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miércoles, 12 de diciembre de 2007

La Juventud Obrera Cristiana denuncia la precariedad laboral


Publicamos la nota de la campaña de la Juventud Obrera Cristina iniciada para denunciar la precariedad laboral:

Estos meses que llevamos del año están llenos de homenajes a personas/personajes que han muerto: el Fary (cantante), Emma Penella (actriz), Antonio Puerta (Jugador de fútbol), de soldados "muertos por la causa". Todo el mundo llora por ellos: políticos, "personalidades", reyes, gentes de la alta sociedad, pero también los ciudadanos, como si se nos fuera un familiar y decimos/ pensamos que habría que hacer algo para recordarlos (caso de muerte natural) o impedir más muertes como estas (caso de muerte trágica). ¡Podemos poner una calle en su nombre! (dirá algún concejal), ¡no, no, mejor la medalla al trabajo, o al mérito! o de "grasa en la camisa" pero una medalla al fin y al cabo (dirá otro).

Esto que puede parecer "guasón" o a lo mejor "faltón" por nuestra parte, es en realidad una falta de respeto al trabajador, al peón, al zapatero, al pintor, al mecánico, al ingeniero, al auxiliar administrativo y a cualquiera que pertenece al mundo obrero.

Según el BEL (Boletín de Estadísticas Laborales del Ministerio de Trabajo), entre Enero y Julio murieron en todo el estado español 681 personas, con sus nombres, apellidos, familias, carreras..., en fin vidas truncadas por un sistema que sólo se preocupa de producir y de "divertir" o "distraer". Un sistema al que no le importa si se llamaban Juan, José, Noelia, o Ricardo, pero eran personas tan importantes como todos los Antonio Puerta del mundo, lo quieran los medios de comunicación o no.

No hace muchos días, un conocido programa de TV denunciaba estas muertes y Raimundo Aragón, Director General de Inspección de Trabajo (y que nos imaginamos lo a puesto ahí un partido que se llama "obrero") decía increíblemente "tendremos que acostumbrarnos a vivir con la siniestralidad laboral porque es consustancial al trabajo". Esta es la realidad de unos que mueren y no se les tiene en cuenta. No pasa nada. Son muertos "inferiores", no son muertos de postín, son personas sencillas, trabajadoras, que no salen en la tele. Nadie les hará homenajes, no serán mártires, no se les recordará (solo sus familias y allegados) ni pondrán calles en su nombre... Son números y nada más.

Esto se vive con normalidad, ¿qué puedo yo hacer? ¿puedo cambiar algo? Es hora de que todos los organismos sociales, civiles, eclesiales... y las personas denunciemos estas muertes y luchemos porque no queden impunes, porque cada vez sean menos muertos en el campo de honor del trabajo, porque es inmoral que esto siga pasando en el siglo XXI, en una democracia que se dice adulta, que cumple, ya mismo, 30 años, y en la que cada vez los trabajadores tenemos menos seguridad, menos derechos, menos dinero para vivir y más hipoteca que pagar.

Hoy tiene sentido recordar lo que cantaba Víctor Jara: "Aprendí el vocabulario del amo, dueño y patrón, me mataron tantas veces por levantarles la voz, pero del suelo me paro, porque me prestan las manos, porque ahora no estoy solo, porque ahora somos tantos".

No nos quedemos callados, salgamos a la calle con la cabeza muy alta, gritemos que la clase obrera sigue existiendo, sufriendo, muriendo, sigue explotada, machacada, precarizada y cada vez más empobrecida, cada vez más dispersada y despistada, unámonos herman@s. en esta lucha que cada vez tiene más sentido, (al contrario de lo que nos quieren dar a entender).

La historia se ha hecho a base de lucha, de sacrificio, de compromiso, de reivindicar, de unión, de compañerismo. Cuando un/a trabajador/ a muere en el campo de honor del trabajo también estamos muriendo nosotr@s..

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