domingo, 7 de abril de 2013
Buscar la proximidad diaria con Dios en la Eucaristía / Por P. Javier Alonso
7 de abril de 2013.- (13 TV/ Camino Católico) Homilía del padre Javier Alonso en la eucaristía del 3 de abril de 2013, miércoles de la Octava de Pascua, ofrecida por 13 TV, en la cual reflexiona sobre que hay que buscar a Dios en la proximidad, experimentado su amor. No hay mayor forma de buscar la proximidad diaria de Dios que la Eucaristía, esa vertiginosa concreción de Dios en ese pan que ya no es pan.
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sábado, 6 de abril de 2013
Palabra de Vida 6/4/2013: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio» / Por P. Jesús Higueras
(13 TV/ Camino Católico) Espacio "Palabra de Vida" de 13 TV del 6 de abril de 2013, sábado de la Octavade Pascua, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Marcos 16, 9-15
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio»
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando a una finca.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo:
- «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.»
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio»
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando a una finca.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo:
- «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.»
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viernes, 5 de abril de 2013
Palabra de Vida 5/4/2013: «Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado» / Por P. Jesús Higueras
Evangelio: San Juan 21, 1-14
«Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado»
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: - «Me voy a pescar.»
Ellos contestan: - «Vamos también nosotros contigo.»
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada.
Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: - «Muchachos, ¿tenéis pescado?»
Ellos contestaron: - «No.»
Él les dice: - «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: - «Es el Señor.»
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: - «Traed de los peces que acabáis de coger.»
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: - «Vamos, almorzad.»
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
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jueves, 4 de abril de 2013
Palabra de Vida 4/4/2013: «Paz a vosotros» / Por P. Jesús Higueras
(13 TV/ Camino Católico) Espacio "Palabra de Vida" de 13 TV del 4 de abril de 2013, jueves de la Octavade Pascua, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Lucas 24, 35-48
«Paz a vosotros»
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:
- «Paz a vosotros.»
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo:
- «¿Por qué os alarmáis;" ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
- «¿Tenéis ahí algo de comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:
- «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:
- «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»
«Paz a vosotros»
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:
- «Paz a vosotros.»
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo:
- «¿Por qué os alarmáis;" ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
- «¿Tenéis ahí algo de comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:
- «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:
- «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»
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miércoles, 3 de abril de 2013
Papa Francisco en Audiencia General 3/4/2013: “La resurrección de Cristo es nuestra fuerza”
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Palabra de Vida 3/4/2013: “Lo reconocieron al partir el pan”/ Por P. Jesús Higueras
(13 TV/ Camino Católico) Espacio "Palabra de Vida" de 13 TV del 3 de abril de 2013, miércoles de la Octavade Pascua, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Lucas 24, 13-35
“Lo reconocieron al partir el pan”
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo:
- «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?»
Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:
- «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?»
Él les preguntó: - «¿Qué?»
Ellos le contestaron:
- «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.»
Entonces Jesús les dijo:
- «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?»
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo:
- «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída,»
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron:
- «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?»
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
- «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.»
Y ellos contaron lo que les habla pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
“Lo reconocieron al partir el pan”
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo:
- «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?»
Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:
- «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?»
Él les preguntó: - «¿Qué?»
Ellos le contestaron:
- «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.»
Entonces Jesús les dijo:
- «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?»
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo:
- «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída,»
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron:
- «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?»
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
- «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.»
Y ellos contaron lo que les habla pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
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martes, 2 de abril de 2013
Palabra de Vida 2/4/2013: “He visto al Señor y ha dicho esto”/ Por P. Jesús Higueras
(13 TV/ Camino Católico) Espacio "Palabra de Vida" de 13 TV del 2 de abril de 2013, martes de la Octavade Pascua, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Juan 20, 11-18
“He visto al Señor y ha dicho esto”
En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan: - «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les contesta: - «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han
puesto.»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice: - «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: - «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice: - «¡María!»
Ella se vuelve y le dice: - «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice: - «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: - «He visto al Señor y ha dicho esto.»
“He visto al Señor y ha dicho esto”
En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan: - «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les contesta: - «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han
puesto.»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice: - «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: - «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice: - «¡María!»
Ella se vuelve y le dice: - «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice: - «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: - «He visto al Señor y ha dicho esto.»
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lunes, 1 de abril de 2013
Papa Francisco en el Regina Coeli 1/4/2013: “Acoger la victoria de Cristo en nuestra vida, y en las realidades concretas de la historia y de la sociedad”
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domingo, 31 de marzo de 2013
Palabra de Vida 31/3/2013: “Él había de resucitar de entre los muertos”/ Por P. Jesús Higueras
(13 TV/ Camino Católico)
Espacio "Palabra de Vida" de 13 TV del 31 de marzo de 2013, Domingo de Pascua de la
Resurrección del Señor,
presentado por el padre Jesús
Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Juan 20, 1-9
“Él había de resucitar de entre los muertos”
El
primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando
aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó
a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto
quería Jesús, y les dijo:
-
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. »
Salieron
Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el
otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro;
y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó
también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el
suelo y el sudario con que le hablan cubierto la cabeza, no por el suelo con
las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces
entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio
y creyó.
Pues
hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de
entre los muertos.
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Homilía del Papa Francisco en la Vigilia Pascual: “Pidamos al Señor que nos haga participes de su resurrección”
"¿Nos sentimos abrumados por nuestros pecados? ¿Creemos que no seremos capaces de superarlos? No cerremos nuestros corazones. No perdamos la confianza, no nos rindamos nunca: no hay situaciones que Dios no pueda cambiar…No nos encerremos en nosotros mismos… No perdamos la confianza, nunca nos resignemos. Los problemas, las preocupaciones de la vida cotidiana tienden a que nos encerremos en nosotros mismos, en la tristeza, en la amargura, es ahí donde está la muerte", ha explicado el Papa Francisco. En el vídeo se visualiza y escucha la homilía del Santo Padre traducida al castellano, cuyo texto es el siguiente: Leer más...
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viernes, 29 de marzo de 2013
Homilía del Viernes Santo del padre Raniero Cantalamessa ante el Papa Francisco: "Justificados gratuitamente por medio de la fe en la sangre de Cristo"
29 de marzo de 2013.- (13 TV/ Camino Católico) Este
Viernes Santo, el Papa Francisco ha presidido la celebración de la Pasión del
Señor en la Basílica de San Pedro ante la presencia de más de cuatro mil
personas. Poco después de las cinco de la tarde, el Santo Padre, con vestiduras
litúrgicas de color rojo intenso ha comenzado la celebración tumbado en el suelo, en señal de adoración y
respeto a la Cruz.
Ante el Papa Francisco, el capuchino Raniero
Cantalamessa -predicador de la casa pontificia- ha realizado la homilía en la cual ha meditado
sobre que hemos sido "justificados
gratuitamente por medio de la fe en la sangre de Cristo". El padre
Cantalamessa ha asegurado que "puede
decirse que ya ha llegado el final de los tiempos, porque en Cristo, subido a
la diestra del Padre, la humanidad ha llegado a su meta final. Ya han comenzado
los cielos nuevos y la tierra nueva. A pesar de todas las miserias, las
injusticias y la monstruosidad existentes sobre la tierra en él se ha abierto ya el orden definitivo del
mundo". En el vídeo se visualiza la homilía traducida al
castellano. El texto completo de la predicación cdel padre Raniero Cantalamessa
es el siguiente:
“Todos han pecado y
están privados de la gloria de Dios, pero son justificados gratuitamente por su
gracia, en virtud de la redención cumplida en Cristo Jesús. Él fue puesto por
Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre... De esa manera,
Dios ha querido mostrar su justicia: en el tiempo presente, siendo justo y
justificando a los que creen en Jesús. (Rom 3, 23-26).
Hemos llegado al
culmen del Año de la fe y a su momento resolutivo. ¡Esta es la fe que salva,
"la fe que vence al mundo" (1 Jn 5,5)! La fe – apropiación por
la cual hacemos nuestra, la salvación obrada por medio de Cristo, y nos
revestimos con el manto de su justicia. Por una parte está la mano extendida de
Dios que ofrece al hombre su gracia; por la otra, la mano del hombre que se
extiende para acogerla mediante la fe. La "nueva y eterna alianza"
está sellada con un apretón de mano entre Dios y el hombre.
Tenemos la
posibilidad de tomar, en este día, la decisión más importante de la vida,
aquella que nos abre las puertas de la eternidad: ¡creer! ¡Creer en que
"Jesús murió por nuestros pecados y ha resucitado para nuestra
justificación" (Rom 4, 25)! En una homilía pascual del siglo IV, un obispo
pronunciaba estas palabras excepcionalmente modernas y existenciales:
"Para cada hombre, el principio de la vida es aquel, a partir del cual
Cristo ha sido inmolado por él. Pero Cristo es inmolado por el en el momento en
el cual reconoce la gracia y se hace consciente de la vida que le ha sido
procurada por aquella" (Homilía pascual del año 387, en SCh 36, p. 59 s.).
¡Qué extraordinario!
Este Viernes Santo, celebrado en el Año de la fe y ante la presencia del nuevo
sucesor de Pedro, podría ser, si lo queremos, el principio de una nueva vida.
El obispo Hilario de Poitiers, convertido al cristianismo en edad adulta,
repensando en su vida pasada, decía: "Antes de conocerte, yo no
existía".
Aquello que se
requiere es solamente que no nos escondamos como Adán después de la culpa, que
reconozcamos tener necesidad de ser justificados; que no nos
auto-justifiquemos. El publicano de la parábola subió al templo e hizo una
breve oración: "Oh Dios, ten piedad de mí, pecador". Y Jesús dice que
aquel hombre regresó a casa "justificado", es decir, hecho justo,
perdonado, hecho criatura nueva; creo que cantando alegremente en su corazón
(Lc 18,14). ¿Qué había hecho de extraordinario? Nada, se había puesto en la
verdad ante Dios, y es lo único que Dios necesita para actuar.
***
Como quien, en la escalada de una pared alpina, habiendo superado un paso peligroso, se detiene un momento para recuperar el aliento y admirar el nuevo panorama que se ha abierto ante él, así hace también el apóstol Pablo al inicio del capítulo 5 de la Carta a los Romanos, después de haber proclamado la justificación mediante la fe:
Como quien, en la escalada de una pared alpina, habiendo superado un paso peligroso, se detiene un momento para recuperar el aliento y admirar el nuevo panorama que se ha abierto ante él, así hace también el apóstol Pablo al inicio del capítulo 5 de la Carta a los Romanos, después de haber proclamado la justificación mediante la fe:
“Justificados,
entonces, por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor
Jesucristo. Por él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos
afianzados, y por él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más
aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la
tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud
probada, la esperanza. Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de
Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha
sido dado”. (Rom 5, 1-15).
Son efectuadas hoy,
desde los satélites artificiales, fotografías a rayos infrarrojos de enteras
regiones de la tierra y del entero planeta. ¡Cómo aparece diferente el panorama
visto desde lo alto, a la luz de aquellos rayos, en comparación con aquello que
vemos con la luz natural y estando dentro! Recuerdo una de las primeras fotos
satelitales difundidas en el mundo; reproducía la entera península del Sinaí.
Muy diferentes eran los colores, más evidentes los relieves y las depresiones.
Es un símbolo. También la vida humana, vista a los rayos infrarrojos de la fe,
desde las alturas del Calvario, es diferente de lo que se ve “a simple vista”.
Todo – dijo el sabio
del Antiguo Testamento – sucede igual, del justo hasta el impío... “Yo he visto
algo más bajo el sol: en lugar del derecho, la maldad y en lugar de la
justicia, la iniquidad”. (Ecl 3, 16, 9, 2). Y en efecto, en todos los tiempos
se ha visto la iniquidad triunfante y a la inocencia humillada. Pero para que
no se crea que en el mundo hay algo fijo y seguro, he aquí, nota Bossuet, que a
veces se ve lo contrario, es decir la inocencia sobre el trono y la iniquidad
sobre el patíbulo. ¿Pero qué concluía Qoelet? Entonces me dije a mí mismo: Dios
juzgará al justo y al malvado, porque allá hay un tiempo para cada cosa y para
cada acción”. (Ecl 3, 17). Encontró el punto de vista que nuevamente pone el
alma en paz.
Aquello que el Qoelet
no podía saber y que nosotros más bien sí sabemos es que este juicio ya se ha
dado: "Ahora dice Jesús – caminando hacia su pasión–, ha llegado el juicio
de este mundo, ahora será echado fuera el príncipe de este mundo, y cuando yo
sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí "(Jn 12,
31-32).
En Cristo muerto y
resucitado, el mundo alcanzó su meta final. El progreso de la humanidad avanza
hoy a un ritmo vertiginoso, y la humanidad ve abrir ante sí nuevos e
inesperados horizontes fruto de sus descubrimientos. Y también, se puede decir
que ya ha llegado el final de los tiempos, porque en Cristo, subido a la
derecha del Padre, la humanidad ha alcanzado a su meta final. Ya comenzaron los
cielos nuevos y la tierra nueva.
A pesar de todas las
miserias, las injusticias y las monstruosidades existentes sobre la tierra, en
él ya se inauguró el orden definitivo del mundo. Lo que vemos con nuestros ojos
puede sugerirnos lo contrario, pero el mal y la muerte realmente están vencidos
para siempre. Sus fuentes se han secado; la realidad es que Jesús es el Señor
del mundo. El mal ha sido radicalmente vencido por la redención por él obrada.
El mundo nuevo ya ha comenzado.
Una cosa sobretodo
aparece diversa, vista con los ojos de la fe: ¡la muerte! Cristo entró en la
muerte como se entra en una prisión oscura; pero salió de ella por la pared
opuesta. No ha regresado de donde había venido, como Lázaro que vuelve a la
vida para morir de nuevo. Abrió una brecha hacia la vida que nadie podrá cerrar
jamás, y por la cual todos pueden seguirlo. La muerte no es más un muro contra
el que se estrella toda esperanza humana; se ha convertido en un puente hacia
la eternidad. Un "puente de los suspiros", tal vez porque a nadie le
gusta morir, pero un puente, ya no más un abismo que todo lo traga. "El
amor es fuerte como la muerte", dice el Cantar de los Cantares (8,6). ¡En
Cristo ha sido más fuerte que la muerte!
En su "Historia eclesiástica del
pueblo inglés", Beda el Venerable narra cómo la fe cristiana hizo su
ingreso en el norte de Inglaterra.
Cuando los misioneros
venidos de Roma llegaron a Northumberland, el rey del lugar convocó al consejo
de dignatarios para decidir si se les debía permitir o no, difundir el nuevo
mensaje. Algunos de los presentes se mostraron a favor, otros en contra. Era
invierno y afuera había nieve y ventisca, pero la habitación estaba iluminada y
cálida. En cierto momento, un pájaro salió de un agujero de la pared, sobrevoló
asustado un rato por la sala, y luego desapareció por un agujero en la pared opuesta.
Entonces se levantó
uno de los presentes y dijo: “Oh rey, nuestra vida en este mundo es como ese
pájaro. No sabemos de dónde venimos, por un poco de tiempo gozamos de la luz y
del calor de este mundo, y luego desaparecemos de nuevo en la oscuridad, sin
saber a dónde vamos. Si estos hombres son capaces de revelarnos algo del
misterio de nuestras vidas, debemos escucharlos”.
La fe cristiana
podría retornar a nuestro continente y en el mundo secularizado por la misma
razón por la que hizo su entrada: como la única que tiene una respuesta segura
que dar a los grandes interrogantes de la vida y de la muerte.
***
La cruz separa a los creyentes de los no creyentes, porque para unos es un escándalo y una locura, y para otros es el poder de Dios y la sabiduría de Dios (cf. 1 Cor 1, 23-24); pero en un sentido más profundo, ésta une a todos las hombres, creyentes y no creyentes. “Jesús tenía que morir [...] no solo por una nación, sino que también para reunir a todos los hijos de Dios que estaban dispersos” (Jn 11, 51 s.). Los nuevos cielos y la tierra nueva pertenecen de derecho a todos y son para todos: porque Cristo murió por todos.
La cruz separa a los creyentes de los no creyentes, porque para unos es un escándalo y una locura, y para otros es el poder de Dios y la sabiduría de Dios (cf. 1 Cor 1, 23-24); pero en un sentido más profundo, ésta une a todos las hombres, creyentes y no creyentes. “Jesús tenía que morir [...] no solo por una nación, sino que también para reunir a todos los hijos de Dios que estaban dispersos” (Jn 11, 51 s.). Los nuevos cielos y la tierra nueva pertenecen de derecho a todos y son para todos: porque Cristo murió por todos.
La urgencia que nace
de todo aquello es evangelizar: "El amor de Cristo nos impulsa, al pensar
que uno murió por todos" (2 Cor 5,14). ¡Nos impulsa a la evangelización!
Anunciamos al mundo la buena nueva de que "ya no hay condenación para
aquellos que viven unidos a Cristo Jesús. Porque la ley del Espíritu, que da la
Vida, me libró, en Cristo Jesús, de la ley del pecado y de la muerte" (Rom
8, 1-2).
Hay una narración del
judío Franz Kafka que es un fuerte símbolo religioso y adquiere un significado
nuevo, casi profético, escuchado el Viernes Santo. Se titula "Un mensaje
imperial". Habla de un rey que, en su lecho de muerte, llama junto a sí a
un súbdito y le susurra un mensaje al oído. Es tan importante aquel mensaje que
se lo hace repetir, a su vez, al oído. Luego despide con un gesto al mensajero
que se pone en camino. Pero oigamos directamente del autor lo que sigue de la
historia, marcada por el tono onírico y casi de pesadilla típico de este
escritor:
"Extendiendo
primero un brazo, luego el otro, se abre paso a través de la multitud como
ninguno. Pero la multitud es muy grande; sus alojamientos son infinitos. ¡Si
ante él se abriera el campo libre, cómo volaría! En cambio, qué vanos son sus
esfuerzos; todavía está abriéndose paso a través de las cámaras del palacio
interno, de las cuales no saldrá nunca. Y aunque lo lograra, no significaría
nada: todavía tendría que esforzarse para descender las escaleras. Y si esto lo
consiguiera, no habría adelantado nada: tendría que cruzar los patios; y
después de los patios el segundo palacio circundante. Y cuando finalmente
atravesara la última puerta --aunque esto nunca, nunca podría suceder--,
todavía le faltaría cruzar la ciudad imperial, el centro del mundo, donde se
amontonan montañas de su escoria.
Allí en medio, nadie
puede abrirse paso a través de ella, y menos aún con el mensaje de un muerto.
Tú, mientras tanto, te sientas junto a tu ventana y te imaginas tal mensaje,
cuando cae la noche".
Desde su lecho de muerte, Cristo confió a su Iglesia un mensaje: "Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura" (Mc 16, 15). Todavía hay muchos hombres que están de pie junto a la ventana y sueñan, sin saberlo, con un mensaje como el suyo. Juan, acabamos de oírlo, dice que el soldado traspasó el costado de Cristo en la cruz "para que se cumpliese la Escritura que dice: «Mirarán al que traspasaron»" (Jn. 19, 37). En el Apocalipsis añade: "He aquí que viene entre las nubes, y todo ojo le verá, aún aquellos que le traspasaron; y por él todos los linajes de la tierra harán lamentación" (Ap 1,7).
Desde su lecho de muerte, Cristo confió a su Iglesia un mensaje: "Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura" (Mc 16, 15). Todavía hay muchos hombres que están de pie junto a la ventana y sueñan, sin saberlo, con un mensaje como el suyo. Juan, acabamos de oírlo, dice que el soldado traspasó el costado de Cristo en la cruz "para que se cumpliese la Escritura que dice: «Mirarán al que traspasaron»" (Jn. 19, 37). En el Apocalipsis añade: "He aquí que viene entre las nubes, y todo ojo le verá, aún aquellos que le traspasaron; y por él todos los linajes de la tierra harán lamentación" (Ap 1,7).
Esta profecía no
anuncia la venida final de Cristo, cuando ya no será el momento de la conversión,
sino del juicio. En su lugar describe la realidad de la evangelización de los
pueblos. En ella se verifica una misteriosa, pero real venida del Señor que les
trae la salvación. Lo suyo no será un grito de desesperación, sino de
arrepentimiento y de consuelo. Es este el significado de la escritura profética
que Juan ve realizada en el costado traspasado de Cristo, es decir de Zacarías
12, 10: "Y derramaré sobre la casa de David y sobre los moradores de
Jerusalén, un espíritu de gracia y de súplica; y mirarán hacia mí, al que ellos
traspasaron".
La evangelización
tiene un origen místico; es un don que viene de la cruz de Cristo, de aquel
costado abierto, de aquella sangre y de aquella agua. El amor de Cristo, como
aquel trinitario, del que es la manifestación histórica, es "diffusivum
sui", tiende a expandirse y alcanzar a todas las criaturas
"especialmente a las más necesitadas de su misericordia". La
evangelización cristiana no es conquista, no es propaganda; es el don de Dios
para el mundo en su Hijo Jesús. Es dar a la Cabeza la alegría de sentir fluir
la vida desde su corazón hacia su cuerpo, hasta vivificar sus miembros más
alejados.
Tenemos que hacer
todo lo posible para que la Iglesia no se convierta nunca en aquel castillo
complicado y atestado descrito por Kafka, y para que el mensaje pueda salir de
ella libre y feliz como cuando inició su recorrido. Sabemos cuáles son los
impedimentos que puedan retener al mensajero: los muros divisorios, empezando
por aquellos que separan a las varias iglesias cristianas entre ellas, el
exceso de burocracia, las partes de ceremoniales, leyes y controversias
pasadas, convertidas en escombros.
En el Apocalipsis,
Jesús dice que Él está a la puerta y llama (Ap 3,20). A veces, como señaló
nuestro Papa Francisco, no llama para entrar, sino que llama desde dentro para
salir. Salir hacia las "periferias existenciales del pecado, del
sufrimiento, de la injusticia, de la ignorancia y de la indiferencia religiosa,
y de cada forma de miseria".
Sucede como con
algunos edificios antiguos. A través de los siglos, y para adaptarse a las
exigencias del momento, se les ha llenado de tabiques, escalinatas, de cuartos
y cuartitos. Llega un momento en que nos damos cuenta de que todas estas
adaptaciones ya no responden a las exigencias actuales, es más, éstas son un
obstáculo, y entonces se hace necesario tener el valor de derribarlas y
reportar el edificio a la simplicidad y linealidad de sus orígenes. Esta fue la
misión que recibió un día un hombre que estaba orando ante el crucifijo de San
Damián: "Ve, Francisco, y repara mi Iglesia".
"¿Y quién es
capaz de cumplir semejante tarea?", se preguntaba aterrorizado el Apóstol
frente a la tarea sobrehumana de ser en el mundo "el perfume de
Cristo", y he aquí su respuesta que vale también hoy: "no porque
podamos atribuirnos algo que venga de nosotros mismos, ya que toda nuestra
capacidad viene de Dios. Él nos ha capacitado para que seamos los ministros de
una Nueva Alianza, que no reside en la letra, sino en el Espíritu; porque la letra
mata, pero el Espíritu da vida”. (2 Cor 2, 16; 3, 5-6).
Que el Espíritu Santo, en este momento en cual se abre para la Iglesia un tiempo nuevo, pleno de esperanza, despierte en los hombres que están en la ventana la espera del mensaje, y en los mensajeros, la voluntad de hacerlo llegar a ellos, también al precio de la vida.
Que el Espíritu Santo, en este momento en cual se abre para la Iglesia un tiempo nuevo, pleno de esperanza, despierte en los hombres que están en la ventana la espera del mensaje, y en los mensajeros, la voluntad de hacerlo llegar a ellos, también al precio de la vida.
P. Raniero Cantalamessa OFM Cap
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jueves, 28 de marzo de 2013
El Papa Francisco lava los pies a doce presos menores: «Significa que estoy a su servicio… Me sale del corazón… Amo hacerlo porque es lo que el Señor me ha enseñado»
El Santo Padre ha celebrado la Misa de la Cena del Señor de Jueves Santo en una cárcel romana
“Ayudémonos los unos a los otros. esto es lo que Jesús nos enseña… Ahora realizaremos la ceremonia del Lavatorio de los Pies y debemos cada uno de nosotros pensar: ¿Estoy realmente dispuesto a ayudar a los otros? Solamente piénsenlo. Piensen que esta señal es la caricia de Cristo, porque Jesús vino a hacer esto, para servirnos, para ayudarnos”
28 de marzo de 2013.- (Camino Católico) El Papa Francisco ha oficiado en la cárcel romana de menores de Casal del Marmo la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, durante la cual ha lavado los pies a doce jóvenes allí recluidos, entre ellos dos muchachas, una católica y otra musulmana, imitando lo hecho por Jesús con los doce apóstoles.
El pontífice ha asegurado que el lavatorio de los pies "es una caricia de Jesús". "Entre nosotros quienes está más alto debe estar al servicio de los otros y eso es lo que hago yo lavando los pies, un deber como obispo y como sacerdote", ha subrayado.
El Obispo de Roma ha lavado los pies arrodillado, después los ha secado y los ha besado. Durante el intercambio de la paz, ha besado a los doce jóvenes. También ha dado personalmente la comunión. Francisco ha dicho sentirse "feliz" entre los muchachos: "las cosas del corazón son así". Dirigiéndose directamente a ellos les dijo: "No dejaros robar la esperanza, siempre con la esperanza por delante, ¿entendido?".
Esta ha sido la primera vez que un Papa oficia la misa del Jueves Santo en una cárcel y no en la basílica de san Juan de Letrán, que es la catedral de Roma y la que le pertenece como obispo de la misma. El Papa Bergoglio ha preferido hacerlo en este reformatorio de menores, que ya visitó en 1980 Juan Pablo II y en 2007 Benedicto XVI, en el que se encuentran recluidos 46 jóvenes, de ellos 35 varones y once mujeres de entre 14 y 21 años. Los italianos son ocho y el resto extranjeros, en su mayoría norteafricanos y eslavos, así como un ecuatoriano. La misa la ofició en la capilla del reformatorio y como se trata de un reformatorio de menores, el Vaticano no transmitió por televisión el acto. El texto completo de la homilía del Papa Francisco es el siguiente: Leer más...
“Ayudémonos los unos a los otros. esto es lo que Jesús nos enseña… Ahora realizaremos la ceremonia del Lavatorio de los Pies y debemos cada uno de nosotros pensar: ¿Estoy realmente dispuesto a ayudar a los otros? Solamente piénsenlo. Piensen que esta señal es la caricia de Cristo, porque Jesús vino a hacer esto, para servirnos, para ayudarnos”
28 de marzo de 2013.- (Camino Católico) El Papa Francisco ha oficiado en la cárcel romana de menores de Casal del Marmo la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, durante la cual ha lavado los pies a doce jóvenes allí recluidos, entre ellos dos muchachas, una católica y otra musulmana, imitando lo hecho por Jesús con los doce apóstoles.
El pontífice ha asegurado que el lavatorio de los pies "es una caricia de Jesús". "Entre nosotros quienes está más alto debe estar al servicio de los otros y eso es lo que hago yo lavando los pies, un deber como obispo y como sacerdote", ha subrayado.
El Obispo de Roma ha lavado los pies arrodillado, después los ha secado y los ha besado. Durante el intercambio de la paz, ha besado a los doce jóvenes. También ha dado personalmente la comunión. Francisco ha dicho sentirse "feliz" entre los muchachos: "las cosas del corazón son así". Dirigiéndose directamente a ellos les dijo: "No dejaros robar la esperanza, siempre con la esperanza por delante, ¿entendido?".
Esta ha sido la primera vez que un Papa oficia la misa del Jueves Santo en una cárcel y no en la basílica de san Juan de Letrán, que es la catedral de Roma y la que le pertenece como obispo de la misma. El Papa Bergoglio ha preferido hacerlo en este reformatorio de menores, que ya visitó en 1980 Juan Pablo II y en 2007 Benedicto XVI, en el que se encuentran recluidos 46 jóvenes, de ellos 35 varones y once mujeres de entre 14 y 21 años. Los italianos son ocho y el resto extranjeros, en su mayoría norteafricanos y eslavos, así como un ecuatoriano. La misa la ofició en la capilla del reformatorio y como se trata de un reformatorio de menores, el Vaticano no transmitió por televisión el acto. El texto completo de la homilía del Papa Francisco es el siguiente: Leer más...
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Papa Francisco en homilía de la Misa Crismal del Jueves Santo: «Salir a experimentar nuestra unción, en las «periferias» donde hay sufrimiento»
* “Esto os pido: sed pastores con «olor a oveja»”
* “Al buen sacerdote se lo reconoce por cómo anda ungido su pueblo; esta es una prueba clara. Cuando la gente nuestra anda ungida con óleo de alegría se le nota: por ejemplo, cuando sale de la Misa con cara de haber recibido una buena noticia”
28 de marzo de 2013.- (NSEtv / Camino Católico) El Papa Francisco ha presidido esta mañana en la Basílica de San Pedro su primera Misa Crismal de Jueves Santo. A los sacerdotes presentes, unos 1600, que en esta Eucaristía renuevan sus promesas sacerdotales, les ha pedido renovar el espíritu de santidad con el que fueron ungidos el día de su ordenación y compartir la“unción” que recibieron con todos los que están a su cargo, especialmente con los que “no tienen nada de nada”. En el vídeo puede visualizarse y escucharse la homilía del Papa Francisco traducida al castellano, cuyo texto completo es el siguiente: Leer más...
* “Al buen sacerdote se lo reconoce por cómo anda ungido su pueblo; esta es una prueba clara. Cuando la gente nuestra anda ungida con óleo de alegría se le nota: por ejemplo, cuando sale de la Misa con cara de haber recibido una buena noticia”
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El cardenal cubano Ortega revela palabras de Bergoglio en el pre cónclave, que pudieron ser decisivas para su elección: ''La dulce y confortadora alegría de evangelizar''
El hoy Pontífice le regaló al cardenal cubano, a petición de este, un manuscrito con una síntesis de su intervención oral, que es la hoja de ruta del nuevo Papa y el cual afirma que la Iglesia «está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias»
28 de marzo de 2013.- (Camino Católico) Durante la homilía que pronunció en la Misa Crismal, primera que celebrara en Cuba tras varias semanas en Roma para despedir a Benedicto XVI y participar en el cónclave que eligió al Papa Francisco, el cardenal Jaime Ortega reveló las palabras del cardenal Jorge Mario Bergoglio en su intervención en la congregación general de cardenales previa al cónclave y que, más tarde, el hoy Papa Francisco entregara por escrito, de puño y letra, al arzobispo de La Habana.
Al referirse al momento de “novedad” que vive la Iglesia por la elección del nuevo sucesor de Pedro al frente de la Iglesia el cardenal Ortega dijo: “Permítanme que les haga conocer como primicia casi absoluta, el pensamiento del santo padre Francisco sobre esta misión de la Iglesia”, y añadió que lo hacía público con la autorización del propio Francisco. Ante los centenares de fieles que asistieron a la celebración en la catedral de La Habana en la mañana del sábado 23 de marzo explicó que durante una de las reuniones de los cardenales previas al cónclave, “el cardenal Bergoglio hizo una intervención que me pareció magistral, esclarecedora, comprometedora y cierta”.
A continuación leyó íntegramente el texto que le entregara el futuro Papa, donde se recogen en cuatro puntos el pensamiento que el cardenal Bergoglio deseaba compartir con sus hermanos cardenales y que expresa su visión personal sobre la Iglesia en el tiempo presente. El arzobispo de La Habana reveló también en su homilía que, por coincidir con ese pensamiento sobre la Iglesia, preguntó al cardenal Bergoglio tras su intervención si tenía un texto escrito, pues deseaba conservarlo, lo cual este negó.
Pero añadió que a la mañana siguiente, “con delicadeza extrema” le entregó el texto de la “intervención escrita de su puño y letra tal y como él la recordaba”. Entonces, por primera vez, el cardenal Ortega pidió, y recibió, autorización del cardenal Bergoglio para difundir su pensamiento sobre la Iglesia. La segunda ocasión en que solicitó el permiso fue durante un encuentro posterior con el ya electo papa Francisco, quien ratificó su autorización para la difusión del texto, cuyo original guarda el cardenal Jaime Ortega como un tesoro especial de la Iglesia y un recuerdo privilegiado del actual Sumo Pontífice. El texto completo del manuscrito es el siguiente: Leer más...
Al referirse al momento de “novedad” que vive la Iglesia por la elección del nuevo sucesor de Pedro al frente de la Iglesia el cardenal Ortega dijo: “Permítanme que les haga conocer como primicia casi absoluta, el pensamiento del santo padre Francisco sobre esta misión de la Iglesia”, y añadió que lo hacía público con la autorización del propio Francisco. Ante los centenares de fieles que asistieron a la celebración en la catedral de La Habana en la mañana del sábado 23 de marzo explicó que durante una de las reuniones de los cardenales previas al cónclave, “el cardenal Bergoglio hizo una intervención que me pareció magistral, esclarecedora, comprometedora y cierta”.
A continuación leyó íntegramente el texto que le entregara el futuro Papa, donde se recogen en cuatro puntos el pensamiento que el cardenal Bergoglio deseaba compartir con sus hermanos cardenales y que expresa su visión personal sobre la Iglesia en el tiempo presente. El arzobispo de La Habana reveló también en su homilía que, por coincidir con ese pensamiento sobre la Iglesia, preguntó al cardenal Bergoglio tras su intervención si tenía un texto escrito, pues deseaba conservarlo, lo cual este negó.
Pero añadió que a la mañana siguiente, “con delicadeza extrema” le entregó el texto de la “intervención escrita de su puño y letra tal y como él la recordaba”. Entonces, por primera vez, el cardenal Ortega pidió, y recibió, autorización del cardenal Bergoglio para difundir su pensamiento sobre la Iglesia. La segunda ocasión en que solicitó el permiso fue durante un encuentro posterior con el ya electo papa Francisco, quien ratificó su autorización para la difusión del texto, cuyo original guarda el cardenal Jaime Ortega como un tesoro especial de la Iglesia y un recuerdo privilegiado del actual Sumo Pontífice. El texto completo del manuscrito es el siguiente: Leer más...
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Ezequiel Martínez: «Cuando le llevé mi título secundario, el Papa Francisco me compró una casa»
A Ezequiel Martínez, la miseria en la que vivía él, su esposa Natalia y su familia le hizo abordar de imprevisto al entonces cardenal arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, en medio de la bonarense Plaza de Mayo. «Mi mujer me dijo que no me acercara, yo le hablé y le dije que le quería hacer una pregunta. Él me preguntó qué necesitaba». El cardenal citó a Ezequiel en el arzobispado y tras varias preguntas le desafió a sacarse el título de educación secundaria. Desde entonces el ahora Papa empezó a ayudarles económicamente y cuando Ezequiel se sacó el título, el cardenal le compró una casa»
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