Los dos recordamos un primer almuerzo, hace ya unos años, y una conversación sobre Juan Pablo II. Le expresé mi certeza de haber conocido a un santo, de los pies a la cabeza. Valentí recuerda aquella conversación. Entiendo que tiene memoria para las sensaciones, pero quizá más para las ideas. Su libro lleva un subtítulo valiente: "Una reflexión católica para el siglo XXI".
¿La suya es la historia de una reconversión?
Lo mío ha sido un regreso a la fe. En mi juventud dejé de ser miembro de la Iglesia. Fue un acto de rebeldía absurdo. Fue un acto mimético.
¿Y cómo ha sido el regreso?
Con la experiencia de la vida me di cuenta de que estaba atraído por la fe de mis padres. Lo comparo a reconstruir una mina que se ha hundido.
¿Le ha influido alguien en ese retorno?
Claro. Por ejemplo Juan Pablo II. Para mí fue un pontificado luminoso. Lo percibí cuando fue elegido. Esa fuerza de sus manos cuando se asomó a la plaza. Los Beatles dijeron que tenían más seguidores que Cristo. Juan Pablo II tuvo más seguidores que los Beatles.
¡Hay que tener valor para escribir un libro así en estos tiempos!
Pues no está pensado como un acto de valentía. Unos cuentan sus divorcios, otros sus matrimonios, yo cuento mi vuelta a la fe. Y si sirve de algo, me daré por satisfecho.
Pero en este ambiente de laicismo militante, arcaico, no sé...
Lo noto en algunas entrevistas. Tenemos generaciones que entrarán en el Prado y no sabrán interpretar un cuadro con una crucifixión.
Se dice en público que la fe se debe vivir de una forma privada...
Algunos políticos han sido cautelosos en exceso a la hora de implicar su religión en la acción política. Europa reniega de sus raíces cristianas. Hemos llegado a una situación en que la fe parece un pólipo. Hay que decir que la fe y la razón son compatibles.
Algunos dicen que la Iglesia debe regresar a los orígenes.
Los conceptos de la Iglesia están en la verdad revelada, en la roca sobre la que se funda, están en el Credo, en el Padrenuestro, en el Catecismo. Eso sí, la Iglesia debe revitalizar su lenguaje. Dios está en los ordenadores, y la Iglesia está un poco distante de esas realidades.
EN LA BIBLIOTECA
Nació en Palma de Mallorca, en 1949. Su padre era un industrial, católico liberal, que anhelaba las reformas del Concilio, mientras que su madre, más tradicionalista, se expresaba en un amor incondicional. Se educó en los franciscanos. Tenía en casa una sólida biblioteca donde el hijo encontró su vocación, primero como lector, luego como escritor. Salió de casa para estudiar Filosofía y letras en Barcelona. Es un experto en la obra de Josep Pla, escribe en catalán y castellano ("de momento", precisa) y va por su libro número 20. Se titula 'La fe de nuestros padres' (Península).
¿Hace falta ser filósofo o escritor para llegar a Dios?
Creo que Dios practica un concepto de la igualdad muy fraterno. Un teólogo es igual que un carbonero, y la fe del carbonero es algo muy serio.
¿Qué opinión tiene de Ratzinger?
Es una de las inteligencias más esplendorosas de nuestro tiempo. y lo digo sin beatería.
¿Percibe alguna línea principal en su papado?
Será un papado de regreso a los principios y los valores básicos. En Europa se plantea un choque de estrategias entre una sociedad sin valores frente a lo que comenzó hace dos mil años.
¿Cómo es su Dios?
Es el Dios escondido de Pascal. Es el ser que nos hace más libres, que nos deja elegir, que nos quiere, que nos ama.
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Fuente: La Gaceta de los Negocios
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