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miércoles, 2 de abril de 2025

Tony Vargas encontró a Cristo atendiendo a reclusos en la cárcel y tras más de 20 años se confesó: «Es el preso quien me revela el verdadero rostro de Jesús; fue como si una carga enorme desapareciera de mis hombros»


Tony Vargas junto a su mascota Max / Foto: Cortesía de Tony Vargas

* «Uno de los momentos que más me marcó fue cuando un preso me dijo: ‘Hermano Tony, nosotros aquí en la cárcel estamos más cerca de Dios que muchos afuera. Porque aquí hemos tenido que enfrentar nuestra verdad’... Descubrí otra cara de la fe, una que era real y vivencial. En ese escenario, era imposible seguir resistiéndome a la presencia de Dios… He visto a personas hacer una transformación de 180 grados. Pasaron de ser individuos antisociales, a buscar hacer el bien. Algunos han estudiado derecho para defenderse y ayudar a otros. Otros se dedican al arte o la música. La fe les da una razón para cambiar… Al final, es Dios quien toca los corazones de los reclusos, y por eso hay que orar por ellos, pedir a Dios que los transforme y los acompañe en su camino de conversión ya es un primer paso. Si logramos que salgan mejores de lo que entraron, habremos cumplido nuestra misión» 

Camino Católico.- Antonio “Tony” Vargas Tenorio encontró a Cristo en un lugar inesperado: el penal de Lurigancho, uno de los más grandes y poblados del Perú. Lo que empezó como un servicio profesional de rehabilitación física que prestó como fisioterapeuta terminó transformándose en una misión de vida.

A sus 57 años y con más de dos décadas en la pastoral carcelaria de la Diócesis de Chosica, sufragánea de la Arquidiócesis de Lima, reconoce que ha sido él quien ha recibido la mayor enseñanza: “Es el preso quien me revela el verdadero rostro de Jesús”, afirma en una entrevista con  ACI Prensa.

Tony Vargas realizando una actividad con los presos en el patio del pabellón 14 del Establecimiento Penitenciario Lurigancho / Foto: Cortesía de Tony Vargas

Un camino lejos de la fe

Criado en una familia católica en Chachapoyas, Amazonas, Tony conoció de cerca la Iglesia Católica en su niñez: fue acólito, sacristán y cantó en el coro. Sin embargo, al mudarse a Lima a los 16 años, tomó un rumbo distinto. “He pasado por episodios de intensa cercanía con la Iglesia y otros de total distancia. Desde mis 16 hasta mis 40, te diría que unos 20 años estuve lejos de la fe”, confiesa.

Tony recuerda que, aunque tenía todo lo que se supone que da felicidad, sentía un vacío que no lograba llenar. “Había dinero, había éxito, pero no había paz. Siempre estaba buscando algo más y no sabía qué era”, admite.

“Viví amargado, tratando de hacer todo lo contrario a lo que enseña la fe. No hacía maldades, pero sí era muy despectivo y discriminador”, añade.

Primera foto de Tony en el servicio de salud / Foto: Cortesía de Tony Vargas

El llamado inesperado: la religiosa que lo acercó a Dios

Tony forma parte de la pastoral carcelaria desde el 10 de marzo de 1999, pero durante muchos años veía su labor asistencial como algo meramente social. “Atendía a los que nadie quería atender: los enfermos, los ancianos. No lo hacía por fe, sino por sentir que mi trabajo era útil”.

Durante varios años, sin fe e inmerso en el activismo social, dio tratamiento en las cárceles a adultos mayores, pacientes de VIH, y TBC, así como otros con problemas de drogas y conductas antisociales.

“Yo serví años en el penal de Lurigancho sin fe. Servía porque sentía que les hacía bien a los demás que yo estuviera ahí. Veía que aliviaban su dolor, que se sentían bien con mi presencia, porque nadie más se preocupaba por ellos. Pero, en el fondo, también era orgullo de sentirme importante”, confiesa.

El penal de Lurigancho, uno de los más grandes del país, enfrenta un grave problema de hacinamiento, operando a más del 500% de su capacidad, según datos recientes de la Unidad Estadística del Instituto Nacional Penitenciario (INPE). Esta crisis refleja una situación alarmante en el sistema penitenciario, donde 50 de los 69 establecimientos presentan niveles críticos de sobrepoblación. Casos extremos como los penales de Jaén y Abancay, que superan el 500% de hacinamiento, evidencian la urgencia de medidas para aliviar esta problemática.

Personas privadas de libertad y la hermana Ana Marzolo en el medio, en el año 2015 / Foto: Cortesía de Tony Vargas

El giro en la vida de Tony llegó con un encuentro providencial, cuando conoció a la hermana Ana Marzolo Fenoglio, Misionera de la Sociedad de María, quien llevaba décadas trabajando con presos. “Ella tenía ese don para leer a las personas. Tras pocas palabras, se dio cuenta de cuán resentido con la vida estaba”, recuerda Tony.

Un día, la religiosa lo invitó a participar en un taller de sanación emocional dirigido a presos. “Al principio me negué. Pensaba: 'No voy a ir a ese barrio peligroso de San Juan de Lurigancho donde la hermana vivía'. Pero ella insistía. Incluso un preso desde el penal me llamaba para recordarme que fuera. Finalmente, fui sólo para que me dejaran en paz”.

“En la cárcel estamos más cerca de Dios que muchos afuera”

Lo que encontró en aquella reunión lo desarmó y cambió su perspectiva de vida por completo. “Nunca había sentido algo así. Hice terapia antes, pero ningún grupo me había servido tanto. Me sentí como en casa”. Poco a poco, la resistencia se transformó en interés, y después en compromiso.

“Durante todo el tiempo que estuve apartado de la fe, de Dios, lo único que hacía que mantenía una conexión con la Iglesia, era el Señor de los Milagros. Desde que llegué a Lima hasta hoy, nunca falté a una procesión. Me conmovía profundamente. Después me decía a mí mismo: ‘¡Qué tonto! Te has puesto a llorar en la procesión como si hubiera algo…’. Pero era un momento de profundo encuentro con alguien, aunque no sabía qué pasaba.  Desde siempre me ha sostenido, pero yo no lo veía”, relata.

Procesión Señor de los Milagros 2014 dentro del penal / Foto: Cortesía de Tony Vargas

Cuando él finalmente ingresó al penal de Lurigancho a partir de la invitación de la Hna. Ana, el impacto fue inmediato. “Había 11.000 presos en un penal diseñado para 3.000. Era una locura. Pero llegué hasta donde ella me había indicado y pasé una mañana extraordinaria”, nos cuenta.

Para Tony, el trato diario con los reclusos lo fue transformando, porque desde entonces empezó a visitar con frecuencia y no sólo una vez a la semana. “A partir de ahí, sentí que algo me había atrapado. Solo esperaba que llegara el día en que debía ir. Reorganicé mi horario de trabajo para tener libre un día de la semana y poder estar ahí”, recuerda.

“Me di cuenta de que los presos me enseñaban mucho más de lo que yo podía ofrecerles. Con sus testimonios de vida, me mostraban aspectos de mí mismo que hasta entonces no había visto”, asegura.

“Uno de los momentos que más me marcó fue cuando un preso me dijo: ‘Hermano Tony, nosotros aquí en la cárcel estamos más cerca de Dios que muchos afuera. Porque aquí hemos tenido que enfrentar nuestra verdad’”. Estas palabras comenzaron a cambiar su interior.

Tony presidiendo una reunión de formación para las personas privadas de libertad, año 2013 / Foto: Cortesía de Tony Vargas

El sacerdote que lo reconcilió con la Iglesia

En 2011, la llegada del P. Norbert Nicolai, un sacerdote alemán, cambió su percepción de la Iglesia. “Mi problema no era con Dios, sino con la institución. Pero el P. Norbert era distinto: no solo predicaba, sino que caminaba con la gente, se ensuciaba los zapatos”.

Fue con él que Tony volvió a asistir a Misa, específicamente a la Eucaristía dominical en la capilla del penal. “Descubrí otra cara de la fe, una que era real y vivencial. En ese escenario, era imposible seguir resistiéndome a la presencia de Dios”. Finalmente, tras más de dos décadas, se confesó y volvió a comulgar. “Sentir que estaba en comunión con Dios fue una experiencia maravillosa”.

Recuerda con emoción el día en que se arrodilló después de comulgar: “Era como si una carga enorme desapareciera de mis hombros. Sentí que Dios me decía: ‘Bienvenido de vuelta”.

Tony y el P. Norbert Nikolai (vestimenta negra) / Foto: Cortesía de Tony Vargas

La pastoral carcelaria: más que consuelo espiritual

Desde 2009 hasta finales de 2024, Tony ha sido coordinador de la pastoral carcelaria en Lurigancho. El equipo pastoral empezó con 14 personas y el año pasado ya eran 32, con la posibilidad de aumentar en número. “Nuestra labor es recordarles a los presos que son hijos de Dios y que pueden reconstruir sus vidas. No los vemos como 'pobrecitos', sino como personas responsables de su destino”.

Más allá de la ayuda espiritual, la pastoral enfrenta los problemas estructurales del sistema penitenciario latinoamericano. “Las prisiones están desbordadas. La sobrepoblación y la falta de recursos golpean sobre todo a los enfermos y adultos mayores”, explica. Sin embargo, el enfoque no es asistencialista. “Nosotros acompañamos, pero también exigimos responsabilidad”.

Testimonios de transformación

En sus más de 20 años en Lurigancho, Tony ha presenciado cambios profundos en los reclusos, que han encontrado un propósito de vida. “He visto a personas hacer una transformación de 180 grados. Pasaron de ser individuos antisociales, a buscar hacer el bien”.

“Algunos han estudiado derecho para defenderse y ayudar a otros. Otros se dedican al arte o la música. La fe les da una razón para cambiar”, agrega.

Segundo Retiro Emaús / Foto: INPE

Para Tony, esto es un claro ejemplo de cómo actúa Dios, aun cuando las personas no lo reconozcan. “Son personas que viven una fe sin saberlo. Solo les falta ponerle un nombre. No puedes hacer el bien si no hay un amor que te guíe, y ese amor es el de Dios”.

Curiosamente, estas historias de transformación no provienen de personas que fueran asiduas a la iglesia. “No eran misioneros ni del coro, simplemente acudían a la capellanía, hablaban y compartían. A lo largo de los años, he visto cómo agentes pastorales como yo, más de 60 con los que he trabajado en este tiempo, han acompañado y cambiado vidas dentro del penal”, asegura.

Descubriendo el Evangelio en las cárceles

Tony también ha aprendido lecciones profundas de los internos. “He aprendido a valorar a la familia. Yo no era muy apegado, pero con los privados de libertad entendí lo importante que es tener una familia que te sostiene y te contiene”, confiesa.

Además, destacó la capacidad de los reclusos para luchar contra la adversidad, una fortaleza que ha sido testigo de innumerables historias de transformación.

“Otro de los mayores aprendizajes que ha obtenido en este servicio es que el centro del mundo no soy yo”, agrega.

Tercer Retiro Emaús / Foto: INPE

“Al preso hay que mirarlo a los ojos”

Para Tony, la pastoral carcelaria comienza con reconocer la humanidad del otro. “Una regla que aprendí desde que entré y que he transmitido a todos los agentes es que el preso es una persona. Hay que mirarlo a los ojos, sonreírle si sonríe, saludarlo. Si entras con miedo, él se dará cuenta, y si tienes miedo de alguien, ya tienes una idea preconcebida sobre esa persona. Sonreír, recordar los nombres, mostrar interés genuino. Si no vas por ellos, entonces vas por ti. Saludar, dar la mano… “.

Destaca que este servicio no es para todos, pero es una labor profundamente arraigada en la fe. “La pastoral carcelaria es un espacio privilegiado para servir desde la fe en Dios. Siempre hacen falta manos. No es para todos; requiere habilidades y condiciones particulares, pero lo que realmente mueve a quienes la realizan es el amor a Dios y al prójimo”.

Los internos de psiquiatría / Foto: Cortesía de Tony Vargas

Además, recalca que la ayuda no termina en los muros del penal. “El servicio de la pastoral carcelaria también continúa afuera. Los presos tienen familias, enfrentan necesidades y requieren apoyo para reconstruir sus vidas”. 

Pero Tony reconoce que, “al final, es Dios quien toca los corazones de los reclusos, y por eso hay que orar por ellos, pedir a Dios que los transforme y los acompañe en su camino de conversión ya es un primer paso. Si logramos que salgan mejores de lo que entraron, habremos cumplido nuestra misión”.

Vía Crucis del 2014 en el penal / Foto: Cortesía de Tony Vargas

Homilía del P. Jesús Luis Sacristán y lecturas de la Misa de hoy, miércoles de la 4ª semana de Cuaresma, 2-4-2025

2 de abril de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Jesús Luis Sacristán y lecturas de la Santa Misa de hoy, miércoles de la 4ª semana de Cuaresma, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, miércoles de la 4ª semana de Cuaresma, 2-4-2025

2 de abril de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, miércoles de la 4ª semana de Cuaresma, presidida por el P. Jesús Luis Sacristán, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Gloriosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 2-4-2025

2 de abril de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, miércoles, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 2/4/2025: «El Hijo del hombre da vida a los que quiere» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 2 de abril de 2025, miércoles de la 4ª semana de Cuaresma, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 5, 17-30:

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:

«Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo».

Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.

Jesús tomó la palabra y les dijo:

«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.

Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.

Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio. para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.

En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.

En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.

Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.

No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.

Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».

Adoración Eucarística con el P. Jesús Luis Sacristán en la Basílica de la Concepción de Madrid, 2-4-2025

2 de abril de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. Jesús Luis Sacristán, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

La prudencia no es solo saber lo que es mejor, sino hacerlo en armonía con la voluntad de Dios / Por P. Carlos García Malo

 


martes, 1 de abril de 2025

Papa Francisco pide rezar en abril «para que el uso de las nuevas tecnologías no reemplace las relaciones humanas»


Foto: Vatican Media, 1-4-2025


* «Es verdad, la tecnología es fruto de la inteligencia que Dios nos ha dado. Pero hay que usarla bien. No puede beneficiar solo a unos pocos mientras que otros quedan excluidos»


1 de abril de 2025.- (Camino Católico) ”Oremos para que el uso de las nuevas tecnologías no reemplace las relaciones humanas, respete la dignidad de las personas, y ayude a afrontar las crisis de nuestro tiempo”, pide el Santo Padre en el  “Video del Papa” para el mes de abril del 2025.

El Pontífice explica: “¿Qué tenemos que hacer entonces? Usar la tecnología para unir, no para dividir. Para ayudar a los pobres. Para mejorar la vida de los enfermos y de las personas que tienen capacidades diferentes. Usar la tecnología para cuidar de nuestra casa común. Para encontrarnos como hermanos”. El texto completo de las palabras de Francisco en  el Video del Papa es el siguiente:

¡Cuánto me gustaría que mirásemos menos las pantallas y nos mirásemos más a los ojos! 

Si pasamos más tiempo con el móvil que con la gente, algo no funciona. La pantalla nos hace olvidar que detrás hay personas reales que respiran, ríen y lloran.

Es verdad, la tecnología es fruto de la inteligencia que Dios nos ha dado. Pero hay que usarla bien. No puede beneficiar solo a unos pocos mientras que otros quedan excluidos. 

¿Qué tenemos que hacer entonces? Usar la tecnología para unir, no para dividir. Para ayudar a los pobres. Para mejorar la vida de los enfermos y de las personas que tienen capacidades diferentes. Usar la tecnología para cuidar de nuestra casa común. Para encontrarnos como hermanos.

Porque cuando nos miramos a los ojos, descubrimos lo que realmente importa: que somos hermanos, hermanas, hijos del mismo Padre. 

Oremos para que el uso de las nuevas tecnologías no reemplace las relaciones humanas, respete la dignidad de las personas, y ayude a afrontar las crisis de nuestro tiempo.

Francisco

Karla Hernández le impactó tanto el testimonio de su novio católico que empezó a acompañarlo a horas eucarísticas y apostolados y a sus 30 años se ha bautizado para vivir como hija de Dios

Karla Hernández se acaba de bautizar este mes de marzo / Foto: Cortesía de Karla Hernández

* «El primer día después de que nos comprometimos fuimos a una hora santa. Oraron por nosotros, por nuestro matrimonio. Sentí tan bonito que empecé a llorar. Se me salían las lágrimas. Ese día le dije a mi novio que sentí el recibimiento. Yo ahora que lo veo, siento que me tardé. Digo: ¿cómo no lo hice antes?» 

Camino Católico.- “Si me hubiera bautizado desde el inicio, a lo mejor no estaría tan cerca de Dios como lo estoy ahora”, comenta Karla Hernández a Yohana Rodríguez en Aleteia, que en esta Cuaresma recibió el bautismo, después de mucho esperar. Ahora se prepara para vivir su primera Pascua como hija de Dios.

Karla Hernández vivió uno de los momentos más felices de su vida al haber aceptado a Jesús. A sus treinta años, pronunció las palabras “sí, renuncio a Satanás” un domingo de Cuaresma, frente a su familia y amigos.

Sus padres, a pesar de ser bautizados católicos, no llevaban una vida practicante, por lo que nunca le hablaron de religión.

En busca de Cristo

Karla siempre había sentido la necesidad de conectar espiritualmente. Se adentró en el mundo de la meditación y el yoga buscando encontrar esa conexión. 

Todo empezó a cambiar cuando, a los 28 años, conoció a su prometido, Omar. Él le platicó que anteriormente se había alejado de la Iglesia Católica, pero a raíz de una fuerte experiencia que vivió en Marruecos, en plena pandemia por Covid, tuvo que recurrir al Creador. “Me dijo que en ese momento se olvidó de todo: la espiritualidad, la meditación y todo. Volvió a hablar y a creer en Dios”. A ella le impactó tanto su testimonio y su vida como católico que empezó a acompañarlo a horas eucarísticas y apostolados.

Karla Hernández con su prometido que la animó a conocer al Señor / Foto: Cortesía de Karla Hernández

Cuando cumplieron dos años de noviazgo, Omar le propuso matrimonio, pero él le comentó que le gustaría casarse por la Iglesia Católica. Ella, sabiendo que no estaba bautizada, se comprometió a realizar los sacramentos, por lo que buscó a su amiga Iliana para que le ayudará a hacer el trámite.

“El primer día después de que nos comprometimos fuimos a una hora santa. Oraron por nosotros, por nuestro matrimonio. Sentí tan bonito que empecé a llorar. Se me salían las lágrimas. Ese día le dije a mi novio que sentí el recibimiento”.

No fue un proceso sencillo para Karla, aunque empezaba a sentir a Dios en su vida, también llegó un momento en donde no sabía si ella estaría haciendo lo correcto al abrazar la fe, siendo que aún no estaba completamente convencida de bautizarse. Su novio Omar la animó para que siguiera adelante y continuaron yendo a Misas, adoraciones y encuentros.

Poco a poco fue construyendo una vida de oración, motivada por los gestos espontáneos de su novio y las horas eucarísticas a las que asistía. Incluso, cuenta que vio la serie “Los Elegidos”, movida por la inquietud de saber más de Jesús.

Su amiga Iliana, ahora su madrina, la llevó a pláticas con distintos sacerdotes para prepararla para recibir los sacramentos, pero por causas ajenas a ella, la fecha de su bautismo tuvo que retrasarse. 

“Le dije a mi novio, ‘¿sabes qué? Ha habido muchas trabas porque se supone que yo me bautizaba desde el año pasado’. Me decía mi amiga: ‘Es el diablo que no quiere que te bautices y está poniendo trabas’. Para ese punto yo ya quería de verdad bautizarme”.

Tuvo que recorrer varias iglesias católicas hasta encontrar a un sacerdote que accediera a administrarle los sacramentos en marzo. Cuando por fin encontró uno y fijaron una fecha para la celebración, sintió gran alegría.

Karla Hernández en el momento de su bautismo esta Cuaresma / Foto: Cortesía de Karla Hernández

Karla describe con felicidad el día de su bautismo. Llegó al templo y, al percatarse de que iba a ser la única que se iba a bautizar, sintió un poco de pena, pero también de orgullo, al saber que lo hacía por amor. “En mi bautismo, sentí la misma emoción que cuando fui al Santísimo la primera vez, sentía que se me iban a salir las lágrimas”.

Después pronunció su renuncia a Satanás para darle la bienvenida a Dios en su corazón y, cuando se acercó a la pila bautismal, mientras caía el agua sobre su frente, le dio gracias al Señor por haberle dado la oportunidad de conocerlo. 

En esa celebración también hizo su Primera Comunión y Confirmación. Al recibir el cuerpo de Cristo, se llenó de alegría. Se sentía bienvenida, perteneciente a un hogar.

Al acabar la celebración, su madre le dijo lo orgullosa que estaba y lo sorprendida de ver el cambio en su vida y el compromiso con la iglesia; ahora podía abrazarla no solo como su hija, sino como hija de Dios. 

Su hermana, que tiene dos hijas pequeñas, sin bautizar, también se acercó y le dio una gran noticia: “Me dan ganas de bautizarlas y que tú seas su madrina”.

Una nueva vida como católica

Este gran amor que ahora conoce y recibe de Dios lo quiere llevar a su futuro matrimonio y sus hijos. Ahora vive en la verdad y le gustaría que los demás se animaran a hacerlo, como lo ha hecho ella.

“Yo ahora que lo veo, siento que me tardé. Digo: ¿cómo no lo hice antes?”