Nuestra relación personal con Dios es esencial para ser rescatados del pecado. Estamos llamados a convertirnos cada día hasta el final de nuestras vidas. Debemos pedir al Señor la gracia de que ilumine nuestra mente quitando las tinieblas, a veces revestidas de luz artificial, que nos impiden hacer su voluntad en cada uno de nuestros actos.
Uno de los pecados ocultos más frecuentes consiste en convertir a Dios en alguien que actúa según nuestras necesidades humanas y no según sus designios de salvación. De esa manera y aun sin ser a veces conscientes, quitamos a Dios del centro de nuestra vida, conformándonos con hacerlo presente pero no en escuchar su voluntad.
Conchi Vaquero Callejas, laica casada y madre de dos hijos, nos habla con profundidad del pecado que habita en aquellos que incluso llevamos tiempo perseverando en el Señor. Conchi Vaquero es miembro de la Comunidad Familia, Evangelio y Vida y del grupo de oración Familia, Evangelio y Vida de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Vilanova i la Geltrú, Barcelona, España, donde ha sido grabada en directo esta meditación.