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domingo, 27 de octubre de 2024

Papa Francisco en el Ángelus, 27-10-2024: «Cuando tú te acercas a un pobre y te haces sentir cercano, es Jesús que se acerca a ti en la persona de ese pobre»

 

* «Sí, Jesús ve al hombre mendicante, y lo escucha, con los oídos del cuerpo y con los del corazón. Pensemos en nosotros, cuando por el camino nos cruzamos con algún mendigo, cuántas veces miramos para otro lado, cuántas veces lo ignoramos, como si no existiera. Y nosotros, ¿escuchamos el grito de los mendigos?»

    

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Me uno a la amada Iglesia de San Cristóbal de las Casas, en el estado mexicano de Chiapas, que llora al sacerdote Marcelo Pérez Pérez, asesinado el domingo pasado. Un dedicado servidor del Evangelio y del pueblo fiel de Dios. Su sacrificio, como el de otros sacerdotes asesinados por fidelidad al ministerio, sea semilla de paz y de vida cristiana. Estoy cerca de las poblaciones de Filipinas golpeadas por un fortísimo ciclón. El Señor sostenga a ese pueblo tan lleno de fe. Y por favor sigamos rezando por la paz, especialmente en Ucrania, Palestina, Israel, Líbano, para que se ponga fin a la escalada y se ponga en primer lugar el respeto de la vida humana que ¡es sagrada! Las primeras víctimas están entre la población civil: lo vemos todos los días. ¡Demasiadas víctimas inocentes! Vemos cada día imágenes de niños masacrados. ¡Demasiados niños! Recemos por la paz» 

27 de octubre de 2024.- (Camino Católico)  En el Ángelus de la Plaza de San Pedro, Francisco ha invitado a tener el cuidado y la mirada de Jesús, que escuchó la súplica de Bartimeo, el ciego curado: “Cuando tú te acercas a un pobre y te haces sentir cercano, es Jesús que se acerca a ti en la persona de ese pobre. Por favor, no confundamos: la limosna no es beneficencia. El que recibe más gracia de la limosna es el que la da, porque se hace mirar por los ojos del Señor”.

Tras la oración mariana del Ángelus, el Papa ha recordado el 75 aniversario de las Convenciones de Ginebra y ha renovado su oración por la paz, esperando un despertar de las conciencias: durante los conflictos, la vida y la dignidad de las personas y de los pueblos deben ser respetadas junto con las estructuras civiles y los lugares de culto. Además ha tenido un pensamiento también para Marcelo Pérez, el sacerdote asesinado en México. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS


Plaza de San Pedro


XXX Domingo del Tiempo Ordinario, 27 de octubre de 2024


Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!


Hoy el Evangelio de la liturgia (Mc 10,46-52) nos habla de Jesús, que cura a un hombre de la ceguera. Su nombre es Bartimeo, pero la multitud, por la calle, lo ignora: es un pobre mendigo. Esa gente no tiene ojos para este ciego; lo dejan, lo ignoran. Ninguna mirada atenta, ningún sentimiento de compasión. Bartimeo tampoco ve, pero oye y se hace oír. Grita, grita fuerte: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!» (v. 48). Pero Jesús le escucha y le ve. Se pone a su disposición y le pregunta. «¿Qué quieres que te haga?» (v. 51).


“¿Qué quieres que haga yo por ti?”. Esta pregunta, delante de una persona ciega, parece una provocación y, sin embargo, es una prueba. Jesús está preguntando a Bartimeo a quién busca realmente, y por qué motivo. ¿Quién es para ti el “Hijo de David”? Y así el Señor empieza a abrir los ojos del ciego. Consideramos tres aspectos de este encuentro, que se convierte en diálogo: el grito, la fe, el camino.


En primer lugar, el grito de Bartimeo, que no es solo una petición de ayuda. Es una afirmación de sí mismo. El ciego está diciendo: “Yo existo, miradme. Yo no veo, Jesús. ¿Tú me ves?”. Sí, Jesús ve al hombre mendicante, y lo escucha, con los oídos del cuerpo y con los del corazón. Pensemos en nosotros, cuando por el camino nos cruzamos con algún mendigo, cuántas veces miramos para otro lado, cuántas veces lo ignoramos, como si no existiera. Y nosotros, ¿escuchamos el grito de los mendigos?


Segundo punto: la fe. Jesús ¿qué dice? «Vete, tu fe te ha salvado» (v. 52). Bartimeo ve porque cree; Cristo es la luz de sus ojos. El Señor observa cómo Bartimeo le mira a Él. ¿Cómo miro yo a un mendigo? ¿Lo ignoro? ¿Lo miro como Jesús? ¿Soy capaz de entender sus preguntas, su grito de ayuda? Cuando tú das limosna, ¿miras a los ojos del mendigo? ¿Le tocas la mano para sentir su carne?


Finalmente, el camino: Bartimeo, curado, seguía a Jesús «por el camino» (v. 52). Pero cada uno de nosotros es Bartimeo, ciego dentro, que sigue a Jesús una vez que se ha acercado a Él. Cuando tú te acercas a un pobre y te haces sentir cercano, es Jesús que se acerca a ti en la persona de ese pobre. Por favor, no confundamos: la limosna no es beneficencia. El que recibe más gracia de la limosna es el que la da, porque se hace mirar por los ojos del Señor.


Rezamos juntos a María, aurora de la salvación, para que custodie nuestro camino en la luz de Cristo.



Oración del Ángelus:                         


Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.



Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:


¡Queridos hermanos y hermanas!


Hoy hemos concluido el Sínodo de los Obispos. Rezamos para que todo lo que hemos hecho en este mes vaya adelante por el bien de la Iglesia.


El 22 de octubre se celebraba el 50º aniversario de la creación, por parte de san Pablo VI, de la Comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo, y mañana será el 60º aniversario de la Declaración Nostra aetate del Concilio Ecuménico Vaticano II. Sobre todo, en estos tiempos de grandes sufrimientos y tensiones, animo a los que están comprometidos a nivel local por el diálogo y por la paz.


Mañana se abrirá en Ginebra una importante Conferencia Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, a los 75 años de los Convenios de Ginebra.  Que este evento pueda despertar las conciencias para que, durante los conflictos armados, se respeten la vida y la dignidad de las personas y de los pueblos, como también la integridad de las estructuras civiles y de los lugares de culto, cumpliendo el derecho internacional humanitario. Es triste ver cómo en la guerra, en algunos lugares, se destruyen los hospitales y las escuelas.


Me uno a la amada Iglesia de San Cristóbal de las Casas, en el estado mexicano de Chiapas, que llora al sacerdote Marcelo Pérez Pérez, asesinado el domingo pasado. Un dedicado servidor del Evangelio y del pueblo fiel de Dios. Su sacrificio, como el de otros sacerdotes asesinados por fidelidad al ministerio, sea semilla de paz y de vida cristiana.


Estoy cerca de las poblaciones de Filipinas golpeadas por un fortísimo ciclón. El Señor sostenga a ese pueblo tan lleno de fe.


Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos. En particular, saludo a la Cofradía del Señor de los Milagros, de los peruanos en Roma, a quienes doy las gracias por su testimonio y animo a proseguir en el camino de fe.


Saludo al grupo de ancianos de Loiri Porto San Paolo, a los chicos de la Confirmación de Assemini (Cagliari), a los “Peregrinos de la salud” de Piacenza, los Oblatos Seculares Cistercienses del Santuario de Cotrino y la Confederación de los Pobres Caballeros de San Bernardo de Chiaravalle.


Y por favor sigamos rezando por la paz, especialmente en Ucrania, Palestina, Israel, Líbano, para que se ponga fin a la escalada y se ponga en primer lugar el respeto de la vida humana que ¡es sagrada! Las primeras víctimas están entre la población civil: lo vemos todos los días. ¡Demasiadas víctimas inocentes! Vemos cada día imágenes de niños masacrados. ¡Demasiados niños! Recemos por la paz.


Os deseo a todos un buen domingo. Y por favor no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!


Francisco


Fotos: Vatican Media, 27-10-2024

Santa Misa, presidida por el Papa Francisco, de conclusión de la Asamblea del Sínodo de los Obispos, 27-10-2024

27 de octubre de 2024.- (Camino Católico)  “Dejemos a un lado el manto de la resignación, entreguemos al Señor nuestras cegueras, levantémonos y llevemos la alegría del Evangelio por las calles del mundo”, ha dicho el Papa Francisco en su homilía de la Misa de clausura de la segunda sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad, que ha presidido en la Basílica de San Pedro. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.

Concluyendo, el Papa invita a venerar la reliquia de la antigua Cátedra de san Pedro, meticulosamente restaurada, recordando “que esta es la cátedra del amor, de la unidad y de la misericordia, según aquella orden que Jesús le dio al apóstol Pedro, no de dominar a los demás, sino de servirlos en la caridad”. Y “el majestuoso baldaquino de Bernini más resplandeciente que nunca” tras la restauración, “encuadra el verdadero punto focal de toda la Basílica, es decir, la gloria del Espíritu Santo”.

Belén Perales tras ser abusada dejó de creer en Dios, pero «visitando la tumba de San Juan Pablo II me doy cuenta de que Él existe. Mis heridas han sanado con adoración y sacramentos. Soy una fan de la confesión»


Belén Perales se convirtió al catolicismo al visitar la tumba de San Juan Pablo II / Foto: Cortesía de Belén Perales

* «Yo seguía cabezota pensando que no podía volver a la Iglesia, que estaba excomulgada. Yo pensaba: ‘Mejor no me confieso, porque me van a echar de aquí’. Un día escuché desde adentro que Dios me decía: ‘¿Qué esperas?’. Bajé a la parroquia, dejé a mis hijas en un banco y me metí en el primer confesionario que vi. Le dije al sacerdote: ‘Mira, yo me llamo Belén, he hecho de todo menos robar y matar’. Y él me respondió: ‘Aleluya, hoy es fiesta en el cielo’”. El sacerdote tenía un cuadro del hijo pródigo y me explicó: ‘Ahora mismo Dios te está abrazando’. No conocía la misericordia de Dios. Cuando volví a la Iglesia, fue como un abrazo que nunca antes había sentido»

 

Vídeo del año 2002 de El Rosario de las 11 PM en el que Belén Perales cuenta su testimonio

Camino Católico.- Belén Perales, una mujer española de 60 años, vivió durante 35 años como atea, alejándose de la fe católica en la adolescencia tras una serie de experiencias traumáticas. Sin embargo, su vida cambió drásticamente en una visita a la tumba de San Juan Pablo II en el Vaticano, donde, según ella, tuvo una revelación profunda que la trajo nuevamente a casa. Cuenta su testimonio en El Rosario de las 11 PM, su propia plataforma de evangelización, en un vídeo de 2022.

Una vida marcada por el dolor y la rebeldía

Belén nació en el seno de una familia católica, la mayor de cuatro hermanos, pero desde pequeña sintió una profunda sensación de abandono. “Siempre tenía una sensación de que nadie me quería”, confiesa actualmente en una entrevista concedida a  ACI Prensa.

Belén junto a sus padres y hermanas / Foto: Cortesía de Belén Perales

La constante mudanza de ciudad a causa del trabajo de su padre alimentó estas inseguridades, generando una herida emocional profunda. “Desarrollé una especie de herida de abandono”, recuerda, y aunque esto la hizo más adaptable, también alimentó su resentimiento.

Su fe empezó a tambalearse en la adolescencia, tras ser víctima de abuso durante una estancia en un internado. Este episodio marcó un punto de ruptura en su relación con Dios y con su madre. “Salí del colegio muy enfadada contra el mundo... ese verano dejé de creer en Dios”, relató Belén. A partir de ese momento, comenzó a alejarse de la Iglesia y de la fe que había conocido de niña.

Día en el que los padres de Belén consagraron a su hermana Paloma y a ella a la Virgen del Pilar / Foto: Cortesía de Belén Perales

El largo camino en la oscuridad

Durante los siguientes 35 años, Belén vivió sumida en la confusión, buscando en relaciones fallidas y en el éxito profesional una paz que nunca lograba encontrar. Se casó varias veces y sufrió engaños y malos tratos en sus relaciones.

“Mi primer marido me estafó... cuando fui a hacer lo del divorcio, resultó que yo no estaba ni casada; era un estafador profesional que me había engañado”, recuerda con resignación.

“Después de lo del hombre aquel, mi primer marido, fui de mal en peor.  Conocí al padre de mi hija mayor; en fin, fue aquello una relación muy tortuosa. Fueron siete años muy duros. Yo lo pasé fatal. Conseguí salir de esa casa con mi hija y empezamos de cero otra vez. Yo arruinada otra vez”, recordó.

En 1996, cuando Internet estaba comenzando, compró un kit y decidió montar su empresa en línea. Comenzó a vender a través de esa plataforma y, para su sorpresa, el proyecto fue todo un éxito. A partir de ese momento, empezó a generar importantes ingresos gracias a su iniciativa empresarial en el mundo digital. A pesar de tener una carrera exitosa en los negocios, su vida personal seguía siendo un caos. “Seguí con otros novios... me volví a casar, pero salió mal igual”.

“Me fui a vivir con otra persona que resulta que tenía unas adicciones que yo no sabía, era un médico psiquiatra y era drogadicto. Luego me volví a casar, por la iglesia esta vez. Y salió mal igual porque esa persona tenía problemas, y yo también. Tuve dos hijas, mis dos hijas pequeñas con esa persona. Ahí ya me quedo sola con mis hijas, las dos pequeñas”, relató.

Belén junto a sus tres hijas / Foto: Cortesía de Belén Perales

Durante estos años, su vida estuvo marcada por la desesperanza y vivió alejada completamente de la fe. “Yo era atea, no creía en Dios, nada, cero”, afirma categóricamente.

El reencuentro inesperado con Dios

Todo cambió en el verano de 2012 durante un viaje a Roma con sus hijas. Aunque su intención inicial era visitar el Coliseo Romano, su hija Gabriela insistió en visitar el Vaticano. “Yo quería ir al Coliseo, pero mi hija quería ir al Vaticano. Al final, cedí”, cuenta. Lo que ocurrió dentro de la Basílica de San Pedro cambió su vida para siempre.

“Cuando entramos al Vaticano, yo estaba enfadada. Pensaba: ‘¿Qué hacemos aquí? ¡Qué horror!’”. Mientras tomaba fotos a sus hijas, Belén empezó a sentir algo inexplicable: “De repente, empiezo a sentir algo físico, no espiritual. Algo que entraba de repente... y automáticamente me doy cuenta de que Dios existe, y que si moría, me iría al infierno”.

El impacto fue tan grande que comenzó a llorar sin control. “Mis ojos soltaban lágrimas como si fueran dos grifos abiertos”, recuerda.

Belén Perales / Foto: Cortesía de Belén Perales

Frente a la tumba de San Juan Pablo II, sintió que estaba fuera de la Iglesia, separada de su “madre”, como llama a la Iglesia Católica, y que había rechazado a Dios durante todos esos años. “Sentí el dolor de estar fuera de la Iglesia, dándome cuenta de que Dios existía y que yo lo había rechazado”.

“Sentí ese dolor de estar fuera de la Iglesia, dándome cuenta de que Dios existía, que no era una mentira, y que yo lo había rechazado. Mi alma estaba sucia, llena de pecados. Pasaban por mi mente los pecados”, sostiene.

Al ver la tumba de San Juan Pablo II, dijo de pronto: "Niñas, vamos a rezar". Luego, se arrodilló en el tercer banco de la mano izquierda mientras sus lágrimas seguían cayendo. “Mi hija pequeña sacó pañuelos de papel y me limpiaba la cara. Yo quería rezar, pero no me acordaba ni del Padre Nuestro, porque hacía 35 años que no rezaba. Tenía 48 años y llevaba sin rezar desde los 13”.

Al salir de lugar, Belén pensó para sí misma: "Me he vuelto loca. Esto es producto de estar sola con mis hijas y cansada".

El regreso a casa

Tras esa experiencia, Belén volvió a Madrid, pero el proceso de regresar a la fe no fue fácil. Aún se sentía alejada de la Iglesia y pensaba que no podría ser aceptada de nuevo. “Yo seguía cabezota pensando que no podía volver a la Iglesia, que estaba excomulgada”, confiesa. Durante un año, asistió a Misa los domingos, pero no se atrevía a confesarse. “Yo pensaba: ‘Mejor no me confieso, porque me van a echar de aquí’”.

Finalmente, un día, sintió un llamado interno. “Escuché desde adentro que Dios me decía: ‘¿Qué esperas?’”. Esa fue la señal que necesitaba para dar el paso. “Bajé a la parroquia, dejé a mis hijas en un banco y me metí en el primer confesionario que vi”.

Allí encontró a un sacerdote joven que la acogió con alegría. “Le dije: ‘Mira, yo me llamo Belén, he hecho de todo menos robar y matar’. Y él me respondió: ‘Aleluya, hoy es fiesta en el cielo’”. El sacerdote tenía consigo un cuadro del hijo pródigo y le explicó: “Ahora mismo Dios te está abrazando”.

Esa confesión fue el comienzo de su reconciliación con Dios y con la Iglesia Católica. “No conocía la misericordia de Dios. Cuando volví a la Iglesia, fue como un abrazo que nunca antes había sentido”, admite.

Una vida de evangelización

Desde entonces, Belén ha dedicado su vida a evangelizar y a compartir su historia con quienes la rodean. “Le dije a Jesús: ‘A partir de ahora, soy tu unidad de marketing. Donde vaya, te llevaré conmigo’”. Y así lo ha hecho. A lo largo de los años, ha llevado a varias amigas al confesionario y ha repartido rosarios a quienes se cruzan en su camino.

“Mis heridas han sanado a golpe de adoración y sacramentos. Soy una fan de la confesión”, afirma con una sonrisa.

Además, Belén fundó el canal 'El Rosario de las 11 PM' en YouTube, con el que difunde el rezo del Santo Rosario todas las noches y comparte testimonios de conversión, como el de ella: “El canal ha dado muchísimos frutos, desde conversiones interminables hasta gente que ha decidido ir al seminario para ser sacerdote, vocaciones... en fin, un poco de todo”.

Lo que más le sorprende, aunque reconoce que no debería, es la cantidad de milagros y conversiones que se han dado gracias al canal. Reflexionó sobre este hecho citando a Jesús: “Donde dos o más se reúnan en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Para Belén, estos acontecimientos son una prueba de que Jesús sigue vivo.

Además, expresa su compromiso con el proyecto: le ha prometido a la Virgen y a Jesús que estará al frente del canal “hasta el último día de su vida, o hasta que me fallen las fuerzas”.  

“Quiero darle gusto a mi madre, la Virgen, quien nos pide rezar el rosario. Estoy obedeciendo. Además, muchas personas en Internet no conocen a Dios, pero si lo conocieran, se enamorarían de Jesús como yo lo he hecho. YouTube permite que la gente, incluso sin buscar a Dios, pueda encontrarse con Él de forma inesperada. Me ilusiona saber que mis videos pueden llegar a los alejados, aquellos que más necesitan de este mensaje de esperanza y amor que Jesús nos da”, asegura.

Hoy, Belén vive una vida plena en la fe, agradecida por haber reencontrado a Dios después de tantos años de oscuridad. “Jesús me rescató cuando menos lo esperaba, y ahora quiero que todos sepan que Él está ahí, esperándonos”, concluye.

Misterios Gloriosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 27-10-2024

27 de octubre de 2024.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy domingo, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Homilía del P. Alfonso Guillamón de los Reyes y lecturas de la Misa de hoy, XXX Domingo de Tiempo Ordinario, 27-10-2024

27 de octubre de 2024.-  (Camino Católico) Homilía del P. Alfonso Guillamón de los Reyes García y lecturas de hoy, XXII Domingo de Tiempo Ordinario emitida por 13 TV desde la Catedral de Murcia.


Santa Misa de hoy, XXX Domingo de Tiempo Ordinario, en la Catedral de Murcia, 27-10-2024

27 de octubre de 2024.-  (Camino Católico)  Celebración de la Santa Misa de hoy, XXX Domingo de Tiempo Ordinario, presidida por el P. Alfonso Guillamón de los Reyes García, emitida por 13 TV desde la Catedral de Murcia.

Palabra de Vida 27/10/2024: «'Rabbuni', haz que recobre la vista» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 27 de octubre de 2024, domingo de la 30ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Marcos 10, 46-52:

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:

«Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»

Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más:

«Hijo de David, ten compasión de mí».

Jesús se detuvo y dijo:

«Llamadlo».

Llamaron al ciego, diciéndole:

«Ánimo, levántate, que te llama».

Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.

Jesús le dijo:

«¿Qué quieres que te haga?».

El ciego le contestó:

«Rabbuni, que recobre la vista».

Jesús le dijo:

«Anda, tu fe te ha salvado».

Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Homilía del Evangelio del Domingo: El sacerdote es sólo un «instrumento» de misericordia al servicio de los fieles / Por Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

 


* «Tomado de entre los hombres, el sacerdote es además ‘constituido para los hombres’, esto es, devuelto a ellos, puesto a su servicio. Un servicio que afecta a la dimensión más profunda del hombre, su destino eterno. San Pablo resume el ministerio sacerdotal con una frase: ‘Que nos tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios’ (1 Co 4,1). Esto no significa que el sacerdote se desinterese de las necesidades también humanas de la gente, sino que se ocupa también de éstas con un espíritu diferente al de los sociólogos o políticos. Frecuentemente la parroquia es el punto más fuerte de agregación, incluso social, en la vida de un pueblo o de un barrio. La que hemos trazado es una visión positiva de la figura del sacerdote. No siempre, lo sabemos, es así. De vez en cuando las crónicas nos recuerdan que existe también otra realidad, hecha de debilidad e infidelidad… De ella la Iglesia no puede hacer más que pedir perdón. Pero hay una verdad que hay que recordar para cierto consuelo de la gente. Como hombre, el sacerdote puede errar, pero los gestos que realiza como sacerdote, en el altar o en el confesionario, no resultan por ello inválidos o ineficaces. El pueblo no es privado de la gracia de Dios a causa de la indignidad del sacerdote. Es Cristo quien bautiza, celebra, perdona; el sacerdote es sólo el instrumento»

Tomado de entre los hombres y constituido para los hombres: 

Domingo XXX del tiempo ordinario – B:

Jeremías 31, 7-9 / Salmo 125 / Hebreos 5, 1-6 / Marcos 10, 46-52

Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap. / Camino Católico.- El pasaje del Evangelio relata la curación del ciego de Jericó, Bartimeo... Bartimeo es alguien que no deja escapar la ocasión. Oyó que pasaba Jesús, entendió que era la oportunidad de su vida y actuó con rapidez. La reacción de los presentes («le gritaban para que se callara») pone en evidencia la inconfesada pretensión de los «acomodados» de todos los tiempos: que la miseria permanezca oculta, que no se muestre, que no perturbe la vista y los sueños de quien está bien. 

El término «ciego» se ha cargado de tantos sentidos negativos que es justo reservarlo, como se tiende a hacer hoy, a la ceguera moral de la ignorancia y de la insensibilidad. Bartimeo no es ciego; es sólo invidente. Con el corazón ve mejor que muchos otros de su entorno, porque tiene la fe y alimenta la esperanza. Más aún, es esta visión interior de la fe la que le ayuda a recuperar también la exterior de las cosas. «Tu fe te ha salvado», le dice Jesús. 

Me detengo aquí en la explicación del Evangelio porque me apremia desarrollar un tema presente en la segunda lectura de este domingo, relativa a la figura y al papel del sacerdote. Del sacerdote se dice ante todo que es «tomado de entre los hombres». No es, por lo tanto, un ser desarraigado o caído del cielo, sino un ser humano que tiene a sus espaldas una familia y una historia como todos los demás. «Tomado de entre los hombres» significa también que el sacerdote está hecho de la misma pasta que cualquier otra criatura humana: con los deseos, los afectos, las luchas, las dudas y las debilidades de todos. La Escritura ve en esto un beneficio para los demás hombres, no un motivo de escándalo. De esta forma, de hecho, estará más preparado para tener compasión, estando también él revestido de debilidad. 

Tomado de entre los hombres, el sacerdote es además «constituido para los hombres», esto es, devuelto a ellos, puesto a su servicio. Un servicio que afecta a la dimensión más profunda del hombre, su destino eterno. San Pablo resume el ministerio sacerdotal con una frase: «Que nos tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios» (1 Co 4,1). Esto no significa que el sacerdote se desinterese de las necesidades también humanas de la gente, sino que se ocupa también de éstas con un espíritu diferente al de los sociólogos o políticos. Frecuentemente la parroquia es el punto más fuerte de agregación, incluso social, en la vida de un pueblo o de un barrio. 

La que hemos trazado es una visión positiva de la figura del sacerdote. No siempre, lo sabemos, es así. De vez en cuando las crónicas nos recuerdan que existe también otra realidad, hecha de debilidad e infidelidad... De ella la Iglesia no puede hacer más que pedir perdón. Pero hay una verdad que hay que recordar para cierto consuelo de la gente. Como hombre, el sacerdote puede errar, pero los gestos que realiza como sacerdote, en el altar o en el confesionario, no resultan por ello inválidos o ineficaces. El pueblo no es privado de la gracia de Dios a causa de la indignidad del sacerdote. Es Cristo quien bautiza, celebra, perdona; el sacerdote es sólo el instrumento. 

Me gusta recordar, al respecto, las palabras que pronuncia antes de morir el «cura rural» de Bernanos: «Todo es gracia». Hasta la miseria de su alcoholismo le parece gracia, porque le ha hecho más misericordioso hacia la gente. A Dios no le importa tanto que sus representantes en la tierra sean perfectos, cuanto que sean misericordiosos.

Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

Evangelio

En aquel tiempo, cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.

 Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar:

 «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!».

Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más:

«¡Hijo de David, ten compasión de mí!». 

Jesús se detuvo y dijo:

«Llamadle». 

Llaman al ciego, diciéndole: 

«¡Ánimo, levántate! Te llama». 

Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. 

Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: 

«¿Qué quieres que te haga?».

El ciego le dijo: 

«Rabbuní, ¡que vea!». 

Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». 

Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

Marcos 10, 46-52