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viernes, 4 de abril de 2008

Joven de la Comunidad Cenáculo hablará de como Dios le rescató de las drogas, el lunes 7 de abril

Será en la Parroquia de San Juan Bautista de Sant Cugat del Vallés, a las 20,30 horas

Oremos!!! : La Comunidad Cenáculo decidida a instalarse en Catalunya para recuperar a drogadíctos



Juan García, a la izquierda de la imagen, miembro de la Comunidad Cenáculo, que testimoniará de como el Señor le rescató de su adicción,el lunes 7 de abril, a las 20,30 horas, en la Parroquia de Sant Juan Bautista de Mirasol de Sant Cugat del Vallés. A su lado el P. Carlos García Malo que colabora con la Comunidad, que quiere abrir casa en España.

Hay una posibilidad muy seria de que la Comunidad Cenáculo venga a la provincia de Barcelona.Como preparación para ello se ha iniciado un grupo de oración por esta intención desde hace unos meses.Y para dar a conocer un poco más la Comunidad del Cenáculo se ha organizado una segunda charla-testimonio que protagonizará Juan García, un joven español recuperado totalmente de la droga, y que reside actualmente comprometido en la "casa madre" en la Colina de Saluzzo (Italia).

Esta charla será el próximo lunes 7 de abril, después de Misa de 20 h en la Parroquia de San Juan Bautista de Mirasol en Sant Cugat del Vallés (Barcelona), situada en c/ Victoria 21 – Mirasol (Sant Cugat del Vallés) frente al Restaurante “La Ponderosa” . A 5 min. en coche del Hospital General de Cataluña y del Colegio La Farga.

Juan García estará acompañado por el P. Carlos García Malo, amigo de la comunidad, que el pasado 28 de enero, en el mismo lugar habló de su experiencia en la Comunidad Cenáculo. Entonces se anunció que podría abrirse una casa de la Comunidad en la provincia de Barcelona. Ahora ya se está trabajando decididamente para que así sea. Por eso es necesario que oremos con más intensidad para que el proyecto sea una realidad en unos meses.

información: mailto:amigosdelacomunidad@gmail.com

“La resurrección está dentro nuestro, porque Jesús no nos engaña, Él es la verdad, la vida, el amor.” (Madre Elvira, fundadora de la Comunidad)

*La Comunidad Cenáculo trata a jóvenes drogodependientes desde hace 25 años

*Cristo es el centro del tratamiento de rehabilitaciónMás del 90% de los que terminan el proceso se rehabilitan

*El secreto: trabajo y oración, cultivar la amistad con Cristo en la Eucaristía
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Para conocer la comunidad Cenáculo y su revista haz click A Q U Í

Para leer la entrevista con el P. Carlos García Malo sobre el anuncio de la posibilidad de apertura de una casa en la provincia de Barcelona haz click A Q U Í

Para leer los articulos publicados sobre la comunidad Cenáculo en el blog haz click A Q U Í

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martes, 5 de febrero de 2008

La Comunidad del Cenáculo quiere abrir casa en España: oración contra la droga / Por Pablo. J. Ginés

En las 56 casas fundadas por la Hermana Elvira, exdrogadictos ayudan a chicos enganchados; la oración y el trabajo los “limpian”.

Carlos García, sacerdote de la diócesis de Madrid, de 41 años, nunca pensó que dedicaría buena parte de su ministerio a combatir la droga y ayudar drogadictos. “Me parecía que no era para mí, muy difícil... hasta que conocí la Comunidad del Cenáculo”, nos explica.

-¿Como conoció la Comunidad del Cenáculo?

-Providencialmente. Durante 15 años he ido a Lourdes cada año, a ayudar en diversas tareas. Pasando una temporada de 20 días, conocí un exdrogadicto italiano, de Turín, llamado David. Me contó su testimonio, cómo en el Cenáculo dejó la droga. Hoy está felizmente casado, tiene dos niños. Pinta iconos, los vende, le encargan vía crucis, rosarios... aprendió a pintar iconos en el Cenáculo.

-¿Cómo son las casas de Comunidad del Cenáculo?

-El Cenáculo lleva funcionando 25 años. De 56 casas que tiene la comunidad, he estado en 12 o 14, las que Sor Elvira ha fundado en Italia y en Francia. Suelen ser granjas, terrenos amplios donde los chicos puedan trabajar en talleres, en cosas físicas.

Las casas pueden variar por país y lugar, pero el estilo de vida es el mismo. Oración, trabajo y revisión de vida. A las 6 de la mañana se levantan a rezar parte del rosario ante el Santísimo. Sor Elvira no abre una casa sin Santísimo. Después de comer, se reza la segunda parte del rosario. Y la tercera, al caer la tarde. Con el rosario se lee el evangelio y se comenta. Y antes de dormir, se reza la Corona de la Misericordia.

Pero lo más importante es que hay adoración perpetua 24 horas al día. Siempre hay dos chicos (o chicas, si es una casa femenina) ante el Sagrario de cada comunidad. Creo que eso, la adoración, es el gran acierto de Sor Elvira, una mujer muy sencilla, que tuvo que dejar los estudios, la menor de 9 hermanos.

- ¿Que se encuentra un chico drogadicto cuando llega a una casa del Cenáculo?

-Entra y ve chicos como él, pero los mira a los ojos y entonces ve una luz que él no tiene. Así me lo dijo un chico al entrar: "Veo que la mirada de estos chicos de aquí es distinta a las miradas que veía en la calle, me cuesta creer que hayan estado en la droga".

Nada más llegar, le ponen un “ángel de la guarda”, un chico que ha estado en la droga. Será su sombra, no le dejará ir solo ni al lavabo ni a dormir. Estará con él en los momentos de mono y desesperación y no le dejará drogarse. Y no puede engañarlo, porque ya se sabe todos los trucos del drogadicto. Este “ángel” lo tendrá pegado entre 2 y 4 semanas, según como responde el novato.

- ¿Qué impide al novato irse a casa?

-Sólo el cariño y la verdad de la comunidad. Puede irse cuando quiera. Pero no engañar. Cuando yo empecé a combatir la droga los mismos chicos me decían "nunca des dinero a un drogadicto; cómprales comida, pero no les des dinero". Y suena duro decirlo, pero si tu hijo está enganchado, has de echarlo de casa. ¿Es duro, verdad? Si lo echas, quizá morirá en las calles. Pero si no lo echas morirá igual y arruinará a la familia, material y emocionalmente.
La droga destruye a todos los que le rodean. Una madre me decía que si le daban un papel para firmar la muerte de su hijo la firmaba, cansada de luchar.

-Cenáculo ayuda a los chicos, pero ¿cómo ayudan los padres a Cenáculo?

- En Italia hay grupos de padres que se apoyan unos a otros, y envían sus hijos o más chicos a la Comunidad. Se encuentran semanalmente, este encuentro se llama “coloquios”.

Cenáculo no cobra ninguna tarifa por acoger ni mantener chicos. Vive de providencia, recoge comida, ropa, pero no dinero. Los padres y amigos de la comunidad ayudan. Algunos, por ejemplo, prestan grúas para la construcción o regalan los materiales, cemento...

- ¿Qué significa el trabajo en esta comunidad?

-"Servir es reinar" dice Sor Elvira. Mediante el trabajo me dignifico, sirvo a los demás y me desarrollo yo. Me dignifica cualquier trabajo, desde limpiar lavabos o poner la mesa hasta trabajos mayores que llegan ampliamente a la sociedad.

- ¿Se fuma en las casas del Cenáculo?

-No. El joven que entra sabe que debe rechazar tabaco y alcohol e incluso vino. ¡El vino de misa está bajo llave!

- ¿Y una vez desenganchados de la droga?

-El proceso puede durar de 3 a 6 años, depende de su fortaleza como persona y si comprende el método. Entonces recibe la bendición de Elvira para volver a la vida de trabajo. Los amigos de la comunidad le ayudarán en el mundo exterior. Hay un seguimiento para ayudarles a incorporarse en la sociedad. Se les ayuda a buscar trabajo. Se mantienen, si quieren, encuentros con la comunidad. Algunos, ya felizmente casados, no tienen más trato con la Casa que el agradecimiento.

- ¿Es eficaz este sistema para desengancharse?

-Es un 90% eficaz para los que acaban el proceso, no para todos los que entran. Acaban el proceso un 70-90% de los que empiezan.

- Parece una fórmula probada y eficaz. ¿Qué hace falta para abrir una casa de Comunidad del Cenáculo en España?

-Un matrimonio catalán, tras una peregrinación a Medjugorje (donde hay una casa del Cenáculo) vio que podía ofrecer una casa rural para la comunidad. El párroco de Sant Joan Baptista de Mira-sol (Sant Cugat) desde agosto tiene un grupo de oración pidiendo a Dios que la Comunidad venga a España. Tiene el apoyo de todo un grupo de amigos.

En este caso, necesitamos presentarle el proyecto al obispo de Terrassa, José Ángel Sáiz Meneses, porque ha de dar permiso para implantar la comunidad y poner un Sagrario. Sin Sagrario, no se hace. Vendría entonces un grupo de chavales italianos, con algún español. En la casa madre de Saluzzo hay un chico español que lleva años rezando para que haya casas en España.

Estos jóvenes tienen necesidad de testimoniar, dan testimonio a otros chicos de que Cristo les ha dado la vida; el lema de la comunidad es "de las tinieblas a la luz". No hay vida sin cruz, sin sacrificio, sin entrega, sin renuncia a uno para dar vida a los demás.

Para contactar en España con los Amigos de la Comunidad del Cenáculo, escribid a amigosdelacomunidad@gmail.com o llamar al 696 923 044 . Si una persona tiene un serio problema de droga y está interesado en conocer las Casas del Cenáculo puede llamar al P. Carlos: tel. 607 08 88 19

El Padre Carlos García y los Amigos de la Comunidad presentaron su proyecto el lunes 28 en la parroquia de Mira-sol.

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Fuente: ForumLibertas.com

miércoles, 27 de mayo de 2009

Paola y Mauricio: De la esterilidad a la fertilidad biológica después de comprometerse con los niños de la calle de Brasil
27 de mayo de 2009.- (Comunidad Cenáculo) Cuando Paola y yo vinimos a Brasil, no podíamos tener hijos. Paola quedaba embarazada, pero al tercer o cuarto mes, nuestro hijo se iba al Paraíso... En cierto momento hicimos un gesto de fe. Hacía un año que estábamos en Brasil, con diez niños de la calle y pensamos: tal vez es un gesto de egoísmo pensar en querer un hijo nuestro, éstos son nuestros hijos y si nosotros volvemos a Italia. . . ¡los abandonamos!

Así renovamos nuestro Sí a Dios, con nuestras pobrezas, con nuestras debilidades, pero con mucha, mucha fe, y decidimos quedarnos en Brasil. Dios hizo el milagro: Paola quedó embarazada y nació Francesco, después nació Stefano, luego Tommaso, Filippo, Lorenzo, Giovanni Paolo... bastó un sí pequeño, pequeño. . . y Él lo transformó en tanta, tanta vida. Es un sí, que se debe renovar todos los días con un gesto de la voluntad. Lo quiero, Jesús, quiero ser bueno hoy, quiero amar a quien me has puesto al lado: la esposa, el marido, la suegra, los hijos. Este es el prójimo que debemos amar. Y la cosa más linda del mundo es que cuando uno dice Sí, Dios te da la fuerza de ser fiel a ese sí para siempre.

Escuchen qué nos sucedió en estos días: con nosotros en la misiónde la Comunidad Cenáculo, viven sesenta niños de la calle, y entre ellos hay seis hermanitos, entre los tres y los diez años, que tienen un pasado muy triste.

Habían sufrido mucho a causa de los padres, y unas semanas antes de Pascua nos comunicaron desde el juzgado que serían dados en adopción. Dentro de mi corazón nació el deseo de darles nosotros una familia a estos seis niños, pero no lo hablé con Paola porque tenía un poco de temor de proponerle una cosa de esta magnitud. Entonces le escribí a Madre Elvira de la Comunidad Cenáculo pidiéndole si había alguna familia italiana que quisiese adoptarlos a todos juntos. Paola tuvo el mismo deseo, pero tampoco ella me dijo nada: entre tanto personalmente pedíamos a Jesús en la oración , sin saberlo , la misma cosa: "Jesús, si Tú nos consideras una familia adecuada y capaz de educar a estos seis niños, aparte de nuestros seis, contá con nosotros, pero debes confirmárnoslo Tú a través de la Comunidad Cenáculo y Madre Elvira". En estos once años Madre Elvira nunca nos pidió adoptar un niño. Estos seis niños serían dados en adopción en seis familias distintas.

Cuando comenzamos a prepararlos para la posible adopción, les dijimos: “Es posible que dentro de poco, vayan por un tiempo uno a una familia, otro en otra…”, ellos comenzaron a llorar y a decir: “No nos abandones tío, no nos abandones”.

Están muy unidos porque el lazo fraterno es el único que les ha quedado, y por eso se ha fortificado. Desde Italia llegó la respuesta diciéndonos que no había ninguno que quisiese adoptarlos a los seis, pidiéndonos de buscar a alguien en Brasil.

Una de nuestras misioneras “Anna”, preocupada escribió a Italia, a las fraternidades de la Comunidad Cenáculo pidiendo oración para que se cumpla un milagro y alguien los adoptase a todos juntos. ¡Muchos han rezado por estos niños!

El día de Pascua nos levantamos y el primer e-mail era de padre Stefano, que nos decía: “Desde que nos han comunicado el sufrimiento por los seis hermanitos, rezando por esta situación, siento que debo decirles esto: ¿y si fuesen ustedes esta familia que adopta a los seis niños? Si se convierten en hijos vuestros… serán hijos también nuestros. Lo he hablado con Elvira y ella me dijo de comunicárselos con alegría. Pero siéntanse libres, tienen ya seis hijos, son responsables de otros sesenta niños…”. Imprimí el e-mail, y fui corriendo a Paola, nos miramos a los ojos conmovidos y ella me dijo: “Estaba pidiéndole esto a la Virgen”.

En ese momento supimos que los dos le pedíamos a Jesús lo mismo. De ahí en adelante todo anduvo viento en popa: a veces hay muchos obstáculos para adoptar niños, se necesitan años para cerrar todos los trámites legales. Yo fui al juez, que conoce bien nuestra institución y nos estima, y le dije: “Estamos disponibles nosotros y queremos adoptar estos niños”. Él y las asistentes sociales quedaron muy asombrados por esto. Saben que nosotros no ganamos dinero, como todos los misioneros de la Comunidad Cenáculo, pero sabe la seriedad de nuestra Obra…

Para hacerla breve, en dos semanas nosotros obtuvimos la adopción de los niños: ¡ahora son nuestros hijos! Viven con nosotros y es algo maravilloso. (Toda la familia se puede ver en la fotografia primera de este testimonio, arriba a la izquierda)

Teníamos una única duda: tenemos seis hijos, si adoptamos otros seis, tal vez descuidemos los nuestros. En cambio estamos experimentando lo contrario: el amor, más se entrega, más se recibe, es la única cosa en el mundo que dividiendo se multiplica. Nunca nos habíamos sentido tan en paz, tenemos doce niños vivaces en casa, y muchas veces nos parece que Jesús nos lleva en brazos. Pensé en la tristeza de nuestros países, donde nadie quiere tener más hijos , porque son considerados un costo y un peso. Es una gran verdad que el egoísmo mata la vida y que el amor la revitaliza multiplicando fuerzas, energías y alegrías.

Los sentimos hijos nuestros e hijos de la Comunidad Cenáculo.

Maurizio, Paola y los 12 apóstoles…

…¡Esperamos!
Para comunicar con la Comunidad Cenáculo en Brasil:
cenacolo.mogi@itelefonica.com.br Tel ++55 - 114 721 7413

martes, 12 de julio de 2011

La Comunidad Cenáculo ha abierto la primera casa en España para recuperar jóvenes drogadictos y con dificultades con oración, trabajo y amistad

12 de Julio de 2011.- (Escuchar la Voz del Señor / Camino Católico.org) José Ángel Saiz Meneses, obispo de Terrassa, Catalunya, presidió la misa en la parroquia de San Cristóbal de Fogars de Montclús con motivo de la apertura en la misma de la primera casa de la Comunidad Cenáculo en España para hombres el sábado día 2 de julio. Concelebraron entre otros el padre Ignacio Fuster, rector de la parroquia y el Padre Stefano, miembro de la Comunidad Cenáculo. Más de cien personas de los Amigos del Cenáculo en España asistieron al acto.

El responsable de la fraternidad de la Comunidad Cenáculo en San Cristóbal de Fogars de Montclús es el madrileño Juan García de 39 años que explica en el vídeo que publicamos cómo se vive diariamente en el Cenáculo y los requisitos necesarios para poder realizar una experiencia. Debe tenerse en cuenta que la Comunidad Cenáculo no sigue ningún programa con profesionales y terapias para recuperar a las personas de sus fracasos vitales, sino que únicamente se convive en el trabajo, la amistad y la oración de forma cotidiana.

Actualmente en la fraternidad española de la diócesis de Terrassa de San Cristóbal de Fogars de Montclús han empezado a vivir 12 chicos. Los jóvenes de España que deseen realizar una experiencia de vida en la Comunidad Cenáculo serán destinados durante algunos meses a la casa de Lourdes en Francia, puesto que el primer objetivo es consolidar la fraternidad aquí en España con los primeros 12 muchachos que han llegado para luego poder iniciar progresivamente la acogida de otros. Leer más y ver vídeo...

viernes, 14 de enero de 2011

Luca recuperado por Cristo de la drogadicción con oración y trabajo en la Comunidad Cenáculo

El italiano Luca se drogó durante 17 años. Al entrar a la Comunidad Cenáculo para recuperarse orando y trabajando tuvo un encuentro personal con Cristo y descubrió por qué se había vuelto adicto. La herida emocional más profunda que él desconocía era que nació sin un brazo y nunca se había aceptado como era. "Me había drogado por que me faltaba el brazo. ¡Yo estaba paralítico porque no había aceptado jamás la falta de mi brazo, no era feliz sin mi brazo, no me amaba, no me quería! La Virgen me dio la gracia de aceptar mi herida, de quererla, de amarla". Hoy Luca se ha recuperado totalmente y ya no vive en la casa de la Comunidad Cenáculo en Lourdes, Francia. Desde hace unos meses trabaja como conserje en un hotel. El vídeo del testimonio que ofrecemos fue grabado en julio de 2009 en la casa de chicos de la Comunidad Cenáculo en Lourdes, Francia. Además publicamos el testimonio escrito por Luca en primera persona antes de reinsentarse laboralmente y dejar de vivir en la casa de la Comunidad Cenáculo.

14 de enero de 2011.- (Luca / Comunidad Cenáculo) Me llamo Luca: también yo pasé muchos años en la droga, el alcohol y la vida promiscua. Me hacía daño a mi mismo y también hería a los que me rodeaban. No voy a extenderme demasiado sobre el pasado, porque he cambiado y esa época verdaderamente ya es pasado. Leer más y ver vídeo...

martes, 5 de febrero de 2008

La Comunidad del Cenáculo: dejar la droga sin terapia ni sustitutivos

Cuando un drogadicto ingresa en una de las 56 casas de la hermana Elvira, se enfrenta a un duro ritmo de oración y trabajo apoyado por un compañero que ya se desintoxicó. El muchacho llega a una de las Comunidades del Cenáculo. No le queda más remedio: sus padres le han dicho que no le van a dar más dinero, que ya no piensan seguirle la corriente, haciendo como si no pasase nada. El muchacho está enganchado y por sí solo no puede dejar la adicción a la droga. Sus padres se han puesto muy duros, siguiendo las instrucciones del centro del Cenáculo: en casa ya no se le va a admitir hasta que se haya desintoxicado. El joven no piensa demasiado en el mañana. Sí, no le queda más remedio que entrar en este sitio una temporada. Allí al menos estará tranquilo, ¿no?, y siempre tendrá algo para chutarse, lo que ha escondido en los zapatos, en el cinturón; siempre se puede conseguir más.

Pero nada más llegar le presentan a Mario. "Este será tu ángel guardian", le dicen. "Te acompañará a todas partes, será tu sombra, irá contigo al lavabo, a dormir, a trabajar; será tu hermano y amigo; le odiarás porque no te dejará drogarte; él estaba enganchado a la droga como tú, pero lo ha dejado hace tiempo y ahora ayuda a los demás a dejarlo; le costó pero sobrevivió con oración, trabajo y el apoyo de su ángel guardián; también a ti te costará pero lo conseguirás".

Cuando Mario cachea al recién llegado, enseguida encuentra todas las dosis escondidas. Mario ha sido drogadicto, ha pasado por todo aquello, se lo sabe. Y como él, los otros chicos de la comunidad. El muchacho nuevo hoy no tendrá su dosis, ni mañana, ni pasado. Gritará, sudará, se revolcará, se pondrá violento, romperá cosas, merodeará de noche... pero los chicos del Cenáculo ya han pasado por ello, lo han vivido, y le van a acompañar con firmeza.

En la Comunidad del Cenáculo hay un ritmo muy intenso de oración en la capilla con los otros chicos, oración combinada con mucho, mucho trabajo físico: construir vallas, edificios, muebles, serrar, transportar, apilar, demoler, cultivar, arar, segar, plantar, cocinar... Hay momentos para compartir charla con los veteranos. Es absurdo intentar sacarles una dosis: no tienen, no la quieren y te dicen que "yo también estaba como tú al principio".
Aquí no hay televisión, ni radio, ni CDs, ni Internet, ni siquiera periódicos. Al inicio de la Comunidad había cigarrillos, pero sor Elvira, al ver cómo se peleaban los chicos por ellos, los prohibió, reconociendo que eran otra forma de adicción. Alguna vez se les permite ir juntos a ver algún importante partido de fútbol en la TV: es un momento especial.
Al acabar el día, uno está tan cansado que sólo quiere dormir. Sin embargo, muchos de estos chicos cuya vida estaba atada a la droga, el sexo y el alcohol pasan largas horas de la noche en la capilla. "Todo el mundo se beneficia de la disciplina, no importa en qué etapa de la vida estén", dice a THE TIMES Mary Godwin, fundadora de la casa del Cenáculo en Reino Unido. "Las vidas de los drogadictos y alcohólicos son totalmente caóticas, y el tiempo no significa nada para ellos. Tener disciplina les ayuda a pensar y hacerles responsables de lo que sucede en sus vidas cada día".
En las comunidades del Cenáculo no hay asistencia de psicólogos, no hay terapia farmacológica. "Aquí sólo hay Cristoterapia", dice la comunidad, fundada por la italiana Elvira Petrozzi, Hermana de la Caridad, en 1983. Hoy hay 56 comunidades en Europa, EEUU y América del Sur, algunas de chicas y otras de chicos, atendiendo a más de 1.500 jóvenes.


Sor Elvira en la primera Comunidad del Cenáculo en 1991

En México, Brasil y Perú el Cenáculo ha abierto casas para niños de la calle. Allí acuden como responsables y monitores chicos que se han desintoxicado. Así adquieren habilidades de responsabilidad, de cuidar niños, de dar ejemplo, de nutrir y proteger... habilidades que quizá no experimentaron en su infancia. Para muchos, es el paso final para reincorporarse a la vida civil, para fundar una familia.
Muchos pasan un par de años en una comunidad en el extranjero, desintoxicándose, y luego pasan algunos años más apoyando como "ángel guardián" a los recién llegados. Es el caso del inglés John Stanley, de 35 años, que pasó 2 años en una comunidad de Italia y ahora es el guardián de un chico en la comunidad de Nuestra Señora Reina de los Mártires, en Dodging Green, Kendal, Inglaterra. "Empecé con las drogas a los 15 años, con cannabis, y después pasé al speed y finalmente la heroína".

John Stanley vendió drogas y pasó dos años en la cárcel, dos años en los que no pudo drogarse. Los pasó en el gimnasio y estudiando. Parecía posible salir de la droga, pero en cuanto lo liberaron fue en busca de heroína. "Hay la mentalidad de que una vez eres drogadicto, siempre lo serás", dice Stanley en THE TIMES. "Toqué fondo, me sentí destruído física, mental, emocional y espiritualmente. Cuando oí hablar del Cenáculo, supe que o me unía a una comunidad o moriría".

Stanley había probado muchos programas de desintoxicación, pero ninguno le pudo ayudar ni tampoco a los cientos de adictos que conoció durante sus 15 años con la heroína. "El Cenáculo me ayudó a pisar firme, a reconstruir mi vida de una forma que nunca habría pensado que era posible; ahora quiero ayudar a otros a hacer lo mismo", explica Stanley.


Los primeros compañeros del Cenáculo en 1991; dejaron la droga y la mayor parte ayudaron después en otras comunidades

Sor Elvira, la madre espiritual de todos los muchachos y muchachas que pasan por el Cenáculo, escribe asombrada de los frutos de la Comunidad que ha creado.

"Me convierto cada día porque veo a Dios actuar claramente, en forma transparente, en el corazón, en la mente de los jóvenes que antes estaban muertos, tristes, solos, enojados, con violencia . Hoy en cambio son jóvenes serenos. Los jóvenes saben que si están muertos, tristes , en lo mas profundo de su ser aún brilla una luz de esperanza que puede, que debe ser un motivo para vivir, que vale la pena vivir y esta esperanza la encuentran a través de Jesucristo resucitado. No muchos saben que la resurrección debe experimentarse a través del don de la propia vida hacia los demás."

"La Comunidad nos enseña cosas esenciales de la vida que anteriormente no habíamos querido aprender y nadie nos las había enseñado. Para nosotros era normal confundir el placer con el gozo y en nuestra vida habíamos siempre perseguido los placeres más inmediatos, no pensábamos que el gozo pudiera nacer del sufrimiento, que significa ser débiles, frágiles, inferiores, mientras que ahora estamos aprendiendo que detrás de cada sufrimiento está el gozo. Solamente aquél que ha sufrido puede entender, amar, ayudar a otro que se encuentra mal."

"La vida en la Comunidad es verdaderamente muy simple, pero también muy rica, se vive la oración en concreto basada en una amistad libre sin algún interés, las cosas materiales influyen poco, aprendemos que las personas son más importantes que las cosas futiles, el dinero, la carrera, nos enfrentamos con nuestras debilidades pidiendo ayuda a Jesús que se manifiesta también en los hermanos que nos rodean."
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Fuente: Forum Libertas

Sor Elvira junto al Papa

domingo, 27 de enero de 2008

CRISTO: la solución para la droga / Charla en Sant Cugat del Vallés el lunes 28 de enero

Oremos!!! : La Comunidad Cenáculo puede instalarse en Catalunya para recuperar a drogadíctos

Hay una posibilidad muy seria de que la Comunidad Cenáculo venga a la provincia de Barcelona.

Como preparación para ello se ha iniciado un grupo de oración por esta intención desde hace unos meses.

Y para dar a conocer un poco más la Comunidad del Cenáculo se ha organizado una primera charla que dará el P. Carlos García Malo, sacerdote amigo de la Comunidad.

Esta charla será el próximo lunes 28 de enero después de Misa de 20h en la Parroquia de San Juan Bautista de Mirasol en Sant Cugat del Vallés (Barcelona).

El P. Carlos nos hablará más a fondo sobre la espiritualidad de la Comunidad, la “Cristoterapia” para sacar a los chicos de la droga, la confianza en la Providencia, ...

¡Gracias a Dios y por su misericordia se abre en España una gran puerta de esperanza para todos aquellos que sufren por el problema de la droga!

Dirección Parroquia: c/ Victoria 21 – Mirasol (Sant Cugat del Vallés)
frente al Restaurante “La Ponderosa”
A 5 min. en coche del Hospital General de Cataluña y del
Colegio La Farga

Para más información: amigosdelacomunidad@gmail.com

“La resurrección está dentro nuestro, porque Jesús no nos engaña, Él es la verdad, la vida, el amor.” (Madre Elvira, fundadora de la Comunidad)

La Comunidad Cenáculo trata a jóvenes drogodependientes desde hace 25 años

Cristo es el centro del
tratamiento de rehabilitación

Más del 90% de los que terminan
el proceso se rehabilitan

El secreto: trabajo y oración, cultivar la amistad con Cristo en la Eucaristía

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lunes, 11 de noviembre de 2024

Alexis Gámiz era punk, con 16 años se fue de casa, delinquió, traficó, se hizo adicto a las drogas e iba a suicidarse: «Dios me amó y transformó mi vida en la Comunidad Cenáculo»


Alexis Gámiz tuvo una experiencia profunda del amor de Dios cuando estaba hundido en la oscuridad

* «Me siento un pecador público, un desgraciado, pero amado por Dios. Experimento en mi vida diaria que Dios ayuda y no me da miedo decir que Dios existe y que ha cambiado mi vida y que puede cambiar la tuya también… Mi vida ha sido pasar de la muerte a la resurrección, de las tinieblas a la luz»

Camino Católico.- “Mi vida ha sido pasar de la muerte a la resurrección, de las tinieblas a la luz”, dice Alexis Gámiz, que era punk y alérgico a las normas. Con tan solo 16 años, se fue de casa, empezó a delinquir y a traficar con drogas. La adicción a la cocaína, la heroína y otras sustancias, le hicieron descender a los infiernos durante varios años, llegando a acumular 104 causas judiciales por todos los delitos que había cometido. Ver morir a algunos de los que se drogaban con él y acabar en prisión le hizo tocar fondo.hasta que un día no pudo más y, estando al borde del suicidio, pidió auxilio desesperado a sus padres.

Con la ayuda de su familia pudo conocer la Comunidad Cenáculo. Allí, encontró la medicina que necesitaba: el amor de Dios y de sus hermanos en la Comunidad.  Es una historia de redención total que recogió Juan Manuel Cotelo en un episodio de Contagiosos. Hoy, Alexis tiene 37 años, es padre de 5 hijos, está felizmente casado y es un maravilloso ejemplo de superación y de esperanza. Cuando se grabó el vídeo del testimonio tenía 4 años menos y todavía no habían nacido dos de sus hijos. Entonces vivía en Tarragona y ahora en Terrassa.

Dios entró como un vendaval en su vida, aunque tuvo que sufrir mucho para salir de los infiernos. Su cambio fue tan enorme gracias a la oración que sus padres, que se iban a separar y no eran creyentes, fueron alcanzados por esta gracia y decidieron casarse por la Iglesia. Todos los jóvenes de la comunidad de Alexis organizaron la boda.

Este joven que ahora vive en Terrassa con su mujer Ángela y sus hijos relata cómo desde el inicio de la adolescencia tuvo muchos problemas de comportamiento en casa. Tuvieron que cambiarle incluso de colegio y al llegar al instituto conoció a nuevos amigos con los que en vez de ir a clase se iba a fumar porros.

“La relación con mi familia se fue autodestruyendo. El conflicto con mis padres se fue agrandando”, cuenta Alexis. Así fue como finalmente a los 16 años decidió irse de casa. En aquel momento era punk. “Me fui a vivir a la calle, de ir de concierto en concierto, me metí poco a poco en este ambiente radical. Me dejé cresta, me tatué. No tenía normas… iba de tipo duro. Empecé a delinquir, traficando, robando comida…”, relata.


Alexis Gámiz cuando era punk

Al final acabó comiendo de la basura. Toda la felicidad que creía que viviría al hacer su vida no existía y con 19 años ya era adicto a la cocaína. Confiesa que sabía “en qué situación estaba, pero era orgulloso. Me era difícil pedir ayuda precisamente por ese orgullo”.

De la coca pasó a la heroína creyendo que así podría olvidar los problemas y vivir el resto de su vida en otra dimensión. Sin embargo, Alexis afirma que veía a la gente “morir a mi lado y eso me marcó así que necesitaba consumir el doble y pincharme más. Vi que la vida se me iba”.

No tenía ni 20 años y ya acumulaba 104 causas judiciales hasta que en una de ellas le arrestaron, le llevaron al calabozo y después a la cárcel. Pese a que en aquella vida que llevaba creía tener muchos amigos los únicos que fueron a visitarle fueron sus padres, a quienes tanto había hecho sufrir. “Me dejaron salir en libertad condicional y vi que tenía que haber un antes y un después así que por primera vez pedí ayuda a mi familia”, cuenta Alexis.

Sus padres lo acogieron en casa y con ellos pasó todo el síndrome de abstinencia, con todo lo que conllevaba. Pudo ver el tremendo amor de sus padres. Buscando una ayuda más específica les dieron el teléfono de un sacerdote que les informó sobre la Comunidad del Cenáculo. Y fueron a la casa que tienen en Lourdes.

“Llegamos a Lourdes. Mis padres no tenían nada de fe, no éramos creyentes. Pero entré allí y vi a madre que se sentó delante de la Virgen y se puso a llorar. Yo ya me volví loco”, recuerda de aquel momento.

El inicio en la comunidad no fue fácil. No podía fumar, no había teléfonos móviles, ni chicas... Le dijeron que allí rezaría. Además, le cortaron la cresta y sus padres volvieron a España. Alexis fue después a la casa que marcaría su vida, en el norte de Francia, y su existencia se fue transformando.

“A los 6 meses vino mi madre y me comentó que mis padres querían separarse y yo creía que era la mejor forma de salirme de la comunidad. Pero mi ángel de la guarda (persona encargada de velar por cada uno en la casa) me dijo que lo mejor que podía hacer era levantarme a las dos de la mañana e ir a la capilla rezar por ellos para que Dios les ayudara”, explica.


Alexis Gámiz orando en la capilla de la casa de la Comunidad Cenáculo de Tarragona

El tiempo pasó y tras un tiempo vio que sus padres estaban fenomenal, seguían juntos y hasta iban a misa. “Allí me asusté, no podía ser real, fue como un milagro”. Fue entonces cuando Alexis pidió perdón a sus padres por primera vez. “Fue como romper cadenas –agrega- como una liberación total, sobre todo para ellos. Se confesaron y les dio el deseo de casarse por la Iglesia. Nosotros fuimos los que preparamos todo, la celebración, la música, los cantos…”.

A los dos años de estar en la comunidad a los jóvenes se les envía a casa una semana para que puedan ver a su familia fuera de la casa comunitaria. Sin embargo, nada más llegar a Barcelona la Policía detuvo a Alexis por una de las causas pendientes que tenía de años atrás. Estuvo tres meses en la cárcel.

Pese a todo -explica- “pude ver en ese tiempo en la cárcel que el rosario me daba una fuerza tremenda para no caer en la tentación. Sentía la fuerza de esos amigos de verdad de la comunidad. Me venían a ver solo para 20 minutos de cristalera. Para decirme: ‘hermano estamos aquí’. La comunidad era una familia. Venían mis padres que me daban paz”.


Alexis Gámiz y su esposa Ángela el día de su boda

Al salir ya se incorporó a la comunidad del Cenáculo de Barcelona. Su encuentro con Dios era total y unos años después sintió el deseo de salir de la comunidad y empezar a rehacer su vida. Y así fue como en un retiro en Ávila conoció a la que hoy es su mujer, que al principio se quedó sorprendida al ver a un joven como él, con tantos tatuajes, en un encuentro católico.

Se casaron, y ambos ya tienen cinco hijos. Sin embargo, la Comunidad sigue ahí y visita a lo jóvenes siempre que puede con regularidad, colabora con ellos y atiende a quienes quieren entrar para recuperarse de adicciones o de cualquier problema incluso existencial. Y para muchos es ahora un espejo en el que mirarse. “Cada vez que veo a uno de estos chicos y tengo un cara a cara con él me veo reflejado. Con tanto mal que he hecho es una oportunidad de cubrirlo con el bien”, agrega.


Alexis Gámiz y su esposa Ángela con sus dos hijos mayores, Pablo y Sara, en una imagen de hace tres años

“Yo me siento un pecador público, un desgraciado, pero amado por Dios. ¿Por qué no vas a poder tú también? Yo desde que entré en comunidad he visto muchos casos y que ahora están fuera muy bien. Hay dificultades, momentos críticos, pero experimento en mi vida diaria que Dios ayuda. Él existe y ha cambiado mi vida. Y también puede transformar tu vida”, concluye.

sábado, 13 de junio de 2009

Lena: De la droga, los robos, el mal y el ateísmo a "intuir las necesidades de los demás y dejarme transformar por Dios"
*"En el momento más oscuro de mi pasado, cuando sentía la soledad más intensa, el mayor vacío y lo absurdo de mi existencia, Dios vino a mi encuentro a través de la Comunidad Cenáculo y me ha salvado, dándome las ganas de vivir."
*"La dificultad más grande fue comenzar a creer en Dios y rezar. Provengo de una tierra donde a causa de la historia política, el pueblo se olvidó de Dios. En mi familia nadie iba a la Iglesia. Mis padres me habían dado mucho afecto pero tenía necesidad de un amor más profundo, que ni siquiera ellos conocían."
13 de junio de 2009.- (Lena / Comunidad Cenáculo) Si algunos años atrás alguien me hubiera dicho que leería la Biblia y que hubiera encontrado la felicidad en Dios, no lo hubiera creído. ¡En cambio hoy, mi alegría está justo allí, en Jesucristo!
Me llamo Lena y estoy extra-feliz de haber descubierto que ¡mi vida es un don precioso y que vale más que cualquier otra cosa en el mundo!
En el momento más oscuro de mi pasado, cuando sentía la soledad más intensa, el mayor vacío y lo absurdo de mi existencia, Dios vino a mi encuentro a través de la Comunidad Cenáculo y me ha salvado, dándome las ganas de vivir.
Hoy tengo la gracia de estar en esta casa de Dios y agradezco a la Comunidad Cenáculo por haberme acogido vacía, así como era, sin pedirme nada.
Entré a los veintiún años después de vivir en la tóxico- dependencia, enojada conmigo misma, con mis padres, con la sociedad. Me sentía cansada y muerta por dentro por todo el mal que había hecho. No había terminado la escuela, estaba enojada, vivía en la falsedad y robaba. Delante de los demás aparentaba ser fuerte, impulsiva y decidida, mientras en el corazón sentía lo contrario: inseguridad, miedos y tantos porqués a los que no les encontraba la respuesta.

Las amistades que construía no eran duraderas porque no se basaban en el amor verdadero sino en el interés. En la droga me parecía que había encontrado la seguridad y la novedad de la vida. En cambio, fue sólo la ilusión de la libertad y me tomó por esclava.
En esta vida equivocada hería a quien me quería, especialmente a mis padres. En mi corazón no había ninguna confianza, sólo duda, frialdad. No creía más ni en mí misma y no esperaba que algún día la vida fuera diferente.
Por esto los primeros meses de Comunidad fueron durísimos; muchas veces quería dejar todo y escapar. Era difícil creer que otros me querían, era muy orgullosa y me justificaba siempre porque temía no ser aceptada por las otras chicas, el miedo a la verdad me paralizaba.
Pero aún en medio de estas dificultades comenzaba a percibir la paciencia y la confianza que la Comunidad tenía conmigo: sentí el amor verdadero que me dio la fuerza para seguir adelante y confiar.
La dificultad más grande fue comenzar a creer en Dios y rezar. Provengo de una tierra donde a causa de la historia política, el pueblo se olvidó de Dios. En mi familia nadie iba a la Iglesia. Mis padres me habían dado mucho afecto pero tenía necesidad de un amor más profundo, que ni siquiera ellos conocían.
En Comunidad me encontré con muchas chicas, de distintas partes del mundo, de diferentes edades, con pasados muy dolorosos… pero que unidas rezaban delante del Santísimo. Aunque no creía, estos momentos me conmovían, ayudaban a “derretir” mi corazón. Después de la oración percibía en las chicas un cambio: estaban más serenas, sonreían más.
La Santa Misa y los momentos compartidos poco a poco fueron acercando la Palabra de Dios a mi historia y en mí se encendió una pequeña luz de esperanza que me hizo abrazarme a Jesús, con toda mi fragilidad. El amor de Dios me hizo experimentar que sólo Él conoce y sana todo lo que tengo en el corazón. Rezando he visto que en el pasado no fui capaz de administrar bien mi libertad, buscando la alegría y el sentido de la vida sin la fe, muchas veces dije “sí” al mal.
Un valor precioso que he recibido en la Comunidad es el de compartir un diálogo profundo y verdadero. En mi casa siempre hablábamos sobre las cosas materiales, sobre lo que faltaba, sobre el dinero que no alcanzaba nunca… y así poco a poco, nos fuimos alejando y las cosas del mundo nos dividieron. Éramos incapaces de mirarnos a los ojos y preguntarnos. “¿Cómo estás hoy?”
Nos juzgábamos y pretendíamos uno del otro, nadie cambiaba y yo escapé a la droga. Hoy el diálogo se ha vuelto una necesidad cotidiana que me ayuda a estar bien y a vivir en paz conmigo misma y con los demás.
Cuando mi mamá hizo una experiencia conmigo pude conocerla mejor, bajo una nueva luz, la de la oración, que me hizo descubrir muchos gestos positivos y muchas cosas buenas que antes no veía en ella. Lo que me ha dado más alegría fue vernos de rodillas, juntas en nuestra capilla, mientras rezábamos: “Ave, o María…”, agradeciendo de corazón a la Virgen porque a pesar que éramos una pequeña familia perdida en el mundo, hoy vamos al encuentro de la misericordia de Dios, Padre de todos.
¡Hoy estoy segura de que el bien existe, que el perdón existe!
¡Gracias a la Comunidad he “tocado” el amor verdadero que es la vida de Jesús entregada gratuitamente y para siempre por nosotros!
Estoy forjando amistades de verdad, mis jornadas son muy ricas de vida, de situaciones que me hacen crecer y madurar y de trabajo amado y bendito, porque me reconstruye y me hace dar más de cuanto hubiera imaginado. Aprender a coser, a tocar la guitarra, a cocinar… para mí es una gran alegría.
¡Intuir las necesidades de los demás y dejarme transformar por Dios me está dilatando el corazón y no quiero perder más ni un minuto de mi vida!
¡Con Dios en el corazón cada día es una novedad, porque Él da sabor a todo!
¡Y yo quiero seguirlo!

martes, 26 de mayo de 2009

Santiago: De la droga y el odio a formar parte de la familia de los Hijos de Dios
*"Sentía una vocecita que me empujaba a buscar el bien, pero no sabía dónde buscarlo: probé con la política, con la carrera, con la literatura. . . pero la droga todo lo volvía una ilusión."
*"Luego comenzaron años cargados de psicólogos, psiquiatras, clínicas, hospitales y demás. Siempre recaía, cada vez estaba peor; la rabia y la falta de confianza en mí me habían hecho perder los estímulos vitales y siempre estaba fuera de control. Me odiaba, odiaba a todos, odiaba a Dios."
*"Nadie había tenido el coraje de proponerme el encuentro con Dios y una vida cristiana. Al ingresar en una clínica psiquiátrica, mi mamá que también estaba agotada de tantos fracasos y sin saber qué hacer, me hablo de la Virgen de Medjugorgie y de una Comunidad que había ahí."
25 de mayo de 2009.- (Comunidad Cenáculo) Soy Santiago y hoy vivo en la Fraternidad de Argentina de la Comunidad Cenáculo, mi tierra de origen. Crecí en una familia que deseaba lo mejor para mí, creyendo que lo mejor era el estudio y el éxito.

Buscaba en los libros una respuesta que se convirtió en un medio para hacerme ver y aplastar a los otros. Me aislaba, me sentía diferente de mis compañeros de
escuela y detrás de la máscara de “chico muy inteligente”, crecía en mí el miedo y la inseguridad.

Cuando finalicé el colegio me hice los primeros amigos de la droga: me parecía que eran más fuertes, más inteligentes, más profundos. También yo me zambullí en la droga con toda la insatisfacción que llevaba adentro.

En poco tiempo la droga fue mi refugio, la anestesia para todos mis miedos, la fuerza para recorrer las calles del mal, la mentira y la violencia. Ahora comprendo que todo ese mal, no sólo la droga, me despojaba de la dignidad, me hacía cada vez más débil y desilusionado, hasta incapaz de pensar en una vida mejor.

Sin embargo, sentía una vocecita que me empujaba a buscar el bien, pero no sabía dónde buscarlo: probé con la política, con la carrera, con la literatura. . . pero la droga todo lo volvía una ilusión.

Luego comenzaron años cargados de psicólogos, psiquiatras, clínicas, hospitales y demás. Siempre recaía, cada vez estaba peor; la rabia y la falta de confianza en mí me habían hecho perder los estímulos vitales y siempre estaba fuera de control. Me odiaba, odiaba a todos, odiaba a Dios.

Nadie había tenido el coraje de proponerme el encuentro con Dios y una vida cristiana. Al ingresar en una clínica psiquiátrica, mi mamá que también estaba agotada de tantos fracasos y sin saber qué hacer, me hablo de la Virgen de Medjugorgie y de una Comunidad que había ahí.

Todo me parecía ciencia ficción, pero ya no tenía nada que perder, estaba desesperado y ya no podía ocultar mi fracaso: acepté y la Comunidad Cenáculo me acogió..

Los primeros meses todavía estaba muy enojado, perdido en las fantasías del pasado, no tenía ni un poquito de fe y toda la vida comunitaria me parecía imposible. Me recuerdo que todos los días pensaba en escaparme y me decía a mí mismo: “Mañana, mañana”. Porque aunque no tenía deseos de quedarme en la Comunidad Cenáculo, comprendía que por algún motivo esos jóvenes estaban contentos ¡aún sin tener nada! Y yo también quería esa felicidad, dentro mío todavía estaba encendido el deseo de alegría, de plenitud, de luz.

Hasta que en un momento, por gracia de Dios, empecé a abrir los ojos y descubrí que lo que toda la vida había buscado, lo tenía delante de mí: la amistad sincera y limpia, una vida sencilla, un trabajo que me hace madurar y el pertenecer a una nueva familia, sana, que continuamente me ayuda a ver quién soy, a reconciliarme con mi pasado, a aprender a amar. Ese fue el momento en que Dios entró en mi existencia. El mal había tratado de arrancarme la vida y Él me daba una nueva… ¡sólo por amor! Comprendí entonces que no había terminado en otra institución sino que había entrado a formar parte de la familia de los hijos de Dios.

Empecé a percibir los signos de la Providencia, a madurar en el sacrificio y la amistad, a confrontar mi vida con el Evangelio, a rezarle a un Amigo, a un Padre a quien veía concretamente en las pequeñas cosas de cada día y que se hacía sentir en el corazón. Dentro de mí, en ese período explotó una “bomba” de alegría y de entusiasmo que colmó de sentido lo que estaba viviendo. Ahí emprendí mi camino para transformarme en un hombre cristiano, para conquistar la confianza en Dios, en mí mismo, la constancia, la fidelidad.

En suma, entablé una “lucha” santa. En el año 2005 se abrió la Fraternidad en la Argentina y tuve el regalo más grande de mi camino que fue formar parte del grupo de los “fundadores”. Una vez más sentí cómo la Comunidad me quiere bien: la confianza, el deseo de hacernos vivir aventuras grandes, bellas. . . y además experimentar el Amor de Dios y de la Virgen por nosotros, que se manifiesta en la Providencia que cada mañana nos precede, que se ocupa de nuestro futuro, que nos mantiene unidos, que aún en el sacrificio nos hace vivir en armonía, que nos hace comprender con la vida las palabras que escuchamos en el Evangelio, de Madre Elvira, de los hermanos . . . la Santa Providencia que me hace decir ¡Gracias!!

sábado, 24 de octubre de 2009

Henri, joven belga de 30 años, recuperado por el Señor de su drogadicción en la Comunidad Cenáculo

24 de octubre.- Me llamo Henri, tengo treinta años y soy de Bélgica. Agradezco poder compartir lo más bello de mi vida. Como muchos de los jóvenes que convivimos en la Comunidad Cenáculo, también yo me drogué, consumía heroína y cocaína. Llegué al Cenácolo muy joven, era un adolescente muerto, desesperado. Conocí la Comunidad por una amiga de una tía que presenció un testimonio en Medjugorje. Despúés de un tiempo de estar en la Comunidad Cenáculo y recuperarme me marché. Recaí en la droga, peor que antes, porque necesitaba mucho mal para sofocar la verdad que estaba dentro mío. Yo sabía muy bien que Dios existía, la conciencia lo gritaba dentro mío, pero no quería escucharlo. Terminé en la calle, era un vagabundo, me inyectaba la droga cada dos o tres horas, pedía limosna, robaba, hedía, había perdido la dignidad de hombre. No obstante Dios volvió a mi encuentro a través de la fundadora de la Comunidad Cenáculo, Madre Elvira. Leer más...

lunes, 18 de julio de 2011

Juan García rescatado por Dios de la drogadicción, pese a no tener fe, en la Comunidad Cenáculo

* Es el responsable de la primera casa en España de esta Asociación Internacional de Fieles laicos de Derecho Pontificio dedicada o ofrecer un experiencia vital a jóvenes con problemas de adicciones con una convivencia familiar basada en el trabajo, la oración y la amistad

* “Mi hermano me decía: “Ve delante de la Eucaristía y habla con Jesús aunque no creas”; yo respondía: “Pero si no creo, ¿cómo hago para hablar con Él?”. En esos días estaba comenzando la cuaresma y con otros chicos me puse el propósito de levantarme a las dos de la madrugada para rezar. Allí encontré algo que me “impulsaba”, que me sostenía: no me sentí más solo, había Alguien junto a mí que me ayudaba cada día”

18 de julio de 2011.- Juan García es de Madrid, tiene 39 años, no creía en Dios y ha estado sumergido en el mundo de las drogas y viviendo una desenfrenada vida hasta que tuvo un encuentro personal con el Jesucristo en la Comunidad Cenáculo, en la cual no deseaba ingresar. Hoy Juan totalmente recuperado es el responsable de la primera casa de la Comunidad Cenáculo en España, una fraternidad de 12 chicos ubicada en la casa parroquial de San Cristóbal de Fogars de Montclús, en la diócesis de Terrassa, cerca de Barcelona. Juan García nos cuenta su testimonio en un vídeo y escrito en primera persona.

(Juan García / Comunidad Cenáculo) Me llamo Juan y soy español. Mi infancia estuvo marcada por un papá muy exigente, que pretendía mucho de sus hijos. Cuando murió, yo tenía quince años y estaba tan enojado con él y tan herido ¡que casi estaba contento! Hoy lo lamento porque no supe apreciar su amor. Ahora he comprendido que ése era su modo de quererme: insistir en decirme que tenía que estudiar para ser “alguien” en la vida, pero yo desgraciadamente no logré entenderlo ni agradecerlo. Todavía no lo he perdonado plenamente, pero tengo voluntad, sé que me quiso y que se esforzó mucho por la familia, y él también tenía sus dificultades. Leer más y ver vídeo...

viernes, 26 de marzo de 2010

22 ex drogadictos recuperados por el Señor explican su conversión en la Comunidad Cenáculo

* Su cambio ha sido posible con oración, trabajo y convivencia fraternal durante algunos años

* El padre Carlos García Malo narra su testimonio de como ha vivido, colaborando con la comunidad, la recuperación de los jóvenes: "conocí un ex drogadicto italiano, de Turín, llamado David. Me contó su testimonio, cómo en el Cenáculo dejó la droga. Hoy está felizmente casado, tiene dos niños. Pinta iconos, los vende, le encargan vía crucis, rosarios... aprendió a pintar iconos en el Cenáculo”

26 de marzo de 2010.-
Carlos García Malo, sacerdote de la diócesis de Madrid y asesor espiritual de la Comunidad Familia, Evangelio y Vida, de 41 años, nunca pensó que dedicaría buena parte de su ministerio a combatir la droga y ayudar drogadictos. “Me parecía que no era para mí, muy difícil... hasta que conocí la Comunidad del Cenáculo”, nos explica. El padre Carlos es quien ha ayudado conjuntamente con los amigos del Cenáculo a propiciar que la Comunidad tenga previsto abrir una casa en la Diócesis de Terrassa, España, después de años de colaborar con ella en tareas de atención espiritual y sacramental. El padre Carlos García Malo explica para Escuchar la Voz del Señor su testimonio de como viven los jóvenes en la comunidad su camino de recuperación y sirve de pórtico para poder entender a los 22 jóvenes que han visto como su vida cambiaba radicalmente y lo cuentan para la gloria de Dios.Leer más....

sábado, 17 de abril de 2010

Juan, Gregory, Michael y Nicola: recuperados por Cristo de las tinieblas de las drogas y de la vida en la Comunidad Cenáculo

Explican en este vídeo testimonial de 76 minutos de duración su proceso de encuentro personal con el Señor en la Comunidad Cenáculo y como cualquier joven puede acudir a hacer una experiencia de recuperación como la que ellos han vivido

8 de abril de 2010.- Juan García es de Madrid, España, tiene 38 años. Michael Amari es de San Antonio, Texas, Estados Unidos, tiene 36 años. Nicola Ayelo es de Napolés, Italia, tiene 28 años. Los tres tienen algo en común: por distintos motivos se vieron sumergidos en las tinieblas de la adicción a las drogas y acudieron a la Comunidad Cenáculo, fundada por la religiosa Elvira Pettrozzi en 1983, para recuperarse.
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viernes, 18 de febrero de 2011

Pamela, siciliana: De atea, alcohólica y drogadicta a convertirse a Cristo en la Comunidad Cenáculo

"Jesús me llevó a perdonar mi pasado, a confiar en los otros y aceptarme como soy; a superar el miedo, a luchar redescubriendo los valores de la vida, como la amistad, sentir a alguien cerca que te da coraje, que te perdona, que respeta tus tiempos, que te da fuerza y esperanza"

18 de febrero de 2011.- (Pamela / Comunidad Cenáculo)
Tengo veintiséis años, me llamo Pamela y soy de Sicilia. Aunque soy de una familia cristiana por tradición, antes de entrar en la Comunidad Cenáculo era atea, no creía en nada, sólo en mis fuerzas humanas. Soy la mayor de cuatro hermanas y desde pequeña era introvertida y tímida. Vivía con una mamá muy aprensiva y un padre poco presente. Los dos trabajaban para que no nos faltara nada. Gracias a Dios estaba mi abuela, los recuerdos más lindos de mi infancia están relacionados con ella, cuando pasábamos el verano en su casa, estaba siempre atenta a nuestros requerimientos y fue la primera que me habló de Jesús.

Con los años el clima en mi casa se hizo pesado por los problemas económicos y las discusiones entre mis padres; dentro de mí crecía el sentimiento de culpa y la ansiedad: me sentía responsable de todo lo que pasaba entre ellos. En la escuela vivía un sentimiento de inferioridad al comparar mi familia con la de mis compañeros, vivía la rabia de la humillación y llamaba la atención para que me aceptaran. Leer más...