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miércoles, 15 de enero de 2025

Jason Blakely era ateo, lector de Nietzsche y Heidegger, le sacudió el amor y Cristo: «Si entras en relación con Dios, misteriosamente se te ofrecerá la fe. Solo necesitas la humildad de acercarte y pedir»

Jason Blakely, profesor de Filosofía Política, a quien siendo ateo le sacudió el amor de Cristo

* «La misa arraigaba en mi carne y mis huesos. Las palabras volvían a mi lengua: Dios de Dios, luz de luz... Como Pascal había señalado, la práctica puede preceder a la creencia»

Camino Católico.-  Jason Blakely es profesor de Políticas en la Universidad Pepperdine (Malibú, California). Ha escrito libros influyentes como We built reality y Lost in ideology. Fue durante muchos años ateo, entre el nihilismo y el existencialismo. Leía mucha filosofía y se consideraba un valiente frente al Vacío, un héroe ante un mundo sin sentido.

Empezó a cambiar cuando reflexionó sobre el amor, pensando en el amor de su novia, perseverante. ¡Con amor, el mundo tiene sentido! Después le cautivó la honestidad intelectual del filósofo católico Charles Taylor. Y luego, combinando la lectura de Dostoyevsky y los cuatro Evangelios, quedó fascinado por Cristo y su enseñanza.

Ha contado con detalle y buena pluma su evolución intelectual y de fe en la revista America, de los jesuitas de Estados Unidos, a partir de una versión que pronunció en un encuentro académico, y P.J. Ginés lo traduce y sintetiza en  Religión en Libertad.

El testimonio de Jason Blakely en la revista America de los jesuitas de EEUU

El nihilismo de los suburbios feos

Blakely usa toda su capacidad literaria para intentar definir esa Nada fea del suburbio donde creció. Piensa que Dostoyevski tiene razón en  Los Demonios (o Los Poseídos, o Los Endemoniados): el peor veneno en la vida humana no es la ira sino el aburrimiento.

Esa fue la experiencia de su juventud: un suburbio gris en Colorado, feo, repetitivo, las mismas casas, las mismas tiendas de franquicias. "Era un aburrimiento que contiene el más firme rechazo a la existencia, un aburrimiento burlón, perezoso, orgulloso y lamentable, que mira al ser, a su grandeza brillante, a su novedad inagotable y le dice una sola palabra: no".

Recuerda que a una hora de su casa, en la  escuela Columbine, en un suburbio idéntico al suyo, casi clonado, en Littleton en 1999, dos estudiantes mataron a 12 compañeros y se suicidaron. En esa época no estaban acostumbrados a esos tiroteos absurdos, que luego se multiplicarían. "Quizá sentían el mismo veneno impío que corría por nuestras venas", apunta, esa desesperación nihilista.

Ateísmo por hábito

"Mi primer ateísmo no era de convicción. Eso vendría después. Era un hábito, un estilo de vida, una manera de estar en el mundo, el sentimiento de una ausencia. Mi increencia tenía la ventaja de mirar a la realidad sin locas conjeturas metafísicas y aditivos innecesarios. No era un ateísmo muy militante, incluso apático", detalla.

"Mi padre podía ser un fiero crítico de la religión organizada, particularmente del cristianismo, pero no era ateo. Me enseñó a ver en la naturaleza una dimensión espiritual profunda, de excursión por las montañas, y a admirar la búsqueda artística en la contracultura", escribe. Su madre era católica y le llevaba a misa los domingos. Pero Blakely siempre fue escéptico en todo lo espiritual, "para mí era un engaño, desde los cristianos evangélicos a los hippies New Age".

Además, le parecía que los cristianos, por los que conocía, estaban dormidos, inactivos ante el sufrimiento humano y la injusticia, "más aclimatados al mal y a ese mortal aburrimiento".

El vacío palpable

En la escuela secundaria, Blakely conoció a Lindsay, su novia. Cuando la conoció, Blakely ya llevaba 2 años sin ir a misa con su madre y sin recibir los sacramentos, excepto ocasionalmente. La misa de Confirmación fue su última misa en más de 10 años.

Jason Blakely en el año 2000, con 18 años, empezando la universidad.

Con 18 años estudió Políticas y Filosofía en en Nueva York. Su profesora de Filosofía proponía el existencialismo y citaba aforismos de Nietzsche "igual que los cristianos citan la Escritura. "Me convencí de que la única visión racional de la existencia es que es absurda. Leí a Camus, Kafka, Sartre, Kierkegaard, y sobre todo a Nietzsche y Heidegger", recuerda.

"Aquí es cuando el vacío por primera vez se hizo palpable, incluso terriblemente real. Era más real que cualquier otra cosa. Era tan vasto, tan abrumador, que quizá anunciaba, sin yo saberlo, un misterio que ninguna mente puede comprender. Si un ateo puede sentir el temor de Dios sin saberlo... creo que esa era mi experiencia", detalla.

En esa época, consideraba que el ateísmo era la opción del que tiene verdadero "coraje intelectual", que el ateo puede "sobrevivir ante la verdad más que otros, el ateo podía mirar más rato al sol terrorífico". Ser ateo era una forma de ser heroico ante la realidad.

Y añade, con cierto humor: "Los que nunca han sido ateos tienen que saber que cualquier cosa en la vida puede significar la muerte de Dios. Eso incluye la familia, las relaciones, la ciencia, la política, la tecnología, la psicología, la naturaleza, tu conciencia... ¡Todo puede ser testimonio del vacío y rendirle homenaje!"

Mientras tanto, su novia Lindsay había estudiado en Boston en una universidad de los jesuitas. Allí también leían a Nietzsche, pero lo acompañaban del Evangelio de Juan y de La Tierra Baldía, el poema de T.S.Eliot de 1922 (Eliot se haría cristiano cinco años después, en 1927).

Jason Blakely en 2003, convencido que un artista crea su propio destino

Escribir, voluntad superior... y colapso

En Nueva York, Blakely trabajaba en una librería de día y leía y escribía horas y horas por las noches. "Decidí ser novelista y poeta. Los artistas crean sus propios significados ex nihilo, como una rebelión contra el vacío. El arte sería mi gran amén de la voluntad creativa ante el vacío de un mundo sin Dios". Incluso pintaba un poco.

Pero colapsó. En octubre de 2005, tras meses de dolores, mareos y agotamiento, Blakely empezó a ir a los médicos. Ellos no encontraban problemas físicos. "Mi cuerpo estaba entumecido: parecía como si me faltara la voluntad de vivir. Yo no sabía qué era una vida buena, más allá de la lucha de la voluntad contra el vacío. La muerte, aunque yo la contemplaba constantemente, era casi inconcebible para mí. Si yo moría ¡moriría conmigo todo lo que es significativo!"

Se dio cuenta de que más que una enfermedad, vivía una caída de significado, "no solo espiritual sino también en mi cuerpo".

Jason y Lindsay en verano de 2005, pocos meses antes del colapso de él

Su novia Lindsey le cuidaba y poco a poco su salud mejoraba.

Emocionado, él le pidió que se casaran. Ella quedó sorprendida. "¿Lo dices en serio?", preguntó. "Sí, en serio". Ella lloró de alegría. Él siempre había dicho que el matrimonio era una convención vacía de la clase burguesa. Pero sufrir, dice, le había enseñado algo distinto: "había belleza en la promesa de acompañar a alguien".

Eso le acercó a otra idea: si había sobrevivido a la 'lucha contra el vacío' y al colapso, no era por ninguna fuerza propia de superhombre nietzschiano, sino por una fuerza exterior a él: el sentido del amor.

Estudiando más Filosofía

En Chicago estudió Filosofía Política. Pero ahora que conocía que el amor da fuerza y sentido, estaban cambiando muchas de sus ideas.

El ateísmo, por ejemplo, parecería bastante creíble si el universo de verdad pudiera explicarse sólo de forma naturalista, con un determinismo inmanente, pero veía que nadie había logrado ni acercarse a probar algo así.

Por otra parte, veía que los humanos una y otra vez descubren significados e historias, y no un vacío.

Él durante años pensó que el cristianismo implicaba ser intelectualmente deshonesto. Pero cambió de opinión en estos años leyendo Una Era Secular, el gran libro de 2007 del filósofo católico Charles Taylor.

"La pregunta filosófica final no era el suicidio, como decía Camus, sino ¿qué historia extrae más sentido de nuestras existencias? La pregunta no es por qué el universo carece de sentido, sino ¿por qué el mundo tiene tanta abundancia de sentido, tan fascinante, que nos deja perplejos? ¡Huye a la esquina más lejana del cosmos, pero no podrás escapar de tu historia!", era lo que ahora pensaba.

Qué es vivir bien: el modelo de Jesucristo

Lindsay y Blakely ahora hablaban mucho sobre matrimonio, amor y lo que significa 'vivir bien'. Y Cristo aparecía más y más en esas charlas.

Cristo era, para ellos, "una persona hermosa cuya vida resuena con la historia de lo que significa vivir bien. Cristo parecía ser la primera persona en la historia que enseñaba que el significado más profundo y fundamental es el amor como don sacrificial de uno mismo". Blakely después sospecharía que Cristo les había acompañado como pareja en su decisión de nunca abandonar al otro, ni en la distancia ni en la enfermedad.

"Empecé a releer a Dostoyevski, junto con los Evangelios, y a insistir en que el cristianismo era la historia más noble imaginable y que ninguna mente humana podría haber pensado algo tan hermoso. La biografía de Cristo en sus cuatro versiones era absolutamente asombrosa, inimaginablemente buena. En su historia estaban sus historias, extrañas parábolas sobre viudas y semillas de mostaza, monedas, ovejas perdidas, odres y perlas, hijos pródigos, ricos y sirvientes".

A partir de cierto momento, Lindsay, empezó a ir a distintas iglesias los domingos por la mañana. "Ella estaba convencida de que la fe necesita una relación con algo o alguien fuera de uno mismo: tú amas a alguien con toda tu persona, no solo tu mente", explica Blakely.

A misa, tras muchos años...

Un día de Cuaresma, fueron juntos a una misa católica. Era la primera de la mañana, había muchos bancos vacíos y parroquianos de pelo blanco. La luz del invierno iluminaba un crucifijo de madera. "Cristo parecía a la vez pesado y ligero, como levitando en la Cruz, con serenidad y dolor congelado", recuerda.

El sacerdote pronunció las palabras iniciales de la misa y Blakely se asombró al notar que su cuerpo reaccionaba con el gesto de la cruz y las respuestas que volvían de su infancia. Esas palabras ahora estaban llenas de contenido, eran muy actuales, reales: "Yo confieso a Dios Todopoderoso, y a vosotros hermanos, que he pecado...".

Blakely intenta definir esa sensación: “era como encontrar a alguien que durante años pensaste que no volverías a ver, y al encontrarlo por sorpresa descubres que es familiar y fascinante”, dice.

Su conversión fue gradual durante un año. Aprender a rezar o arrodillarse golpeaba su orgullo. Una vocecita resonaba en su cabeza: "esto es ridículo, ¿ante qué te arrodillas? Necio, ante una gran nada". Pero él perseveró en la práctica semanas y luego meses y "esa voz del ego empezó a evaporarse en el silencio".

"La misa arraigaba en mi carne y mis huesos. Las palabras volvían a mi lengua: Dios de Dios, luz de luz... Como Pascal había señalado, la práctica puede preceder a la creencia. Si entras en relación con Dios, misteriosamente se te ofrecerá la fe. Solo necesitas la humildad de acercarte y pedir".

La Vigilia Pascual de 2010, Lindsay y Jason Blakely fueron acogidos como católicos en esa parroquia de Santa María Magdalena.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Susana Hortigosa: un camino de ateísmo, promiscuidad, vacío interior… «Hasta que encontré a Dios: entonces, de repente, todo cuadraba»

6 de diciembre de 2012.- (Juan Antonio Ruiz J., LC / Con tinta de esperanza / Camino Católico) «Si Dios es Todopoderoso, ¿puede hacer una piedra tan grande que no pueda cargarla? ¿Es o no es Todopoderoso?».Algunos se plantean este tipo de preguntas y las utilizan como baluarte en pro de la increencia o la irracionalidad de la fe. Habría muchas respuestas que ofrecer. Pero una de las mejores, sin duda, es presentar la vida de uno que pensaba justamente con ese tipo de argumentos y que hoy, tras descubrir a Dios, es otra persona.
Se llama Susana Hortigosa García. Nació en Palma de Mallorca (España), pero muy pronto se trasladó con sus padres a un pueblito de Sevilla llamado Casariche. «Mi familia, y el pueblo en general, son de ideología de izquierdas y atea –cuenta Susana–. Iba al colegio público, donde no se mencionaba a Dios. Cuando llegó el momento de la Primera Comunión, mis padres dejaron que yo eligiera si quería hacerla o no. Decidí que no, y dejé la catequesis y las clases de religión en el colegio, porque me aburrían». Leer más...

viernes, 16 de septiembre de 2011

John C. Wright: un ateo que retó a Dios y fue visitado por la Virgen y la Santísima Trinidad

«Mi reciente conversión al cristianismo fue un milagro, causada por una revelación sobrenatural y que salvó mi vida», explica. Ocho años después, continua escribiendo novelas

16 de septiembre de 2011.- John C. Wright, casado y con tres hijos pequeños, paga las facturas escribiendo manuales de informática, pero tiene bastantes fans como escritor de ciencia ficción. Su trilogía de "La edad dorada" está publicada en español por Bibliópolis, y Bereniceha publicado en nuestra lengua (con una traducción muy mala) sus dos novelas de fantasía de la serie La Guerra de los Mundos (El último guardián de Everness y Las nieblas de Everness).

Wright nació en 1961 y tuvo una juventud"introvertida, llena de libros, irreligiosa, nada atlética". Sus padres eran luteranos, pero dejaron de llevarle a la iglesia cuando él tenía 7 años, y sólo mantenían un cierto cristianismo cultural. "Por muchos años he sido ateo, y un ateo vehemente, argumentativo y proselitista; no veía ninguna otra posibilidad para un pensador lógico", explicó en una entrevista en MostlyFiction.com. En su blog, en septiembre de 2011, añadía: "yo era un campeón del ateísmo que daba argumentos a su favor tan convincentes que tres de mis amigos dejaron sus creencias religiosas debido a mi capacidad de persuasión, y mi padre dejó de ir a la iglesia".

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sábado, 25 de junio de 2011

André Frossard : “Dios existe. Yo me lo encontré… entrando en una capilla en busca de un amigo, salí con una amistad que no era de la tierra"

*”Habiendo entrado allí escéptico y ateo de extrema izquierda, y aún más que escéptico y todavía más que ateo, indiferente y ocupado en cosas muy distintas a un Dios que ni siquiera tenía intención de negar -hasta tal punto me parecía pasado, desde hacía mucho tiempo, a la cuenta de pérdidas y ganancias de la inquietud y de la ignorancia humanas-, volví a salir, algunos minutos más tarde, "católico, apostólico, romano", llevado, alzado, recogido y arrollado por la ola de una alegría inagotable”

*”Al entrar tenía veinte años. Al salir, era un niño, listo para el bautismo, y que miraba entorno a sí, con los ojos desorbitados”

*”Me es imposible describir la senda que me ha conducido a la fe, porque me encontraba en cualquier otro camino y pensaba en cualquier otra cosa cuando caí en una especie de emboscada: no cuento cómo he llegado al catolicismo, sino como no iba a él y me lo encontré”

*”Nada me preparaba a lo que me ha sucedido: también la caridad divina tiene sus actos gratuitos”

*” Se creyó oportuno, suponiéndome hechizado, hacerme examinar por un médico amigo, ateo y buen socialista. Después de conversar conmigo sosegadamente y de interrogarme indirectamente, pudo comunicar a mi padre sus conclusiones: era la "gracia", dijo, un efecto de la "gracia" y nada más. No había por qué inquietarse”

25 de junio de 2011.- André Frossard nació en Francia en 1915. Como su padre, Ludovic-Oscar Frossard, fue diputado y ministro durante la III República y primer secretario general del Partido Comunista Francés, Frossard fue educado en un ateísmo total. Encontró la fe a los veinte años en 1935, de un modo sorprendente, en una capilla del Barrio Latino, en la que entró ateo y salió minutos más tarde "católico, apostólico y romano".

Frossard escribió el libro de su conversión, Dios existe. Yo me lo encontré, que mereció el GranPublicar entrada Premio de la literatura Católica en Francia en 1969, y que se convertiría en un best-seller mundial. En 1985 fue elegido miembro de la Academia y trabajó en la Comisión del Diccionario. Muere en París en 1995 a los 80 años de edad, tras haber sido uno de los intelectuales católicos franceses más influyentes de su país en el pasado siglo. El ateísmo en André Frossard y su posterior y repentina conversión se entienden un poco más contemplando su propia familia, como nos lo cuenta él mismo. Frossard tuvo una estrecha amistad con Juan Pablo II como lo prueban sus numerosos viajes a Roma. Este es su testimonio. Leer más...

martes, 7 de junio de 2011

Sal Bentivegna: Era ateo, rezó en broma pidiendo un millón de dólares ¡y lo recibió! Ahora es católico

* Se burlaba de la fe de su madre. "Dios, haz que mi madre gane un millón de dólares", rezó con sarcasmo. Al día siguiente ella ganó un billete en una tómbola parroquial, lo rascó y ganó el "dulce millón" de la lotería de Nueva York

* Gloria, la madre, agradece el dinero, pero más aún la conversión

7 de junio de 2011.- Sal Bentivegna, de 28 años, no creía en Dios. "Yo estaba a mitad de camino entre el ateísmo y el agnosticismo", explica Sal, un técnico en instalaciones de audio para coches. De hecho se burlaba a veces de la fe católica de su madre, Gloria Bentivegna. "Ella siempre quiso que yo sintiera lo que ella siente, la creencia que tiene en Dios, pero yo necesito pruebas físicas en mi vida", asegura Sal a la NBC de Nueva York.

Hace unos días le dijo con sarcasmo: "mamá, pídele a tu Dios un millón de dólares", pero su madre se negó a orar con esa petición frívola. Entonces Sal, al parecer burlándose de Dios y de la fe de su madre, rezó en voz alta ante ella: "Dios, no sé si eres real o no, pero si estás ahí, por favor haz que mi madre gane un millón de dólares". Y le dijo a Gloria: "si Jesús quiere que crea en Él, eso es lo que hará". Leer más...

sábado, 23 de abril de 2011

Eric-Emmanuel Schmitt: De filósofo agnóstico y de familia atea a director creyente de Cartas a Dios


* " Nací en una familia atea y anticlerical. A base de estudiar filosofía y de impartir filosofía en la universidad, me hice agnóstico. «¿Qué es Dios? No lo sé»: ésa era mi postura. Pero a los 29 años tuve una experiencia mística. Fui al Sáhara, tras las huellas de Charles de Foucault, entre Argelia y Níger, pensando en filmar acerca de él. Y me perdí en el desierto. Estuve solo 30 horas, sin comida ni bebida. Pensé que tendría miedo, pero no: me invadió la paz, la confianza... y la fe. «Si no me encuentran, moriré creyente, y si me encuentran, tendré que vivir creyente»"


* "Rezo a menudo, no por pedir, sino para liberarme de mis peticiones, salir de mis egoísmos, y al final acabar en adoración"


23 de abril de 2011.- Eric Emmanuel Schmitt recibió en 2001 el Gran Premio de Teatro de la Academia Francesa por el conjunto de su obra, pero en España es conocido sobre todo por su novela «El señor Ibrahim y las flores del Corán». Ha dirigido y guionizado la película de «Cartas a Dios» a partir del librito que escribió hace ya 10 años, cuyo nombre en novela es “Oscar y la Dama de Rosa”, y que ha tenido gran éxito de público. Más aún, el libro se ha usado mucho en hospitales y asociaciones de apoyo a los enfermos, por su mirada a la vez lúcida y esperanzada.


“Cartas a Dios”, una película que, según su distribuidora en España Karma Films, es de aquellas que “¡conquistan al minuto 1!". La cinta, que se estrena en España el 15 de abril, cuenta la conmovedora historia de Óscar, un niño de diez años de edad y que padece una enfermedad terminal. Ni los médicos ni sus padres se atreven a contarle la verdad sobre su salud. De esto se percata el pequeño y, furioso, se niega a hablar con nadie, excepto con Rosa, una ex boxeadora. Cuando se acerca la Navidad, ella le sugiere un juego: vivir como si cada día fuesen diez años de su vida y contarle la experiencia a Dios a través de cartas que ella misma enviará. Así nace entre ellos una amistad que cambiará sus vidas.


“Cartas a Dios”, un largometraje signado por la fe, la esperanza y la caridad, llega a España habiendo sido seleccionada por la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011 dentro de su plan de estrenos en preparación a la llegada de Benedicto XVI en agosto. En esta entrevista Eric-Emmanuel Schmitt habla de su propia conversión y del film. Leer más...

lunes, 21 de marzo de 2011

Fabrice Hadjadj, filósofo: «La penitencia no tiene como fin último el sufrimiento, sino la alegría»


* La cuaresma "es un tiempo en el que se retorna a lo esencial, nos despojamos de todo aquello que nos agobia para descubrir la alegría de Jesucristo, muerto y resucitado por todos. Cada persona está llamada a vivir eternamente. Por eso se debe buscar no la alegría para uno mismo, sino aquella que nace de la comunión con los demás. Personalmente vivo ya sin televisión, y en este período la única película que veo con mi mujer es Shoah, de Claude Lanzmann sobre Auschwitz y los campos de concentración: dura 9 horas, pero es una obra grandiosa. Por lo demás, intento estar más tiempo con la familia y rezar con mayor intensidad, especialmente mediante la adoración eucarística"

* "Estoy convencido del misterio de la Trinidad: Dios es una comunión de tres personas, y esto significa que en el cristianismo la sabiduría no es un conocimiento, sino un encuentro con Jesús, que se completa en una comunión de personas. No es una teoría o un estado de serenidad como en otras filosofías. Me gusta repetir que en el cristianismo los nombres propios son más importantes que los nombres comunes, y que los rostros son más importantes que las ideas"

21 de marzo de 2011.-
Fabrice Hadjadj, filósofo francés converso al catolicismo, ha sido entrevistado por la Revista Huellas, publicada por el Movimiento Comunión y Liberación. El filósofo habla de diversos temas relacionados con la Cuaresma, de la cual, asegura, «a menudo nos engañan sobre su significado. La penitencia no tiene como fin último el sufrimiento, sino la alegría». Respecto a su itinerario espiritual, Hadjad explica que «la conversión es un punto de partida, no de llegada. Es como un nacimiento. Pero no se puede preguntar a los conversos únicamente por aquello que sucedió en el momento del parto». Leer más...

viernes, 18 de febrero de 2011

Pamela, siciliana: De atea, alcohólica y drogadicta a convertirse a Cristo en la Comunidad Cenáculo

"Jesús me llevó a perdonar mi pasado, a confiar en los otros y aceptarme como soy; a superar el miedo, a luchar redescubriendo los valores de la vida, como la amistad, sentir a alguien cerca que te da coraje, que te perdona, que respeta tus tiempos, que te da fuerza y esperanza"

18 de febrero de 2011.- (Pamela / Comunidad Cenáculo)
Tengo veintiséis años, me llamo Pamela y soy de Sicilia. Aunque soy de una familia cristiana por tradición, antes de entrar en la Comunidad Cenáculo era atea, no creía en nada, sólo en mis fuerzas humanas. Soy la mayor de cuatro hermanas y desde pequeña era introvertida y tímida. Vivía con una mamá muy aprensiva y un padre poco presente. Los dos trabajaban para que no nos faltara nada. Gracias a Dios estaba mi abuela, los recuerdos más lindos de mi infancia están relacionados con ella, cuando pasábamos el verano en su casa, estaba siempre atenta a nuestros requerimientos y fue la primera que me habló de Jesús.

Con los años el clima en mi casa se hizo pesado por los problemas económicos y las discusiones entre mis padres; dentro de mí crecía el sentimiento de culpa y la ansiedad: me sentía responsable de todo lo que pasaba entre ellos. En la escuela vivía un sentimiento de inferioridad al comparar mi familia con la de mis compañeros, vivía la rabia de la humillación y llamaba la atención para que me aceptaran. Leer más...

martes, 7 de diciembre de 2010

La respuesta cristiana al cientificismo ateo / Por Raniero Cantalamessa Ofmcap.

* Primera predicación de Adviento del Predicador de la Casa Pontificia al Papa Benedicto XVI y a la Curia Romana

* *"CUANDO CONTEMPLO TUS CIELOS, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS, ¿QUÉ ES EL HOMBRE?" (Sal 8, 4-5)
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7 de diciembre de 2010.- Frente al cientificismo ateo, que despoja al hombre de toda superioridad sobre el resto de la naturaleza, es necesario restituir al ser humano su noble papel, basado sobre su ser a imagen y semejanza de Dios. El padre Raniero Cantalamessa, OFM cap, predicador de la Casa Pontificia, lo recordó el viernes, 3 de diciembre de 2010, en su primera predicación de Adviento en la Capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico Vaticano, en presencia del Papa.


El predicador confesó que el objetivo de sus tres meditaciones de este Adviento “es el de señalar algunos nudos u obstáculos de fondo que hacen a muchos países de antigua tradición cristiana 'refractarios' al mensaje evangélico”, sobre todo “el cientificismo, el secularismo y el racionalismo”. Este viernes comenzó con el examen del cientificismo, que como decía Juan Pablo II se niega a “admitir como válidas formas de conocimiento distintas de las que son propias de las ciencias positivas”.

Cuando un científico ateo dice que Dios no existe, observó el padre Cantalamessa, “juzga un mundo que no conoce, aplica sus leyes a un objeto que está fuera de su alcance. Para ver a Dios es necesario abrir un ojo distinto”. El rechazo del cientificismo, advirtió, “no nos debe naturalmente inducir al rechazo de la ciencia o a la desconfianza hacia ella”. Publicamos integramente el texto de su meditación. Leer más...
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Vídeo-resumen



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viernes, 9 de julio de 2010

Félix Leseur: de esposo ateo a sacerdote católico convertido por la oración de su esposa

“Después de la muerte de Elisabeth –refiere el Padre Félix Leseur en el prólogo al Testamento espiritual de su esposa–, cuando todo pareció derrumbarse a mi alrededor, me encontré con el Testamento Espiritual que había escrito para mí, y también con su diario. Leí y releí y una revolución se llevó a cabo en todo mi ser. Allí descubrí que Elisabeth había hecho con Dios una especie de pacto, comprometiéndose a cambiar su vida por mi regreso a la fe. Me acordé de que un día ella me había dicho con absoluta seguridad: ‘Me moriré antes. Y cuando yo me muera, te convertirás; y cuando te conviertas, te convertirás en un religioso’"
9 de julio de 2010.-
Médico de profesión, periodista político y militante anticlerical, la historia de Félix Leseur está íntimamente ligada a la de Elisabeth Leseur, con quien se casó en julio de 1889. Francés de nacimiento (1861-1940), fue prontamente conocido en el ambiente parisino de la época como editor de un periódico anticlerical y ateo. Había perdido la fe durante el periodo de sus estudios de medicina. Elisabeth nació en París y desde muy joven se distinguió por su vida devota. A los 21 años se casó con Félix con la condición de que éste aceptara respetar su fe católica. Y Félix cumplió por algún tiempo, pues pronto comenzó a ridiculizar las creencias de su esposa y a dotar la biblioteca de casa con colecciones de libros que justificaban el ateísmo. Leer más...