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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

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martes, 4 de diciembre de 2007

"Paz en la tierra a los hombres que Dios ama" / Autora: Madre Elvira, fundadora de la Comunidad Cenáculo

Navidad es la fiesta de Dios, el único bien, sumo y verdadero. El Dios que se entrega, se manifiesta, toma un rostro y un cuerpo en el Niño Jesús. Queremos vivir para este Bien, queremos acoger el Bien, ser parte del Bien, para ayudar a los demás a ser buenos. Muchas personas han perdido de vista ese rostro, perdiendo el objetivo de la vida, el diálogo con Aquel que es el autor de todo.
Dios es nuestro Padre, Él nos pensó, nos quiso, nos ha amado y puso en nosotros la capacidad de colaborar con Él para generar la vida. Dios es nuestro padre y nuestra madre, nos conoce y nos ama con ternura infinita, a Él podemos hablarle con libertad, sin temores, porque nos ama y nos perdona.

El pecado nos divide, nos hace pedazos. El amor de Dios reconstruye en nosotros la unidad porque Él no se cansa de nuestros fracasos, de nuestras recaídas.

El rostro de Dios se ha revelado en Jesús, nuestro Dios no es un fantasma, una idea, sino que está vivo, es un niño nacido en Belén del seno de María.

En la Navidad debemos hacernos pequeños, para encontrar a un Dios que se ha hecho niño, para estar con Él, para reencontrarnos a nosotros mismos en Él.
Vivamos la Navidad mirando a la pequeña mujer que todos quisieran encontrar. Justamente porque es pequeña y débil, tiene un corazón grande como la humanidad.

En esta espera simple y profunda, encomendémonos a María, nuestra Madre con la disposición de los pequeños, para que en esa noche de Luz también nosotros abracemos nuevamente la vida, la recibamos como el “fruto bendito” de un seno inmaculado, del Amor misericordioso de Dios por nosotros.

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