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jueves, 1 de abril de 2021

Oficio de Lectura del Jueves Santo de la Cena del Señor 2021

 


Camino Católico.- Oficio de Lectura del Jueves Santo de la Cena del Señor, 1 de abril de 2021, emitidas por 13 TV desde la Capilla de la Sucesión Apostólica de Madrid, ubicada en la sede de la Conferencia Episcopal Española. El texto completo para seguir el oficio es el siguiente:

Oficio de Lectura – JUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR 2021

Invocación

V.- Dios mío, ven en mi auxilio.
R.- Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

Victoria, tú reinarás.
¡Oh Cruz, tú nos salvarás!
El Verbo en ti clavado, muriendo, nos rescató;
de ti, madero santo, nos viene la redención.
Extiende por el mundo tu reino de salvación.
¡Oh Cruz fecunda, fuente de vida y bendición!
Impere sobre el odio tu reino de caridad;
alcancen las naciones el gozo de la unidad.
Aumenta en nuestras almas tu reino de santidad;
el río de la gracia apague la iniquidad.
La gloria por los siglos a Cristo libertador,
su cruz nos lleva al cielo, la tierra de promisión.

Salmodia

Antífona 1: Estoy agotado de gritar y de tanto aguardar a mi Dios.

Salmo 68, 2-22. 30-37

ME DEVORA EL CELO DE TU TEMPLO

Le dieron a beber vino mezclado con hiel (Mt 27, 34).

Dios mío, sálvame,
que me llega el agua al cuello:
me estoy hundiendo en un cieno profundo
y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura del agua,
me arrastra la corriente.
Estoy agotado de gritar,
tengo ronca la garganta;
se me nublan los ojos
de tanto aguardar a mi Dios.
Más que los pelos de mi cabeza
son los que me odian sin razón;
más duros que mis huesos,
los que me atacan injustamente.
¿Es que voy a devolver
lo que no he robado?
Dios mío, tú conoces mi ignorancia,
no se te ocultan mis delitos.
Que por mi causa no queden defraudados
los que esperan en ti, Señor de los ejércitos.
Que por mi causa no se avergüencen
los que te buscan, Dios de Israel.
Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí.
Cuando me aflijo con ayunos,
se burlan de mí;
cuando me visto de saco,
se ríen de mí;
sentados a la puerta cuchichean,
mientras beben vino me sacan coplas.

Antífona 2: En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.

II

Pero mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude:
arráncame del cieno, que no me hunda;
líbrame de los que me aborrecen,
y de las aguas sin fondo.
Que no me arrastre la corriente,
que no me trague el torbellino,
que no se cierre la poza sobre mí.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mí;
no escondas tu rostro a tu siervo:
estoy en peligro, respóndeme enseguida.
Acércate a mí, rescátame,
líbrame de mis enemigos:
estás viendo mi afrenta,
mi vergüenza y mi deshonra;
a tu vista están los que me acosan.
La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay;
consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre.

Antífona 3: Buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. (T. P. Aleluya).

III

Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias;
le agradará a Dios más que un toro,
más que un novillo con cuernos y pezuñas.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra,
las aguas y cuanto bulle en ellas.
El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá,
y las habitarán en posesión.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella.

Versículo

V.- Cuando yo sea elevado sobre la tierra.
R.- Atraeré a todos hacia mí.

Lecturas

Primera Lectura

Del libro de las Lamentaciones 2, 11-22

LAMENTOS Y SÚPLICAS

Mis ojos están anegados en llanto, se estremecen mis entrañas, se derrama por tierra
mi hiel, por la ruina de la hija de mi pueblo, mientras desfallecen los niños lactantes en las
plazas de la ciudad.
Preguntaban a sus madres: «¿Dónde hay pan y vino?», mientras desfallecían, como los
heridos, por las calles de la ciudad, mientras expiraban en brazos de sus madres.
¿Quién se te iguala, quién se te asemeja, ciudad de Jerusalén?, ¿a quién te compararé,
para consolarte, virgen, hija de Sión? Inmensa como el mar es tu desgracia: ¿quién podrá
curarte? Tus profetas te ofrecían visiones falsas y engañosas; y no te denunciaban tus
culpas para cambiar tu suerte, sino que te anunciaban visiones falsas y seductoras.
Los que van por el camino se frotan las manos al verte, silban y menean la cabeza
contra la ciudad de Jerusalén: «¿Es ésta la ciudad más hermosa, la alegría de toda la
tierra?» Se burlaron a carcajadas de ti todos tus enemigos, silbaron y rechinaron los
dientes diciendo: «La hemos arrasado; éste es el día que esperábamos: lo hemos
conseguido y lo estamos viendo.»

El Señor ha realizado su designio, ha cumplido la palabra que había pronunciado hace
tiempo: ha destruido sin compasión; ha exaltado el poder del adversario, ha dado al
enemigo el gozo de la victoria. Grita con toda el alma al Señor; laméntate, Sión, derrama

torrentes de lágrimas, de día y de noche, no te concedas reposo, no descansen tus ojos.
Levántate y grita de noche, al relevo de la guardia, derrama como agua tu corazón en
presencia del Señor, levanta hacia él las manos, por la vida de tus niños, desfallecidos de
hambre en las encrucijadas:
«Mira, Señor, fíjate: ¿a quién has tratado así? ¿Cuándo las mujeres se han comido a
sus hijos, a sus hijos tiernos? ¿Cuándo han asesinado en el templo del Señor a sacerdotes
y profetas? Se tienden en el suelo de las calles muchachos y ancianos, mis jóvenes y mis
doncellas cayeron a filo de espada; el día de tu ira diste muerte, mataste sin compasión.
Convocaste, como para una fiesta, terrores que me cercan: el día de tu ira nadie pudo
salvarse ni escapar. A los que yo crié y alimenté los aniquiló el enemigo.»

Responsorio Cf. Lm 2, 18

R.- Jerusalén, levántate y despójate de tus vestidos de gloria; vístete de luto y aflicción. *
Porque en ti ha sido ajusticiado el Salvador de Israel.
V.- Derrama torrentes de lágrimas, de día y de noche; que no descansen tus ojos.
R.- Porque en ti ha sido ajusticiado el Salvador de Israel.

Segunda Lectura

De la homilía de Melitón de Sardes, obispo, sobre la Pascua
(Núms. 65-71: SC 123, 95-101)

EL CORDERO INMACULADO NOS SACÓ DE LA MUERTE A LA VIDA

Muchas predicciones nos dejaron los profetas en torno al misterio de Pascua, que es
Cristo; a él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Él vino desde los cielos a la tierra a causa de los sufrimientos humanos; se revistió de
la naturaleza humana en el vientre virginal y apareció como hombre; hizo suyas las
pasiones y sufrimientos humanos con su cuerpo, sujeto al dolor, y destruyó las pasiones
de la carne, de modo que quien por su espíritu no podía morir acabó con la muerte
homicida.
Se vio arrastrado como un cordero y degollado como una oveja, y así nos redimió de
idolatrar al mundo, el que en otro tiempo libró a los israelitas de Egipto, y nos salva de la
esclavitud diabólica, como en otro tiempo a Israel de la mano del Faraón; y marcó
nuestras almas con su propio Espíritu, y los miembros de nuestro cuerpo con su sangre.
Éste es el que cubrió a la muerte de confusión y dejó sumido al demonio en el llanto,
como Moisés al Faraón. Este es el que derrotó a la iniquidad y a la injusticia, como Moisés
castigó a Egipto con la esterilidad.
Éste es el que nos sacó de la servidumbre a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la
muerte a la vida, de las tinieblas al recinto eterno, e hizo de nosotros un sacerdocio nuevo
y un pueblo elegido y eterno. Él es la Pascua nuestra salvación.
Éste es el que tuvo que sufrir mucho y en muchas ocasiones: el mismo que fue
asesinado en Abel y atado de manos en Isaac, el mismo que peregrinó en Jacob y vendido
en José, expuesto en Moisés y sacrificado en el cordero, perseguido en David y
deshonrado en los profetas. Éste es el que se encarnó en la Virgen, fue colgado en el
madero y fue sepultado en tierra, y el que, resucitado de entre los muertos, subió al cielo.
Éste es el cordero que enmudecía y que fue inmolado; el mismo que nació de María, la
hermosa cordera; el mismo que fue arrebatado del rebaño, empujado a la muerte,
inmolado al atardecer y sepultado por la noche; aquel que no fue quebrantado en el leño,
ni se descompuso en tierra; el mismo que resucitó de entre los muertos e hizo que el
hombre surgiera desde lo más hondo del sepulcro.

Responsorio Rm 3, 23-25; Jn, 1, 29

R.- Todos los hombres pecaron y se hallan privados de la gloria de Dios; son justificados
gratuitamente, mediante la gracia de Cristo, en virtud de la redención realizada en él; * a
quien Dios ha propuesto como instrumento de propiciación, por su propia sangre y
mediante la fe.
V.- Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
R.- A quien Dios ha propuesto corno instrumento de propiciación, por su propia sangre y
mediante la fe.

Oración

Oremos:

Dios nuestro, digno, con toda justicia, de ser amado sobre todas las cosas, derrama
sobre nosotros los dones de tu gracia, para que la herencia celestial, que la muerte de tu

Hijo nos hace esperar confiadamente, logre ser alcanzada por nosotros en virtud de su
resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Conclusión

Después de la oración conclusiva, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:

V.- Bendigamos al Señor.
R.- Demos gracias a Dios.

¿Qué es el Triduo Pascual y qué celebra la Iglesia el Jueves Santo? / Por Mons. Jesús Fernández, obispo de Astorga

 


Camino Católico.- Irene Pozo, directora de contenidos de 13 TV, junto al obispo de Astorga, Mons. Jesús Fernández González, conmemoran con los espectadores el Triduo Pascual para celebrar la pasión, la muerte y la resurrección del Señor. Hoy profundizan en ¿qué es el Triduo Pascual y qué celebra la Iglesia el Jueves Santo?

Mons. Jesús Fernández González, presidente de la Subcomisión Episcopal de Acción Caritativa y Social, ha explicado en ‘TRECE en salida’ que “como la palabra indica, el Triduo Pascual son tres días en los que celebramos el misterio central de nuestra fe, celebramos el paso del Señor de la muerte a la vida. Celebramos cómo Jesucristo lleva a la perfección la misión que el Padre le ha encomendado y nos rescata del pecado y de la suerte. Tres días para vivir con alegría, en comunión con el señor”.

En el primer día del Triduo Pascual, el Jueves Santo, Mons. Jesús Fernández ha recordado que “es fundamental redescubrir la fraternidad y el amor como lazo de unión entre nosotros”. Y ha añadido que “la Semana Santa está dentro de los templos y va a tener la manifestación suprema que es la liturgia, donde se vive en directo la entrega de Cristo en la cruz, su muerte y su resurrección. Tenemos Semana Santa”.

Con su resurrección, Cristo restauró una nueva vida. La Pascua de Cristo se refiere a su paso de la muerte, de la vida aquí entre nosotros, por la muerte, a la vida de Dios, a la presencia de Dios, del Padre. El Misterio Pascual es también el paso de una vida de esclavitud, sometida al pecado y a la muerte, a una vida de libertad, de liberación. Por eso es tan importante esta celebración del misterio pascual. Son acontecimientos que se celebran en un Triduo Pascual, en un Triduo Sacro, tres días que son el Viernes Santo, que lo comenzamos ya la tarde anterior con la celebración del Jueves Santo, de la Cena del Señor, el Sábado Santo, segundo día, y el domingo de Resurrección que comienza también con la Vigilia Pascual el sábado por la noche.

Jueves Santo, acompañemos al buen Dios con hechos concretos de amor hacia Él. ¡Jesús, cuánto te amo! / Por P. Carlos García Malo

 


Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica: Nº 199 ¿De qué modo la Virgen María es icono escatológico de la Iglesia? Responde Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián

 


Camino Católico.- Monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, responde a la cuestión ¿de qué modo la Virgen María es icono escatológico de la Iglesia? Lo hace en una explicación diaria del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica en un vídeo en su página En ti confío, en el que cada día desglosa brevemente un punto. Este Compendio se caracteriza por su forma dialogal, en la que se responde a una pregunta.

Ver todos los temas del Compendio de Catecismo explicados por Monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián

miércoles, 31 de marzo de 2021

Papa Francisco en la Audiencia, 31-3-2021: «En la oración no olvidar a los muchos crucificados de hoy, que son la imagen del Jesús Crucificado, y en ellos está Jesús»


  «En este Calvario de muerte, es Jesús quien sufre en sus discípulos. Durante su ministerio, el Hijo de Dios había derramado generosamente la vida, sanando, perdonando, resucitando… Ahora, en la hora del supremo Sacrificio en la cruz, lleva a cumplimiento la obra encomendada por el Padre: entra en el abismo del sufrimiento, entra en estas calamidades de este mundo, para redimir y transformar. Y también para liberarnos a cada uno de nosotros del poder de las tinieblas, de la soberbia, de la resistencia a ser amados por Dios. Y esto, solo el amor de Dios puede hacerlo. Por sus llagas hemos sido sanados (cf. 1 P 2,24), dice el apóstol Pedro, de su muerte hemos sido regenerados, todos nosotros. Y gracias a Él, abandonado en la cruz, nunca nadie está solo en la oscuridad de la muerte. Nunca, Él está siempre al lado: solo hay que abrir el corazón y dejarse mirar por Él»

Video completo de la transmisión en directo realizada por 13 TV de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

* «Los guardias, los soldados, que estaban en el sepulcro para no dejar que vinieran los discípulos y llevarse el cuerpo, le han visto: le han visto vivo y resucitado. Los enemigos le han visto, y después han fingido que no le habían visto. ¿Por qué? Porque fueron pagados. Aquí está el verdadero misterio de lo que Jesús dijo una vez: “Hay dos señores en el mundo, dos, no más: dos. Dios y el dinero. Quien sirve al dinero está contra Dios”. Y aquí está el dinero que hizo cambiar la realidad. Habían visto la maravilla de la resurrección, pero fueron pagados para callar. Pensemos en las muchas veces que hombres y mujeres cristianos han sido pagados para no reconocer en la práctica la resurrección de Cristo, y no han hecho lo que el Cristo nos ha pedido que hagamos, como cristianos. También este año viviremos las celebraciones pascuales en el contexto de la pandemia. En muchas situaciones de sufrimiento, especialmente cuando quienes las sufren son personas, familias y poblaciones ya probadas por la pobreza, calamidades o conflictos, la Cruz de Cristo es como un faro que indica el puerto a las naves todavía en el mar tempestuoso. La Cruz de Cristo es el signo de la esperanza que no decepciona; y nos dice que ni siquiera una lágrima, ni siquiera un lamento se pierden en el diseño de salvación de Dios. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de servirle y de reconocerle y de no dejarnos pagar para olvidarle»

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Homilía del P. Jesús Luis Sacristán y lecturas de la Misa de hoy, Miércoles Santo, 31-3-2021

 


31 de marzo de 2021.- (Camino Católico) Homilía del P. Jesús Luis Sacristán y lecturas de la Santa Misa de hoy, Miércoles Santo, Semana Santa, emitida por 13 TV  desde la Basílica de la Concepción de Madrid.




Santa Misa de hoy, Miércoles Santo, 31-3-2021


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1 de marzo de 2021.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, Miércoles Santo, Semana Santa, presidida por el P. Jesús Luis Sacristán, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid. 




Vísperas del Miércoles Santo, 31-3-2021


 Camino Católico.- Vísperas del Miércoles Santo, 30 de marzo de 2021, emitidas por 13 TV desde la Capilla de la Sucesión Apostólica de Madrid, ubicada en la sede de la Conferencia Episcopal Española. En ‘Vísperas’, diferentes grupos representativos de la Iglesia participan in situ de este rezo en comunidad con los espectadores. El texto completo para seguir las vísperas es el siguiente:

Vísperas – MIÉRCOLES SANTO 2021

Invocación

V.- Dios mío, ven en mi auxilio.
R.- Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

Victoria, tú reinarás.
¡Oh Cruz, tú nos salvarás!
El Verbo en ti clavado, muriendo, nos rescató;
de ti, madero santo, nos viene la redención.
Extiende por el mundo tu reino de salvación.
¡Oh Cruz fecunda, fuente de vida y bendición!
Impere sobre el odio tu reino de caridad;
alcancen las naciones el gozo de la unidad.
Aumenta en nuestras almas tu reino de santidad;
el río de la gracia apague la iniquidad.
La gloria por los siglos a Cristo libertador,
su cruz nos lleva al cielo, la tierra de promisión.

Salmodia

Antífona 1: Dijeron los impíos: «Atropellemos al justo, que se opone a nuestras acciones.»

Salmo 61

La paz en Dios

Que el Dios de la esperanza colme vuestra fe de paz. (Rm 15,13)

Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre
todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?

Sólo piensan en derribarme de mi altura,
y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.

Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.

Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.

Los hombres no son más que un soplo,
los nobles son apariencia;
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo.

No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas,
no les deis el corazón.

Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:

«Que Dios tiene el poder
y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras.»

Antífona 2: Él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Salmo 66

Que todos los pueblos alaben al Señor

Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles. (Hch 28,28)

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Antífona 3: Por Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

Col 1,12-20

Himno a Cristo, primogénito de toda criatura y primer resucitado de entre los muertos

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Lectura Breve

Ef 4, 32-5, 2

Sed bondadosos y compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente como
también Dios os ha perdonado en Cristo. Sed, en una palabra, imitadores de Dios, como
hijos amados que sois. Y vivid en el amor a ejemplo de Cristo, que os amó y se entregó
por nosotros a Dios como oblación de suave fragancia.

Responsorio Breve

V.- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R.- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V.- Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R.- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V.- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Canto Evangélico

Antifona: El Maestro dice: «Mi hora se acerca; en tu casa quiero celebrar yo la Pascua con mis
discípulos.»

Magnificat Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces

Adoremos a Jesús, el Salvador del género humano, que muriendo destruyó nuestra
muerte y resucitando restauró la vida, y pidámosle humildemente:
Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a tu
pasión,
— para que consigamos la gloria de la resurrección.

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
— para poder nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que
tú nos consuelas.
Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,
— para que se manifiesten a los hombres los frutos de la salvación.
Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,
— concede a tus fieles obediencia y paciencia.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,
— y a nosotros concédenos también que un día participemos de su felicidad.
Unidos fraternalmente, acudamos ahora al Padre de todos: Padre nuestro.

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

Oración

Dios nuestro, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera
en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Conclusión

V.- El Señor esté con vosotros.
R.- Y con tu espíritu.
V.- Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R.- Amén.
V.- La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo +- y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.- Amén.

V.- Podéis ir en paz.
R.- Demos gracias a Dios.

Palabra de Vida 31/3/2021: «Quiero celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos» / Por P. Jesús Higueras

 


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 31 de marzo de 2021, Miércoles Santo, Semana Santa, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 26, 14-25:

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:

– «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»

Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:

– «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»

Él contestó:

– «ld a la ciudad, a casa de quien vosotros sabéis y decidle: “El Maestro dice: Mi hora está cerca; quiero celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”».

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.

Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:

– «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar».

Ellos, muy entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro:

– «¿Soy yo acaso, Señor?»

Él respondió:

– «El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!, más le valdría a ese hombre no haber nacido».

Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:

– «¿Soy yo acaso, Maestro?»

Él respondió:

– «Tú lo has dicho».

Cristianos entregados a la causa de Cristo ante la persecución les da vergüenza confesar su fe: Judas de nuestro siglo / Por P. Carlos García Malo