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sábado, 8 de marzo de 2025

La salud del Papa Francisco, 8-3-2025: «Se observa, una ligera mejoría gradual y el pronóstico es reservado»

Fieles rezan por la salud del Papa Francisco ante la estatua de Juan Pablo II en la plaza del Policlínico Gemelli donde está hospitalizado / Foto: Vatican Media

Camino Católico.- La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha publicado, este sábado, 8 de marzo de 2025, por la tarde, el boletín médico sobre el estado de salud del Santo Padre, internado en el Policlínico Agostino Gemelli desde el viernes 14 de febrero:

“El estado clínico del Santo Padre en los últimos días se ha mantenido estable y, en consecuencia, muestra una buena respuesta a la terapia. Se observa, por tanto, una ligera mejoría gradual.

El Santo Padre ha permanecido sin fiebre en todo momento. El intercambio gaseoso ha mejorado; los exámenes hematoquímicos y hemocitométricos son estables.

Los médicos, para dejar constancia de estas primeras mejoras en los próximos días, mantienen prudentemente el pronóstico aún reservado.

Esta mañana, tras recibir la Eucaristía, el Santo Padre se ha recogido en oración en la capilla de su piso particular, mientras que por la tarde ha alternado descanso y actividades laborales”.

Kenza, 19 años: «Crecí en la fe musulmana, pero una amiga me orientó+ hacia la religión católica y me voy a bautizar; Quiero seguir adelante con Cristo, que está ahí conmigo todo el tiempo, y lo pienso cuando lo paso mal»


Kenza fue llevada al catolicismo por una amiga de la escuela secundaria hasta que optó por pedir el bautismo  / Foto: Kenza

* «Fui paso a paso, a mi ritmo. Es muy bueno bautizarse muy joven, porque te nutres de tu fe desde muy pronto, pero recordaré mi bautismo el resto de mi vida. Estoy orgullosa de ello. No nací en esta fe, pero es la que eligió mi corazón»

Camino Católico.- "Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Miles de catecúmenos de todo el mundo se preparan para escuchar estas palabras la noche de Pascua, cuando reciban el bautismo. Kenza, quiere que su bautismo sea una prueba de su amor a Cristo.

En los albores de su vida adulta, Kenza, de 19 años, ya sabe lo que quiere. Hace dos años, esta joven de fuerte carácter empezó a prepararse para el mayor salto de su vida: el bautismo, que recibirá la noche de Pascua. "Llevo dos años preparándome", dice. "Tenía miedo de no estar preparada, porque dos años pasan muy deprisa. Pero me siento preparada, no tengo dudas ni miedos", asegura a Anne-Sophie Retailleau en Aleteia.

Kenza ha forjado esta voluntad de hierro a través de las pruebas de la vida con su familia. "Crecí en la fe musulmana", explica. "Mi padre era violento y tuvimos que huir. Eso me alejó de la religión cuando era adolescente". Pero la joven no ha renunciado a su convicción de que Dios existe y de que debe encontrar el camino hacia Él.

Fue el encuentro con una amiga de la escuela secundaria lo que llevó a la joven a orientarse hacia la fe cristiana. "Era muy religiosa", dice, "me contaba, los fines de semana, que iba a la iglesia; y como hablábamos de ello juntas, poco a poco me fue orientando hacia la religión católica". Kenza alimentó su incipiente fe leyendo la Biblia y rezando. Visitar iglesias valencianas con su amiga también era importante para ella, pero una mala experiencia la mantuvo alejada de la Misa durante unos meses. "Sentía que era demasiado, y cuando eres adolescente no tienes mucha confianza en ti misma y te desestabilizas fácilmente", dice. "Fui paso a paso, a mi ritmo".

Una elección de corazón

Fue en Menton, donde se había trasladado para estudiar, donde Kenza encontró una comunidad parroquial que la acogió y donde se sintió como en casa. Entonces solicitó el bautismo, que quería que fuera una prueba de amor a Cristo.

"Sé que está ahí conmigo todo el tiempo, y es lo primero en lo que pienso cuando lo paso mal", dice. Es una relación de compartir. Siempre está ahí para mí, y yo para Él: también me bautizo para demostrarle que tengo fe", insiste. Incluso insistió en dar el paso después de cumplir la mayoría de edad.

"Es muy bueno bautizarse muy joven, porque te nutres de tu fe desde muy pronto", prosigue. "Pero recordaré mi bautismo el resto de mi vida. Estoy orgullosa de ello. No nací en esta fe, pero es la que eligió mi corazón".

Kenza explica que "la oración de María es la que aprendí primero" / Foto: Kenza

En Pont-Saint-Esprit, en la región de Gard (Francia), donde se ha instalado, completa su preparación con una decena de catecúmenos. “Quiero seguir adelante con Cristo y con toda la comunidad cristiana", dice la joven. "La parroquia me hace mucho bien; voy a Misa todos los domingos y nos reunimos, siempre de buen humor". Junto a ella, en el grupo de catecúmenos, hay otra joven que pertenece al mismo club de baloncesto. Todo el equipo estará presente para apoyarlas en el gran día. Kenza también estará acompañada por su madre y sus hermanas, que la han acogido y apoyado.

María, una mujer inspiradora

Cuando se le pregunta a la joven qué oración le gusta más, responde: "La oración de María, es la que aprendí primero". Su voz cambia cuando habla de la Virgen María, y se puede oír toda la alegría, mezclada con mucha admiración.

"¡Me parecen increíblemente hermosas la oración y la Virgen María! Es una historia magnífica. Mucha gente debió de mirarla con ojos extraños, porque su historia es atípica, pero ella luchó y dio la vida a Cristo. Es una mujer muy inspiradora".

Luchar por Cristo, ¿hay mayor promesa en vísperas de su 20º cumpleaños?

Thomas se va a bautizar en Pascua «por gratitud a Dios»: «En todas las pruebas de mi vida, Jesús ha estado ahí, nunca me ha defraudado»

Thomas ha superado muchas pruebas en la vida pensando en Dios, pese a no estar natutizado y en Pascua va a recibir el sacramento de la iniciación cristiana / Foto: Thomas

* «Cuando mi madre se quitó la vida, una de las primeras cosas que hice fue hablar con el Dios que llevaba tiempo siguiéndome en mis pensamientos. Poco a poco empecé a rezar, pero en secreto, sin decírselo a nadie»

Camino Católico.- "Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Miles de catecúmenos de todo el mundo se preparan para escuchar estas palabras la noche de Pascua, cuando reciban el bautismo. Thomas vive en Allègre (Francia), confiesa que pidió ser bautizado "por gratitud". "En todas las pruebas de mi vida, Jesús ha estado ahí, nunca me ha defraudado", asegura sin rodeos a Agnès Pinard Legry en Aleteia.

La fe era casi una mala palabra en la familia de Thomas. "Dios no existía a los ojos de mis padres", recuerda este marsellés que nunca fue bautizado durante su infancia. "Lo descubrí cuando tenía unos 11 o 12 años, creo, cuando un amigo me dijo: 'Dios no quiere que hagamos eso'. Nunca había oído esa palabra, pero era como si fuera consciente de ella sin saber exactamente lo que era". De niño, adolescente y joven adulto, Thomas no rezaba ni iba a la iglesia, pero pensaba en Dios de vez en cuando. Luego, cada vez más a menudo, sobre todo durante las pruebas a las que se enfrentó.

"Cuando mi madre se quitó la vida, una de las primeras cosas que hice fue hablar con el Dios que llevaba tiempo siguiéndome en mis pensamientos. Poco a poco empecé a rezar, pero en secreto, sin decírselo a nadie", recuerda.

Aunque vive en la tranquila comuna de Allègre desde hace tres años y medio, admite que su vida ha sido una "montaña rusa". "Fui un poco vagabundo durante unos diez años, incapaz de asentarme en un lugar por mucho tiempo", dice el hombre que ahora trabaja como desarrollador de software. Sin embargo, cada vez que viaja o se traslada, se lleva a Dios consigo. En la isla de Mayotte volvió a experimentar a Dios durante un violento altercado. "Fue entonces cuando me dije a mí mismo que algo estaba pasando". A su regreso, decidió cambiar de vida e instalarse en el Alto Loira.

"Conocí a una mujer brillante e inteligente", resume Thomas con dificultad. "Un día me dijo que estaba embarazada, me alegré muchísimo y… tres semanas después, no tenía noticias suyas. Hoy nuestro hijo tiene seis meses y estoy en pleno proceso judicial para tener derecho a verlo". Un calvario del que nunca pensó recuperarse. "Una noche, la víspera de una vista, me entró el pánico. Me sentí como en un vacio de ansiedad y estrés, aunque soy optimista por naturaleza", continúa. "Y entonces me pareció tan obvio, que recurrí a la Virgen María. Conocía su nombre, pero eso era todo. Aquella noche hablé con ella por primera vez y sentí un alivio físico y espiritual inmediato. Cada vez que recuerdo aquella noche, me quedo asombrado".

Rezar es una cosa. ¿Pero entrar en una iglesia y pedir el bautismo? No. Aún quedaban algunos pasos por dar, y fueron sus vecinos quienes le ayudaron. "Cuando llegué aquí, mis vecinos me dieron una calurosa bienvenida. Y una cosa llevó a la otra y me encontré asistiendo a una Misa y ellos estaban allí. Y me sentí tan bien en esa Misa y en las siguientes…". Por último, lo obvio. "Recibí ayuda de Dios y de María. Cristo nunca me abandonó. Pedí el bautismo por gratitud a Dios, pero también para demostrarle que me tocaba dar un paso hacia Él después de todos los que Él había dado hacia mí".

Cuando se le pregunta qué significa estar bautizado, Thomas no responde inmediatamente. Desarmado y desconcertado, el descarado marsellés da paso al silencio. Hasta que su voz, atenazada por la emoción, responde casi tímidamente: "Significa ser hijo de Dios. Incluso sin el bautismo me sentía amado por Él, pero ahora…". Y Thomas prosigue con confianza: "Entro en una nueva vida”.

Juan Modesto, abogado en medicina legal y forense, curado milagrosamente de un carcinoma renal por intercesión de Santa Teresa de Calcuta


Juan Modesto, abogado en medicina legal y forense, muestra el TAC médico que certifica su curación milagrosa de un carcinoma renal por intercesión de Santa Teresa de Calcuta

Camino Católico.- Juan Modesto, abogado en medicina legal y forense, relata a El Rosario de las 11 PM  su milagrosa curación de un carcinoma renal tras una profunda experiencia espiritual, destacando su acercamiento a Dios, la intercesión de Santa Teresa de Calcuta y la transformación de su vida.

Homilía del Evangelio del Domingo: Unirnos a Cristo ante las tentaciones buscando nuestro principal alimento en la Palabra de Dios y en la relación con Él / Por P. José María Prats

* «Combatir con la humildad y la penitencia nuestro afán de suficiencia y de gloria, a derribar los altares que hemos erigido a nuestros ídolos: dinero, éxito, prestigio..., a renunciar a nuestras ambiciones para ponernos al servicio del Reino de Dios, a abrirnos al misterio del designio de Dios para cada uno de nosotros»

Domingo I de Cuaresma - C

Deuteronomio 26, 4-10  /  Salmo 90  /  Romanos 10, 8-13  /  San Lucas 4, 1-13

P. José María Prats / Camino Católico.- Hemos comenzado la Cuaresma, un tiempo de conversión y purificación para disponernos a renovar nuestro bautismo por la participación en la muerte y resurrección del Señor que la Iglesia actualiza solemnemente en el Triduo Pascual.

Los cuarenta días cuaresmales se inspiran en los cuarenta años en que el Pueblo de Israel vivió en el desierto antes de entrar en la Tierra Prometida y en los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto antes de comenzar su ministerio público. Se trata en ambos casos de un período de prueba y de combate que prepara para una vida de mayor plenitud.

La Cuaresma, que nos prepara para acoger la nueva vida que emana de Cristo resucitado, supone también un tiempo de prueba y de lucha contra la tentación, es decir, contra todas aquellas fuerzas internas y externas que intentan alejarnos de Dios.

Las tres tentaciones de Jesús en el desierto que nos presenta el evangelio recogen tres aspectos fundamentales de la lucha que todos hemos de sostener en el camino hacia la santidad.

En la primera, estando Jesús hambriento por no haber comido durante cuarenta días, el diablo le dice: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan», a lo que Jesús contesta: «Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre”». Es la tentación del materialismo, de encerrarse en un mundo puramente material olvidando que el ser humano está esencialmente referido a Dios. Nuestra cultura occidental, por desgracia, ha sucumbido en gran medida a esta tentación.

En la segunda tentación el diablo lleva a Jesús a lo alto, le muestra todos los reinos del mundo y le promete el poder y la gloria de todo ello si se arrodilla ante él, a lo que Jesús responde: «Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”». Es la tentación de la autoexaltación que lleva a la idolatría: el afán de poder y gloria nos convierte en siervos de las riquezas y de aquellas instancias y fuerzas que nos las pueden proporcionar.

En la tercera tentación, el diablo incita a Jesús a tirarse desde el alero del templo asegurándole que Dios lo sostendrá porque lo ha prometido en la Escritura, a lo que Jesús responde: «Está mandado: “No tentarás al Señor, tu Dios”». Es la tentación de querer poner a Dios al servicio de nuestros intereses y expectativas. Vemos los efectos de esta tentación, por ejemplo, en las personas que se rebelan contra Dios porque ha fallecido inesperadamente una persona amada, tienen que afrontar dificultades económicas o no se cumplen sus expectativas en la vida.

En la Cuaresma se nos invita a unirnos a Cristo en su lucha y su victoria frente a estas tentaciones: a alzar los ojos de la tierra hacia el cielo buscando nuestro principal alimento en la Palabra de Dios y en la relación con Él, a combatir con la humildad y la penitencia nuestro afán de suficiencia y de gloria, a derribar los altares que hemos erigido a nuestros ídolos: dinero, éxito, prestigio..., a renunciar a nuestras ambiciones para ponernos al servicio del Reino de Dios, a abrirnos al misterio del designio de Dios para cada uno de nosotros.

El evangelio deja muy claro que hay dos claves en la victoria de Jesús sobre las tentaciones: el Espíritu Santo y la Palabra de Dios. Se nos empieza diciendo que «Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo» y luego vemos cómo Jesús responde siempre a la tentación citando la Escritura. Por ello la Cuaresma es un tiempo particularmente propicio para invocar el auxilio del Espíritu Santo y recibirlo con frecuencia en los sacramentos, así como para leer y meditar más asiduamente la Palabra de Dios: ellos serán los grandes aliados que llenarán de frutos y de victoria nuestro itinerario cuaresmal.

P. José María Prats

 

Evangelio

En aquel tiempo, Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto, durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre. 

Entonces el diablo le dijo: 

«Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». 

Jesús le respondió: 

«Está escrito: ‘No sólo de pan vive el hombre’».

Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra; y le dijo el diablo:

«Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero. Si, pues, me adoras, toda será tuya». 

Jesús le respondió: 

«Está escrito: ‘Adorarás al Señor tu Dios y sólo a Él darás culto’».

Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo: 

«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo; porque está escrito: ‘A sus ángeles te encomendará para que te guarden’. Y: ‘En sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna’». 

Jesús le respondió: 

«Está dicho: ‘No tentarás al Señor tu Dios’». 

Acabada toda tentación, el diablo se alejó de Él hasta un tiempo oportuno.

San Lucas 4, 1-13

Jesús nos invita a resistir las seducciones del mundo y a poner nuestra confianza en el Padre / Por P. Carlos García Malo

 


Laurine, de 30 años, se va a bautizar: «Conocí a mi novio y me dijo que era católico y un día le pedí que me acompañara a la Iglesia; mi vida cambió en aquella Misa; fue el Espíritu Santo que descendió sobre nosotros»


Laurine, de 30 años, va a recibir el bautismo la próxima Pascua / Foto: Laurine

* «Sospecho que una luz cegadora no descenderá de repente sobre mí cuando el sacerdote me eche agua en la cabeza. Pero voy a convertirme en miembro de la comunidad cristiana. Estoy deseando formar parte del equipo. Y luego está la comunión. También voy a recibir mi parte de Cristo. Después del bautismo, comienzan los preparativos para mi boda con mi novio Pierre. Estoy muy contenta de continuar mi camino de fe con un curso prematrimonial. Y luego poder transmitir esta fe a mis hijos, construir nuestra familia sobre bases sólidas, sobre esta fe que nos impulsa y nos hace vibrar. Recibir el bautismo es el regalo que elegí hacerme por mi 30 cumpleaños. ¡Y qué regalo!»

Camino Católico.- "Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Miles de catecúmenos de todo el mundo se preparan para escuchar estas palabras la noche de Pascua, cuando reciban el bautismo. Laurine, vive en Beauvoisin (Francia), confiesa que "recibir el bautismo es el regalo" que eligió para su 30 cumpleaños. Conoce a Laurine.

A los 30 años, la vida está llena de sorpresas, y Laurine lo sabe muy bien. Originaria de Beauvoisin (Francia), esta joven enérgica está a punto de vivir una experiencia que jamás habría imaginado. Como catecúmena, será bautizada la noche de Pascua. "Mis padres no son creyentes y, en general, se oponen a la religión", explica de entrada a Agnès Pinard Legry en Aleteia. "Mi abuela paterna pertenecía a una secta, y la religión se convirtió en un tema tabú, una fuente de discordia". Mientras que su hermana mayor fue bautizada para complacer a sus abuelos, Laurine no. "Mis padres se divorciaron cuando yo era pequeña, así que mi bautismo no estaba en el orden del día".

Recuerda que a los 8 años quería explorar su fe, pero pronto comprendió que no era una prioridad. A los 17 años perdió a su bisabuela materna, a la que estaba muy unida. "Ella creía en Dios y recuerdo la belleza de su funeral. Recuerdo que me sentí atrapada por algo, que sentí una conexión. Pero no profundicé más y la vida siguió". Bueno, no del todo. Siente la presencia de su bisabuela con mucha fuerza cuando tiene que enfrentarse a elecciones difíciles y tomar decisiones dolorosas. "Hoy sé que ella nunca deja de interceder por mí ante Dios", dice Laurine. "En aquel momento no tenía las palabras, pero ahora lo sé".

Y entonces llegó una reunión hace ahora tres años. La reunión, con el que está a punto de convertirse en su marido el año que viene. "Pierre fue la primera persona con la que hablé de religión. Me explicó que era católico, pero desde el principio me dijo que no le molestaba que yo no creyera en Dios".


Sin embargo, cuanto más se adentraba Laurine en la relación, más se daba cuenta de que él representaba todo lo que ella había esperado: una visión compartida del mundo, valores comunes… A Laurine le resultaba difícil expresar con palabras lo que había sucedido. "Algo sucedió. Debió de ser el Espíritu Santo que descendió sobre nosotros". Se levantó una mañana y, como nunca había ido a la iglesia, le pidió que la acompañara. No sabía muy bien cómo hacerlo, cuenta, "pero él simplemente respondió: 'Con mucho gusto'". Era una misa familiar.

"Recuerdo que lloré mucho en aquel banco. Había tanta gente acogedora, tanto amor a nuestro alrededor… Me sentía como en casa", recuerda emocionada. Aquel día de abril de 2024, sintió que pertenecía a un lugar. "Y fue entonces cuando todo encajó. Durante demasiados años había dejado que los acontecimientos me sorprendieran sin profundizar en mi fe. Decidí parar ahí. Supe que era aquí donde debía estar".

Laurine y su prometido Pierre / Foto: Laurine

Para Laurine, las cosas se precipitaron. La pusieron en contacto con el responsable del catecismo para adultos, el llamado catecumenado. "Concretamente, mi vida cambió. Hubo un punto de inflexión en aquella Misa. Siento una gran alineación en mi vida con todas estas etapas", asegura. Cuando escribió su carta al obispo, hace quince días, las palabras le fluían. "Es raro que sienta tanta fluidez. Todo fue muy natural, nada se interpuso". Y la joven continúa: "Las cosas simplemente fluyeron, sé que no es un capricho del momento. Siento que estaba profundamente arraigado en mí. Simplemente tenía que salir". ¿La sensación que tiene a medida que se acerca el gran día? "¡Es como deshacer por fin el nudo de un ovillo!"

Así que, por supuesto, aunque prevalece la serenidad, no todo fue fácil en los preparativos. "¡Había crecido y vivido sin religión durante 30 años! Cuántas veces volvía de una reunión y me preguntaba: '¿De verdad me creo todo esto? ¿No me estaré volviendo loca?'".

Los momentos de claridad, cuando sabe que está en el lugar correcto, y los momentos de duda, cuando se pregunta si está cometiendo un error, se alternan regularmente. "Cuando estás sola, tienes dudas. Me costó aceptar este cambio a los 30 años. Estar con Pierre y un equipo de catecúmenos me ayudó mucho".

Con su Pierre, las discusiones sobre la fe, la Iglesia, cuestiones sociales y la famosa brújula que es el Evangelio no cesan. Él está inmerso en la fe desde niño y ha crecido con los valores de la Iglesia; ella descubre y absorbe todo lo que puede. "Desde que empecé, me dice lo valiente que soy. Pero también creo que es muy valiente por su parte acompañarme en este viaje". Aunque Pierre tuvo una educación católica de niño y se define como creyente, la conversión de Laurine le ha estimulado y empujado a replantearse todo lo que aprendió en su juventud. "Descubrí la fe a los 30 años y mi fe era directamente la de una mujer que ya tenía 30 años de experiencia de la vida. No pasé por la etapa de 'fe de niña'".

Cuando se le pregunta qué significa para ella esta noche de Pascua, casi se puede oír la sonrisa de Laurine al otro lado del teléfono. "Sospecho que una luz cegadora no descenderá de repente sobre mí cuando el sacerdote me eche agua en la cara", dice. "Pero voy a convertirme en miembro de la comunidad cristiana. Estoy deseando formar parte del equipo. Y luego está la comunión. También voy a recibir mi parte de Cristo".

Después del bautismo, comienzan los preparativos para su boda con Pierre. "Estoy muy contenta de continuar mi camino de fe con un curso prematrimonial", prosigue la joven. "Y luego poder transmitir esta fe a mis hijos, construir nuestra familia sobre bases sólidas, sobre esta fe que nos impulsa y nos hace vibrar. Recibir el bautismo es el regalo que elegí hacerme por mi 30 cumpleaños. ¡Y qué regalo!".

Lola Rosique, la pediatra que lleva una reliquia de Carlo Acutis a niños enfermos, después de sanar ella de un grave cáncer: En la UCI un pequeño que se había ahogado se ha recuperado


Lola Rosique, pediatra, junto a la reliquia de Carlo Acutis que lleva a los niños enfermos  / Foto: Cortesía de Lola Rosique

Camino Católico.- El 3 de enero de 2025 Lola Rosique estaba viendo un espectáculo navideño con su familia cuando recibió un whatsapp. Una madre del colegio de Murcia en el que estudian sus hijos, y también paciente suya, estaba viviendo un momento dramático: su hijo pequeño, Elías, se acababa de ahogar en una piscina. 

Espontáneamente se puso a rezar al beato Carlo Acutis, a quien se siente muy unida. “Le dije: ¡Carlo, por favor, esta familia, qué tragedia! ¡Tienes que hacer algo!”, relata a  Aleteia.

“Sentí en el corazón: llévale la reliquia”, recuerda, refiriéndose a un pedazo de una pieza de ropa del joven que la Iglesia canonizará el próximo mes de abril.

Reliquia itinerante

Desde hace unos meses, Lola va llevando la reliquia de Carlo a personas que pasan malos momentos, sobre todo a familias de compañeros de sus hijos.

Un sacerdote, Leandro Fernández, le prestó la reliquia en verano del año 2022 cuando le administró la unción de enfermos tras el diagnóstico de su grave cáncer. A Leandro se la había enviado la madre de Carlo en agradecimiento por una imagen del joven beato que él había pintado para su iglesia. 

Imagen de Carlo Acutis pintada por el padre Leandro Fernández junto a la reliquia del beato que lleva Lola Rosique, pediatra, a los niños enfermos  / Foto: Cortesía de Lola Rosique

El sacerdote desconocía que Lola acababa de visitar, junto a su familia, la tumba de Carlo Acutis en Asís. Y que allí, tras rogarle al beato por su familia y por su salud, experimentó un extraordinario bienestar espiritual y físico y la convicción de que se curaría.

Impactada por recibir entonces el regalo de esa reliquia, Lola le hizo una foto que publicó en su estado de Whatsapp, junto a una estampa de Carlo y una petición: que la gente pidiera su mejoría o curación por su intercesión.

Muchísimas personas de distintos lugares del mundo respondieron a su petición. Y ella sintió su fuerza en el duro proceso de pasar por una quimioterapia y dos cirugías muy agresivas.

“Todavía me quedan secuelas pero cada día doy gracias a Dios y a Carlo”, explica sonriendo la pediatra española, que ahora no deja de propagar la devoción a Carlo.

Lola Rosique, pediatra, en el hospital afrontando el grave cáncer que padeció, junto a la tumba del beato Carlo Acutis a quien atribuye su recuperación / Foto: Cortesía de Lola Rosique

La ha llevado a varias familias que aseguran haber vivido un gran cambio en la manera de afrontar problemas difíciles.

En la UCI

A los familiares de Elías, tras conocer la noticia del ahogamiento, les envió un mensaje pidiéndoles si podía llevarles la reliquia. La familia lo agradeció y le pidieron su presencia en la UCI.

Lola se dirigió al hospital, entró a la unidad de cuidados intensivos donde Elías se debatía entre la vida y la muerte. Bendijo al niño con la reliquia, la dejó junto la monitor y rezó con la familia. 

Lola Rosique, pediatra, llevó la reliquia del beato Carlo Acutis hasta la UCI donde el pequeño Elias se debatía entre la vida y la muerte / Foto: Cortesía de Lola Rosique

La madre de Elías, Maribel Galdo, le acercó la reliquia a su hijo, junto a otros objetos religiosos que le habían llevado.

“Al día siguiente, Elías estaba comiendo un bocadillo de jamón”, exclama Lola, convencida de que fue la fe de esa familia la que salvó al niño. 

“El Señor nos infundió esa fe que necesitábamos para pasar ese momento”,  asegura Maribel, feliz de que su hijo se recuperara tan rápido y sin ninguna secuela.

Victoria

Anteriormente, el año 2023, Lola había llevado la reliquia a la familia de Victoria, una niña con un cáncer terminal. 

Cuando su hija le habló de esa compañera de clase, la pediatra empezó a rezar por ella. Y sintió que Carlo le decía: “No puedes quedarte tú sola la reliquia, tienes que compartirla”. 

Ella se resistía porque no conocía a la familia ni quería darles falsas esperanzas, pero la llamada interior persistía.

Al final, a través de una amiga común, le ofreció a la madre dejarle unos días la reliquia de Carlo con la seguridad de que les reconfortaría. 

Y pudo llevársela. La niña estaba con morfina sin poderse levantar de la cama. Le habían dado el alta para que pudiera morir en casa.

Al día siguiente, Victoria empezó una mejoría espectacular, recuerda Lola. “Engordó cuatro kilos en un mes, empezó a comer, la niña le pidió a Carlo poder volver al colegio, era muy trabajadora, le encantaba dibujar”.

“Su madre decía: no sé lo que durará pero cada minuto con Victoria es un regalo, esto es un regalo, dure lo que dure”, relata Lola.

Duró un mes. Y poco después de estrenarse en Murcia la película sobre Carlo “El cielo no puede esperar”, Victoria empeoró y falleció.

“En el tanatorio su madre me abrazaba y me decía: solo puedo agradecer este último mes con mi hija; para Victoria, igual que para Carlo, el cielo no podía esperar”.

El poder de una reliquia

Lola asegura que la reliquia ayuda a muchas personas a confiar más. “Hay mucha gente implicada en estas cosas que han pasado que antes no tenía fe y que de repente se está acercando a la Iglesia”, destaca.

Para ella, “el verdadero milagro ya no son las curaciones, sino vivir la cruz con sentido cristiano, ver la belleza de la cruz aunque sea difícil de entender y que todo sea para gloria de Dios”.