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Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

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miércoles, 12 de diciembre de 2007

Camino de Belén

Evangelio de San Lucas - Capítulo 2

2,1 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo.
2,2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino.
2,3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
2,4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David,
2,5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
2,6 Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento,
2,7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
2,8 Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
2,9 Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor.
2,10 El ángel les dijo: No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo:
2,11 os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor;
2,12 y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
2,13 Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
2,14 Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.
2,15 Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.
2,16 Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
2,17 Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño;
2,18 y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían.
2,19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón...


Reflexión:

—Ven conmigo, hermano, camino de Belén. Vamos con regalos a encontrar al niño, que dicen que ha nacido para salvarnos. Si llegamos a encontrarlo, será la gracia de nuestra vida.

—Pero ¿cuándo ha nacido?

—Él nace siempre, él está siempre naciendo. En cada día y en cada noche, siempre está naciendo el niño. Él es la vida que triunfa sobre la nada. Él es amor poderoso que triunfa sobre la negatividad. Siempre está naciendo el niño. Siempre es Nochebuena, siempre es Navidad.

—¿Y cómo ha nacido?

—Ha nacido como cualquier niño. No ha nacido como los hijos de los dioses y los reyes. No ha nacido bajando de una estrella. No se ha parado la tierra en su alumbramiento. Ha nacido en medio del silencio. La gente seguía su ritmo, y nadie se enteraba. Ha nacido despojado, desarmado y amigo.

—¿Y ese niño es Dios?

—Es un niño y es un Dios. Todo el poder de Dios encerrado en un niño que llora y que sonríe. Toda la gloria de Dios oculta en una carita amable. Toda la justicia de Dios manifestada en una criatura que necesita de cuidados. Si quisiera castigar lo haría con besos y con lágrimas.

—¿Dónde ha nacido?

—Ha nacido en Belén, en un pesebre. Esa cuna maloliente es el corazón del mundo.

Pero para llegar a Belén no hace falta que corras muchas leguas. Belén está en el corazón de la vida. Hay muchos Belenes dolientes y palpitantes en cualquier pueblo, ciudad o campamento. Belén puede estar dentro de cada uno.
Ven conmigo, hermano, en busca de Belén. Corramos donde quiera llora un niño por el hambre, la guerra o la orfandad. Le regalaremos todos los besos de las madres, las canciones de los ángeles y las risas de los payasos.

Vigilemos delicadamente la noche triste de los enfermos y recorramos compasivamente el vía crucis de los dolientes. Acerquémonos a los que van muy cargados para aliviarles el peso. Abramos nuestras puertas a todos los que buscan un poco de amistad. Pongamos en las ventanas unas velas encendidas para invitar a los que pasan o desearle la luz. Sentemos a nuestra mesa a cualquier pobre de la calle y compartamos con él el pan y la palabra.

Hagamos nuestra la alegría de todos los sencillos y curemos a aquellos que padecen de tristeza.

Pasemos, en fin, por todos los caminos, superando los obstáculos de la división, sembrando semillas de fraternidad y entonando canciones de esperanza.
Este viaje no se termina, pero es gratificante. No tengas prisas porque estás celebrando la Navidad y multiplicando las cunas. En cada gesto de amor está naciendo Dios. Buen viaje a Belén, peregrino.

Un siglo de ternura

Nos gustaría que en este siglo fuera el de la ternura, ¡La necesitamos tanto!
Demasiada la dureza humana, dureza en nuestras relaciones, incluso en nuestras conversaciones, gestos de hostilidad o indiferencia. Sin embargo, el misterio de la Navidad viene envuelto en benevolencia.

No hablamos de sentimiento blando, sino de un amor profundo y respetuoso, como el que se manifestó en Jesucristo. Todos los protagonistas de la Navidad se dejan contagiar de ternura: María y José, ángeles y pastores. Todos manifiestan la espiritualidad de la ternura cuando acogen, cuando besan y acarician, cuando se alegran y cantan, cuando regalan y a sí mismos se regalan.

Nos fijamos especialmente en los Magos, No salen de sus tierras en plan de conquista, sólo querían ofrecerse y adorar. Los conquistadores utilizan la filosofía del orgullo, la violencia y la codicia. Los Magos, humildes, caen de rodillas, se enternecen ante el Niño y le ofrecen generosos regalos. Éste es el verdadero espíritu de la Navidad.

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Fuente:www.mariaesperadelm undo.com.

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