ejemplo, en san Maximiliano Kolbe, que en Auschwitz pidió ocupar el lugar de un padre de familia condenado a muerte; o en santa Teresa de Calcuta, que gastó su existencia al servicio de los más pobres entre los pobres; o en el obispo san Óscar Romero, asesinado en el altar por haber defendido los derechos de los últimos contra los abusos de los prepotentes. Y así podemos hacer la lista de tantos santos, tantos: los que veneramos en los altares y otros, a los que me gusta llamar los santos «de al lado», los de todos los días, los ocultos, los que llevan su vida cristiana cotidiana. Hermanos y hermanas, ¡cuánta santidad escondida hay en la Iglesia! Reconocemos a tantos hermanos y hermanas modelados por las Bienaventuranzas: pobres, mansos, misericordiosos, hambrientos y sedientos de justicia, artífices de paz. Son personas «llenas de Dios», incapaces de permanecer indiferentes ante las necesidades del prójimo; son testigos de caminos luminosos, que también son posibles para nosotros.

Preguntémonos ahora: ¿le pido a Dios, en la oración, el don de una vida santa? ¿Me dejo guiar por los buenos impulsos que su Espíritu suscita en mí? ¿Y me comprometo personalmente a practicar las Bienaventuranzas del Evangelio, en los ambientes en los que vivo?

Que María, Reina de todos los Santos, nos ayude a hacer de nuestra vida un camino de santidad.


Oración del Ángelus:                         


Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.


Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:


Queridos hermanos y hermanas


Expreso mi cercanía al pueblo del Chad, en particular a las familias de las víctimas del grave atentado terrorista de hace unos días, así como a los afectados por las inundaciones. Y a propósito de estas catástrofes medioambientales, recemos por los pueblos de la Península Ibérica, especialmente por la Comunidad Valenciana, abrumada por el temporal «DANA»: por los fallecidos y sus seres queridos, y por todas las familias damnificadas. Que el Señor sostenga a los que sufren y a los que llevan socorro. Nuestro pésame al pueblo valenciano.


Saludo con afecto a todos ustedes, peregrinos de los diversos países, familias, grupos parroquiales, asociaciones y grupos escolares. En particular a los fieles de Rignac (Francia).


Y saludo a los participantes en la «Carrera de los Santos», organizada por la Fundación Misiones Don Bosco. Queridos amigos, también este año nos recuerdan que la vida cristiana es una carrera, pero no como corre el mundo, ¡no! Es la carrera de un corazón que ama. Y gracias por su apoyo a la construcción de un centro deportivo en Ucrania.


Rezamos por la martirizada Ucrania, rezamos por Palestina, Israel, Líbano, Myanmar, Sudán, y por todos los pueblos que sufren a causa de las guerras. Hermanos y hermanas, la guerra es siempre una derrota, ¡siempre! Y es despreciable, porque es el triunfo de la mentira, de la falsedad: se busca el mayor interés para uno mismo y el mayor daño para el adversario, pisoteando las vidas humanas, el medio ambiente, las infraestructuras, todo; y todo disfrazado con mentiras. ¡Y los inocentes sufren! Pienso en las 153 mujeres y niños masacrados en Gaza en los últimos días.


Mañana será la conmemoración anual de todos los fieles difuntos. Los que pueden estos días van a rezar a la tumba de sus seres queridos. Yo también iré mañana por la mañana a celebrar la Misa en el cementerio Laurentino de Roma. No lo olvidemos: la Eucaristía es la oración más grande y eficaz por las almas de los difuntos.


Deseo a todos una buena fiesta en compañía de los santos. Los saludo a todos, ¡saludo a los chicos de la Inmaculada que son buenos! Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Que tengáis una buena fiesta! Buen almuerzo y hasta luego.


Francisco


Fotos: Vatican Media, 1-11-2024

Reflexionemos con la 1ª lectura de la solemnidad de Todos los Santos, Apocalipsis 7, 14: Los Santos «han lavado y blanqueado sus vestiduras en la Sangre del Cordero» / Por P. Carlos García Malo

 


miércoles, 1 de noviembre de 2023

Homilía del Evangelio de la solemnidad de Todos los santos: ¿Quiénes son y qué hacen los santos? / Por Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.


* «¿Qué hacen los santos en el paraíso? La respuesta está, también aquí, en la primera lectura: los salvados adoran, echan sus coronas ante el trono, gritando: «Alabanza, honor, bendición, acción de gracias…». Se realiza en ellos la verdadera vocación humana, que es la de ser «alabanza de la gloria de Dios» (Ef 1,14). Su coro es guiado por María, que en el cielo continúa su canto de alabanza: «Proclama mi alma la grandeza del Señor». Es en esta alabanza donde los santos encuentran su bienaventuranza y su gozo: «Se alegra mi espíritu en Dios». El hombre es aquello que ama y aquello que admira. Amando y alabando a Dios uno se ensimisma con Dios, se participa de su gloria y de su propia felicidad»

Un día, si Dios quiere, estaremos junto a Él en el Paraíso, entre los santos, no porque lo merezcamos sino porque Cristo nos trajo la salvación / Por P. Carlos García Malo

 


domingo, 1 de noviembre de 2020

Papa Francisco en el Ángelus, 1-11-2020: «Los Santos han elegido la pureza, la mansedumbre y la misericordia, la justicia y la paz y encomendarse al Señor con pobreza de espíritu y en la aflicción»


 «Motivos de llanto y de sufrimiento son la muerte, la enfermedad, las adversidades morales, el pecado y los errores. Jesús proclama bienaventurados a los que lloran por estas situaciones  y, a pesar de todo, confían en el Señor y se ponen a su sombra. No son indiferentes ni tampoco endurecen sus corazones en el dolor, sino que esperan con paciencia en el consuelo de Dios. Y ese consuelo lo experimentan ya en esta vida. En la tercera Bienaventuranza Jesús afirma: «Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra». La mansedumbre es característica de Jesús, que dice de sí mismo: «Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11, 29). Mansos son aquellos que tienen dominio de sí, que dejan sitio al otro, que lo escuchan y lo respetan en su forma de vivir, en sus necesidades y en sus demandas. No pretenden someterlo ni menospreciarlo, no quieren sobresalir y dominarlo todo, ni imponer sus ideas e intereses en detrimento de los demás. Estas personas, que la mentalidad mundana no aprecia, son en cambio preciosas a los ojos de Dios, que les da en herencia la tierra prometida, es decir, la vida eterna»

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

«No olvidemos lo que está sucediendo en Nagorno-Karabaj donde a los enfrentamientos armados se suceden frágiles treguas, con un aumento trágico de las víctimas, destrucción de viviendas, infraestructuras y lugares de culto, involucración cada vez más grande de la población civil. ¡Es trágico! Quisiera reiterar mi sincero llamamiento a los dirigentes de las partes en conflicto a “intervenir lo antes posible para parar el derramamiento de sangre inocente” (Enc. Fratelli tutti, 192). Por mi parte, estoy cerca de todos los que sufren e invito a pedir la intercesión de los santos para que haya una paz estable en la región. También rezamos por las poblaciones del área del Mar Egeo, que hace dos días fueron sacudidas por un fuerte terremoto»

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Todos los Santos: La iglesia triunfante ora por la iglesia peregrina / Por P. Carlos García Malo

 


lunes, 1 de noviembre de 2010

Para compartir la herencia de Todos los Santos hay que morir a nuestro egoísmo / Por P. J. Mª Prats

1 de noviembre de 2010.- Todos los años, con motivo de la fiesta de Todos los Santos, organizamos en la parroquia una experiencia muy bonita con los padres de los niños de primer año de catequesis. Además de preparar la habitual castañada, proponemos y discutimos un tema de actualidad que ponemos en relación con esta fiesta.

Este año era evidente que teníamos que hacernos eco de la visita del Santo Padre que, como apuntábamos hace un momento, viene a hablarnos de la familia y del respeto por la vida de todo ser humano desde el momento de su concepción hasta su final. Algunas madres también manifestaban su preocupación por el maltrato de los niños, que tiene consecuencias devastadoras para su desarrollo.

Y hablando de estos temas, yo les decía que la postura de la Iglesia que el Santo Padre nos viene a recordar ha sido la misma a lo largo de sus 2000 años de historia. Podríamos sintetizar esta postura en dos principios básicos:

1) El matrimonio es una institución sagrada e indisoluble porque participa de la alianza eterna e incondicional entre Jesucristo y su Iglesia. Es típico de los enamorados preguntarse una y otra vez: «¿me amarás siempre?». Y es que ellos tienen la profunda intuición de que el verdadero amor es para toda la vida.

2) La dignidad del ser humano no procede de su mayor o menor grado de desarrollo o de sus capacidades físicas o psíquicas sino del hecho de haber sido creado a imagen y semejanza de Dios. Por ello el ser humano es un fin en sí mismo que no puede subordinarse a ningún otro fin por muy razonable y deseable que parezca. Y de ahí se sigue el rechazo absoluto al aborto, a la eutanasia y al maltrato físico o psíquico. Leer más...