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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

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miércoles, 27 de mayo de 2009

Paola y Mauricio: De la esterilidad a la fertilidad biológica después de comprometerse con los niños de la calle de Brasil
27 de mayo de 2009.- (Comunidad Cenáculo) Cuando Paola y yo vinimos a Brasil, no podíamos tener hijos. Paola quedaba embarazada, pero al tercer o cuarto mes, nuestro hijo se iba al Paraíso... En cierto momento hicimos un gesto de fe. Hacía un año que estábamos en Brasil, con diez niños de la calle y pensamos: tal vez es un gesto de egoísmo pensar en querer un hijo nuestro, éstos son nuestros hijos y si nosotros volvemos a Italia. . . ¡los abandonamos!

Así renovamos nuestro Sí a Dios, con nuestras pobrezas, con nuestras debilidades, pero con mucha, mucha fe, y decidimos quedarnos en Brasil. Dios hizo el milagro: Paola quedó embarazada y nació Francesco, después nació Stefano, luego Tommaso, Filippo, Lorenzo, Giovanni Paolo... bastó un sí pequeño, pequeño. . . y Él lo transformó en tanta, tanta vida. Es un sí, que se debe renovar todos los días con un gesto de la voluntad. Lo quiero, Jesús, quiero ser bueno hoy, quiero amar a quien me has puesto al lado: la esposa, el marido, la suegra, los hijos. Este es el prójimo que debemos amar. Y la cosa más linda del mundo es que cuando uno dice Sí, Dios te da la fuerza de ser fiel a ese sí para siempre.

Escuchen qué nos sucedió en estos días: con nosotros en la misiónde la Comunidad Cenáculo, viven sesenta niños de la calle, y entre ellos hay seis hermanitos, entre los tres y los diez años, que tienen un pasado muy triste.

Habían sufrido mucho a causa de los padres, y unas semanas antes de Pascua nos comunicaron desde el juzgado que serían dados en adopción. Dentro de mi corazón nació el deseo de darles nosotros una familia a estos seis niños, pero no lo hablé con Paola porque tenía un poco de temor de proponerle una cosa de esta magnitud. Entonces le escribí a Madre Elvira de la Comunidad Cenáculo pidiéndole si había alguna familia italiana que quisiese adoptarlos a todos juntos. Paola tuvo el mismo deseo, pero tampoco ella me dijo nada: entre tanto personalmente pedíamos a Jesús en la oración , sin saberlo , la misma cosa: "Jesús, si Tú nos consideras una familia adecuada y capaz de educar a estos seis niños, aparte de nuestros seis, contá con nosotros, pero debes confirmárnoslo Tú a través de la Comunidad Cenáculo y Madre Elvira". En estos once años Madre Elvira nunca nos pidió adoptar un niño. Estos seis niños serían dados en adopción en seis familias distintas.

Cuando comenzamos a prepararlos para la posible adopción, les dijimos: “Es posible que dentro de poco, vayan por un tiempo uno a una familia, otro en otra…”, ellos comenzaron a llorar y a decir: “No nos abandones tío, no nos abandones”.

Están muy unidos porque el lazo fraterno es el único que les ha quedado, y por eso se ha fortificado. Desde Italia llegó la respuesta diciéndonos que no había ninguno que quisiese adoptarlos a los seis, pidiéndonos de buscar a alguien en Brasil.

Una de nuestras misioneras “Anna”, preocupada escribió a Italia, a las fraternidades de la Comunidad Cenáculo pidiendo oración para que se cumpla un milagro y alguien los adoptase a todos juntos. ¡Muchos han rezado por estos niños!

El día de Pascua nos levantamos y el primer e-mail era de padre Stefano, que nos decía: “Desde que nos han comunicado el sufrimiento por los seis hermanitos, rezando por esta situación, siento que debo decirles esto: ¿y si fuesen ustedes esta familia que adopta a los seis niños? Si se convierten en hijos vuestros… serán hijos también nuestros. Lo he hablado con Elvira y ella me dijo de comunicárselos con alegría. Pero siéntanse libres, tienen ya seis hijos, son responsables de otros sesenta niños…”. Imprimí el e-mail, y fui corriendo a Paola, nos miramos a los ojos conmovidos y ella me dijo: “Estaba pidiéndole esto a la Virgen”.

En ese momento supimos que los dos le pedíamos a Jesús lo mismo. De ahí en adelante todo anduvo viento en popa: a veces hay muchos obstáculos para adoptar niños, se necesitan años para cerrar todos los trámites legales. Yo fui al juez, que conoce bien nuestra institución y nos estima, y le dije: “Estamos disponibles nosotros y queremos adoptar estos niños”. Él y las asistentes sociales quedaron muy asombrados por esto. Saben que nosotros no ganamos dinero, como todos los misioneros de la Comunidad Cenáculo, pero sabe la seriedad de nuestra Obra…

Para hacerla breve, en dos semanas nosotros obtuvimos la adopción de los niños: ¡ahora son nuestros hijos! Viven con nosotros y es algo maravilloso. (Toda la familia se puede ver en la fotografia primera de este testimonio, arriba a la izquierda)

Teníamos una única duda: tenemos seis hijos, si adoptamos otros seis, tal vez descuidemos los nuestros. En cambio estamos experimentando lo contrario: el amor, más se entrega, más se recibe, es la única cosa en el mundo que dividiendo se multiplica. Nunca nos habíamos sentido tan en paz, tenemos doce niños vivaces en casa, y muchas veces nos parece que Jesús nos lleva en brazos. Pensé en la tristeza de nuestros países, donde nadie quiere tener más hijos , porque son considerados un costo y un peso. Es una gran verdad que el egoísmo mata la vida y que el amor la revitaliza multiplicando fuerzas, energías y alegrías.

Los sentimos hijos nuestros e hijos de la Comunidad Cenáculo.

Maurizio, Paola y los 12 apóstoles…

…¡Esperamos!
Para comunicar con la Comunidad Cenáculo en Brasil:
cenacolo.mogi@itelefonica.com.br Tel ++55 - 114 721 7413

miércoles, 11 de junio de 2008

Testimonio: "Dios ha dado mucho, justamente porque no pretendiamos nada" / Autora: Madre Elvira, fundadora de la Comunidad Cenáculo

Palabras pronunciadas en la Basilica San Juan de Letrán, el 4 de abril de 2008, durante el primer congreso de la Divina Misericordia

Cuando a nuestros jóvenes les piden que hablen de la Comunidad comienzan a hablar de su propia vida: de las tinieblas a la Luz. Es lo que voy a hacer yo.

Deseo contarles sobre la Misericordia de Dios en mi familia cuando yo era pequeña, en los años ’40. Durante la guerra mi papá fue llamado al frente. Nosotros vivíamos en el sur. . . . y tenía que presentarse en Piemonte. Ni siquiera sabíamos qué era el Piemonte. Así es que mi papá le dijo a mi madre que nos íbamos todos con él. Éramos siete niños, llenos de hambre, de frío, de todo lo que no tendría que tener un niño. Pero teníamos una mamá fuerte, capaz de soportar el peso de de todos. ¿Por qué les digo esto? Porque mirando posteriormente mi historia he comprendido que en esos momentos la Misericordia abundaba.

Luego, mi papá se hizo alcohólico, bebía. Nosotros no sabíamos, éramos chicos y veíamos a nuestro padre transformado, nervioso, con rabia. Durante muchos años, mis hermanos, lo juzgaron: “¡Qué padre que tuvimos! ¡Qué familia que éramos!” Se avergonzaban. Hoy, a la Luz de mi encuentro con Dios , cuando los encuentro les digo: “Se avergüenzan de nuestro padre porque no han podido transformar con la fe esas llagas profundas que teníamos en el corazón .” En un momento de mi camino de fe comprendí que en mi vida la Misericordia ya estaba en ese momento, que el Espíritu Santo guiaba a mis padres hacia la fortaleza, en la humillación, porque vivimos muchas humillaciones, mucha marginación.

Nadie quería a los del sur, nos dieron una casa que era casi un gallinero ¡no nos querían en ningún lado porque éramos muchos hijos! Sin embargo hoy, luego de haber encontrado al Señor, leo esta historia con nuevos ojos y eso le propongo a los jóvenes: no avergonzarse de su propia historia porque justamente está sostenida por la Misericordia que la transforma en amor.

Hoy, las llagas sangrantes se volvieron puertas y ventanas abiertas para darle a todos misericordia, amor, justicia, para dar mucho, mucho de mí misma. Hay que vivir la Misericordia en lo concreto de la propia historia para poder expresar: “Lo pude asimilar en mi propia carne.” Reconozco que el Señor fue muy bueno conmigo, desde chica me fue preparando para lo que Él sabía que yo iba a vivir en mi vida…

Me puse de novia con un joven bueno, que me quería, pero en un momento me dije: “Toda la vida solo con este chico, con esta cara, con estas palabras…no. . . jamás podré.” Sentía que mi corazón estaba dilatado al máximo, y en ese momento, en esa elección lo encaucé.Ya habíamos programado tener quince, veinte hijos, pero eran pocos. Veinte hijos ¿y después? ¿Después?

Después la Misericordia me alcanzó en la pobreza, en la humillación. Es una Misericordia que se mezcló con mi carne, con mis sentimientos, con mi amor. Y es por eso que hoy estoy aquí con un “equipo” de jóvenes.Tenemos muchas casas de jóvenes que vienen de todas partes del mundo, sabiendo que la nuestra es una Comunidad exigente. Nuestro amor, que es todo, total, incondicional, es un amor exigente porque ellos deben sentir que les tenemos confianza a pesar de su fragilidad y debilidad. Ellos ya no eran personas, eran pedazos rotos. Pero creo que tienen derecho no a los caramelos para hacerlos sentir bien, sino a la fuerza de una propuesta educativa.

En cuanto llegan, lo primero que les enseñamos – para no engañarlos, pues anteriormente todo fue engaño - es la oración. Afortunadamente, nuestros obispos, cada vez que abro una Comunidad, cuando de rodillas les pido que nos den la Eucaristía, siempre han dicho que sí. Nuestras capillas a veces todavía no tienen los bancos, pero ahí vamos, de rodillas, en el piso, día y noche con Jesús Eucaristía. Se hacen turnos, siempre con Jesús: y somos felices. No tenemos nada… ¿no tenemos nada?

¡Tenemos todo! Pero no hemos aceptado el dinero del Estado sino que hemos creído en el amor de Dios Padre. También creímos en el amor del hombre y, en efecto, a nosotros no nos falta nada porque todo se vuelve Providencia y nosotros la podemos contemplar en las personas que llegan. Los jóvenes desean comer una buena pasta y no hay salsa de tomate, quince minutos antes de la comida llega una señora con el marido y descargan una gran cantidad de “pumarola”. ¡Así es todo, todo!!

En veinticinco años que hace que recibimos a estos jóvenes, jamás fui a hacer las compras. Cuando algo falta, falta: lo echamos de menos pero así experimentamos que no son las cosas las que nos hacen felices, sino la amistad, la paz…

Comencé con mi historia desde que era niña porque quiero que cuando estemos tristes, o todavía no hayamos abrazado al papá o a la mamá, lo digo sobretodo por ustedes, chicos y chicas de la Comunidad: “Aprendamos a perdonar, a perdonar a nuestros padres por cualquier equivocación que hayan tenido. Ellos fueron más castigados que nosotros cuando eran chicos.”Luego de estar un tiempo en la Comunidad, nuestros jóvenes van a su casa para hacer la verífica. Yo siempre les digo: “Cuando veas a tu padre, desde lejos, corre, corre, corre hacia él y abrázalo. Y mientras lo abrazas, debes contar, sin soltarlo, hasta siete.” Y verás que tu papá llora: ¡todos se ponen a llorar! Ya no podemos decirle “¡Hola, papá! “ e irnos.

¿ Quieres detenerte un momento? Porque tu papá debe hacer memoria y recordar que cuando eras pequeña o pequeño, no te quiso, no dialogó, ni te miraba. En un punto cuando el hijo lo abraza, el “hijo pródigo” es realmente el padre, quien se da cuenta de que es padre. Estos jóvenes que hoy están rebosantes de oración, de compasión, de amor, nunca más pueden tener un gesto que no entre en el corazón, en sus vísceras , en las de sus padres. Cuando regresan de la verifica me dicen: “Elvira, en cuanto lo vi a mi papá me dije, si no voy ahora no voy más.” Se puso a correr, abrazó al papá hasta que los dos se confundieron en el llanto.

Debemos ser más humanos, más amantes del amor. El amor es vida, gestos concretos, sacrificio, humillaciones, a veces hambre: primero hay que vivirlo y luego entregarlo a todos. Dios es amor y nosotros elegimos a Dios. Más bien, es Él quien nos eligió ¡y estamos felicísimos de haberlo encontrado!(. . .)¿Cómo se hace para vivir con jóvenes que vienen de tantas experiencias del mal? El cómo siempre es difícil pero hay Alguien que te lo va enseñando por dentro. Cada minuto es una novedad, también para nuestros jóvenes. ¿Cómo se hace para reprenderlos, amarlos, abrazarlos, castigarlos, sonreírles y jugar con ellos? Son todos momentos de amor.

Pero recordé lo que una vez aprendí en mi infancia. Tenía una madre santa, exigente. Especialmente recuerdo una oración que ella decía todos los días y varias veces al día: “¡Santa Cruz de Dios , no nos abandones!” Ella lo decía en su dialecto del sur, yo soy del sur, de Sora, cerca de Frosinone.Mi padre muchas veces perdía su trabajo porque faltaba, pero ella no le pedía al Señor un nuevo trabajo para su marido, ¡no!! : ¡La Cruz! Ella amó la cruz, la abrazó.. Por eso les he propuesto a los jóvenes el encuentro con la Cruz de Jesús, con el crucifijo…

¿Cómo hice para vivir con los jóvenes? No fui yo a vivir con ellos sino que fue la Misericordia: ese rostro del Padre que se empeña en hacer florecer la misericordia junto a la miseria. Ellos llegan ya sin más dignidad, sin más rostro, sin más palabras, sin más esperanza . Vienen y confían: no sé cómo hacen para confiar pero confían, también para mí es un milagro. Y nosotros les proponemos el “camino” de la oración, de la fe viviéndola junto a ellos, porque los jóvenes hoy no necesitan tantas palabras sino vida. A los jóvenes las cosas le entran por los ojos, no más por los oídos: entienden con los ojos porque mira, observan si nosotros no hacemos lo que decimos. La coherencia , con ellos es muy importante la coherencia. . .

Comenzamos durmiendo en el piso, porque no había nada en esa villa que nos habían dado en comodato. Pero nunca pensé en eso: ¡teníamos de más! Cuando no teníamos nada más, ¡había de más! Porque había de más solidaridad, amor, sonrisas, había de más lágrimas a veces, pero no importa, la vida es así: con luces y sombras, hecha de coraje y de miedo, de fortaleza y de debilidad, y nosotros se la enseñamos tal cual es, también a través de nuestra vida.Ahora debo agradecer a la Virgen, que luego de algunos años nos mandó sacerdotes, seminaristas, hermanas consagradas que ya están en las distintas misiones. Yo no pensaba en todo esto, pero Dios ha dado mucho, justamente porque no pretendíamos nada ha dado todo para que se lo donemos a los demás.

Gracias por haberme escuchado.
Cardenal Schonborn: “Una vez le pregunté a Madre Elvira: ¿Pero, cómo se hace para abrazar la Cruz? Espontáneamente ella me respondió: abrazando el crucifijo.”


Madre Elvira: “Es verdad, no les propuse la cruz sino que les dije a ellos: “abracemos el crucifijo”. Abrazándolo nos volvemos más fuertes en nuestras cruces. Abrazándolo , también sentimos los clavos. La cruz sin Jesús es un oprobio. Nosotros abrazamos al Salvador, El que nos ha salvado en esa cruz victoriosa.”

jueves, 27 de septiembre de 2007

La confesión viene del cielo / Autora: Madre Elvira, fundadora Comunidad Cenáculo

¡¡Qué hermoso cantar, danzar, sonreír, amar, abrazar la vida!! Cada uno de nosotros posee este gran don de la vida que nos reúne. Es el don de Dios. Por eso estamos bien juntos, porque queremos reconocer que hemos sido pensados, amados, queridos por el único Dios. No vengan a decirme: "A mí me hicieron mi madre y mi padre". ¿Y a tu padre y tu madre quién los ha hecho?

Tengamos el coraje de creer lo que vemos, lo que somos, de otro modo estamos siempre afuera de la vida. Es importante tomar en cuenta nuestra vida, porque es lo primero que vemos, que tocamos, que experimentamos, que amamos y odiamos.

Nosotros vivimos contemplando con alegría y estupor cómo renace frente a nuestros ojos la vida de sus hijos desesperados, adictos. Al ver que se volvían más buenos que nosotros, hemos dicho:“Esta vida no viene de la carne, viene del amor, viene de Dios; y algunas veces la maltratamos". Entonces debemos reconciliarnos con nuestra vida, queremos pedirlo hoy que es una celebración especial para el pueblo cristiano, es el día de María, la madre de Jesús, nuestra Madre. (Día sábado)

Cuando vinimos a esta colina por primera vez, lo primero que vimos fue a la Virgen, la hemos invitado y la hemos llevado a casa: ha sido el primer huésped, ha sido querida, abrazada junto a nosotros. Gracias a eso ustedes están aquí hoy, porque hemos invitado a María a nuestra casa.

Cuando hay divergencias en la familia es porque aún no han recibido a la Virgen, como lo hizo Juan debajo de la Cruz.
Reflexionemos un poco en el poder infinito, sin fin, que tiene la Madre de Dios, que es Madre nuestra.

Esta pequeña y simple criatura que se llama María es nuestra Madre y si no está ella no hay nada, no hay dónde hacer pie, sólo caemos.

La propuesta que hicimos desde el comienzo, que continúa y continuará para siempre en nuestra Comunidad, es que el primer momento del día sea para Ella, en Ella, con Ella: el Santo Rosario. Invitemos a María a nuestras casas. Miren que Dios es humilde: pasa a través de Ella. ¡También Él pasa por ella! ¡Y si intercede María, el milagro está hecho! Y hemos visto estos milagros, los estamos contemplando… Por lo tanto, no les decimos palabras, les mostramos los hechos. No queremos enseñarles algo sino mostrarles la vida.

Nuestra historia es hermosa porque es concreta, es real, es con los pies en la tierra, es de un loco amor, de sudor, de fidelidad, de sacrificio, un amor de alegría, de canto y baile.

Acérquense a María. Ella, que se acerca a nosotros con delicadeza, como un soplo, hoy te dice que es el día de la infinita Misericordia de Dios. Ella nos dice en el corazón lo que tenemos que decir durante la confesión. Nos dice que no tengamos miedo de decir lo que nunca hemos dicho, para que no quede adentro como una sombra que no nos permite vivir la alegría, que no nos permite ver el sol ni el esplendor de la vida. Hay tantos sacerdotes disponibles para acoger nuestra pobreza, nuestros pecados, nuestras heridas, que si no las confesamos, las alteramos y nuestra vida se vuelve falsedad. ¿Por qué nos hace falsos? ¿Por qué debemos ponernos la máscara? Porque no aceptamos ese pecado, esa situación, aquel encuentro, la violencia… Ese pecado que quieres esconder, te hace comportar de un modo falso y ya no eres más tú mismo. Ahora es el momento, vayamos al confesionario con simplicidad.

Les doy un consejo y se lo doy también a los sacerdotes: dejen que los penitentes puedan hablar con Jesús más que con ustedes. Porque nosotros vamos a la confesión para hablar con Jesús. Generalmente les digo a los chicos y a las chicas que se confiesen con los ojos cerrados: estamos hablando a Jesús, el Redentor y la Madre están a nuestro lado y no necesitamos hacer un diálogo, un coloquio. Si también el sacerdote cierra sus ojos, el penitente es más libre para hacer salir el pecado desde adentro, no de la boca. Mírate dentro, Jesús quiere sanar todo y sacar la raíz. La confesión es extraordinaria, algo grandioso, es una liberación, como si nuestro corazón estuviera encadenado hasta que dices lo que has hecho.

Jesús le dijo a Pedro que había que perdonar siempre. El arrepentimiento nace de adentro. Cuando uno se enfrenta con su pecado, lo mira de frente, ya no asusta más, pero disgusta: qué mala que fui en tal situación, hice las cosas por interés, he engañado a mucha gente, he preferido el dinero… Para arrepentirnos debemos saber primero quiénes somos por dentro.

La confesión es algo que no viene de la tierra, sino que viene del cielo, de Dios. Él se ha hecho Misericordia por nosotros, es la Misericordia total para nosotros. Al encuentro con la Misericordia de Dios debemos ir arrepentidos. Debemos decirnos: "… al menos te has arrepentido por un momento de haber engañado, de haber traicionado a tu esposa y regresar a casa con mala cara para hacerte compadecer ¡y tienes dentro una confusión!" Debemos retomar interiormente todos los momentos oscuros que hemos realizado, por el egoísmo, por la pasión, por el placer, por la ambición, por el poder. Alguna vez hemos pisoteado a nuestros hermanos. Esto es el mal, son cadenas, y ahora ha llegado el momento de la liberación, finalmente podemos abrir los brazos, reír y bromear en la verdad, sin máscaras. Intentamos llevar adelante el "personaje" porque creemos que sino los otros no nos respetan. ¡Pero en realidad es porque no te respetas tú! Porque no te amas, no te aprecias.

Miren que la cosa más bonita del mundo es hacer una confesión comenzando por las cosas más pequeñas.

¡La vida es bella, cuando la conocemos! La vida es bella: miles de colores, el sol cotidiano, ternura sin fin y algunas veces lágrimas, pero son lágrimas que se pueden derramar con gozo en el corazón, con la sonrisa en los labios. Lo que nos toque vivir podemos recibirlo con una sonrisa, siempre, y la vida es una continua novedad, los días nunca son iguales.

A medida que voy envejeciendo veo que las arrugas son ventanas luminosas que permiten que entre el sol en casa.

Tenemos que volvernos como niños, ya que ellos entrarán en el Reino, el Reino que comienza hoy. Hoy es el Reino, hoy podemos entrar en el espacio infinito del abrazo sin fin de Dios.

Dios ha querido mostrarse y entonces ha hecho que María a través del Espíritu Santo, haya concebido. Jesús ha comenzado como cualquier niño, en el útero de la Virgen. Luego nació en Belén y ha crecido con sus padres. Jesús ha vivido la familia, ha vivido el trabajo, la obediencia. Cuando se volvió grande le dijo a su madre que era hora de irse de casa.
Piensen cuántos jóvenes, cuando enfrentan esa situación con la mamá, ellas no los dejan irse. Jesús salió de casa, no ha tenido miedo de dejar a la Virgen sola. Era su momento, ya era un hombre.

Los chicos y las chicas, sus hijos, si los han educado bien y formado en la honestidad, en la verdad, la comprensión, el perdón, en la fe, ¿por qué tienen que tener miedo? Serán luces que van y llevan la paz.

Regresemos al momento potente y extraordinario que es la absolución de nuestros pecados.Nosotros no les decimos sólo palabras. Sepan que no queremos amaestrar a nadie ni predicar. Las cosas primero nos las decimos y las hacemos nosotros mismos. Se las queremos hacer ver a los jóvenes. Los jóvenes hoy no escuchan más: puedes hacerle un lindo sermón, pero ellos piensan en otra cosa. Te siente, pero no te escucha, porque las cosas que le dices no las haces. Cuando hay incoherencia es una humillación para quien escucha. ¡Esto vale también para los niños! Cuando tienen cinco o seis años pueden dejar de hacer los "sermones", porque se los educa con la potente voz de tus gestos, de tus elecciones.¡Vivamos bien este momento! Sepan que estas cosas las tenemos dentro. No queremos enseñar nada a nadie, sino mostrarles la vida y han venido por esto, porque lo que les decimos lo vivimos.

viernes, 4 de abril de 2008

Joven de la Comunidad Cenáculo hablará de como Dios le rescató de las drogas, el lunes 7 de abril

Será en la Parroquia de San Juan Bautista de Sant Cugat del Vallés, a las 20,30 horas

Oremos!!! : La Comunidad Cenáculo decidida a instalarse en Catalunya para recuperar a drogadíctos



Juan García, a la izquierda de la imagen, miembro de la Comunidad Cenáculo, que testimoniará de como el Señor le rescató de su adicción,el lunes 7 de abril, a las 20,30 horas, en la Parroquia de Sant Juan Bautista de Mirasol de Sant Cugat del Vallés. A su lado el P. Carlos García Malo que colabora con la Comunidad, que quiere abrir casa en España.

Hay una posibilidad muy seria de que la Comunidad Cenáculo venga a la provincia de Barcelona.Como preparación para ello se ha iniciado un grupo de oración por esta intención desde hace unos meses.Y para dar a conocer un poco más la Comunidad del Cenáculo se ha organizado una segunda charla-testimonio que protagonizará Juan García, un joven español recuperado totalmente de la droga, y que reside actualmente comprometido en la "casa madre" en la Colina de Saluzzo (Italia).

Esta charla será el próximo lunes 7 de abril, después de Misa de 20 h en la Parroquia de San Juan Bautista de Mirasol en Sant Cugat del Vallés (Barcelona), situada en c/ Victoria 21 – Mirasol (Sant Cugat del Vallés) frente al Restaurante “La Ponderosa” . A 5 min. en coche del Hospital General de Cataluña y del Colegio La Farga.

Juan García estará acompañado por el P. Carlos García Malo, amigo de la comunidad, que el pasado 28 de enero, en el mismo lugar habló de su experiencia en la Comunidad Cenáculo. Entonces se anunció que podría abrirse una casa de la Comunidad en la provincia de Barcelona. Ahora ya se está trabajando decididamente para que así sea. Por eso es necesario que oremos con más intensidad para que el proyecto sea una realidad en unos meses.

información: mailto:amigosdelacomunidad@gmail.com

“La resurrección está dentro nuestro, porque Jesús no nos engaña, Él es la verdad, la vida, el amor.” (Madre Elvira, fundadora de la Comunidad)

*La Comunidad Cenáculo trata a jóvenes drogodependientes desde hace 25 años

*Cristo es el centro del tratamiento de rehabilitaciónMás del 90% de los que terminan el proceso se rehabilitan

*El secreto: trabajo y oración, cultivar la amistad con Cristo en la Eucaristía
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Para conocer la comunidad Cenáculo y su revista haz click A Q U Í

Para leer la entrevista con el P. Carlos García Malo sobre el anuncio de la posibilidad de apertura de una casa en la provincia de Barcelona haz click A Q U Í

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domingo, 27 de enero de 2008

CRISTO: la solución para la droga / Charla en Sant Cugat del Vallés el lunes 28 de enero

Oremos!!! : La Comunidad Cenáculo puede instalarse en Catalunya para recuperar a drogadíctos

Hay una posibilidad muy seria de que la Comunidad Cenáculo venga a la provincia de Barcelona.

Como preparación para ello se ha iniciado un grupo de oración por esta intención desde hace unos meses.

Y para dar a conocer un poco más la Comunidad del Cenáculo se ha organizado una primera charla que dará el P. Carlos García Malo, sacerdote amigo de la Comunidad.

Esta charla será el próximo lunes 28 de enero después de Misa de 20h en la Parroquia de San Juan Bautista de Mirasol en Sant Cugat del Vallés (Barcelona).

El P. Carlos nos hablará más a fondo sobre la espiritualidad de la Comunidad, la “Cristoterapia” para sacar a los chicos de la droga, la confianza en la Providencia, ...

¡Gracias a Dios y por su misericordia se abre en España una gran puerta de esperanza para todos aquellos que sufren por el problema de la droga!

Dirección Parroquia: c/ Victoria 21 – Mirasol (Sant Cugat del Vallés)
frente al Restaurante “La Ponderosa”
A 5 min. en coche del Hospital General de Cataluña y del
Colegio La Farga

Para más información: amigosdelacomunidad@gmail.com

“La resurrección está dentro nuestro, porque Jesús no nos engaña, Él es la verdad, la vida, el amor.” (Madre Elvira, fundadora de la Comunidad)

La Comunidad Cenáculo trata a jóvenes drogodependientes desde hace 25 años

Cristo es el centro del
tratamiento de rehabilitación

Más del 90% de los que terminan
el proceso se rehabilitan

El secreto: trabajo y oración, cultivar la amistad con Cristo en la Eucaristía

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martes, 5 de febrero de 2008

La Comunidad del Cenáculo quiere abrir casa en España: oración contra la droga / Por Pablo. J. Ginés

En las 56 casas fundadas por la Hermana Elvira, exdrogadictos ayudan a chicos enganchados; la oración y el trabajo los “limpian”.

Carlos García, sacerdote de la diócesis de Madrid, de 41 años, nunca pensó que dedicaría buena parte de su ministerio a combatir la droga y ayudar drogadictos. “Me parecía que no era para mí, muy difícil... hasta que conocí la Comunidad del Cenáculo”, nos explica.

-¿Como conoció la Comunidad del Cenáculo?

-Providencialmente. Durante 15 años he ido a Lourdes cada año, a ayudar en diversas tareas. Pasando una temporada de 20 días, conocí un exdrogadicto italiano, de Turín, llamado David. Me contó su testimonio, cómo en el Cenáculo dejó la droga. Hoy está felizmente casado, tiene dos niños. Pinta iconos, los vende, le encargan vía crucis, rosarios... aprendió a pintar iconos en el Cenáculo.

-¿Cómo son las casas de Comunidad del Cenáculo?

-El Cenáculo lleva funcionando 25 años. De 56 casas que tiene la comunidad, he estado en 12 o 14, las que Sor Elvira ha fundado en Italia y en Francia. Suelen ser granjas, terrenos amplios donde los chicos puedan trabajar en talleres, en cosas físicas.

Las casas pueden variar por país y lugar, pero el estilo de vida es el mismo. Oración, trabajo y revisión de vida. A las 6 de la mañana se levantan a rezar parte del rosario ante el Santísimo. Sor Elvira no abre una casa sin Santísimo. Después de comer, se reza la segunda parte del rosario. Y la tercera, al caer la tarde. Con el rosario se lee el evangelio y se comenta. Y antes de dormir, se reza la Corona de la Misericordia.

Pero lo más importante es que hay adoración perpetua 24 horas al día. Siempre hay dos chicos (o chicas, si es una casa femenina) ante el Sagrario de cada comunidad. Creo que eso, la adoración, es el gran acierto de Sor Elvira, una mujer muy sencilla, que tuvo que dejar los estudios, la menor de 9 hermanos.

- ¿Que se encuentra un chico drogadicto cuando llega a una casa del Cenáculo?

-Entra y ve chicos como él, pero los mira a los ojos y entonces ve una luz que él no tiene. Así me lo dijo un chico al entrar: "Veo que la mirada de estos chicos de aquí es distinta a las miradas que veía en la calle, me cuesta creer que hayan estado en la droga".

Nada más llegar, le ponen un “ángel de la guarda”, un chico que ha estado en la droga. Será su sombra, no le dejará ir solo ni al lavabo ni a dormir. Estará con él en los momentos de mono y desesperación y no le dejará drogarse. Y no puede engañarlo, porque ya se sabe todos los trucos del drogadicto. Este “ángel” lo tendrá pegado entre 2 y 4 semanas, según como responde el novato.

- ¿Qué impide al novato irse a casa?

-Sólo el cariño y la verdad de la comunidad. Puede irse cuando quiera. Pero no engañar. Cuando yo empecé a combatir la droga los mismos chicos me decían "nunca des dinero a un drogadicto; cómprales comida, pero no les des dinero". Y suena duro decirlo, pero si tu hijo está enganchado, has de echarlo de casa. ¿Es duro, verdad? Si lo echas, quizá morirá en las calles. Pero si no lo echas morirá igual y arruinará a la familia, material y emocionalmente.
La droga destruye a todos los que le rodean. Una madre me decía que si le daban un papel para firmar la muerte de su hijo la firmaba, cansada de luchar.

-Cenáculo ayuda a los chicos, pero ¿cómo ayudan los padres a Cenáculo?

- En Italia hay grupos de padres que se apoyan unos a otros, y envían sus hijos o más chicos a la Comunidad. Se encuentran semanalmente, este encuentro se llama “coloquios”.

Cenáculo no cobra ninguna tarifa por acoger ni mantener chicos. Vive de providencia, recoge comida, ropa, pero no dinero. Los padres y amigos de la comunidad ayudan. Algunos, por ejemplo, prestan grúas para la construcción o regalan los materiales, cemento...

- ¿Qué significa el trabajo en esta comunidad?

-"Servir es reinar" dice Sor Elvira. Mediante el trabajo me dignifico, sirvo a los demás y me desarrollo yo. Me dignifica cualquier trabajo, desde limpiar lavabos o poner la mesa hasta trabajos mayores que llegan ampliamente a la sociedad.

- ¿Se fuma en las casas del Cenáculo?

-No. El joven que entra sabe que debe rechazar tabaco y alcohol e incluso vino. ¡El vino de misa está bajo llave!

- ¿Y una vez desenganchados de la droga?

-El proceso puede durar de 3 a 6 años, depende de su fortaleza como persona y si comprende el método. Entonces recibe la bendición de Elvira para volver a la vida de trabajo. Los amigos de la comunidad le ayudarán en el mundo exterior. Hay un seguimiento para ayudarles a incorporarse en la sociedad. Se les ayuda a buscar trabajo. Se mantienen, si quieren, encuentros con la comunidad. Algunos, ya felizmente casados, no tienen más trato con la Casa que el agradecimiento.

- ¿Es eficaz este sistema para desengancharse?

-Es un 90% eficaz para los que acaban el proceso, no para todos los que entran. Acaban el proceso un 70-90% de los que empiezan.

- Parece una fórmula probada y eficaz. ¿Qué hace falta para abrir una casa de Comunidad del Cenáculo en España?

-Un matrimonio catalán, tras una peregrinación a Medjugorje (donde hay una casa del Cenáculo) vio que podía ofrecer una casa rural para la comunidad. El párroco de Sant Joan Baptista de Mira-sol (Sant Cugat) desde agosto tiene un grupo de oración pidiendo a Dios que la Comunidad venga a España. Tiene el apoyo de todo un grupo de amigos.

En este caso, necesitamos presentarle el proyecto al obispo de Terrassa, José Ángel Sáiz Meneses, porque ha de dar permiso para implantar la comunidad y poner un Sagrario. Sin Sagrario, no se hace. Vendría entonces un grupo de chavales italianos, con algún español. En la casa madre de Saluzzo hay un chico español que lleva años rezando para que haya casas en España.

Estos jóvenes tienen necesidad de testimoniar, dan testimonio a otros chicos de que Cristo les ha dado la vida; el lema de la comunidad es "de las tinieblas a la luz". No hay vida sin cruz, sin sacrificio, sin entrega, sin renuncia a uno para dar vida a los demás.

Para contactar en España con los Amigos de la Comunidad del Cenáculo, escribid a amigosdelacomunidad@gmail.com o llamar al 696 923 044 . Si una persona tiene un serio problema de droga y está interesado en conocer las Casas del Cenáculo puede llamar al P. Carlos: tel. 607 08 88 19

El Padre Carlos García y los Amigos de la Comunidad presentaron su proyecto el lunes 28 en la parroquia de Mira-sol.

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Fuente: ForumLibertas.com

martes, 4 de diciembre de 2007

"Paz en la tierra a los hombres que Dios ama" / Autora: Madre Elvira, fundadora de la Comunidad Cenáculo

Navidad es la fiesta de Dios, el único bien, sumo y verdadero. El Dios que se entrega, se manifiesta, toma un rostro y un cuerpo en el Niño Jesús. Queremos vivir para este Bien, queremos acoger el Bien, ser parte del Bien, para ayudar a los demás a ser buenos. Muchas personas han perdido de vista ese rostro, perdiendo el objetivo de la vida, el diálogo con Aquel que es el autor de todo.
Dios es nuestro Padre, Él nos pensó, nos quiso, nos ha amado y puso en nosotros la capacidad de colaborar con Él para generar la vida. Dios es nuestro padre y nuestra madre, nos conoce y nos ama con ternura infinita, a Él podemos hablarle con libertad, sin temores, porque nos ama y nos perdona.

El pecado nos divide, nos hace pedazos. El amor de Dios reconstruye en nosotros la unidad porque Él no se cansa de nuestros fracasos, de nuestras recaídas.

El rostro de Dios se ha revelado en Jesús, nuestro Dios no es un fantasma, una idea, sino que está vivo, es un niño nacido en Belén del seno de María.

En la Navidad debemos hacernos pequeños, para encontrar a un Dios que se ha hecho niño, para estar con Él, para reencontrarnos a nosotros mismos en Él.
Vivamos la Navidad mirando a la pequeña mujer que todos quisieran encontrar. Justamente porque es pequeña y débil, tiene un corazón grande como la humanidad.

En esta espera simple y profunda, encomendémonos a María, nuestra Madre con la disposición de los pequeños, para que en esa noche de Luz también nosotros abracemos nuevamente la vida, la recibamos como el “fruto bendito” de un seno inmaculado, del Amor misericordioso de Dios por nosotros.

martes, 5 de febrero de 2008

La Comunidad del Cenáculo: dejar la droga sin terapia ni sustitutivos

Cuando un drogadicto ingresa en una de las 56 casas de la hermana Elvira, se enfrenta a un duro ritmo de oración y trabajo apoyado por un compañero que ya se desintoxicó. El muchacho llega a una de las Comunidades del Cenáculo. No le queda más remedio: sus padres le han dicho que no le van a dar más dinero, que ya no piensan seguirle la corriente, haciendo como si no pasase nada. El muchacho está enganchado y por sí solo no puede dejar la adicción a la droga. Sus padres se han puesto muy duros, siguiendo las instrucciones del centro del Cenáculo: en casa ya no se le va a admitir hasta que se haya desintoxicado. El joven no piensa demasiado en el mañana. Sí, no le queda más remedio que entrar en este sitio una temporada. Allí al menos estará tranquilo, ¿no?, y siempre tendrá algo para chutarse, lo que ha escondido en los zapatos, en el cinturón; siempre se puede conseguir más.

Pero nada más llegar le presentan a Mario. "Este será tu ángel guardian", le dicen. "Te acompañará a todas partes, será tu sombra, irá contigo al lavabo, a dormir, a trabajar; será tu hermano y amigo; le odiarás porque no te dejará drogarte; él estaba enganchado a la droga como tú, pero lo ha dejado hace tiempo y ahora ayuda a los demás a dejarlo; le costó pero sobrevivió con oración, trabajo y el apoyo de su ángel guardián; también a ti te costará pero lo conseguirás".

Cuando Mario cachea al recién llegado, enseguida encuentra todas las dosis escondidas. Mario ha sido drogadicto, ha pasado por todo aquello, se lo sabe. Y como él, los otros chicos de la comunidad. El muchacho nuevo hoy no tendrá su dosis, ni mañana, ni pasado. Gritará, sudará, se revolcará, se pondrá violento, romperá cosas, merodeará de noche... pero los chicos del Cenáculo ya han pasado por ello, lo han vivido, y le van a acompañar con firmeza.

En la Comunidad del Cenáculo hay un ritmo muy intenso de oración en la capilla con los otros chicos, oración combinada con mucho, mucho trabajo físico: construir vallas, edificios, muebles, serrar, transportar, apilar, demoler, cultivar, arar, segar, plantar, cocinar... Hay momentos para compartir charla con los veteranos. Es absurdo intentar sacarles una dosis: no tienen, no la quieren y te dicen que "yo también estaba como tú al principio".
Aquí no hay televisión, ni radio, ni CDs, ni Internet, ni siquiera periódicos. Al inicio de la Comunidad había cigarrillos, pero sor Elvira, al ver cómo se peleaban los chicos por ellos, los prohibió, reconociendo que eran otra forma de adicción. Alguna vez se les permite ir juntos a ver algún importante partido de fútbol en la TV: es un momento especial.
Al acabar el día, uno está tan cansado que sólo quiere dormir. Sin embargo, muchos de estos chicos cuya vida estaba atada a la droga, el sexo y el alcohol pasan largas horas de la noche en la capilla. "Todo el mundo se beneficia de la disciplina, no importa en qué etapa de la vida estén", dice a THE TIMES Mary Godwin, fundadora de la casa del Cenáculo en Reino Unido. "Las vidas de los drogadictos y alcohólicos son totalmente caóticas, y el tiempo no significa nada para ellos. Tener disciplina les ayuda a pensar y hacerles responsables de lo que sucede en sus vidas cada día".
En las comunidades del Cenáculo no hay asistencia de psicólogos, no hay terapia farmacológica. "Aquí sólo hay Cristoterapia", dice la comunidad, fundada por la italiana Elvira Petrozzi, Hermana de la Caridad, en 1983. Hoy hay 56 comunidades en Europa, EEUU y América del Sur, algunas de chicas y otras de chicos, atendiendo a más de 1.500 jóvenes.


Sor Elvira en la primera Comunidad del Cenáculo en 1991

En México, Brasil y Perú el Cenáculo ha abierto casas para niños de la calle. Allí acuden como responsables y monitores chicos que se han desintoxicado. Así adquieren habilidades de responsabilidad, de cuidar niños, de dar ejemplo, de nutrir y proteger... habilidades que quizá no experimentaron en su infancia. Para muchos, es el paso final para reincorporarse a la vida civil, para fundar una familia.
Muchos pasan un par de años en una comunidad en el extranjero, desintoxicándose, y luego pasan algunos años más apoyando como "ángel guardián" a los recién llegados. Es el caso del inglés John Stanley, de 35 años, que pasó 2 años en una comunidad de Italia y ahora es el guardián de un chico en la comunidad de Nuestra Señora Reina de los Mártires, en Dodging Green, Kendal, Inglaterra. "Empecé con las drogas a los 15 años, con cannabis, y después pasé al speed y finalmente la heroína".

John Stanley vendió drogas y pasó dos años en la cárcel, dos años en los que no pudo drogarse. Los pasó en el gimnasio y estudiando. Parecía posible salir de la droga, pero en cuanto lo liberaron fue en busca de heroína. "Hay la mentalidad de que una vez eres drogadicto, siempre lo serás", dice Stanley en THE TIMES. "Toqué fondo, me sentí destruído física, mental, emocional y espiritualmente. Cuando oí hablar del Cenáculo, supe que o me unía a una comunidad o moriría".

Stanley había probado muchos programas de desintoxicación, pero ninguno le pudo ayudar ni tampoco a los cientos de adictos que conoció durante sus 15 años con la heroína. "El Cenáculo me ayudó a pisar firme, a reconstruir mi vida de una forma que nunca habría pensado que era posible; ahora quiero ayudar a otros a hacer lo mismo", explica Stanley.


Los primeros compañeros del Cenáculo en 1991; dejaron la droga y la mayor parte ayudaron después en otras comunidades

Sor Elvira, la madre espiritual de todos los muchachos y muchachas que pasan por el Cenáculo, escribe asombrada de los frutos de la Comunidad que ha creado.

"Me convierto cada día porque veo a Dios actuar claramente, en forma transparente, en el corazón, en la mente de los jóvenes que antes estaban muertos, tristes, solos, enojados, con violencia . Hoy en cambio son jóvenes serenos. Los jóvenes saben que si están muertos, tristes , en lo mas profundo de su ser aún brilla una luz de esperanza que puede, que debe ser un motivo para vivir, que vale la pena vivir y esta esperanza la encuentran a través de Jesucristo resucitado. No muchos saben que la resurrección debe experimentarse a través del don de la propia vida hacia los demás."

"La Comunidad nos enseña cosas esenciales de la vida que anteriormente no habíamos querido aprender y nadie nos las había enseñado. Para nosotros era normal confundir el placer con el gozo y en nuestra vida habíamos siempre perseguido los placeres más inmediatos, no pensábamos que el gozo pudiera nacer del sufrimiento, que significa ser débiles, frágiles, inferiores, mientras que ahora estamos aprendiendo que detrás de cada sufrimiento está el gozo. Solamente aquél que ha sufrido puede entender, amar, ayudar a otro que se encuentra mal."

"La vida en la Comunidad es verdaderamente muy simple, pero también muy rica, se vive la oración en concreto basada en una amistad libre sin algún interés, las cosas materiales influyen poco, aprendemos que las personas son más importantes que las cosas futiles, el dinero, la carrera, nos enfrentamos con nuestras debilidades pidiendo ayuda a Jesús que se manifiesta también en los hermanos que nos rodean."
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Fuente: Forum Libertas

Sor Elvira junto al Papa

miércoles, 10 de octubre de 2007

Descubrir nuestra vida, vivirla en plenitud y donarla con Amor y por Amor / Autora: Madre Elvira, Comunidad Cenáculo

La primera vocación del misionero es “repetir” a Jesús. Él ha sido el verdadero, el gran misionero del Padre: se ha molestado, ha dejado su naturaleza divina y se revistió de nuestra pobre naturaleza humana sufriendo exactamente igual a nosotros el sueño, el hambre, la persecución, las humillaciones…

Jesús de Nazaret es la fuente del Amor y la Vida en que nosotros creemos. Él se ha entregado por nosotros con libertad, con alegría, con coraje, con mucho Amor. Gracias a Él nosotros ahora nos podemos alimentar con su vida para entregar la nuestra a todos los que nos encontremos.

Todos estamos llamados a vivir la misión, el fascinante viaje de salir de nosotros mismos, de darse uno mismo por Amor. Hay quienes piensan que ser misioneros es partir hacia tierras lejanas para ayudar a los más pobres. En realidad, si lo vemos así es sólo una excusa; nos mentimos a nosotros mismos y a los demás; permanecemos en el mismo lugar, encerrados en nuestros egoísmos, en nuestros miedos, en nuestros pensamientos. Entonces hacemos el bien sólo si tenemos a cambio una gratificación personal, pero esto es un gran fracaso, estamos desvalorizando todos los dones que Dios nos ha dado, disminuye nuestra humanidad.

En cambio, ayudemos a nuestro prójimo preocupándonos no solo de lo que hacemos, sino sobretodo de lo que somos. Ser misioneros significa entrar en nosotros mismos, descubrir nuestra vida, vivirla en plenitud y donarla con Amor y por Amor. Entregarla con ternura, con paciencia, con alegría, con coraje, con entusiasmo y con la certeza en el corazón de que así encontraremos otras vidas plenas, cien, mil… porque lo ha prometido Jesús.

El hombre no es capaz de este amor gratuito y desinteresado sólo contando con sus propias fuerzas, por eso que ser verdaderos misioneros significa “tener callos en las rodillas”, poner en el centro de la propia existencia la oración, el diálogo con Jesús.

Queremos ser misioneros que se confían ellos y sus obras a la Virgen María : Ella ha sabido formar y educar , amar y servir, proteger y defender a Su Hijo Jesús, el primero y verdadero Misionero. A Ella, Reina de las Misiones, le pedimos que interceda por nuestra Madre Iglesia y por su misión universal en el mundo de hoy.

jueves, 27 de diciembre de 2007

El Dios del Amor nos revela su identidad: un Niño! / Autora: Madre Elvira, fundadora de la Comunidad Cenáculo

“En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis
a uno de estos hermanos míos,
aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis”
(Mt 25, 40)

En el silencio de una noche misteriosa, mientras tanta humanidad vive el drama de la soledad, de la enfermedad, del odio, del rencor, el Dios del Amor nos revela su identidad: un Niño!

En una gruta, Él ilumina las tinieblas que recubren la tierra de nuestra vida. Un niño viene a buscarnos; el Rey del universo ha nacido entre los humildes pastores. Ha venido al mundo Aquel que es el Salvador de cada hombre.
He aquí porque todos los neonatos son un inconmensurable tesoro que lleva la luz a un mundo envuelto con frecuencia, por las tinieblas del rechazo de la vida.
Dejémonos abrazar por este niño que nos invita a ser más humanos y más buenos.
Feliz Navidad a todos!

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Te recomendamos que conozcas el trabajo de la comunidad Cenáculo. Haz click AQUÍ y maravillate!!!!

sábado, 24 de octubre de 2009

Henri, joven belga de 30 años, recuperado por el Señor de su drogadicción en la Comunidad Cenáculo

24 de octubre.- Me llamo Henri, tengo treinta años y soy de Bélgica. Agradezco poder compartir lo más bello de mi vida. Como muchos de los jóvenes que convivimos en la Comunidad Cenáculo, también yo me drogué, consumía heroína y cocaína. Llegué al Cenácolo muy joven, era un adolescente muerto, desesperado. Conocí la Comunidad por una amiga de una tía que presenció un testimonio en Medjugorje. Despúés de un tiempo de estar en la Comunidad Cenáculo y recuperarme me marché. Recaí en la droga, peor que antes, porque necesitaba mucho mal para sofocar la verdad que estaba dentro mío. Yo sabía muy bien que Dios existía, la conciencia lo gritaba dentro mío, pero no quería escucharlo. Terminé en la calle, era un vagabundo, me inyectaba la droga cada dos o tres horas, pedía limosna, robaba, hedía, había perdido la dignidad de hombre. No obstante Dios volvió a mi encuentro a través de la fundadora de la Comunidad Cenáculo, Madre Elvira. Leer más...

jueves, 16 de agosto de 2007

Testimonio de Kitty de la Comunidad Cenáculo: Eucaristía, enfermedad y amor eterno


Foto: Kitty y Lele (Italia)





Te agradezco Señor Jesús por el don de la Eucaristía que nos ofreces gratuitamente en cada momento y en todas partes del mundo. No es simple describir con palabras lo que he vivido y lo que vivo gracias a la Eucaristía, un don tan grande y fuerte que no cabe en un escrito.
Los diecinueve años de enfermedad de “Lele”, mi esposo, no hubiesen sido soportables por las dos niñas ni por mí sino hubiese sido por la referencia primaria y central a la Eucaristía. Una resonancia magnética: “esclerosis múltiple difusa”; por un lado todas las gravísimas dificultades cotidianas, con el aumento de los dolores físicos y morales, y por otro lado las ganas de luchar, de vencer y de hacer callar este gran dolor… de la desesperación a la Esperanza…
Así hemos dado vuelta la página y hemos tratado de vivir lo mejor posible cada minuto, cada hora, cada día pensando sólo en el momento presente.
La Palabra de Dios abierta en la habitación, cerca de su cama, para escuchar y acoger al Señor que nos guía; la oración del Santo Rosario que nos hace experimentar la cercanía y la ternura de María; el Espíritu Santo que nos da fuerza, esperanza, coraje y hasta la alegría de vivir con “incertidumbre” sobre el futuro, porque el amor de Dios es “real”… y sobre todo la posibilidad de llevar a casa la Eucaristía todos los días, por muchos meses, para mí y para mi esposo: un recurso excepcional, una medicina eficaz que ha sanado tantas heridas en nuestros corazones lacerados.
Nuestra casa se trasformó así en una casa de alegría y de paz. Muchos amigos nuevos que con simplicidad nos dan una mano: chofer, médicos, cocineros, sacerdotes… y luego el grupo de oración semanal, con quienes seguimos rezando luego de quince años.
El encuentro con Madre Elvira y con la Comunidad Cenáculo me hace descubrir que muchos chicos, que antes estaban desesperados y heridos, se levantan por la noche y se ponen de rodillas frente a Jesús Eucaristía. Entiendo que también yo puedo estar unida a ellos en la adoración al mismo Jesucristo que contemplo en el cuerpo sufriente de Lele, mi marido, y desde aquel momento en adelante todos los miedos del sufrimiento lentamente desaparecen.
Ahora Lele se fue a la vida eterna, cuando nos dejó estábamos todas abrazadas con él en un único abrazo, unidos juntos por aquel Pan recién recibido por los cuatro.
Desde aquel día en adelante me conmoví cada vez más por el hecho de que un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo se humille tanto como para volverse un pequeño pedazo de pan, para que cualquiera pueda alimentarse de Él y sumergirse en Él que es el Amor. Todavía hoy le pido a Jesús “no olvidar sus muchos beneficios” sino “gustar y ver qué bueno es el Señor”.
Estar de rodillas delante de la Eucaristía es el modo mejor para preparar el corazón para recibir a Aquel que viene en la celebración de la Santa Misa. En realidad es Él, es Jesús que una vez más me quiere dar la alegría, me indica el camino de la felicidad, me pide que me deje amar y que reciba y acepte este don gratuito que va más allá de mi pecado y de mi superficialidad.
No renuncio más a Él, no nos dejemos engañar más por falsos sueños que desvían nuestra vida y nos impiden desear a Aquel que nos transforma para volvernos “luz del mundo y sal de la tierra”. Gracias.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Si somos capaces de volvernos niños...¡seremos santos! / Autora. Madre Elvira, fundadora Comunidad Cenáculo

Hoy es una fiesta muy importante porque nos unimos con el corazón lleno de fe y de alegría a numerosos hombres y mujeres que han dejado una huella de luz y de amor en la Iglesia y en la historia.

Por definición, los santos son las personas más libres: libres del enojo, de la pereza, del “no me importa”, de ponerse nerviosos, libres. Los santos son modelos de libertad en el perdón, en el amor, en el recomenzar siempre, en el creer, en el vivir libres de toda esclavitud. Ellos no tienen que obedecer. Si al igual que los santos aprendiéramos a hacer las cosas no por deber sino por amor, no seríamos más esclavos de nada ni de nadie. A todos nos puede pasar que perdemos la paciencia, la paz, tenemos contratiempos… esas son las ocasiones para conocernos, para volvernos santos, para superar nuestras pequeñas y grandes esclavitudes.

Los santos han demostrado una extraordinaria libertad interior, especialmente frente a la prueba y a la tribulación. Jesús, nos ha mostrado concretamente la santidad de Dios: en su vida solo ha amado, consolado, sanado, liberado del mal. Si bien nunca había hecho nada malo, en la hora de Getsemaní también Él realiza un grandioso acto de libertad y de confianza al abandonarse en los brazos del Padre. También nosotros podemos hacernos santos abandonándonos al Padre, respondiendo a su voluntad, como lo ha hecho Jesús y decidirnos por su escuela de santidad: todos podemos aprender a vivir bien y con amor nuestra cotidianidad, hacer bien nuestro trabajo y entonces, nuestras manos se volverán instrumentos concretos de los gestos de santidad.

La santidad se conquista con lo que hacemos, no es algo abstracto.

Si estás haciendo la limpieza, si estás manejando el auto, tu corazón debe conducir tus manos: no hay nada, ni siquiera el latido de nuestro corazón que no pueda volverse un acto concreto de santidad.

El Señor se complace con las pequeñas cosas, pequeñas cosas. La santidad no es algo extraordinario, sino que es algo extraordinario en lo ordinario, es hacer las pequeñas cosas con la libertad del Amor.

Los santos siempre son nuestros modelos: me conmueve el ejemplo de santidad de Juan Pablo II, el coraje, la dignidad con que enfrentó la enfermedad en los últimos años de su vida. Pensemos en Santa Teresita cuando estaba muy cansada, enferma de tuberculosis y para ella caminar se había vuelto casi un martirio: caminando por el pasillo del convento pensaba “Jesús te ofrezco este paso por algún misionero que seguramente está más cansado que yo”. También ella en el dolor y en la tribulación había buscado una motivación. Del mismo modo, también nosotros cuando pensamos que no podemos más y sin embargo por un acto de voluntad superamos ese momento de cansancio, de apuro, de nerviosismo, nos educamos hacia la santidad.

Estas pequeñas, grandes cosas serán nuestra santidad cotidiana: cuando sacrificamos aunque sea un minuto de nuestro tiempo para acoger a alguien con una palabra, con un gesto, con una sonrisa, entonces habremos crecido en santidad y esto nos hará infinitamente felices.

La santidad está verdaderamente al alcance de todos si antes de reaccionar conectamos la mente con el corazón.

Jesús ha dicho: “Para entrar en el Reino de Dios tienen que volverse como niños”; pongámonos por lo tanto, en la escuela de los pequeños para volvernos santos, aprendamos de ellos la sabiduría de la Santidad.

Hace un tiempo pensábamos que los Santos sólo eran los que estaban en los altares, ahora creemos que los verdaderos santos son los niños, así que si somos capaces de volvernos niños… ¡seremos santos!

viernes, 21 de marzo de 2008

Jóvenes sonrisa de Dios / Autora: Madre Elvira, fundadora Comunidad Cenáculo

Se comienza a dar la vida con una sonrisa, ¡sonriamos a la vida!
Si no nos sonreímos a nosotros mismos, si no amamos y hacemos bailar nuestra vida, les damos muerte a nuestros hijos: la tristeza es muerte dentro del corazón de los jóvenes. Cuántas “caras tristes” se ven hoy en las
familias, que les hacen un gran mal a los niños. ¡No les hagamos pagar a ellos nuestras cargas! Ellos buscan en el rostro de quien lo acompaña la confirmación de la belleza, de la alegría de la vida. Darles una sonrisa es decirles: “¡La vida es un don, vale la pena existir!”

“Amor”es la palabra que llena el universo: cada criatura lleva adentro este deseo, este anhelo, de amar y ser amada. Jesús le dice a toda la humanidad: “Ámense, ámense como yo los he amado,” y si Jesús lo ha dicho, si este ha sido el mandamiento que nos ha dejado, significa que que lo podemos hacer porquefuimos creados para el amor. Quien no desarrolla la entrega, se empobrece,siempre pedirá limosna, un poco de compasión, de conmiseración, de falsapiedad a su alrededor. Sin embargo, Dios ha puesto la plenitud del amor verdadero dentro de nosotros. Comencemos a amar con el acto de la voluntad quees una sonrisa. No siempre surge espontáneamente, no es siempre fácil, perouna sonrisa te enciende una luz en el corazón. Lo decidimos nosotros, porque
Dios no sólo nos ha dado los sentimientos, los afectos, sino también la voluntad,
la determinación. Parece solo un esfuerzo exterior, pero luego te enciende el
corazón, lo inflama, lo hace vibrar, comienza la fiesta dentro de tu vida.

La sonrisa es la expresión de la alegría verdadera que no nace de la conveniencia sino con frecuencia del dolor, de aquella pequeña espina de tu corazón porque has visto o sufrido una injusticia, que en el perdón sabes transformar en paz. Nosotros hemos nacido de la fuente que es Dios Amor, Dios Misericordia, Dios Paz, Dios Belleza, Dios Diálogo… aprendamos a vivir nuestra identidad: somos hijos amados, capaces de sacrificio, de sufrir para madurar un amor más verdadero, el amor que nace de la Cruz de Cristo y que se abre al perdón. El que no perdona no puede vivir la alegría y está siempre triste, porque espera que sea el otro el que dé el primer paso, pretende. Siempre les digo a mis colaboradores: “Nada pretender, por nada ofenderse”. ¿Por qué nosotros, que somos tan afortunados por conocer y experimentar la bondad de Dios, deberíamos ofendernos? Se ha comprobado que muchos males radican en la tristeza, en la rabia, en “estar silenciosos” en un mutismo negativo, que anula la comunicación, el diálogo, que cierra la existencia en una calle ciega donde muere la luz, la esperanza.

Todo esto genera rencor, venganza, destruye la misma vida. Por otro lado ha sido demostrado que la alegría, el baile, el perdón, la misericordia, la generosidad, el altruismo, todo lo que es bien, paz, belleza auténtica, da salud al cuerpo y paz al espíritu. ¡La sonrisa es la verdadera juventud de la vida! En estos meses he encontrado muchos jóvenes con el deseo de esperanza en los ojos, las ganas de una vida nueva, la dedicación seria para construir un futuro distinto. He sentido vibrar el corazón en la certeza de que los jóvenes son la sonrisa de Dios. Aunque los años pasan, cada vez que sonrío también yo me siento joven.

¡Una sonrisa enciende la vida y hace concreto el amor!

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Fuente: Revista Resurrección de la Comunidad Cenáculo

martes, 23 de octubre de 2007

La vida es un don de Dios / Autora: Madre Elvira, fundadora Comunidad Cenáculo

Nuestra vida no es una invención cualquiera: es una invención de Dios, que tuvo tanta confianza en nosotros como para hacernos el regalo de poner en nuestras manos la vida, la existencia, con todos los “accesorios”, de manera que la podamos vivir bien.

Quizás nosotros todavía no hemos reflexionado sobre esta iniciativa de Dios y algunas veces pensamos que hemos nacido así porque lo han querido nuestros padres o por casualidad, por motivos sólo humanos y naturales.

Ante todo debemos convencernos de que Dios nos ha querido dar un gran don, a todos y a cada uno: el don de la vida. Es un don para descubrir, acoger, proteger, amar. Si no descubrimos esto en nosotros, no sabremos acoger y defender la vida de los demás, de nuestros hijos, de aquellos que decimos amar. Si no pruebas un buen vino añejo, ¿ cómo puedes insistir para que otro lo guste?

Debemos creer que la vida no es una casualidad, que no es nuestra. ¡Decir que uno es dueño de la vida es una solemne mentira! La vida es un don de Dios, nace del corazón de Dios que es Amor. Y es un regalo que debemos comenzar a desenvolver, como cuando nos regalan un paquete y deseamos abrirlo para curiosear, para mirar dentro, encontrar el regalo, que es seguramente motivo de alegría. Este camino no lo puede hacer nadie por nosotros.

La vida no tiene semáforos rojos, si te detienes, retrocedes. La vida no nace solo del encuentro de un espermatozoide y un óvulo o de una “historia” de amor entre papá y mamá. Nace de aquel único manantial de amor que es Dios, que es fuente de vida, y que nos ha hecho el don de ser colaboradores de Él para dar la vida.

Todos amamos la vida por lo que vemos, sentimos y tocamos, pero la vida no nos pertenece, es de Otro, nosotros somos de Alguien que se ocupa de nosotros y quiere que descubramos el gusto de la vida, porque sabe que sólo así seremos verdaderamente felices. Toda vida sin Dios es una vida falsa, en la oscuridad, sin sabor, sin calor, sin amor. Por esto ha nacido la Comunidad: para que tantos jóvenes descarriados y solos pudiesen reencontrar el corazón de la vida. Cada día que estos jóvenes pasan en la Comunidad, es un milagro del amor de Dios.

viernes, 13 de junio de 2008

Testimonios de Iván y Mirsa de como el Señor les rescató de la droga

Viven en la casa de Medjugorje de la Comunidad Cenáculo con 80 jóvenes más
Trabajo y oración para salir de la heroína
L. Moreno/M. Velasco (La Razón)
MEDJUGORJE- Aunque la «Casa Madre» de la Comunidad se encuentra sobre la colina de Saluzzo, una ciudad en la provincia de Cúneo (Piemonte), en el noroeste de Italia, aquí, en Medjugorje, cerca de la colina de las apariciones de la Virgen, cuentan con una de las casas más numerosas, en la que conviven 80 jóvenes adictos a la droga. El alma de la comunidad es Sor Elvira Pettrozi, una religiosa italiana que, sin ninguna formación en psiquiatría o en psicología, fundó en 1983 la primera casa de acogida y ha conseguido liberar a cientos de jóvenes drogadictos de su adicción. Trabajo, oración y amistad verdadera es lo que consigue sacar a estos jóvenes de la desesperación, la tristeza y la dependencia. Un horario muy estricto, trabajo y oración: ése es el secreto de sor Elvira.


Uno de estos jóvenes es Iván, que llegó a la comunidad huyendo de la Policía: «Fuera de aquí yo era un esclavo. Tenía mucho dinero y, cuando empezó la guerra, como me daban dinero en casa, me sentía superior a los demás. No estaba a acostumbrado a esforzarme, me hacía muchas preguntas y busqué las respuestas en lugares equivocados, hasta que la heroína fue la respuesta a todo», recuerda.

«No sabía vivir»

«Llegué drogado. Pero nadie me preguntó nada, ni qué drogas había tomado, ni si había matado a alguien, ni de qué religión era. Nadie me juzgó. Sin embargo, todos me abrazaron», recuerda conmovido.

«Cuando llevaba aquí tres meses, me mandaron como trabajo ordeñar dos vacas, a las cuatro y media de la mañana. La primera noche no dormí. Si me quedaba dormido no habría leche para el desayuno, ¡y 80 ex-drogadictos me matarían! Al darme ese trabajo, entendí que confiaban en mí y entonces empecé a mejorar», prosigue Iván.

«Cuando entré me pusieron un ángel (cuidador), que era pesadísimo. Me decía por favor y gracias. Yo no estaba acostumbrado a eso y me ponía enfermo. Dormía en la litera encima de la mía, y hasta venía al cuarto de baño y llamaba a la puerta si tardaba para ver si estaba bien. Comprendí que el problema no era la droga: era que yo no sabía vivir. Aquí he aprendido a vivir. ¡Cristo es el Maestro que te enseña a vivir! El Señor nos ha dado otra oportunidad, ¡...a nosotros!», recalca Iván.

Mirsa, otro joven toxicómano reincidente, llegó a la comunidad cuando apenas tenía 16 años. «Empecé a drogarme muy joven. Mi vida era unos amigos que en realidad eran mis peores enemigos; una novia a la que nunca amé; la heroína y la música. Cuando llegué, yo ya había probado de todo; me había desintoxicado incluso durante dos meses, pero siempre volvía. Aquí me aceptaron como era. Desde que he entrado en la comunidad no he vuelto a pensar en drogarme», asegura Mirsa. «No tenemos chicas, ni tabaco, ni drogas, pero yo he vuelto a la vida. Estaba muerto, pero me han rescatado», asegura.

La fuerza de la oración

La comunidad del Cenáculo propone a los jóvenes que acoge un estilo de vida simple, familiar y disciplinado, basado en el redescubrimiento de la oración y del trabajo («ora et labora»). Una vida de amistad verdadera, sacrificio y fe en Jesús. La espiritualidad de la comunidad es profundamente eucarística y mariana. Se alternan en la jornada momentos de oración (rosario, adoración eucarística, liturgia de las horas) con momentos de trabajo y de ocio. Todo ello compartiendo la vida delante de la Palabra de Dios y de los hermanos. Sor Elvira está convencida de que la vida cristiana, en su simplicidad y plenitud, es la respuesta a toda inquietud del corazón y que el encuentro con Dios hace renacer el hombre a toda esperanza.

sábado, 5 de julio de 2008

El viaje de la esperanza continúa / Autora: Madre Elvira, fundadora de la Comunidad Cenáculo

Hace veinticinco años el amor de Dios ha iniciado en la Comunidad Cenacolo un viaje que continúa: aquel de la esperanza! La esperanza que teníamos en el corazón en ese entonces, cuando dimos los primeros pasos de esta aventura encomendándonos solamente al amor de Dios, ha crecido y se ha radicado aún más confirmándonos en la fidelidad de Dios en la cual nos hemos sumergido, en aquel amor que hemos visto y en el cual hemos creído.

Esta fe en Él ha tenido encendida en nosotros la llama de la esperanza viva, que se ha vuelto servicio a través de pequeños gestos de acogida y de amor cotidianos. Hoy este amor es visible a todos los que contemplan asombrados con nosotros el milagro vivo de la resurrección, que se da en las vidas de los jóvenes que la Comunidad recibe: no podemos negar más que el resucitado está vivo en medio de nosotros, porque es Él que nos hace renacer cotidianamente.

Su amor se extiende y se dona gratuitamente a todos los hombres, nos protege, nos defiende, se sumerge en nuestra vida hecha de bien y de mal, de salud y enfermedad, de fuerza y de debilidad, de fe y de ateísmo… nuestro Dios no pasa por alto a nadie, es un Dios universal que siempre, todos los días y en todas las situaciones, está presente y continúa a inclinarse hacia nosotros. También aquellos que no quieren reconocerlo, que niegan la resurrección, también ellos son abrazados por el sol de Su misericordia que cada día sale sobre buenos y malos, sobre justos e injustos, sobre todos nosotros y que llega también a aquellos que lo rechazan. Él es la ternura infinita que reviste e ilumina todo el mundo, que realza y perdona.

Dios ama más allá de nuestras medidas, es amor infinito que no tiene barreras, es misericordia sin límites que se ha mostrado a nosotros en los gestos de Jesús: nosotros lo hemos escuchado, lo hemos contemplado, lo hemos tocado, lo hemos comido… y ahora deberíamos decir como el apóstol Juan “lo anunciamos a ustedes”.

El ser cristianos debe recorrer nuestra vida desde la cabeza a los pies; en cada gesto, mirada y sentimiento se debe manifestar espontáneamente nuestra pertenencia, nuestro credo. No se es cristiano solo cuando los otros nos piden de serlo, sino siempre!

Nuestra misión de creyentes es anunciar la alegría de aquel encuentro, que ha transformado nuestras vidas a través del amor que se hace don en nosotros con sonrisas que comunican esperanza, con bondad vivida en la gratitud, con el corazón libre de intereses y ambiciones. Estos gestos de bien auténtico permiten a nuestro Dios, que ha tomado sobre sí en Jesús de Nazaret nuestra naturaleza humana, de santificar también nuestra fragilidad haciéndonos capaces de dar la vida y de experimentar así el secreto de la alegría verdadera, aquel céntuplo que Jesús nos ha prometido: la vida es un don de amor que se debe donar! La misericordia de Dios ha iniciado con nosotros un viaje que paso tras paso, se está abriendo con asombro delante de nuestros ojos como una verdadera, original, fascinante y bellísima historia que continúa.

El Señor nos conceda la fidelidad de seguirlo y la alegría de servirlo!
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Fuente: Comunidad Cenáculo