jueves, 20 de diciembre de 2007
¿Paz o Guerra?: Tú eres la paz y Dios te necesita / Enviado por Carlos Leos
¿Cómo combatir la guerra? La creciente violencia en nuestras ciudades, es un mal que asuela tanto a países ricos como a pobres, del norte y del sur. ¿Existirá algún camino para eliminar esta peste que va dejando una secuela de asesinatos, frustraciones, rencores y heridas que muchas veces es imposible curar?
La guerra fue y sigue siendo el camino de la brutalidad, el sinsentido de la existencia, el refugio de los cobardes, el paraíso de los extraviados, la incubadora del salvajismo, el espacio de los seres sin valores; la guerra, el camino fácil y depravado para generar riqueza o el campo fértil para quienes han construido la vía de la protesta a través de la anarquía del terror, de los que reclamando justicia
cometen las mayores injusticias. Sí, eso es la guerra, la solución de los depravados que aduciendo mil razones no pueden justificar su fin a través del asesinato que cobra muchas vidas inocentes; es la arenga del demagogo que exalta y convoca a seres
semejantes para que se unan a la más trágica de las soluciones: matar para lograr reivindicar sus derechos y acabar con la injusticia.
Combatir la violencia con más violencia no es la solución, el único camino posible es promover la paz, valor que durante cinco mil años de civilización no hemos podido convertirla en virtud. No es ninguna utopía; la paz se puede alcanzar en la medida en que cada ser humano logre reconciliarse en primer lugar consigo mismo. La paz exterior no es nada más que el reflejo de nuestra paz interior. Cuando somos capaces
de perdonar sin rencor alguno, cuando logramos liberarnos a nosotros mismos del odio que nos encadena y que clama venganza, cuando a la ira la podemos convertir en comprensión, cuando asimilamos que el que gana es el que perdona (no tanto el perdonado el cual puede seguir por siempre equivocado) es cuando nosotros hemos encontrado la auténtica liberación, pues dejamos atrás en un remoto recuerdo la ofensa recibida y sin reclamo alguno podemos continuar en paz nuestro camino.
¿Cómo lograr la paz entre las naciones o dentro de nuestro propio país cuando no hemos logrado ejercer este valor con nuestra pareja, hijos, amigos y con
nosotros mismos?
«No hay caminos para la paz, la paz es el camino»
Gandhi.
Cuando se degrada la comunicación aparece la violencia, se hace necesario esforzarnos en dialogar para encontrar soluciones. Solamente a través de la
comprensión, de ponerse en lugar de otro, podremos buscar respuestas que nos permiten conciliamos, en la cual no haya perdedores, solamente ganadores.
La mayor marginación del ser humano es la marginación moral. El hambre, el abandono, la necesidad inminente, impulsan a mucha gente a la violencia, pero aún así existe la posibilidad de que el miserable, cuando tiene convicciones morales, busque otras alternativas no violentas. No sólo de pan vive el hombre, requiere además de valores para poder vivir. El dimensionar su humanidad lo llena de posibilidades, lo impulsa a
buscar su propia superación y con ella terminar su nivel de pobreza. Si logramos que aprecie la verdad como única forma para poder vivir, que sea consciente de que buscar el bien es un llamado universal que cada ser humano posee desde el momento de nacer y encuentre en la belleza su grandeza espiritual, estaremos ciertos que no se atreverá a asesinar a un ser semejante a su propia grandeza.
Paz
-El camino de la paz se inicia cuando el ser humano es
capaz de reconciliarse consigo mismo.
-Sólo con paz interior se puede construir la paz
exterior.
-Cuando logramos ejercer la paz con los seres más
cercanos a nosotros hacemos realidad esta virtud en
nuestras vidas.
-La paz la alcanzaremos cuando nos atrevamos
sinceramente a perdonar.
-El dar y perdonar son las más excelsas
manifestaciones del amor, y solamente amando
alcanzaremos finalmente la paz.
Cabe preguntarnos al final de nuestra vida si
consumimos nuestra existencia en amar u odiar, en dar
caricias o sufrimiento, en dar aliento y esperanza o
solamente ofrecimos ira y maldiciones.
-La solución de fondo es educar en valores al
marginado, al guerrillero, al político, al empresario,
al maestro, al niño, a la sociedad entera; es
necesario todo un pueblo para formar a un ser humano
integral.
Se requiere mucho más valor para vivir que para matar,
para construir que para destruir, para avanzar que
para retroceder, para ser testimonio de la bondad y no
de la maldad. Atreverse a ser hijo de Dios requiere
mayor grandeza viviendo en la bondad, la belleza y la
verdad; eso sí que es dignidad, es el llamado al que
solamente pueden acudir los seres con respeto y
nobleza, pues están conscientes que es la única forma
de vivir, de ser parte de la grandeza de Dios.
El mundo necesita la paz, y esta está en el corazón de
cada ser humano, ¡Dios te necesita, tú eres la paz!
"Se requiere de mucho más valor para no ser violento."
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